El país

Ultra desafíos de Batakis: cómo acomodar la economía y disputar el poder en un gobierno "androcentrista"

Por Lola Sánchez.

Pese a las propuestas de vanguardia que encabezan las políticas públicas de los últimos años, Silvina Batakis (54) es la segunda mujer que dirige el ministerio de Economía en toda la historia argentina. El timón de la economía es ampliamente disputado y parte de la zona dura de la política, y allí la presencia femenina no irrumpe como en otras áreas. La primera jefa del área económica fue Felisa Miceli, quien ocupó el cargo entre 2005 y 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Algunos ven la llegada de Batakis como parte del efecto "glass cliff" o "feminización de la política por derrota". El término fue acuñado por los investigadores Michelle K. Ryan y Alezander Haslam (Reino Unido) en 2005 para explicar los índices de fracaso de las mujeres al asumir cargos en espacios de poder.

El androcentrismo -visión del mundo que coloca al varón como eje de todas las cosas- será un obstáculo estructural para Bataki, quien había superado barreras anteriormente, al convertirse en la primera mujer en ocupar el Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires. También había sido anunciada como la segura ocupante del ministerio a nivel nacional en caso de que Daniel Scioli ganara la presidencia en 2015.

Su presencia es, en principio, una buena noticia, si se tiene en cuenta la promesa incumplida de un Gabinete igualitario que hoy, con la incorporación de Batakis, suma apenas a tres mujeres al frente de las carteras.

Los feminismos reconocen que la presencia de una mujer en un área de poder no implica la aplicación de perspectiva de género, aunque la revista Forbes haya celebrado en 2019 la "presidencia" de Bolivia que llegó a las manos de Jeanine Áñez en pleno golpe de Estado. Sí es cierto que puede allanar el camino a las que están por llegar.

Batakis será la tercera mujer en liderar un ministerio, junto a Carla Vizzotti (Salud) y Elizabeth Gómez Alcorta (Mujeres, Géneros y Diversidad). De los 20 ministerios del Gabinete solamente 15% está ocupado por mujeres. Cuando Fernández asumió la presidencia el número era mayor, ya que el Gabinete contaba con María Eugenia Bielsa (Hábitat), Marcela Losardo (Justicia) y Sabina Frederic (Seguridad), pero luego fueron reemplazadas por Jorge Ferraresi, Martín Soria y Aníbal Fernández.

Algunos ven en la llegada de Batakis la aparición del efecto "glass cliff" o la feminización de la política por derrota. Se trata de un término acuñado por los investigadores Michelle K. Ryan y Alezander Haslam (Reino Unido) en 2005 para explicar los índices de fracaso de las mujeres al asumir cargos en espacios de poder. El liderazgo aparece como un acantilado: las mujeres que asumen en contextos de crisis tienen más posibilidades de fracasar. Con esto buscaron establecer que las mujeres no tienen menos habilidad para manejar una crisis o son menos propensas a la función pública, sino que suelen asumir en contextos prácticamente insalvables.

"Una mina como vos en la economía feminista"

El Extremo Sur consultó a la economista Carina Farah sobre la llegada de Batakis al Ministerio y el futuro de las mujeres en un país en crisis. A finales de 2020, ya la destacaba como una de las referentes economistas que habían instalado la presencia de mujeres en este ámbito.

"Es una mujer muy formada, viene con el combo de la formación académica y la experiencia de la militancia. No sólo viene de haber sido ministra de Economía de una provincia, sino la más importante del país", señaló Farah. En este sentido, reconoce que tiene "un punto de ventaja respecto a Guzmán. Me parece que viene con un valor agregado".

Ver el artículo: "La ‘meritocracia' está fuertemente sesgada por la desigualdad de género"

Señala que Batakis es poco ortodoxa y equilibrada, y le da su voto de confianza: "Cuando se empezó a rumorear que el ministro era mujer el primer nombre que se me vino a la cabeza es el de Silvia Batakis, ya que es muy sólida y tiene este aplomo para hacerse cargo del Ministerio. Me dejó muy conforme, inclusive considerando toda la danza de nombres que hubo en un primer momento. Han dejado traslucir que la llamaron porque muchos antes dijeron que no, pero es excelente para una primera opción."

También advierte: "La perspectiva de género, como en todos los ámbitos, no la garantiza una mujer. Guzmán llega y crea la Dirección de Mujeres, Géneros y Diversidad dentro del Ministerio a cargo de Mercedes D'Alessandro, una referente de la economía feminista", recuerda. "Pero habrá que ver qué impronta le da. En principio, se define como una economista feminista. Habrá que ver en ejecución qué impronta le imprime. A priori no podríamos decir nada, una cree que por su perfil, seguramente habrá alguna representación hacia las políticas de género, pero no lo podemos asegurar", analiza.

La propia Batakis manifestó su posición feminista en 2017, en una columna de opinión para Página12 titulada "Una mina como vos...en la economía feminista", en la que hablaba de la economía como una disciplina "androcéntrica" y "reacia a los cambios".

"Cuando nosotras ganamos entre 15 o 35 por ciento menos que los hombres, esa diferencia engrosa la billetera de quien se favorece con las desigualdades. Seguramente sin percibirlo, las mujeres convalidamos los supuestos patriarcales de la estructura del pensamiento económico cuando decidimos ‘competir' y para eso hasta habíamos adoptado trajes masculinos y hombreras. ¡Hasta a veces corbatas! Pero el modo de combatir esta desigualdad no es entrar a ese anaquel de la biblioteca donde está la economía. Por eso no se tolera a una mujer femenina disputando el poder, porque una mujer femenina con poder lo que en el fondo discute son los supuestos de la teoría económica neoclásica, y con ello todas las fuentes de riqueza que surgen de la explotación de unos sobre otros y otras", escribía la entonces secretaria del Ministerio del Interior.

Las brechas de género

Para Farah, el panorama ha mejorado, pero las bases del patriarcado se mantienen estables: "Todavía escuchamos expresiones como ‘¿Quién la conoce? ¿Quién es?' y tiene una trayectoria académica y de gestión que más de un varón le envidiaría. Es una persona de lo más estudiada y que desde los primeros años de facultad muestra un compromiso con sus ideas políticas."

"El domingo, cuando se anunció el nombre, apagué la tele porque me dio bronca escuchar lo que se decía", comenta. "Buscan meter miedo, diciendo que se viene la debacle. La economía está mostrando signos de recuperación, lo que falta es que llegue a la gente. Esta recuperación se la están apropiando los sectores más concentrados, mientras que a la gente no le alcanza para llegar a fin de mes."

Farah opina que: "una declaración que me pareció por demás extrema fue la de Juan Carlos de Pablo, quién prácticamente le hizo mansplaining, dándole consejos que nadie pidió, algo que no sé si se hubiera atrevido a hacer con cualquier otro varón". "Vivimos en una sociedad dónde estas cosas todavía se fomentan y festejan. Como ver a Milei diciéndole lo que tiene por delante, cuando ella claramente sabe cuáles son los objetivos políticos marcados por la coyuntura. Me pareció violento. A ellos quizás algún gobierno los tuvo en cuenta para ser ministro, pero la realidad es que ninguno lo fue, y tal vez hablan desde ahí", agrega.

"Que exista un Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, más allá de que nos guste o no la ministra, es un avance. Que se visibilicen las problemáticas y se incluyan organismos institucionales de estas problemáticas es un avance y hay que defenderlo", afirma la economista.

"Si bien el desempleo está en 7%, las mujeres entre 14 y 29 años seguimos estando más desempleadas", sostiene, un dato que aparece de manera reiterada en las estadísticas económicas. "Esto tiene que ver con las horas que no podemos dedicarle al trabajo, al estudio, y que sí se la pueden dedicar los varones, debido a la distribución desigual de las tareas de cuidado y las tareas reproductivas."

Explica Farah: "Acá aparece el desafío que se riñe un poco con la inmediatez de la coyuntura. Hoy hay que tratar de que la gente coma porque tenemos trabajadores pobres. Gente que trabaja y está por debajo de la línea de pobreza. Ahí tenés que llegar con políticas para todos. Pero también tenés que empezar a llegar con políticas de Estado, de largo plazo, consensuadas. Estas brechas no se revierten de un día para otro, sino con un cambio social y cultural que va a impactar en lo económico."

"Feminización de la pobreza"

La economista Mercedes D'Alessandro, en esta línea, indicaba el año pasado que en Argentina experimentamos "una feminización de la pobreza y una masculinización de la riqueza". Las problemáticas centrales de género en esta área tienen que ver con el trabajo no remunerado de las mujeres que se dedican a las tareas domésticas y la redistribución inequitativa de los ingresos.

Las mujeres ocupan casi dos jornadas laborales entre el empleo y las tareas domésticas y suelen ser el grupo peor empleado, peor pago y más informalizado.

En este sentido, la referente mundial en economía feminista Marilyn Waring sostiene desde hace décadas que el PIB ignora a las mujeres y su trabajo no remunerado, dejándolas al mismo tiempo fuera de la distribución de la riqueza.

"Las políticas de cuidado son políticas a debatir, a implementar, que van a demandar una buena partida presupuestaria", especifica Farah. "Creo que el Estado tiene que estar presente, tiene que dirigir un poco de qué manera va a ir la sociedad. No sé cómo se articulará, si desde el Ministerio de Géneros, de Economía o Producción. El Estado tiene que estar presente. Hoy las mujeres tienen que dejar a sus hijos solos para irse a trabajar, porque una guardería es impagable para una trabajadora", agrega.

Para la economista, la carga relacionada a los cuidados provoca que muchas mujeres se vuelquen a las "changas" y que acaben informalizadas: "Podrían tener la oportunidad de trabajar en el mercado formal, pero eso implica que tienen que dejar al cuidado de otros los chicos y no da la relación entre lo que gana y lo que hay que pagar a una guardería o niñera. Ahí está el gran problema de la mujer. Y después dicen que ‘son vagas'. No, el mercado no les paga el costo de oportunidad que tienen al dejar su casa".

Consultada sobre la volatilidad en el Ministerio de Economía, Farah recordó que: "Esto pasa históricamente en la Argentina. El Gobierno de Macri tuvo en promedio unos 5 ministros en 4 años. Guzmán por lo menos duró más de un año. En estas economías, los cambios de ministro tienen que ver con la turbulencia y la inestabilidad económica que tenemos que a lo mejor en otros países más desarrollados no pasa. Seguramente en otros países el ministro asuma con el presidente electo y se vaya con él".

"Es posible que no todas las mujeres estén dispuestas a dar la batalla por las desigualdades, pero lo que es seguro, es que es una obligación que este contexto histórico, esta Argentina y este mundo, nos impone como desafío a cada uno de nosotros en el lugar que nos toque ocupar", sostenía Batakis en 2017 en su columna, donde le hablaba a esas "minas como ella" en medio de una economía androcentrista.

A la flamante ministra le espera un desafío doble: asumir el compromiso feminista como la segunda mujer en su puesto y demostrar la capacidad de llevar adelante políticas económicas en un país históricamente turbulento y al borde del abismo económico.