Malena Landoni (21), ganadora del premio patagónico de crónica: "escriban lo que sienten, lo que piensan, la vida"
Entrevista de Lola Sánchez
En el marco del Festival Iberoamericano de Periodismo Narrativo de Bariloche organizado por la Fundación Periodismo Patagónico que preside Santiago Rey se realizaron charlas, talleres y espacios de intercambio entre profesionales y periodistas que abordaron nuevas maneras de pensar el oficio. Las jornadas incluyeron la entrega de premios del IV Concurso de Crónica Patagónica, cuyo jurado estuvo integrado por Josefina Licitra, Juan Cristóbal Peña y Cristian Aliaga, director de El Extremo Sur. El primer premio fue para la madrynense Malena Landoni (21), quien destacó en diálogo con este medio que la gente debe contar "sus propias historias, sin intervención, pauta política o bajada de línea" y que su crónica premiada describe la vida en una ciudad donde "la gente no sueña, no cree que haya un futuro. Es juntarte a quemarte el cerebro con sustancias".
En diálogo con El Extremo Sur, Malena habló sobre un periodismo joven, centrado en el yo y la propia experiencia, que viene a desmentir la objetividad de las prácticas profesionales más tradicionales, y afirmó que la necesidad de "estar ahí" y hablar con el propio lenguaje" para ejercer "un periodismo con pocas definiciones estáticas y muchas preguntas".
Cree que la verdadera autenticidad viene de usar libremente el propio lenguaje: "Acá se vive así, se habla así, es mi historia. No me parece que venga una persona cheta y privilegiada a imponerme su lenguaje de academia".
También reflexiona sobre los riesgos de abordar las pasiones laboralmente: "Si tuviese que tener un laburo de 8 horas escribiendo, capaz que perdería la autenticidad, el alma. Quiero escribir lo que sienta que tiene que decirse. Ir haciendo notas, que me paguen lo que me paguen, pero no pienso dedicarme mañana mismo al periodismo. Y si tengo ganas y me nace, voy a hacer esto".
¿En qué momento te encontraste con la escritura periodística por primera vez?
Yo me crié en Puerto Madryn, con la situación que ya todos conocemos de Chubut, con paros desde hace años. Lo común era casi no tener clases, sobre todo en la época en la que estaba en secundaria. Vine a Capital en 2019 a estudiar Psicología, pero no quedé por un tema de documentación. Me interesaban otras cosas, quería saber cosas muy variadas. Me interesaba el cine, quería hacer ensayos. Quería algo más amplio. Así encontré la carrera de Comunicación, y me encantó. Durante la pandemia hice las materias del CBC y este año empecé la carrera. No quería orientarme a periodismo, el único motivo por el que pensaba hacerlo es porque se daba en los últimos años y tenía Historia del Arte. Pero en general, no tenía expectativas.
Pero ahí empezaste a escribir.
Empecé a escribir, antes no lo hacía, más que algunos poemas sueltos en la app de notas. Y este año inicié la materia Taller de Expresión. Hice un par de trabajos de escritura y me gustó. Tuve que hacer una autobiografía, era un trabajo importante. Ahí escribí sobre mi vida en Madryn, sobre mis padres, conté que este año me diagnosticaron TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Apenas terminé esos trabajos, me hundí. Empecé a faltar. El TDAH hace las cosas muy difíciles. No sabía que iba a pasar, no tenía motivación. Entonces me llega un mail de la profesora del taller preguntándome como estaba. En el imaginario social existe esto de que en la UBA sos un número más, así que me sorprendió. Me pasó lo el concurso de crónica. Le dije que tenía ganas de participar, que hay cosas interesantes para contar de Puerto Madryn. Así me junté con ella y pude avanzar. Me motivó a hacerlo. Entendía el TDAH, entendía que yo tenía otros tiempos.
¿Y cómo encontraste la historia para tu crónica? ¿Qué temas te interesaba contar?
Viajé a Madryn en vacaciones de invierno para escribir la historia, y dije lo que pensaba. Madryn es muy vacío, todos nos conocemos entre todos, la historia que yo relato en la crónica cayó como una bomba. Arranco hablando de mi experiencia, ya que toda la crónica está contada desde mi perspectiva. Hablo sobre volver o no volver al sur, contando como es todo allá con el paro docente, que lo viví muy de cerca. Mi vieja es profesora, la pasó re mal todo ese tiempo y todavía sigue el problema. Empecé a contar escenas de mi adolescencia, de caminar calles vacías y no tener nada para hacer, el hecho de que no haya perspectiva de vida. La gente allá no sueña, no cree que haya un futuro. Es juntarte a quemarte el cerebro con sustancias. no hay escuelas a las que ir, un lugar donde hacer arte. Todo lo que abre así, lo cierran. Ahí empecé a desarrollar el caso de unos conocidos míos que se metieron muy rápido en un tema de drogas. Como cualquiera de nosotros, ninguno pasaba los 20 años, algunos incluso eran menores de edad. Y eran gente que veías, amigos de amigos, chicos que te cruzabas. Se hundieron muy rápido, lo amenazaron, amenazaron a su familia. Y se suicidó. También hablo de un amigo de la misma época que igualmente se suicidó. Hablo, básicamente, de lo que este lugar le hace a las personas.
¿Crees que la elección del formato de la crónica, con todas las posibilidades que tiene, está relacionada a tu inicio en la escritura a través de la poesía?
No creo, más que la escritura de alguna cosa como diario íntimo, no tenía ningún conocimiento. Me lancé con los trabajos de la facultad y luego con la crónica. Tampoco creo que pudiese escribir cosas más acartonadas, no creo que me salga.
No te seduce ese periodismo más "objetivo".
Eso de la objetividad es entre comillas. Están despegados de la realidad. El querer ser tan objetivo, usar palabras tan ambiguas y vacías, no refleja nada.
¿Al periodismo actual le hacen falta más historias regionales?
Creo que en todos lados la gente debería poder escribir y contar sus historias, en todas las regiones. Hace falta. Es lo que dije en el concurso, cuando me premiaron. La forma en la que el periodismo está hecho tradicionalmente se resume en una persona con todos los estudios y privilegios, que va a donde pasan cosas feas, como una villa, por ejemplo, vuelve a su departamento en Núñez y piensa ‘qué terrible es la vida en la villa'. Ese periodismo tiene que existir, está buenísimo formarse, es importante dar una ventana al mundo, si no la gente viviría en una burbuja. Pero me gustaría que eso coexista con otro tipo de periodismo que venga desde el yo, de la experiencia de la gente que vive en la pobreza, en la villa, y otras situaciones extremas, gente que cuenta sus propias historias sin ninguna intervención, pauta política o bajada de línea. Mi profesora me motivó y no vino a contar mi historia, me dijo ‘contá vos tu historia'. Si no hubiese sido por eso, no hubiese podido encontrar una respuesta a todo este dolor. Me parece importante que la gente que vive algún tipo de trauma escriba y encuentre ahí una salida. Incluso pueden encontrar a futuro una carrera, pero al menos darse cuenta que todo lo que uno vivió sirve para algo.
¿Esta forma de concebir las historias tiene que ver con un periodismo más joven e insumiso que está emergiendo? Que busca contar las cosas de otra manera, tal vez de un lado más humano.
Creo que sí. Es que a la gente le pasan tantas cosas, dan ganas de decirlas en algún momento. Es una cuestión de expresión. Muchos de los trabajos que entregué este año, así como fragmentos de la crónica, eran cosas que había escrito en mi cuaderno y pude convertir en trabajos más periodísticos.
Sin embargo, para el periodismo más tradicional sería "poco auténtico".
Para mí es más auténtico todavía, que quienes están en la pobreza, por ejemplo, cuenten sus propias historias. Me gustaría que el periodismo privilegiado pueda coexistir en paz con este otro periodismo, aunque tenga errores de ortografía, no importa, sería más auténtico todavía. Acá se vive así, se habla así, es mi historia. No me parece que venga una persona cheta y privilegiada a imponerme su lenguaje de academia. ¿Qué es más auténtico que eso? Que el propio lenguaje del entorno en el que estás. ¿Qué es más real? ¿Una nota con párrafos acartonados en la que no se habla nada del contexto de las personas, de quiénes son, o una historia desarrollada desde la experiencia, el estar ahí, vivirla y ser parte? ¿Qué representa mejor la realidad?
¿Estas demandas tienen que ver con una generación que está más concientizada políticamente?
Y, no sé qué tan real y auténtico sería un hombre cis de 50 años teniendo que escribir una nota sobre la sexualidad hoy en día porque su laburo lo demanda. ¿Cómo no lo va a hacer de forma acartonada? ¿Cómo va a ser reflejo de lo que ser, por ejemplo, una persona trans? ¿Por qué no lo escribe una persona trans?
¿Y cómo ves estas producciones en redacciones con marcadas ausencias de mujeres y disidencias? La mayoría de las historias las producen perfiles más hegemónicos.
Para mi esa producción no es la verdad, es todo lo contrario. Es un producto súper manufacturado, algo que pasa por muchas manos. Y estaría bueno que exista algo más crudo, sin intervenir, como un producto en bruto.
Ahora que comenzás a enfocarte desde el periodismo, ¿cómo ves tu futuro en términos laborales? Pensando especialmente en la precarización de los medios.
Hace un mes pensaba "mejor me oriento a la Opinión pública y Publicidad" porque todos los periodistas con los que hablé me dijeron lo mismo sobre la precarización. Me preocupa un poco, pero en este momento de mi vida mi prioridad es estudiar y escribir un par de notas, porque las siento. Si tuviese que tener un laburo de 8 horas escribiendo, capaz perdería la autenticidad, el alma. Quiero hacer mi carrera, no sé que voy a hacer con eso, pero me gusta y me interesa. Quiero escribir lo que sienta que tiene que decirse. Ir haciendo notas, que me paguen lo que me paguen, pero no pienso dedicarme mañana mismo al periodismo. Y si tengo ganas y me nace, voy a hacer esto. La carrera es larga, en el medio pueden pasar un montón de cosas.
Cuando enviaste la crónica al concurso, ¿se te pasó por la cabeza la posibilidad de ganar?
No pensé que iba a ganar. Probé. Me puso contenta el hecho de haber terminado algo, porque lo que tiene el TDAH es que nunca termino nada, empiezo mil escritos a la vez. No me puedo casar ahora con el periodismo porque sé que en un año voy a querer hacer otra cosa. Ya el hecho de haber terminado algo que me guste, que es sincero, hablando con mi verdad y cosas de las que creo que tienen que hablarse, me pone contenta.
¿Qué te pareció el encuentro con otros periodistas y colegas durante el evento de premiación?
Estuvo bueno pero me sentía chiquita. Me preguntaban qué más tenía escrito, si conocía a distintos autores, yo no tenía idea de nada, sólo leo libros que me interesan cuando me interesan. No creo que sea por ser snob, si tenés una vida dónde todo gira en torno a los textos, ¿de qué más vas a hablar? Y yo no estoy leyendo casi nada. Me preguntaban por miles de nombres de gente que yo ni conocía.
¿Crees que tu texto resaltó, precisamente, por esa autenticidad, por un lenguaje más cercano a las experiencias cotidianas?
Yo creo que sí, me dijeron que tenía frescura y sensibilidad. Pienso que me costaría mucho escribir notas sin sensibilidad. En las charlas del evento repetían mucho esto de que ya no tiene sentido la "objetividad". ¿Qué sería lo objetivo? Para mi es al revés, lo objetivo sería una historia real, contada por quién la vivió, con las palabras de esa persona. No puede existir jamás un periodismo objetivo porque es una producción humana.
¿Cuál sería tu mensaje para este periodismo más joven, para quienes desean lanzarse a escribir sus propias historias?
Que escriban lo que sienten, lo que piensan, sin querer medirse con ninguna vara, que sea como un diario íntimo, como escribir tu vida. Eso siempre va a ser auténtico y muy hermoso, y te puede llevar a muchos lados, no necesariamente el periodismo, sino a la ficción o a un tipo de terapia. Las cosas hay que largarlas por algún lado. Lo mejor es que, cuando lográs hacerlo, podés terminar así, con ese granito de dopamina, esa validación externa, la sensación de que sirvió para algo.
Entrevista de Lola Sánchez
En el marco del Festival Iberoamericano de Periodismo Narrativo de Bariloche organizado por la Fundación Periodismo Patagónico que preside Santiago Rey se realizaron charlas, talleres y espacios de intercambio entre profesionales y periodistas que abordaron nuevas maneras de pensar el oficio. Las jornadas incluyeron la entrega de premios del IV Concurso de Crónica Patagónica, cuyo jurado estuvo integrado por Josefina Licitra, Juan Cristóbal Peña y Cristian Aliaga, director de El Extremo Sur. El primer premio fue para la madrynense Malena Landoni (21), quien destacó en diálogo con este medio que la gente debe contar "sus propias historias, sin intervención, pauta política o bajada de línea" y que su crónica premiada describe la vida en una ciudad donde "la gente no sueña, no cree que haya un futuro. Es juntarte a quemarte el cerebro con sustancias".
En diálogo con El Extremo Sur, Malena habló sobre un periodismo joven, centrado en el yo y la propia experiencia, que viene a desmentir la objetividad de las prácticas profesionales más tradicionales, y afirmó que la necesidad de "estar ahí" y hablar con el propio lenguaje" para ejercer "un periodismo con pocas definiciones estáticas y muchas preguntas".
Cree que la verdadera autenticidad viene de usar libremente el propio lenguaje: "Acá se vive así, se habla así, es mi historia. No me parece que venga una persona cheta y privilegiada a imponerme su lenguaje de academia".
También reflexiona sobre los riesgos de abordar las pasiones laboralmente: "Si tuviese que tener un laburo de 8 horas escribiendo, capaz que perdería la autenticidad, el alma. Quiero escribir lo que sienta que tiene que decirse. Ir haciendo notas, que me paguen lo que me paguen, pero no pienso dedicarme mañana mismo al periodismo. Y si tengo ganas y me nace, voy a hacer esto".
¿En qué momento te encontraste con la escritura periodística por primera vez?
Yo me crié en Puerto Madryn, con la situación que ya todos conocemos de Chubut, con paros desde hace años. Lo común era casi no tener clases, sobre todo en la época en la que estaba en secundaria. Vine a Capital en 2019 a estudiar Psicología, pero no quedé por un tema de documentación. Me interesaban otras cosas, quería saber cosas muy variadas. Me interesaba el cine, quería hacer ensayos. Quería algo más amplio. Así encontré la carrera de Comunicación, y me encantó. Durante la pandemia hice las materias del CBC y este año empecé la carrera. No quería orientarme a periodismo, el único motivo por el que pensaba hacerlo es porque se daba en los últimos años y tenía Historia del Arte. Pero en general, no tenía expectativas.
Pero ahí empezaste a escribir.
Empecé a escribir, antes no lo hacía, más que algunos poemas sueltos en la app de notas. Y este año inicié la materia Taller de Expresión. Hice un par de trabajos de escritura y me gustó. Tuve que hacer una autobiografía, era un trabajo importante. Ahí escribí sobre mi vida en Madryn, sobre mis padres, conté que este año me diagnosticaron TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad). Apenas terminé esos trabajos, me hundí. Empecé a faltar. El TDAH hace las cosas muy difíciles. No sabía que iba a pasar, no tenía motivación. Entonces me llega un mail de la profesora del taller preguntándome como estaba. En el imaginario social existe esto de que en la UBA sos un número más, así que me sorprendió. Me pasó lo el concurso de crónica. Le dije que tenía ganas de participar, que hay cosas interesantes para contar de Puerto Madryn. Así me junté con ella y pude avanzar. Me motivó a hacerlo. Entendía el TDAH, entendía que yo tenía otros tiempos.
¿Y cómo encontraste la historia para tu crónica? ¿Qué temas te interesaba contar?
Viajé a Madryn en vacaciones de invierno para escribir la historia, y dije lo que pensaba. Madryn es muy vacío, todos nos conocemos entre todos, la historia que yo relato en la crónica cayó como una bomba. Arranco hablando de mi experiencia, ya que toda la crónica está contada desde mi perspectiva. Hablo sobre volver o no volver al sur, contando como es todo allá con el paro docente, que lo viví muy de cerca. Mi vieja es profesora, la pasó re mal todo ese tiempo y todavía sigue el problema. Empecé a contar escenas de mi adolescencia, de caminar calles vacías y no tener nada para hacer, el hecho de que no haya perspectiva de vida. La gente allá no sueña, no cree que haya un futuro. Es juntarte a quemarte el cerebro con sustancias. no hay escuelas a las que ir, un lugar donde hacer arte. Todo lo que abre así, lo cierran. Ahí empecé a desarrollar el caso de unos conocidos míos que se metieron muy rápido en un tema de drogas. Como cualquiera de nosotros, ninguno pasaba los 20 años, algunos incluso eran menores de edad. Y eran gente que veías, amigos de amigos, chicos que te cruzabas. Se hundieron muy rápido, lo amenazaron, amenazaron a su familia. Y se suicidó. También hablo de un amigo de la misma época que igualmente se suicidó. Hablo, básicamente, de lo que este lugar le hace a las personas.
¿Crees que la elección del formato de la crónica, con todas las posibilidades que tiene, está relacionada a tu inicio en la escritura a través de la poesía?
No creo, más que la escritura de alguna cosa como diario íntimo, no tenía ningún conocimiento. Me lancé con los trabajos de la facultad y luego con la crónica. Tampoco creo que pudiese escribir cosas más acartonadas, no creo que me salga.
No te seduce ese periodismo más "objetivo".
Eso de la objetividad es entre comillas. Están despegados de la realidad. El querer ser tan objetivo, usar palabras tan ambiguas y vacías, no refleja nada.
¿Al periodismo actual le hacen falta más historias regionales?
Creo que en todos lados la gente debería poder escribir y contar sus historias, en todas las regiones. Hace falta. Es lo que dije en el concurso, cuando me premiaron. La forma en la que el periodismo está hecho tradicionalmente se resume en una persona con todos los estudios y privilegios, que va a donde pasan cosas feas, como una villa, por ejemplo, vuelve a su departamento en Núñez y piensa ‘qué terrible es la vida en la villa'. Ese periodismo tiene que existir, está buenísimo formarse, es importante dar una ventana al mundo, si no la gente viviría en una burbuja. Pero me gustaría que eso coexista con otro tipo de periodismo que venga desde el yo, de la experiencia de la gente que vive en la pobreza, en la villa, y otras situaciones extremas, gente que cuenta sus propias historias sin ninguna intervención, pauta política o bajada de línea. Mi profesora me motivó y no vino a contar mi historia, me dijo ‘contá vos tu historia'. Si no hubiese sido por eso, no hubiese podido encontrar una respuesta a todo este dolor. Me parece importante que la gente que vive algún tipo de trauma escriba y encuentre ahí una salida. Incluso pueden encontrar a futuro una carrera, pero al menos darse cuenta que todo lo que uno vivió sirve para algo.
¿Esta forma de concebir las historias tiene que ver con un periodismo más joven e insumiso que está emergiendo? Que busca contar las cosas de otra manera, tal vez de un lado más humano.
Creo que sí. Es que a la gente le pasan tantas cosas, dan ganas de decirlas en algún momento. Es una cuestión de expresión. Muchos de los trabajos que entregué este año, así como fragmentos de la crónica, eran cosas que había escrito en mi cuaderno y pude convertir en trabajos más periodísticos.
Sin embargo, para el periodismo más tradicional sería "poco auténtico".
Para mí es más auténtico todavía, que quienes están en la pobreza, por ejemplo, cuenten sus propias historias. Me gustaría que el periodismo privilegiado pueda coexistir en paz con este otro periodismo, aunque tenga errores de ortografía, no importa, sería más auténtico todavía. Acá se vive así, se habla así, es mi historia. No me parece que venga una persona cheta y privilegiada a imponerme su lenguaje de academia. ¿Qué es más auténtico que eso? Que el propio lenguaje del entorno en el que estás. ¿Qué es más real? ¿Una nota con párrafos acartonados en la que no se habla nada del contexto de las personas, de quiénes son, o una historia desarrollada desde la experiencia, el estar ahí, vivirla y ser parte? ¿Qué representa mejor la realidad?
¿Estas demandas tienen que ver con una generación que está más concientizada políticamente?
Y, no sé qué tan real y auténtico sería un hombre cis de 50 años teniendo que escribir una nota sobre la sexualidad hoy en día porque su laburo lo demanda. ¿Cómo no lo va a hacer de forma acartonada? ¿Cómo va a ser reflejo de lo que ser, por ejemplo, una persona trans? ¿Por qué no lo escribe una persona trans?
¿Y cómo ves estas producciones en redacciones con marcadas ausencias de mujeres y disidencias? La mayoría de las historias las producen perfiles más hegemónicos.
Para mi esa producción no es la verdad, es todo lo contrario. Es un producto súper manufacturado, algo que pasa por muchas manos. Y estaría bueno que exista algo más crudo, sin intervenir, como un producto en bruto.
Ahora que comenzás a enfocarte desde el periodismo, ¿cómo ves tu futuro en términos laborales? Pensando especialmente en la precarización de los medios.
Hace un mes pensaba "mejor me oriento a la Opinión pública y Publicidad" porque todos los periodistas con los que hablé me dijeron lo mismo sobre la precarización. Me preocupa un poco, pero en este momento de mi vida mi prioridad es estudiar y escribir un par de notas, porque las siento. Si tuviese que tener un laburo de 8 horas escribiendo, capaz perdería la autenticidad, el alma. Quiero hacer mi carrera, no sé que voy a hacer con eso, pero me gusta y me interesa. Quiero escribir lo que sienta que tiene que decirse. Ir haciendo notas, que me paguen lo que me paguen, pero no pienso dedicarme mañana mismo al periodismo. Y si tengo ganas y me nace, voy a hacer esto. La carrera es larga, en el medio pueden pasar un montón de cosas.
Cuando enviaste la crónica al concurso, ¿se te pasó por la cabeza la posibilidad de ganar?
No pensé que iba a ganar. Probé. Me puso contenta el hecho de haber terminado algo, porque lo que tiene el TDAH es que nunca termino nada, empiezo mil escritos a la vez. No me puedo casar ahora con el periodismo porque sé que en un año voy a querer hacer otra cosa. Ya el hecho de haber terminado algo que me guste, que es sincero, hablando con mi verdad y cosas de las que creo que tienen que hablarse, me pone contenta.
¿Qué te pareció el encuentro con otros periodistas y colegas durante el evento de premiación?
Estuvo bueno pero me sentía chiquita. Me preguntaban qué más tenía escrito, si conocía a distintos autores, yo no tenía idea de nada, sólo leo libros que me interesan cuando me interesan. No creo que sea por ser snob, si tenés una vida dónde todo gira en torno a los textos, ¿de qué más vas a hablar? Y yo no estoy leyendo casi nada. Me preguntaban por miles de nombres de gente que yo ni conocía.
¿Crees que tu texto resaltó, precisamente, por esa autenticidad, por un lenguaje más cercano a las experiencias cotidianas?
Yo creo que sí, me dijeron que tenía frescura y sensibilidad. Pienso que me costaría mucho escribir notas sin sensibilidad. En las charlas del evento repetían mucho esto de que ya no tiene sentido la "objetividad". ¿Qué sería lo objetivo? Para mi es al revés, lo objetivo sería una historia real, contada por quién la vivió, con las palabras de esa persona. No puede existir jamás un periodismo objetivo porque es una producción humana.
¿Cuál sería tu mensaje para este periodismo más joven, para quienes desean lanzarse a escribir sus propias historias?
Que escriban lo que sienten, lo que piensan, sin querer medirse con ninguna vara, que sea como un diario íntimo, como escribir tu vida. Eso siempre va a ser auténtico y muy hermoso, y te puede llevar a muchos lados, no necesariamente el periodismo, sino a la ficción o a un tipo de terapia. Las cosas hay que largarlas por algún lado. Lo mejor es que, cuando lográs hacerlo, podés terminar así, con ese granito de dopamina, esa validación externa, la sensación de que sirvió para algo.