Política

La generación de cristal, el millennial que agita el vacío político de Chubut y el peronista que viene del sur

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Pibas y pibes que despiertan con interés creciente a la existencia de Milei ven cómo numerosos dirigentes se desgañitan en lúgubres unidades básicas y comités cual momias egipcias. Para miembros de la "generación de cristal", gran parte de la llamada "clase política" habla en arameo bíblico desde un púlpito rodeado por el desierto, y usa las redes sociales como si fuera el mensajero al poblador rural. O los dirigentes encuentran un lenguaje para hacer contacto real con ellas y ellos o los pierden definitivamente como potenciales votantes en manos de una derecha multiforme.

Millennials y miembros de la "generación de cristal" desconfían tanto de sus sacrificados pero desfasados padres como de las élites político-empresarias que construyen más cajas que democracias.

En la política se impone la "casta", como los describieron en España. Pueden ser jóvenes, pero en su mayoría actúan en la política como sus "viejos" antecesores. Detrás de ellos están siempre los empresarios, que permanecen detrás de cada "nuevo" proyecto porque ellos -los dueños del círculo rojo- no sufren la desgracia de tener que someterse a elecciones periódicas.

Las virtudes de Torres

Un millenial nacido en 1988 agita las aguas de la política en Chubut. Veloz y deslenguado, Nacho Torres pasó en un relámpago de un puestito en la ANSES a una poltrona de senador como las que años atrás solían ocupar señores mayores de la política como Hipólito Solari Yrigoyen o Guinle.

Los únicos que no dudaron desde un comienzo sobre las virtudes de Torres son los sobrevivientes del dasnevismo difunto, quienes olfatearon que para ellos era más negocio jugar con el chico brillante del PRO. Lo mismo piensa una pléyade de dirigentes de Trelew.

El multiforme peronismo chubutense mira con sorna y desconfianza a Torres. Espera verlo caer como consecuencia del fuego radical, que se vaya definitivamente de boca o quede pegado a la derecha enferma que quiso matar a CFK.

La dentadura radical

Los radicales se propusieron morderle a Torres su éxito vertiginoso. Personajes como Biss, Ongarato y Pagliaroni se proponen -más que destruirlo- obtener su pedazo de una torta siempre ajena. La lógica del acomodamiento perpetuo que ejercieron radicales con éxito como Maestro es imitada epigonalmente por personajes fronterizos y sin carisma.

Muchos radicales de hoy parecen vestir el chaleco de lanilla argumental que ya olía a viejo en el último Alfonsín -aquel que fue a declarar en Caleta Olivia tras dejar con apuro la presidencia por el capricho de un juez ultramontano- mientras Torres les saca kilómetros de ventaja recorriendo los comités con tachos de pintura y adoptando tácticas de mates lavados, escucha infinita y tardes de empatía que los peronistas más jóvenes abandonaron al calor del poder K.

Lógicamente, existe una modernidad radical. La encarnan personajes "posmodernos" como Manes -que cobra con una mano su expertise como neurólogo cognitivo y con la otra articula alianzas políticas con los mismos dirigentes a los que les pasa la factura-. Hay radicales con principios, claro, pero son una inmensa minoría.

Arcioni y su traje espacial

Arcioni ya no viste un traje de amianto. Desde que Alberto le entregó a Massa la llave del gobierno, el comodorense -uno de los escasos tres que llegó a Fontana, junto a Roque González y Buzzi- porta un traje espacial de última generación.

Le alcanzará cómodamente para llegar al final de su mandato, pero hasta ahora le basta para enredar a todo el peronismo y a exigir seguir en el juego. Mínimamente, como diputado nacional.

Condicionados por Massa, los dirigentes más promisorios eligieron no confrontarlo. Ahora es tarde. Todos están nadando en el mismo puchero, donde nada es gratis.

Los mellizos

Se dice que en un rapto de ironía o ira Arcioni apodó "Cocolisos" a los mellizos Sastre. El apodo que abarca al vicegobernador y al intendente de Madryn puede aplicarse a la calva que ostentan, pero no a su astucia política.

Ricardo supo esquivar momentos donde parecía boleta, se pasó al dasnevismo cuando el ultra gobernador hizo pedazos al PJ de Chubut y luego facturó como vice díscolo que nunca se puso en el rol de ladero sumiso de Arcioni.

En la tarea primordial de blindar Puerto Madryn los mellizos han tumbado a cristinistas y radicales, y resulta proverbial su capacidad de reinvención; aunque algunas veces rocen la lógica de los principios de Groucho Marx. Ahora apuestan a cobrar políticamente muy caro su lugar en la mesa peronista y la hegemonía persistente en una ciudad clave para 2023.

El peronismo explota

La antigua política no se recicla, explota. Nada queda del armado minucioso y brutal de Das Neves, las movidas de ajedrez de Guinle o los movimientos sibilinos y estratégicos del primer Kirchner; el que ejercía en Santa Cruz, caminaba por calles de Comodoro y Madryn, paraba en el Lucania y jugaba fuerte en el Casino Club.

La Cámpora ejerce con énfasis en la provincia de Buenos Aires, pero sus dirigentes chubutenses, sean legisladores u ocupen cargos en la estructura del Estado nacional, se abandonan en Chubut a la molicie de los funcionarios: ni militan ni traen "alegrías" a los habitantes de los pueblos de los que salieron.

Los fóbicos de Trelew

En Trelew -la ciudad que ya no es de Maderna, porque su fecha de vencimiento resulta evidente- se amontonan los peronistas habituados a la derrota; pero no a quedarse afuera del gran reparto.

Un problema para el destino electoral del PJ es que en el ADN de esos dirigentes del campo popular circula una desconfianza enfermiza hacia todo lo que proviene de Comodoro con chances de poder.

La impronta galesa los hizo conservadores y convencidos de su destino manifiesto. En el fondo están convencidos de que los comodorenses saben hacer fortuna, pero no política. Gente talentosa pero fóbica, incluye a la estructura estatal de Rawson dentro de su patrimonio y se dedicó metódicamente a sabotear al radical Roque González y a los peronistas Buzzi y Arcioni -este último cuando se atrevió a suceder a Das Neves-

Lo que se dice en micrófonos y foros sobre la integración provincial queda arrumbado al momento de discutir por lo que realmente les importa: el poder, la caja, la obra pública, los permisos de pesca, la relación con las empresas que tienen mucho para poner.

Chubut termina en Esquel

Camino hacia el Oeste por una ruta siempre destruida, la provincia de Chubut termina operativamente en Esquel, donde el PJ está vive en la era de la pena luego de tantos años de reinado del Rafa Williams. Además, Arcioni lo boicotea en sus negociaciones con Ongarato.

La Comarca Andina es una zona de sacrificio abandonada a su suerte desde mucho antes del incendio catastrófico de 2021. La clase política de Neuquén hizo de Villa La Angostura, San Martín de los Andes y el resto de su zona andina un paraíso que es atractivo internacional. La clase política de Chubut dejó a una región de increíble belleza natural sin infraestructura, servicios ni proyecto de futuro. Casi una colección de villas en manos de intendentes peronistas desconcertados e ineficientes.

La Matrix comodorense

El peronismo no se une salvo cuando existe un líder unánime. En la era albertista, a lo sumo se dignan a pactar con largas digestiones.

Cada dirigente con poder de fuego alambra su territorio. Así lo hizo Luque en una gestión que cambió la cara de Comodoro, una de las ciudades argentinas con menos desocupados pero que tiene un iceberg social cuya resolución excede cualquier presupuesto municipal.

La matriz de poder comodorense en las últimas décadas fue una creación personal de Néstor Di Pierro, ese vendedor de aceite que vivió un impresionante ascenso social y político junto a Kirchner. Al hoy presidente de Chacarita el brazo de la Justicia parece tocarlo a veces; pero luego se desvanece.

Linares fue un sucesor que no aportó épica ni innovaciones. Cumplió con la gestión, pero su desempeño electoral fue un baldazo para el PJ de Comodoro. Chocó dos veces el artefacto inventado por el Tano. Su derrota con Arcioni le dio alas a la carrera entonces titubeante del actual gobernador. Su derrota frente a Torres disparó el ascenso del "joven brillante" del PRO.

La economía exitosa de Comodoro -donde ahora se hace evidente un desarrollo urbanístico notable a partir de la inversión municipal- se basa en ingresos superavitarios. Es la ciudad "rica" de Chubut, pero nunca se convirtió en Houston.

En la era Luque -que constituye un remodelamiento modernizador y ambicioso respecto de los tiempos primitivos de Di Pierro- el manejo de la caja es férreo y eficiente y sobran las obras millonarias. Issa Pfister está al comando desde los tiempos del excéntrico Linares. No por nada el secretario de Hacienda está nominado por Luque para sucederlo como intendente. En la retaguardia quedan dirigentes como Sampaoli y Fita, más troperos. Ana Clara Romero es una adversaria que no se la pondrá fácil al PJ.

La administración Luque exhibe solidez. No se tambaleó económicamente con el brutal temporal de hace cinco años ni tampoco con las monstruosas piedras que caen del Chenque como señales de advertencia.

Su verdadero desafío es cruzar triunfante el Muro de Garayalde, donde chocaron las ambiciones de poder provincial de varios comodorenses. Para convertirse en un líder de alcance provincial deberá romper los límites de la Zona Sur y la zona petrolera, y salir con un mapa minucioso por las rutas que unen a la provincia como no logró hacerlo la política. Allí esperan numerosos chubutenses abandonados a su suerte.

El vacío de liderazgo que vive Chubut desde la muerte de Das Neves es una oportunidad de oro para Luque. Por ahora la campaña es silenciosa, soterrada. Luque orejea sus cartas y sabe que en el horizonte habrá una dosis feroz de fuego amigo y el riesgo de desbande económico del albertismo. En definitiva, la batalla de Play Station parece inminente entre Torres (34), el "joven brillante" de Trelew, y Luque (42), el peronista que se propone refundar al PJ desde el Sur.