Pueblos originarios

El inicio del ciclo de la vida

Por Carlos Espinosa

A las 06 horas, 13 minutos de este martes 21 de junio acaba de iniciarse, en todo el territorio argentino, el invierno del 2022. Estamos transitando el auténtico arranque del nuevo año, lo que equivale a señalar el inicio del ciclo de la vida, que se repite regularmente cada 12 meses, a pesar de la pandemia y otras catástrofes.

En la hora y fechas antes indicadas se produjo el fenómeno astronómico llamado solsticio de invierno, para todo el hemisferio sur del planeta Tierra. La palabra solsticio proviene del latín y está compuesta por los términos "sol" (el nombre de la mayor estrella, central de nuestro sistema planetario) y "sistere", que quiere decir "permanecer quieto". En síntesis, es el momento preciso en que el sol parece quedarse quieto, en relación con la Tierra, y coincide con la época en que la mitad austral de nuestro maltratado planeta se encuentra a la mayor distancia angular negativa del sol. Por eso las horas de oscuridad son más que las de luminosidad, y la atmosfera se enfría mucho, precisamente por la ausencia de rayos solares y el ángulo oblicuo que forman al caer sobre la Tierra. Para entender esto debe considerarse que el eje terrestre se inclina 23,44 grados en su órbita alrededor del sol y la mitad sur queda más alejada del llamado "astro rey".

Esta somera descripción de la estación llamada invierno, que cualquier habitante de esta parte del mundo conoce a la perfección, nos introduce en un concepto que todavía no es suficientemente conocido. En estos días, al mismo tiempo del comienzo del invierno se produce el auténtico arranque del año. El ciclo de la naturaleza inicia la nueva etapa, que habrá de transcurrir durante un año solar, equivalente a 12 meses en el calendario gregoriano que usamos en la casi totalidad de la Tierra.

Estamos en el tiempo de la celebración mapuche del Wuñol Tripantu (se verá más adelante su significado y por qué ese elije esta denominación y no otra bastante parecida) y al cronista le parece conveniente proponer la lectura de algunos documentos. En ellos se reflexiona y explica la importancia de la fecha y plantean ideas reveladoras sobre la adulteración y negación de aspectos de la poderosa cultura del pueblo mapuche cometida con violencia desde el eurocentrismo. Las fuentes consultadas son variadas.

Laura Laurel (tal su nombre en la red social de la letra F) es una vecina de Carmen de Patagones que un año atrás publicó el siguiente texto.

"En los territorios ancestrales del hemisferio sur se prepara el recibimiento al nuevo ciclo de la naturaleza. En el territorio ancestral Mapuche se denomina We Tripantu o Wiñoy Tripantu. En Aymara es Machaq Mara. En Quechua es Inti Raymi. En Rapa-Nui, Aringa Ora o Koro; Y, el LikanAntai. En la Amazonía, en diversos lugares ancestrales, se va masivamente a ríos.

Se viene un nuevo ciclo en la naturaleza en el Hemisferio Sur a partir del 20/21 de junio, la noche más larga, el nuevo año de los Pueblos Originarios y desde las diversas culturas ancestrales se conmemora y se conecta con este ciclo y los diversos elementos de la naturaleza. Las fuerzas y energías del Sol, luna, agua son protagonistas en las diversas ceremonias."

La investigadora mapuche Elisa Loncón Antileo, en una publicación de la revista chilena "El Mostrador del diálogo intercultural" se refiere a este apasionante tema, y comienza con una esclarecedora advertencia sobre la diferencia esencial entre dos formas de llamar a esta celebración en lengua mapudugun.

"Entre wüñol tripantü (wvñol xipantv en grafemario Raqileo) y we tripantü, hay una abismo de diferencia porque las palabras representan conceptos de tiempos distintos; el primero se refiere al tiempo cíclico, visión mapuche y el segundo tiempo al lineal, occidental. Desde la traducción wüñol tripantü quiere decir retorno del año, y we tripantü año nuevo, una traducción literal.

La popularización del concepto we tripantü para referirse a la ceremonia mapuche de Wuñol Tripantü, es un tanto peligrosa para la cultural mapuche porque cambia el significado original de la celebración, refleja la hegemonía del tiempo occidental, y condiciona a legitimar una única verdad, el tiempo como categoría lineal.

Como se sabe, cada hablante codifica el mundo a partir de su lengua materna, al no ser que sea bilingüe y sepa ponerse en la cultura del otro. Esta afirmación puede explicar la popularización de we tripantü. Sin embargo, quienes estamos por el diálogo de saberes y las relaciones interculturales estamos llamados a asumir que existen otras epistemologías, que hay otras formas de entender el mundo, el tiempo y la naturaleza. Comprender lo señalado es la clave para no seguir homogenizando con el pensamiento occidental a las culturas indígenas."

Añade la especialista chilena que "por ello y para hacer justicia con el concepto y el pensamiento mapuche invito a todos los hispanohablantes, mapuche y no mapuche a recuperar el concepto Wüñol Tripantü, Retorno del año, esto también nos ayudará a problematizar el concepto de tiempo occidental porque no es el único y harto daño ha causado a la naturaleza con su idea de desarrollo.

El concepto de tiempo en la cultura mapuche tiene su base en el pensamiento, la filosofía que sostiene como un pilar de la vida y del conocimiento la relación de equilibrio del ser humano con la naturaleza. Los mapuche le deben a la naturaleza, su vida, su ser, su identidad, su equilibrio, jamás el pensamiento mapuche ha estado aislado de la tierra y de su territorio.

Desde esta perspectiva el tiempo se organiza a partir de las fases del sol y la luna, ambos elementos se usan para referirse al tiempo, antü, ‘sol o día; küyen luna o mes. Tanto el tiempo y el espacio determinan las actividades cotidianas, las ceremoniales como el Gillatun, las cosechas, la siembra y otros. El día, sigue el recorrido del sol de oriente a occidente. La mañana se llama PULIWEN, el medio día RAGIANTÜ, la tarde NAQANTÜ. La noche es el tiempo en el que el sol se pierde en el horizonte y se llama PUNH; la medianoche es el RAGI PUNH, casi amanecer es EPE WUNH y amanecer WUN. El tiempo y espacio están interconectados, el recorrido del sol de Oriente a Poniente es el eje ordenador del día y del espacio.

El tiempo mapuche, no es la sucesión lineal de pasado, presente y futuro, es un tiempo cíclico; tampoco el ciclo implica repetir el pasado, se cumple un ciclo para iniciar otro, para iniciar un cambio. Las personas como la naturaleza siguen el ciclo de la vida, nacen, viven y mueren, como los animales, las aves, todos tienen su ciclo. La concepción del tiempo como cambio de ciclo, también lleva a aceptar y a respetar el ritmo y el tiempo de la naturaleza, no vale la pena luchar contra ella para acelerar o ralentizar su ritmo. Los brotes ocurren en la primavera; la semilla germinará con las lluvias del verano y la tierra, como los seres humanos, animales, necesitan su debido descanso en el otoño.

Los ciclos traen distintos tiempos, tiempos de abundancias, tiempos de escases, tiempo de nacimiento, tiempo de muerte. Al morir el cuerpo se va a la tierra y el espíritu trasciende, puede volver a nacer, cuando otra persona lo reciba. La vida del ser humano es una trayectoria de tiempo para el ser, para la persona con los otros y con la naturaleza. En el tiempo mapuche el futuro siempre es posible, pero debe haber una alianza con los espíritus de la naturaleza para alcanzarlo. También es posible ir al futuro, las personas pueden hacerlo, para ello no se necesitan consumir alucinógenos, lo que se necesita es tener desarrollada la habilidad para soñar y recordar los sueños. El pülli, el espíritu es quien puede viajar al futuro a través de los sueños. También las/ y los machi lo hacen a través de su espíritu."

En el mismo tono de advertencia, con seriedad y profundidad, Elisa Loncón Antileo, sostiene que "las lenguas son parte de la memoria de la humanidad; en el caso mapuche esa memoria contiene la memoria sobre la tierra, el tiempo, los valores y muchos otros saberes. El mapuzugun usa diferentes conceptos y sufijos descriptores del tiempo en que ocurren las acciones y los eventos. Entre ellos existe la palabra "kuyfi" con el significado de PASADO Y FUTURO REMOTO."

Explica después, con varios ejemplos, el manejo del tiempo en el habla mapuche, subrayando que se diferencia conceptualmente del concepto del tiempo en las civilizaciones europeas. Hacia el final efectúa una denuncia concreta, de enorme gravedad. Se refiere principalmente a hechos que ocurren en suelo chileno, pero que dolorosamente tienen su réplica en la Argentina.

"En el contexto de la relación mapuche, estado e institucionalidad, los mapuche han sido negados por el tiempo colonial; este se expresa en los libros de historia, literatura, en la prensa, en el curriculum educativo, el gobierno; cada vez que se refieren al mapuche o al indígena usan verbos en pasado; fue, vivió, comió; y cuando no emplean palabras peyorativas con cargas semánticas negativas, como ocurre con las palabras terroristas, comunero, en la prensa y otros. Al hacer una búsqueda de sus usos se podrá ver que los indígenas mapuche están asociados a hechos negativos. De este modo, se le niega, se le menosprecia, discrimina. Los sucesos coloniales históricos, políticos que se instalaron desde la conquista de América en los pueblos y territorios indígenas hasta la actualidad son hechos de genocidios, espistemicidios y lingüicidios que trataron y han tratado de destruir a los pueblos, sus filosofías, sus recursos naturales; para aplicar la racionalidad cristiana occidental, eurocéntrica, centrada entre otros, en el paradigma de la naturaleza como un recurso del ser humano, y que bien explotan las empresas forestales, mineras, las del agua y otras. Así incrementan el poder político y económico de la minoría.

Santos, el sociólogo de las epistemologías del sur, llama la atención sobre éstos y otros fenómenos y sobre el epistemicidio, con sus investigaciones confirma que el tiempo estatal no tiene relación con el tiempo de la naturaleza, ni con el tiempo de los indígenas. Hoy hay una crisis profunda en cuanto a políticas de protección a la naturaleza y a los derechos humanos.

Ante el acelerado deterioro de la naturaleza, la abismante ambición por los recursos naturales del modelo económico neoliberal, de las empresas extractivitas; es necesario que las comunidades que defienden los derechos humanos y de la naturaleza, vuelvan la mirada al tiempo indígena, conozca e integren estos saberes genuinamente en sus prácticas de vida, entre ello cultiven el vínculo con la naturaleza, para cuidar el medio ambiente y garantizar su permanencia. El tiempo desde la mirada mapuche no es avanzar separado de la Tierra. Es estar presente en la naturaleza y desarrollar el vínculo con ella.

Por lo señalado, sostengo el deseo que este retorno, este cambio de ciclo, el Wüñol Tripantü, permita buscar el diálogo intercultural entre los pueblos y culturas, para defender la tierra y la vida".

Por último parece oportuno volcar aquí otra publicación de la red social de la F. En este caso de una docente que vive en la localidad rionegrina de Comallo y se identifica como SilHz, el texto que ella tomó de otro muro denuncia el manejo perverso de la Iglesia Católica de fines del siglo 19, para ocultar y desnaturalizar la celebración ancestral mapuche del comienzo del nuevo año de la naturaleza.

"¿El 24 de junio es la fiesta de SAN JUAN? El Wüñol Tripantü fue prohibido y cayó en el Sincretismo, Ocultismo y la Marginación durante varias décadas, es por eso que hoy nuestros mayores Ancianos , Abuelos y Padres, quienes fueron los más castigados por la brutal evangelización llaman "San Juan" al nuevo comienzo de ciclo anual del hemisferio sur y está presente en el calendario occidental como el día 24 de junio, dejando fuera el solsticio de invierno original comienzo del año y todas sus Señales , Actos y Ceremonias que ocurren al momento de su llegada.

Los salesianos, diocesanos, y sacerdotes bávaros que actuaron en colaboración y connivencia con los militares argentinos y chilenos para llevar adelante el Genocidio hacia el pueblo mapuche y su posterior evangelización, fueron los responsables principales de la imposición de esta fiesta cristiana en varias culturas prehispánicas.

Aplicaron las festividades de San Juan para eliminar las conmemoraciones y ceremonias que realizó siempre nuestro pueblo, ceremonias que ellos consideraban, profanas, salvajes, bárbaras y paganas.

Pero no es esta la página más cruel de la fiesta de San Juan, ya que los pueblos originarios europeos también sufrieron el mismo trato, a medida que iba avanzando el cristianismo por toda Europa de la mano del ya evangelizado imperio romano, es así que el cristianismo se nutrió de elementos, como el fuego sagrado de estos pueblos para relacionarlo con San Juan, demonizó a sus dioses, substrajo las procesiones originales y demás ritos de estos pueblos, ya devastados por la evangelización, en nuestro caso confundiendo perversamente los baños de renovación física espiritual mapuche de las primeras aguas del año con el bautismo de Jesucristo por san juan.

Cuando escuchamos que nuestros mayores dicen: el 24 de junio es "San Juan", debemos comprender la historia de prohibición y proscripción que sufrieron nuestros mayores y de a poco recordar y recuperar la esencia de este comienzo, que se ha mantenido y conservado bajo la sombra y represión, de una "civilización" etnocida y de su religión intolerante e incapaz de comprender otras expresiones espirituales y visiones del mundo.

Este ciclo natural no se detiene a pesar de todo, porque no depende del ser humano, sino de todas las energías y elementos que rigen el Universo que nos abriga y nos da vida a todos, el SOL también vuelve para todos, sin importar raza o fe. "

Es oportuno reflexionar. Quienes nos hemos formado en la visión occidental y eurocéntrica de la historia y la cultura necesitamos revisar conceptos y ubicar estas ideas en nuestro registro mental, perfeccionando conocimientos y transformando actitudes. (Esta nota repite el contenido de un artículo mío del año anterior. El público lector se renueva, dicen por ahí) (APP)