Política

Escenario explosivo: la deuda devora los ingresos de Chubut, que pagó $16.500 millones desde enero

El constante proceso de endeudamiento al que ha sido sometido el Estado chubutense genera una cadena de vencimientos y pagos que absorbe buena parte de los ingresos con que cuenta la provincia, que no son pocos. Solamente en agosto se pagaron 2.096 millones de pesos por deuda tomada en pesos y en dólares con la colocación de títulos y bonos. A lo largo de los primeros ocho meses de este año el monto pagado ascendió a 16.550 millones de pesos. Todos los pagos de deuda efectuados en lo que va de este año significaron más de una masa salarial y media de la que se paga a los estatales y jubilados provinciales.

Durante todo el mes de agosto el Gobierno chubutense canceló deuda por 2.096 millones de pesos. Sin embargo no fue este el peor mes en cuanto a los vencimientos de deuda. En los primeros ocho meses del año lleva pagado un total de 16.550 millones de dólares por las cancelaciones de deuda emitida en pesos y en dólares.

Frente a un panorama que se presenta como complejo y desalentador con vistas al último tramo del año -como producto de la baja de las regalías petroleras y el menor aumento de los fondos por Coparticipación Federal de Impuestos- la provincia sigue desembolsando una enorme cantidad de fondos el pago de la deuda.

Muchos de esos vencimientos corresponden a deuda tomada en pesos para solventar el funcionamiento mensual del Estado y hacer frente a los gastos corrientes, mientras que una porción muy significativa es absorbida por la deuda colocada en dólares para obras de infraestructura que no se han concretado o están lejos de terminarse.

El mes pasado se afrontaron cinco vencimientos de bonos emitidos en pesos y dólares que sumaron un desembolso por 2.096 millones de pesos; de los cuales 1.854 millones correspondieron a pagos de capital y 241 millones a los intereses.

Durante el mes de agosto esos fondos desembolsados para la deuda representaron el 20% de lo que el Estado necesita para pagar los sueldos estatales y las jubilaciones provinciales de los 64.700 trabajadores activos y pasivos que hay en la provincia.

El último tramo del año volverá a representar fuertes desembolsos para pagar la deuda, especialmente por un nuevo vencimiento del BOCADE renegociado por el ministro Oscar Antonena y que fuera emitido originalmente en tiempos de Mario Das Neves.

Cada vez que vence el BOCADE insume cerca de 2.800 millones de pesos que se directamente no ingresan al Estado provincial por el concepto de regalías petroleras, mecanismo que se utilizó como garantía para hacer frente a los vencimientos.

Cada vez que se devalúa el peso frente al dólar aumenta la incidencia de esos pagos en el erario público, pero además las regalías comienzan a mermar a consecuencia del estancamiento y la leve retracción de la producción petrolera.

La incidencia de la deuda será cada vez mayor, siempre y cuando no se devalúe abruptamente y todo se transforme en una catástrofe para las arcas estatales, mientras que en paralelo comienzan a verse indicios importantes del traslado del ajuste aplicado por el ministro Sergio Massa en los niveles de recaudación provincial.

Se pagó más en deuda que en salarios por mes

A lo largo de los primeros ocho meses del año el Estado provincial desembolsó 16.550 millones de pesos para cancelar los vencimientos de la deuda emitida en los últimos años. Ese acumulado hasta agosto representó el 150% de lo que el gobierno utilizó el mes pasado para pagar los sueldos y las jubilaciones de los 64.700 trabajadores estatales y pasivos.

Una masa salarial y media se destinó a los pagos de la deuda. Allí se muestra el principal cuello de botella que tiene el Estado para aumentar los salarios en concordancia con los niveles inflacionarios, más allá de una categórica definición política que opta por el ajuste más que por el incremento de la recaudación.

A la vista ha quedado el enorme retroceso dado por el gobierno a la hora de cobrar el Fondo Ambiental Provincial (FAP) que terminaron de hacer caer las pesqueras con sus presiones y amenazas.

El Estado no fue capaz de informar fehacientemente cuánto debían las empresas en los cuatro años de canon impago, pero igual derogó el FAP a través de la Legislatura y condonó la mitad de una deuda cuya verdadera dimensión no se conoce, más allá de los 36 millones de cajones de langostinos que se desembarcaron en los puertos entre 2018 y este año.

Lo mismo sucede con el impuesto Inmobiliario Rural, que fue condonado durante casi dos décadas, y tantas otras actividades productivas que no tributan en la provincia. Eso explica por qué la pesca y los propietarios de los grandes campos solamente aportan al Estado provincial el 1% de los tributos chubutenses.

La deuda interminable

Desendeudar a la provincia es uno de los desafíos principales que tiene por delante la clase dirigente de Chubut. Sus acciones no están colocadas en esa dirección, y desde hace más de una década la toma constante de créditos se ha transformado en la política de Estado.

Los vencimientos de la deuda absorbieron en tan sólo ocho meses 16.550 millones de pesos, o su equivalente en moneda extranjera a casi 140 millones de dólares -según el tipo de cambio oficial de cada vencimiento-; pero en los próximos meses habrá nuevamente abultados pagos que afrontar, especialmente en el mes de octubre en que vuelve a concretarse un vencimiento en dólares del BOCADE.

Con un promedio superior a los 2.000 millones de pesos mensuales destinados al pago de la deuda, Chubut terminó usando más del 23% de lo que pagó en sueldos en la cancelación de la deuda.

Para 2023 la situación se volverá más asfixiante en cuanto a los pagos de la deuda. Solamente el BOCADE insumirá cancelaciones por no menos de 17.336 millones de pesos; aunque esa cifra seguramente se disparará en forma alcista por la micro devaluación constante del peso. Vale recordar que ese bono se paga en dólares con regalías que ni siquiera pasan por las arcas del Estado.

A valores actuales el BOCADE insumiría 23.525 millones de pesos en 2024; 24.189 millones en 2025; 22.718 millones en 2026 y otros 21.247 millones en 2027. Son números que seguramente variarán al alza por las oscilaciones alcistas que seguirá teniendo el dólar.

La sangría es difícil de sobrellevar, porque hay unanimidad en que el dólar no se mantendrá en la cotización actual. Además se deberá sumar la crisis petrolera que aparece en el horizonte cercano cómo producto de la baja en la producción -a consecuencia del desplazamiento hacia Vaca Muerta- y un menor ingreso por regalías.

Si esa perspectiva se le suma el ajuste nacional impulsado por Massa para cumplir con las metas del FMI, lo que para Chubut significará un achicamiento de la recaudación por Coparticipación, y se agrega la falta de ingresos propios significativos -como sucedió con la derogación del FAP- el panorama se tornará aún más complejo y preocupante.