Y como obra del destino, nuestro Lonko Angen Quilaqueo y el chachay Felipe Suarez vuelven a estar en la provincia de Buenos Aires, exponiendo las problemáticas que se siguen viviendo no sólo dentro de nuestra comunidad, sino también las de las demás lof y comunidades pertenecientes a nuestro pueblo.
La secuela más grande que se fue trasmitiendo de generación en generación es el «miedo», el miedo de volver a ser despojados, el miedo de volver a perderlo todo, aquel miedo de ver morir a tus seres queridos de tristeza, de angustia, aquel miedo de ver prendido fuego el hogar que tanto les costo a nuestros ancianos, aquel miedo que más de una vez nos dejó inmóviles, es el mismo que hoy usamos como motor para salir a luchar hasta el final.
«Hay que respetar y proteger el territorio » es lo que les enseñaron sus padres a nuestros mayores y es lo que ellos nos enseñan día a día.
«NO estamos haciendo nada malo, solo necesitamos respuestas» fueron unas palabras que dijo el lonko antes de partir a la gran ciudad.
En estos momentos están en la casa rosada.
De mi parte, solo me queda pedirle a Ngenechen por ustedes, pedirles a los Ngen y seguir enviándoles Newen para que anden bien y vuelvan pronto con aquellas respuestas .
No dudo de sus valores, de su valentía, de su capacidad de trasmitir. Los admiro y seguimos escribiendo la historia de nuestro pueblo, con orgullo y valor.
Ñuke Mapu Nahuel Pan
«1937- EL DESALOJO DE NAHUELPAN» libro de Celedonio Díaz
Deskarga en PDF: https://ia601500.us.archive.org/.../1937-El%20desalojo... «1937- El desalojo de Nahuelpán», libro de Celedonio Díaz. «Hasta 1883, Francisco Nahuelpán era un capitanejo que pertenecía a la gran tribu de Valentín Sayhueque. Terminada la resistencia indígena Nahuelpán, ahora cacique, habita- a finales del S. XIX, los campos del Boquete al pie del cerro que, desde entonces, se conoce con su nombre. Un decreto presidencial le da tenencia en 1908, de más de 19.000 hectáreas por sus servicios prestados a la Nación. Pero en 1918, con la llegada a Esquel de los hermanos Amaya, se inicia la gestión del desalojo en connivencia con el poder político nacional y la complicidad de otros ganaderos y funcionarios.
En 1937 se concreta la expulsión de casi 500 personas, entre las que se contaban mujeres, niños y ancianos.
La historia de la tribu Nahuelpán es emblemática a la hora de hablar de los desalojos de familias de paisanos.
El desalojo de 1937 no había sido relatado hasta este trabajo. Y la injusticia aún no ha sido reparada.».
