"Francia Márquez le dio un lugar en la democracia a los afrodescendientes"Por Camilo Amaya (Sputnik).
Un día antes de las elecciones, Francia Márquez viajó hasta Yolombó, su lugar de nacimiento al suroccidente del país. Con ella fue Mabel Lara, excandidata al Senado, quien habló con Sputnik sobre ese recorrido a los orígenes de la vicepresidenta electa de Colombia.
Hay que situarse en el suroccidente colombiano, donde se concentran mayoritariamente los pueblos negros del país; también en el departamento del Cauca, donde se registra el 50% de los asesinatos a indígenas, o en la capital de Chocó, Quibdó, donde, a corte de 10 de abril de este año, ya habían matado a más de 60 personas; y por qué no mirar a Cali (Valle del Cauca), epicentro del paro nacional de 2021.
Esa fue la región, el Pacífico colombiano, que durante toda la campaña presidencial mantuvo su apoyo a Gustavo Petro y Francia Márquez, quienes ayer se convirtieron en el nuevo presidente y vicepresidenta y representan ese cambio que esa zona de Colombia desde años venía demandando.
Aunque Petro se convirtió en el primer mandatario de izquierda que tendrá el país y la principal noticia a nivel nacional e internacional, Francia Márquez también hizo historia, la que dejará una marca indeleble en esas poblaciones históricamente olvidadas del suroccidente que por fin se verá representado en una mujer negra como ella.
Del poder que sembró Francia en esa región del país fue testigo Mábel Lara -mujer afro, periodista y excandidata al Senado por el Nuevo Liberalismo- un día antes de las elecciones de segunda vuelta, cuando la vicepresidenta electa la llevó a conocer a su madre en Yolombó, vereda de Suárez, Cauca. Lara recorrió los kilómetros necesarios por una vía destapada, que más bien parecía una trocha y que con cualquier llovizna tierna se convierte en un lodazal.
"Francia, ¿cuando ibas a estudiar tenías que pasar por acá?", le preguntó Lara. "No. Me iba hasta el pico de esa montaña, la montaña profunda que ves ahí, la cruzaba y salía a la carretera", le respondió Márquez.
Ese día, Márquez y Lara se reunieron con mujeres y hombres de la comunidad, una comunidad a la que la hoy vicepresidenta se debe, pues sabe que sin ellos no podría ser, no tendría razones para ser y para luchar. En medio de un encuentro, que fue más bien una charla de hogar, Márquez se tomó unos minutos para repasar los apellidos de familias enteras que la han apoyado en su trayectoria como lideresa social y hoy como política.
"Los Carabalí, los Lucumí, los Arará, los Chará, los Viveros, los Rodallegas, los Ambuilas. Acá estamos todos. y esos apellidos de nosotros también nos dicen quiénes somos. Apellidos que solo se encuentran en esta región. Apellidos de nuestra herencia africana".
Afrocolombianos vehementes, nobles, alegres, algunos pertenecientes a la Guardia Cimarrona -iniciativa de autoprotección para defender los territorios-, otros y otras, simplemente trabajadores. "Llegaron unas mujeres con botas llenas de barro, que venían de buscar oro, porque acá, por el abandono del Estado, solo hay dos opciones: o trabajar el oro o en casas de familia", apunta Lara.
Fueron más de tres horas de escuchar voces que en el resto del país nadie oye, de cantar y de abrazar, de recordar que la dignidad es la mejor herramienta para combatir las injusticias. Luego de la intervención de Márquez, empezaron las arengas. "El pueblo no se rinde, carajo, vamos a vivir sabroso, carajo". Y con cada grito, Francia, la vicepresidenta, reía y dejaba ver sus dientes de un blanco marfil.
"El negro de esta zona es un negro diferente al del litoral pacífico. Es un negro campesino, dueño de tierras y que ha tenido como ganancia la educación. Tener le ha permitido educarse, a diferencia de otros", dice Lara. Era inevitable que la emoción generara lágrimas, incluso de los hombres de expresión férrea. Porque eso causa Francia Márquez: sensibilidad, pasión y un toque de nostalgia.
Por Camilo Amaya (Sputnik).
Un día antes de las elecciones, Francia Márquez viajó hasta Yolombó, su lugar de nacimiento al suroccidente del país. Con ella fue Mabel Lara, excandidata al Senado, quien habló con Sputnik sobre ese recorrido a los orígenes de la vicepresidenta electa de Colombia.
Hay que situarse en el suroccidente colombiano, donde se concentran mayoritariamente los pueblos negros del país; también en el departamento del Cauca, donde se registra el 50% de los asesinatos a indígenas, o en la capital de Chocó, Quibdó, donde, a corte de 10 de abril de este año, ya habían matado a más de 60 personas; y por qué no mirar a Cali (Valle del Cauca), epicentro del paro nacional de 2021.
Esa fue la región, el Pacífico colombiano, que durante toda la campaña presidencial mantuvo su apoyo a Gustavo Petro y Francia Márquez, quienes ayer se convirtieron en el nuevo presidente y vicepresidenta y representan ese cambio que esa zona de Colombia desde años venía demandando.
Aunque Petro se convirtió en el primer mandatario de izquierda que tendrá el país y la principal noticia a nivel nacional e internacional, Francia Márquez también hizo historia, la que dejará una marca indeleble en esas poblaciones históricamente olvidadas del suroccidente que por fin se verá representado en una mujer negra como ella.
Del poder que sembró Francia en esa región del país fue testigo Mábel Lara -mujer afro, periodista y excandidata al Senado por el Nuevo Liberalismo- un día antes de las elecciones de segunda vuelta, cuando la vicepresidenta electa la llevó a conocer a su madre en Yolombó, vereda de Suárez, Cauca. Lara recorrió los kilómetros necesarios por una vía destapada, que más bien parecía una trocha y que con cualquier llovizna tierna se convierte en un lodazal.
"Francia, ¿cuando ibas a estudiar tenías que pasar por acá?", le preguntó Lara. "No. Me iba hasta el pico de esa montaña, la montaña profunda que ves ahí, la cruzaba y salía a la carretera", le respondió Márquez.
Ese día, Márquez y Lara se reunieron con mujeres y hombres de la comunidad, una comunidad a la que la hoy vicepresidenta se debe, pues sabe que sin ellos no podría ser, no tendría razones para ser y para luchar. En medio de un encuentro, que fue más bien una charla de hogar, Márquez se tomó unos minutos para repasar los apellidos de familias enteras que la han apoyado en su trayectoria como lideresa social y hoy como política.
"Los Carabalí, los Lucumí, los Arará, los Chará, los Viveros, los Rodallegas, los Ambuilas. Acá estamos todos. y esos apellidos de nosotros también nos dicen quiénes somos. Apellidos que solo se encuentran en esta región. Apellidos de nuestra herencia africana".
Afrocolombianos vehementes, nobles, alegres, algunos pertenecientes a la Guardia Cimarrona -iniciativa de autoprotección para defender los territorios-, otros y otras, simplemente trabajadores. "Llegaron unas mujeres con botas llenas de barro, que venían de buscar oro, porque acá, por el abandono del Estado, solo hay dos opciones: o trabajar el oro o en casas de familia", apunta Lara.
Fueron más de tres horas de escuchar voces que en el resto del país nadie oye, de cantar y de abrazar, de recordar que la dignidad es la mejor herramienta para combatir las injusticias. Luego de la intervención de Márquez, empezaron las arengas. "El pueblo no se rinde, carajo, vamos a vivir sabroso, carajo". Y con cada grito, Francia, la vicepresidenta, reía y dejaba ver sus dientes de un blanco marfil.
"El negro de esta zona es un negro diferente al del litoral pacífico. Es un negro campesino, dueño de tierras y que ha tenido como ganancia la educación. Tener le ha permitido educarse, a diferencia de otros", dice Lara. Era inevitable que la emoción generara lágrimas, incluso de los hombres de expresión férrea. Porque eso causa Francia Márquez: sensibilidad, pasión y un toque de nostalgia.