El país

La memoria del pez, los chats de la obscenidad y cómo cambiar la política cuando te escuchan 9 segundos

Director

La filtración de grupos de chat constituidos por jueces, funcionarios políticos, ex agentes de inteligencia y empresarios para tratar de ocultar su encuentro en Lago Escondido -la ya célebre apropiación floja de papeles de Joe Lewis, íntimo de Macri, en la saqueada Patagonia- se produjo a pocas horas de que se conozca la sentencia contra Cristina Fernández de Kirchner por la causa Vialidad. Para casi todos, esa sentencia ya está escrita, aunque argumentos jurídicos indican que CFK no irá presa y muy probablemente se convierta nuevamente en candidata a la presidencia.

El presidente Alberto Fernández -líder de un gobierno que duda permanentemente, siempre al borde del abismo- consideró "tremendos" los mensajes, pero con su coraje habitual habría dado instrucciones para que sus funcionarios actúen con suma cautela, dado que se trata de un "hackeo ilegal" de conservaciones privadas; lo que puede terminar en una pasividad casi absoluta frente a adversarios sin límites. El ministro de Justicia, el rionegrino Martín Soria, fue algo más a fondo: "los chats posteriores al misterioso encuentro en Lago Escondido constituyen la radiografía precisa de la podredumbre del lawfare en la Argentina".

Los miembros del grupo que viajó a Lago Escondido dudan mucho menos que Alberto y sus funcionarios en retirada. Uno de los viajeros, el juez federal Pablo Yadarola, presentó este último domingo una denuncia por "espionaje ilegal". Además, los autores de los chats aseguran que se trata de "un montaje bastante sofisticado realizado a través posiblemente de algunos fragmentos de chats hackeados y otros inventados". Sin embargo, en paralelo a esa actitud de quienes se presumen inocentes, uno de ellos amenaza directamente a un funcionario: "Dame el gusto de ir a buscarlo con un patrullero nuestro que lo hago cagar", dice refiriéndose a José Glinski, director de la Policía aeroportuaria. ¿Por qué preocuparse por la filtración de algo que es falso? ¿Por qué intentar el ocultamiento total del viaje?

Entre los participantes del grupo de Telegram está el juez federal Julián Ercolini -líder de la persecución a la vicepresidenta y quien elevó a juicio sin pruebas la causa Vialidad- quien en el hilo de mensajes sugiere la búsqueda de facturas truchas y de crear coartadas para barrer bajo la alfombra una reunión que a todas luces sugiere tráfico de influencias, connivencia entre funcionarios y jueces y manipulación de causas judiciales.

¿Cuál podría ser la legitimidad de una sentencia dictada a instancias de un juez como Ercolini? Entre los compañeros de chats, asados y champagne de Ercolini están los jueces Yadarola, Cayssials y C. Mahiques, además del jefe de fiscales de CABA J.B. Mahiques, el ministro de Seguridad y Justicia de Rodríguez Larreta y figuras centrales del Grupo Clarín como Jorge Rendo.

Hilos de ironía

En hilos de chats que rezuman ironía y presunción absoluta de impunidad, los participantes de ese viaje que imaginaron secreto lanzan afirmaciones como la de "mandar a la cola de los que la chupan" al periodista Ari Lijalad de El Destape, comentan que "Julián Leunda -el comodorense jefe del gabinete de asesores de Alberto Fernández- está caliente con Kollman por la nota" (una de las que destapó la reunión), que "es posible que el pelado Pagni que es un hdp diga algo hoy a la noche" y que "habría que hacerle llegar a la PSA que le vamos a tirar con munición gruesa y que mejor no entregue nada más". Carlos "Coco" Mahiques se muestra "caliente y motivado para hacer la denuncia penal al puto de la PSA", refiriéndose al comodorense José Glinski.

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Los involucrados en el chat piensan pedir que se investigue si la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) los investigó ilegalmente y "filtró" su viaje a Bariloche y desde allí a la mansión de Lewis. Según La Política Online, en CABA pidieron a la Policía Científica que analice el audio filtrado del procurador porteño, Juan Bautista Mahiques, en el que comenta que habló con la fiscal rionegrina María Cándida Etcheparne, para que cierre la causa porque "creen que ese audio fue manipulado"

Las contradicciones evidentes y la ira descargada por los presuntos inocentes ponen en evidencia una conducta más cercana a la manipulación y la mentira que a cualquier tipo de apego a las leyes. Como señaló Pablo Slonimsqui en su emblemática obra "Forum Shopping Reloaded. Claves para entender la manipulación judicial", "hombres y mujeres del quehacer judicial cotidiano gastan su tiempo y su ingenio en la búsqueda de atajos, muy útiles para muchas cuestiones, ninguna de la ley". Y afirma, lapidario: "nuestros tribunales ofrecen una constante repetición de hechos escandalosos que han terminado por convertir, quizá por cansancio, una realidad inconcebible en algo perfectamente razonable".

"CFK sobrevuela esos conflictos en silencio y se concentra en el frente judicial, que le puede ofrendar en los próximos días para la campaña 2023 la cucarda de perseguida por tribunales federales tarifados hasta la médula. Condenada o absuelta, la fortaleza relativa de Cristina no se verá resentida y la familia distinguida de Comodoro Py no logrará despejar el desprestigio que la envuelve", escribió Diego Genoud en lo que parece un elemento clave del escenario que viene rumbo a las elecciones de 2023.

Visitar el sitio web: https://patagonianfacts.com/

Liquidado el albertismo pero con Massa ordenando el ajuste y quitándole de las manos a la oposición buena parte de las banderas del "capitalismo republicano", CFK parece haber dado un golpe final tras su acuerdo con Emilio Pérsico y el Movimiento Evita. Nadie puede predecir si habrá puebladas o un módico 17 de Octubre en tiempos tecnológicos, pero su demostración de fuerzas en el Estadio Único de La Plata y la "rendición" de intendentes y movimientos sociales -que se habían acercado al albertismo hasta quemarse- produjeron el único orden posible en la coalición de gobierno.

Y en este rincón

En sintonía intuitiva o bien informado desde el Instituto Patria, Juan Pablo Luque decidió apartarse de la legión de desconcertados por el peronismo de Alberto y se subió definitivamente a la calesita electoral que desembocará en 2023. Ahora ocupará en Chubut el centro de la escena política junto a Nacho Torres, ya lanzado a la carrera desde hace tiempo sin dejar de lado los apoyos de Rodríguez Larreta, Macri ni Bullrich, siempre con lógica territorial peronista pero con look de millennial. El desierto que ambos deberán atravesar para llegar con chances a las elecciones estará plagado de trampas, bandas hostiles y grandes dosis de fuego amigo.

Se sabe que el anuncio de una candidatura representa esencialmente abrir las puertas a las demandas en cada punto del espacio provincial. Puede decirse que -en medio del vacío de liderazgo que atraviesa Chubut desde la muerte de Das Neves y la carencia institucionalizada en los últimos seis años- cada habitante de la provincia tiene algo que pedir, algo que cree que el Estado le está debiendo con intereses. En su mayoría, a los chubutenses les asiste la razón.

Los historiadores del futuro tendrán severos problemas para describir al sexenio de Arcioni, quien comienza a prometer obras de largo aliento cuando está a un año de irse y deja un legado de silencio. El peronismo tendrá que hacer campaña diciendo que ellos saben de Arcioni tanto como los historiadores del 2100.

Luque y Torres aspiran a gobernar una provincia dependiente de las regalías hidrocarburíferas -que seguirán decreciendo- y que parece "rica" pero padece de un notable deterioro estructural y social. En Chubut actualmente "la administración financiera es la única política económica y el stock de deuda alcanza casi al 90% de los ingresos anuales de la provincia", como señaló el economista y ex rector Jorge Gil a El Extremo Sur.

Las diez empresas que manejan el 80% de la economía chubutense constituyen un problema y un tabú. Un problema, porque el Estado se somete a los designios de sus CEOs y depende absolutamente de ellos. Un tabú, porque la inmensa mayoría de los dirigentes políticos construye su carrera al cobijo y guía de esas mismas corporaciones y no está en condiciones de plantear exigencias ni demandas. En general, ni siquiera hablan de ellas a la vista del público, salvo para elogiarlas. Como se sabe, cuando la política no gobierna ni toma decisiones solo queda el poder empresario.

Luego de difundir su esquemático video en redes sociales, Luque hizo conocer la buscada selfie con los principales caciques sindicales de Chubut. Un análisis gestual devela que Ávila, González y Lludgar posaron con cara de "vamos por todo", mientras Taboada aparece incómodo aunque sin ganas de quedar lejos del armado. Ninguno de ellos piensa quedarse afuera del potencial gobierno provincial que puede quedar en manos del comodorense, y reclamarán su cuota-parte más allá de los aportes materiales o simbólicos que realmente aporte cada uno.

En este escenario que incluye una sociedad a la deriva, marcada por el vértigo aunque incapaz de mantener la concentración más allá de la excitación inmediata del último tweet, el desafío de la clase política es desproporcionado.

Los dirigentes necesitan que les crean, algo muy difícil de lograr ni siquiera en mínima escala dentro de este mercado digital donde la capacidad de atención aparece tan lejos como Marte de las ideas complejas pero muy cerca de la búsqueda de la satisfacción inmediata; en una búsqueda permanente de novedades, imágenes, estímulos y "likes" que es preciso perseguir y renovar cada día para no sentirse miserables.

Cuenta Bruno Patino en su libro "La civilización de la memoria de pez" que nuestra capacidad de atención ha quedado reducida a 9 segundos. Según una investigación de Google, los humanos actuales mantienes su concentración un segundo más que un pez que recorre la pecera y la percibe nueva cada vez. La disputa, ahora, no es por los 15 minutos de fama que auguraba Andy Warhol, sino una guerra despiadada por ser escuchados, comprendidos -y votados, en el caso de la clase política- en ese minúsculo lapso de atención que nos será otorgado.