Patagonia

La agencia rusa Sputnik entrevista a periodista de El Extremo Sur

Por Camila Betancor Santana (SPUTNIK)

Los gobiernos de Alemania e Italia se interesaron en la idea de Alberto Fernández de que Argentina abastezca de gas licuado a los países europeos, víctimas de sus propias sanciones a Rusia. Sin embargo, la idea puede estar muy lejos de cumplirse debido a la enorme inversión que requeriría, dijo a Sputnik el especialista Marcelo García.

Fernández, que asistió como invitado a la 48° edición de la cumbre del G7-que incluye a Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Reino Unido, Italia y Japón-, logró captar el interés del canciller alemán, Olaf Scholz, y del primer ministro italiano, Mario Draghi, en la capacidad productiva del yacimiento petrolífero de Vaca Muerta (situado en la cuenca neuquina, al noroeste del país) con fines de exportación.

Es que, al igual que lo había hecho en su anterior gira por Europa, Fernández dejó entrever la posibilidad de que Argentina se convierte en un abastecedor de gas a los países europeos, que pueden enfrentar desabastecimiento como consecuencia de las sanciones que la Unión Europea puso a Rusia, principal distribuidor de gas.

En diálogo con Sputnik, el periodista argentino especializado en hidrocarburos y energía, Marcelo García, consideró que la propuesta, en realidad, parece lejana, debido a que la propia Argentina "hoy no se autoabastece de gas natural para el consumo interno".

Actualmente, más del 30% de los argentinos -casi 10 millones de personas-no cuentan con acceso a gas por red y el país importa millones de metros cúbicos de gas diarios desde Bolivia, con quien desde 2006 mantiene acuerdos en materia petrolífera que ambas naciones se comprometieron a prolongar hasta 2026.

Si bien en Munich el titular del Gobierno alemán dió el visto bueno para que técnicos argentinos y alemanes comiencen a trabajar e Italia se dispone a analizar la propuesta, la iniciativa parece no solucionar, al menos, los problemas más urgentes para Europa en el corto plazo.

"No es muy viable la idea de exportar gas a Europa ante las faltantes actuales o futuras, en tanto el país no pueda autoabastecer su propia industria y a su propia población", afirmó García.

El yacimiento de Vaca Muerta que se posiciona como el segundo reservorio natural de gas de lutita -conocido como gas de esquisto- a nivel mundial y el cuarto de petróleo de esquisto (ambos extraídos bajo el proceso de fracking o fracturación hidráulica), es un "proyecto en desarrollo, aletargado en el tiempo, que comenzó en 2012 pero hasta la actualidad no tiene la capacidad de infraestructura" suficiente, aunque sí la "capacidad de producción", puntualizó.

Para el especialista, la propuesta de Fernández es demasiado pretenciosa: "Falta infraestructura para el transporte del gas, que es parte de la discusión que hoy se está dando en torno al nuevo gasoducto que se pretende construir, infraestructura para el almacenamiento del gas e infraestructura portuaria (...) para recién ahí poder empezar a exportar".

De acuerdo a medios argentinos, la iniciativa apela a que tanto Alemania como Italia se comprometan con la construcción de plantas de grandes dimensiones, que requerirían de una inversión de entre 4.000 y 6.000 millones de dólares. Otra alternativa sería la creación de instalaciones menores pero que no costarían menos de 900 millones de dólares cada una.

"Se busca un posicionamiento del país como un productor a gran escala a nivel internacional de gas natural y en ese marco intentar obtener financiamientos e inversiones del sector privado fundamentalmente para que vengan a Argentina" e impulsen un sector incipiente, explicó el especialista.

En este sentido, García remarcó que los costos de producción son esenciales para poder considerar la viabilidad del proyecto. "El fracking se hace altamente viable en tanto el precio del barril del petróleo o el metro cúbico de gas a nivel internacional tengan altos valores", indicó.

Por el contrario, la producción se complejiza en caso de que los hidrocarburos pierdan valor en el mercado internacional, considerando que este tipo de técnica extractiva es más costosa que las convencionales.

El escenario actual, luego de la pandemia de COVID-19 y tras el impacto de las consecuencias generadas por el conflicto entre Rusia y Ucrania, es un contexto alentador para la producción de gas líquido. De todos modos, nada asegura que esta situación pueda ser perdurable en el tiempo.

"Europa necesita gas, lo necesita hoy y probablemente lo vaya a seguir necesitando en el futuro en el marco de toda esta tensión existente con Rusia y el desabastecimiento del gas ruso, pero el plan de desarrollo, con todas las otras connotaciones que mencionaba anteriormente no es viable o concretable en el inmediato", finalizó.

Fracking: una práctica controversial

La técnica de extracción en yacimientos de hidrocarburos consiste en la perforación de pozos de manera vertical u horizontal a más de 2.500 metros de profundidad.

Esta técnica, que tiene como objetivo el realizar fracturas controladas en las rocas que encierran el gas o el petróleo y permitir su salida a la superficie, ha sido duramente cuestionada por sus impactos ambientales que incluyen la contaminación de acuíferos, de la atmósfera, el incremento de la actividad sísmica e incluso impactos en la salud de quienes trabajan en la planta.

García apuntó que en Vaca Muerta el aumento de los sismos es uno de los grandes debates desde que comenzó a desarrollarse con fuerza la producción petrolera.

"Este extractivismo intensivo, cuanto más se profundiza, más consecuencias genera", advirtió García, remarcando que este tipo de proyectos impacta fuertemente en las comunidades que habitan los territorios, que son ignoradas por las petroleras que persiguen intereses comerciales y, en la precarización de las condiciones de trabajo de los empleados de las petroleras.

"Para que el fracking sea rentable tiene que haber flexibilización laboral, es decir, pagar la menor cantidad posible a los trabajadores que intervienen del sector y para eso hay que intensificar los niveles de producción y la multiplicidad de tareas dentro del yacimiento", advirtió .

Estas medidas fueron implementadas previamente en 2017 durante la administración de Mauricio Macri (2015-2019) a través de convenios entre el Gobierno y representantes sindicales y empresariales de Vaca Muerta.

Los trabajadores están expuestos a temperaturas bajo cero y se ven en la obligación de desarrollar múltiples tareas y sobreextender sus jornadas laborales.

En ese marco, el Sindicato de Petróleo, Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa denuncia la poca inversión que realizan las petroleras en materia de seguridad y las condiciones bajo las que los empleados deben desarrollar sus tareas. En los últimos cinco años, 11 operarios perdieron la vida en accidentes laborales.

Asimismo, el proyecto de potenciar la región petrolera de Vaca Muerta no es nuevo: "Fue prioridad en el Gobierno de Mauricio Macri y ya venía siendo prioridad en perspectiva del Gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y esto demuestra que a lo largo de diez años en Vaca Muerta no hay grieta, todos pensaron y proyectaron exactamente lo mismo para el desarrollo, sin siquiera discutir el aspecto de fondo que es quién se queda con la rentabilidad de estos recursos naturales" que, si bien son propiedad del Estado, son concesionados a empresas privadas.