Patagonia

El proyecto vitivinícola más sofisticado de Alejandro Bulgheroni en la costa helada y ventosa del Lago Musters

"Para llegar al proyecto vitivinícola más austral de la Argentina, y también a nivel mundial, hay que recorrer más de 2.800 kilómetros por ruta desde Buenos Aires o volar hasta Comodoro Rivadavia y, desde ahí, encarar hacia el este, en un recorrido de dos horas por la estepa patagónica profunda de Chubut, exactamente hasta Sarmiento, muy cerca del límite norte de la provincia de Santa Cruz", escribió para Yahoo! Finance Juan Diego Wasilevsky, quien tuvo la extraordinaria posibilidad de visitar el innovador y sofisticado proyecto "Otronia" que lidera el empresario Alejandro Bulgheroni a pocos metros de la costa del Lago Musters.

"Otronia" forma parte del Grupo Avinea, cuyo titular es el empresario Alejandro Bulgheroni, que posee además "Argento", la principal bodega orgánica del país. Bulgheroni es dueño del 50% de Bodega Vistalba y de la bodega Garzón (Uruguay) y de otros proyectos en Estados Unidos, Francia, Italia y Australia.

Su proyecto más desafiante, ubicado en Chubut, surgió luego de las recomendaciones del enólogo italiano Alberto Antonini, quien alertó a su jefe al ver que un pequeñísimo viñedo experimental resistía casi sin atención a vientos y temperaturas extremas. Eso llevó a Antonini a recomendarle a Bulgheroni que plante más hectáreas para darle vida a la bodega más austral del mundo.

"Es el viñedo más frío de la Argentina. En invierno, la temperatura puede rozar los 14 grados bajo cero. Teníamos dudas, pero Alberto Antonini vio ese potencial. Fue una apuesta con muchos riesgos, pero los resultados superaron nuestras expectativas, porque logramos vinos con un carácter de lugar increíble", sostiene el enólogo Juan Pablo Murgía, que también trabaja en Argento (Mendoza).

El contexto

En la zona donde está emplazada la bodega particular prácticamente no llueve en todo el año y los vientos pueden ser extremos, superando los 100 kilómetros por hora.

El promedio de la temperatura es 3 grados más bajo que en Valle de Uco y está a un nivel similar al de la región de Champagne, en Francia. Esto obligó a instalar aspersores que se encienden cada vez que hay riesgo de helada: el agua forma una película que se congela alrededor de cada grano de uva, evitando que se congele el interior. Los aspersores deben encenderse varias veces al año.

Vinos "de viento"

Tras un proyecto de estudio del clima y del suelo que comenzó en 2010, Otronia posee unas 51 hectáreas con un manejo 100% orgánico, divididas en dos fincas donde hay plantadas variedades como Chardonnay, Riesling, Pinot Grigio, Pinot Blanco, Torrontés, Gewürztraminer, Pinot Noir y Malbec. Allí, en el paralelo 45, nacen los vinos más australes del país elaborados a partir de las dos cepas emblemáticas de Argentina (Malbec y Torrontés).

Llama la atención la presencia de mallas que, en lugar de utilizarse para amortiguar los efectos del granizo, se instalaron de manera vertical con el objetivo de mitigar el efecto del viento que -como saben los patagónicos- jamás deja de soplar.

El Malbec más austral de Argentina

La bodega, en tanto, está construida en dos naves completamente funcionales, al pie de los viñedos. Y fue pensada a partir de la finca. Allí alojan huevos y vasijas de concreto, tanques de acero inoxidable y cubas de roble, además de las clásicas barricas de madera.

El portfolio de Otronia posee 8 etiquetas. La línea entrada de gama ("45 Rugientes") está integrada por un rosado, un Merlot, un corte de blancas y un Pinot Noir. La línea premium, "Otronia" reúne a un Chardonnay y un Pinot Noir.

"Si de algo estábamos seguros, era de la madurez que podíamos lograr para hacer excelentes espumantes. Sabíamos que no podíamos fallar. Las dos variedades principales son Pinot Noir y Chardonnay y la diversidad que tenemos para hacer bases es fenomenal: el Pinot Noir nos brinda mucho en la parte aromática, mientras que el Chardonnay nos da un filo y una energía impresionante", explicó Juan Pablo Murgía a Wasilevsky sobre la producción de espumantes, que realizan bajo método tradicional.

"El efecto del viento es clave. Por un lado, la sanidad del viñedo permite trabajar de manera orgánica, casi no hay enfermedades vinculadas con la humedad", detalla el enólogo, quien remarca que "La respuesta de la planta es el hollejo que generan; de hecho, la relación entre sólido y líquido es altísima, por lo cual, los rendimientos son muy bajos, pero esto es muy bueno porque los aromas y las texturas están en la piel de las uvas; la pulpa es casi lo mismo en todas las variedades: ácidos y azúcares; entonces son las pieles las que marcan la diferencia".

Alcoholes especiales


"Hay pocas nubes a lo largo del año y tenemos tanta luminosidad que los alcoholes son impensados para esta zona de la Argentina. En un principio, nos imaginábamos con suerte alcanzar los 10 grados y la realidad es que en algunos tintos hoy llegamos a los 14, y con una acidez realmente sorprendente", agrega Murgía.

"Tenemos arcillas que provienen de un lago que desapareció hace 2.000 años. Son arcillas lagunares de una calidad excepcional para hacer vinos; no hay referencias ni experiencias previas en vitivinicultura sobre este tipo de suelos", recalca. A las arcillas se suman bloques de arena, de gran profundidad; rocas fluviales, de un río que llenaba ese gran lago y rocas de origen aluvial, provenientes de una sierra cercana. Estamos en el paralelo 45, hacemos vinos con un manejo totalmente agroecológico y somos el proyecto más austral del mundo con este nivel de desarrollo. Pero lo más importante es que ese carácter, esa definición tan clara y tan precisa del lugar se siente en los vinos", asegura Murgía.

Fuente: Yahoo! Finance