Petróleo

Crisis petrolera inminente: Chubut pierde todo liderazgo mientras YPF siembra subsidios en Neuquén

Chubut esta perdiendo el liderazgo que ostentó durante largas décadas en el sector petrolero. Además de haber sido superada por Vaca Muerta en la exportación de crudo, ahora perdió también la supremacía histórica que mantenía en disposición de reservas de petróleo a nivel nacional. En conjunto, la Cuenca del Golfo San Jorge pierde terreno frente a los no convencionales de la Cuenca Neuquina. Peor aún es el horizonte en el norte de Santa Cruz. La obsesión política por Vaca Muerta, los millonarios subsidios estatales y el desplazamiento de las inversiones de las petroleras crean una perspectiva más que preocupante con vistas al futuro inmediato. Una nueva crisis petrolera está cerca de impactar sobre Chubut y toda la cuenca. La YPF "estatizada" parcialmente desde 2012 resultó siendo el principal ariete para concretar este proceso de desigualdad y perjuicio para Chubut.

La Secretaría de Energía de la Nación reveló los datos de las reservas de petróleo y gas registradas en las diferentes cuencas y provincias argentinas. El panorama es desolador para Chubut y la Cuenca del Golfo San Jorge (CGSJ) ya que cada vez pierde más terreno frente a Vaca Muerta y por primera vez en la historia fue superada en los reservorios de crudo.

No se trata de un dato menor a la hora de analizar cuál es la situación actual y cuáles son las perspectivas hacia el mediano y largo plazo. La política nacional viene insistiendo con el desarrollo de Vaca Muerta desde hace diez años y ahora comienzan a verse los frutos que desplazan a Chubut de liderazgo petrolero.

La cuna del descubrimiento del petróleo en 1907 ha quedado en un absoluto segundo plano por parte del Gobierno nacional y las compañías del sector, mientras que el Estado provincial no tiene ninguna injerencia en los planes de inversión, producción o recuperación de reservas.

De mantenerse esta tendencia, las cosas se pondrán aún más complicadas con vistas al futuro inmediato y ya no se tratará solamente de haber sido desplazada del principal escalón del podio que Chubut supo ocupar históricamente, sino que este desplazamiento hacia Vaca Muerta redundará en menos equipos perforando, menos producción y menos reservas.

Inevitablemente eso tendrá una traducción directa en menos regalías y menos puestos de trabajo en la provincia. Otra crisis petrolera se asoma en el futuro de Chubut, aunque por ahora no puede dimensionarse su magnitud.

La dirigencia política chubutense se hace la distraída, parece que no se enteró que la provincia está cada vez peor en materia petrolera. Nadie genera ninguna acción concreta para revertir el panorama y a su vez comienzan a cavar su propia fosa porque, aunque no quieran darse cuenta, las consecuencias se sufrirán indefectiblemente cuando caigan los ingresos por regalías y la crisis haga de las suyas en el empleo y la economía.

El manso servilismo con que se manejan ante las petroleras y los designios nacionales de la política muestran a las claras la incapacidad de una clase dirigente que no defiende a la provincia y menos aún conjuga criterios y reclamos con sus pares santacruceños para frenar y equilibrar el embate nacional a favor de Vaca Muerta.

Vaca Muerta mata Chubut

La pérdida del liderazgo en las reservas de crudo a nivel nacional no revela solamente un dato histórico e impactante, sino que habla de un proceso que lleva una década y amenaza con profundizarse en los próximos años.

A partir del impulso subsidiado que Nación e YPF le vienen dando a Vaca Muerta era previsible que más tarde o más temprano los yacimientos no convencionales superaran a los convencionales de Chubut y la CGSJ.

La lluvia de subsidios estatales que se diseminó a lo largo de la última década -que ascendieron a 12.600 millones de dólares desde 2012- terminaría perjudicando a los yacimientos del crudo Escalante como producto del desplazamiento de las inversiones privadas y las prioridades políticas.

Sólo por encontrar un punto de comparación vale mencionar que desde 2012 y hasta la actualidad las operadoras efectuaron inversiones en Chubut por 12.661 millones de dólares; mientras que los subsidios otorgados por el Gobierno nacional para impulsar Vaca Muerta fueron casi idénticos.

Mientras Chubut recibió inversiones de las petroleras por 12.661 millones de dólares, el conjunto de la CGSJ acaparó apenas 20.649 millones en los últimos diez años.

En contrapartida Neuquén concentró inversiones por 39.468 millones mientras el conjunto de la Cuenca Neuquina sumó 46.482 millones de dólares.

No es necesario ser muy inteligente para darse cuenta de que esa política petrolera iba a impactar negativamente sobre Chubut. La dirigencia provincial se durmió en los laureles y ahora quizás ya sea muy tarde para torcer un sendero que comenzó a darle los primeros frutos a la Cuenca Neuquina con Vaca Muerta.

Cambio de liderazgo

Por primera vez en la historia petrolera argentina Chubut perdió la supremacía nacional en cuanto a la cantidad de reservas de crudo existentes en el país. El de mayor acercamiento entre la CGSJ y la Cuenca Neuquina se había producido hace 20 años, en 2022. Luego los yacimientos chubutenses habían conseguido sostenerse a una distancia importante respecto de los neuquinos.

En 2021 esa tendencia se rompió y ahora es la Cuenca Neuquina la que acapara la mayor cantidad de reservas de crudo en el país, y seguramente esa tendencia se profundizará todavía más en los próximos años.

El proceso es combinado, no solamente crecen los reservorios de petróleo no convencional en Vaca Muerta, sino que en paralelo decrecen los chubutenses. Desde 2016 comenzó el retroceso y en la actualidad las reservas existentes en la provincia están en su peor momento de los últimos 20 años.

Según los datos oficiales en Chubut se contabilizaron el año pasado 1.014 millones de barriles de crudo en reservas, mientras que en 2015 eran 1.074 millones y en 2010 se habían contabilizado 1.101 millones de barriles. La pérdida en poco más de una década fue de casi 100 millones de barriles, aunque respecto de los 690 millones que había en 2022 el saldo sigue siendo positivo.

En contrapartida Neuquén reportó el año pasado 1.176 millones de barriles, mientras que en 2012 -cuando arrancó la fiebre por Vaca Muerta- contaba con 254 millones y en 2022 totalizaba 753 millones de barriles.

En base a estos retrocesos, la Cuenca Neuquina concentró en 2021 el 49,2% de las reservas de petróleo y la CGSJ el 46,4%.

Un panorama completamente consolidado en favor de Vaca Muerta se refleja en el terreno gasífero, donde Chubut y la CGSJ nunca tuvieron un rol demasiado destacado. Siempre los yacimientos neuquinos superaron en las reservas de gas a las del resto de las cuencas y ahora esa posición se consolidó ampliamente.

El año pasado la Cuenca Neuquina concentró el 66,9% de las reservas de gas nacionales y la CGSJ apenas se quedó con el 9%; el resto está localizado esencialmente en la Cuenca Austral.





La CGSJ en franco declive



Cuando se observa en conjunto el panorama de las reservas petroleras en la CGSJ el panorama es mucho más preocupante por el retroceso importante que se viene dando en el flanco norte santacruceño.

Las reservas de los yacimientos de Santa Cruz comenzaron a declinar fuertemente desde 2015 y mantuvieron su pronunciada caída hasta 2020. Recién el año pasado consiguieron un pequeño repunte, pero que no sirvió para recuperar los niveles previos a la caída.

Si a la baja de reservas petroleras en Chubut se le suma el fuerte retroceso en Santa Cruz, la CGSJ muestra una realidad que ya se presenta como crítica y es de esperar que ese problema se ahonde en los próximos años.

El nefasto rol de YPF y la crisis que se viene

Si bien la responsabilidad empresarial en el declino de las reservas de la cuenca es compartido por las dos principales compañías, la principal responsable del proceso de desplazamiento de las inversiones hacia Vaca Muerta ha sido la petrolera con mayoría accionaria estatal.

Desde que YPF fue expropiada a Repsol -en tiempos de Cristina Kirchner y Axel Kicillof como ministro de Economía-, la petrolera de bandera fue el principal artífice del desembarco en los yacimientos neuquinos.

YPF fue la que abrió el camino con fuertes inversiones hacia los hidrocarburos no convencionales y dejó en el olvido los existentes en Chubut y Santa Cruz; pero además es la que desembolsa millones de dólares en inversiones en infraestructura para el desarrollo de Vaca Muerta.

En esta semana se supo que la petrolera "estatizada" a medias será la encargada de hacer un desembolso por más 1.200 millones de dólares para construir una terminal portuaria en San Antonio Oeste, desde donde se pretende exportar el gas de Vaca Muerta después que se hagan los gasoductos aún no iniciados.

Desde 2012 YPF invirtió en total 34.044 millones de dólares, de los cuales 18.205 millones fueron destinados a Vaca Muerta (53%); mientras que a Chubut le correspondieron apenas 2.869 millones de dólares (8,4%) y a Santa Cruz Norte 5.663 millones (16,6%).

El desarrollo desigual expuesto por la gerencia de YPF muestra a las claras cuáles han sido las prioridades de la compañía en los últimos diez años, pasando por las gestiones del kirchnerismo y el macrismo; pero además queda la conclusión de no haber logrado el autoabastecimiento de gas para evitar las importaciones.

Con la prioridad puesta en Vaca Muerta, el autoabastecimiento de gas y de petróleo quedará atado a las decisiones de las compañías privadas y del precio internacional. Por ahora el crudo y el gas están en altos valores que hacen rentable los hidrocarburos no convencionales -más caros de extraer-, pero si las oscilaciones de los precios se inclinan a la baja ese proceso se detendrá y quizás ahí vuelvan las petroleras a mirar hacia los fieles y rendidores yacimientos de la CGSJ.

Mientras tanto Chubut y el norte de Santa Cruz deberían prepararse para una crisis petrolera que se podría extender en el tiempo, mientras los precios internacionales sigan elevados y las inversiones prioritarias continúen apuntando a Vaca Muerta.

El panorama para la CGSJ es más que complejo. Se avecina una crisis de la que nadie habla y menos aún se buscan soluciones que no terminen siendo parches o migajas a cambio de hacerse los distraídos.