Pueblos originarios

La lucha urgente de los mapuches y los dispositivos del Estado

Director

Nota publiciada originalmente en agosto de 2017

La lucha política, judicial y cultural del pueblo mapuche adquiere una vigencia significativa, y no puede escindirse de los padecimientos y enfrentamientos que afronta cada uno de sus miembros en Argentina y Chile.

Al recorrer territorios recuperados, el diálogo con los protagonistas -que enfrentan a poderosas multinacionales pero también a un dispositivo institucional que los margina por acción u omisión- es posible verificar las condiciones humillantes a las que siguen siendo sometidos, pero también la evolución de su lucha y su determinación.

Persecuciones, razzias, operativos policiales, leyes antiterrorismo, discriminación judicial, marginación y racismo institucional constituyen el contexto en el que mantienen su desafío, en un marco de creciente comprensión por parte de otros sectores de la sociedad civil. La clase política y buena parte del Poder Judicial se mantienen en una cerrada negación.

El pueblo mapuche persistió durante tres siglos en su resistencia a la invasión española, que luego se prolongaría en condiciones desiguales frente a las naciones que surgieron de la antigua estructura de ese imperio. Recién a fines del siglo XIX fue arrasado físicamente "por la santa trinidad del ferrocarril, el telégrafo y el rémington" (1).

Desde la formación de Chile y Argentina, naciones a las que obviamente preexiste, el pueblo mapuche quedó dividido, perola resistencia continúa ahora en ambos países. Sus miembros comparten una cultura ancestral, pero también una lucha vigente de carácter esencialmente político.

Uno de los ejes de esa lucha -no el único- es la demanda de acceso a las tierras de sus antepasados. Tal como señala Amado Lascar, los autores mapuches no buscan "ganarse un espacio subalterno dentro de la polis", sino que sueñan con "el pleno ejercicio de su mapuchidad".

J.M. Le Clezio define como un "silencio inmenso, aterrorizador" el que "se traga al mundo indígena entre 1492 y1550, y lo reduce a la nada. Para que se efectuara esa destrucción se necesitó el poder de toda Europa". En su extraordinaria obra sobre los pueblos del México antiguo (2),

Le Clezio traza un panorama que resulta común al pueblo mapuche y a los pueblos de Mesoamérica a los que se refiere:"La Conquista del continente americano efectuada por los europeos sin duda constituye el único caso de una cultura que inunda por completo a los pueblos vencidos, llegando a sustituir por entero su pensamiento, sus creencias, su alma. La Conquista no se limita a la confiscación, efectuada por un puñado de hombres (curiosa mezcla de barbarie y audacia), de las tierras, las reservas de alimentos, los caminos, las organizaciones políticas y la fuerza de trabajo de los hombres, así como de la reserva genética de las

mujeres. Comprende también la ejecución de un proyecto, concebido al principio del Renacimiento, cuyo fin es dominar el mundo. No debe sobrevivir nada de lo que constituyó el pasado y la gloria de las naciones indígenas: su religión, sus leyendas, sus costumbres, su organización familiar o tribal, las artes, el lenguaje y hasta la historia: todo debe desaparecer para dejar lugar al nuevo molde que impone Europa".

La situación actual parece remitir perversamente ahechos históricos sufridos por el pueblo mapuche.

"Nuestros abuelos cuentan que empalaban a nuestros bebés, que violaban a nuestras mujeres, mataban a nuestros hombres e incendiaban nuestras casas. Estoy hablando del ejército argentino y el chileno; que miles quedaron huérfanos y ahora recién estamos realizando un trabajo para la recuperación de la identidad. La historia más reciente habla de despojo, de violaciones, de desapariciones, de muerte; de una situación tremendamente violenta. Entonces, luego de esta situación que tuvo que vivir el pueblo mapuche, todavía nos preguntan si somos argentinos o chilenos. ¡Qué terrible! ¿Cómo nos van a preguntar si somos argentinos o chilenos? No tiene sentido hacer esa pregunta. Tanto falta transitar para fortalecerla democracia, donde este tipo de planteos no existan. Que exista sólo comprensión y entender al otro en lo que le pasó" relata Mauro Millán, quien fuera un activista clave en la conformación de la Agrupación Mapuche-Tehuelche a comienzos de los años '90, respaldara la emblemática recuperación de tierras de la Comunidad Mapuche Santa Rosa-Leleque en Chubut y actualmente es lonko de la comunidad Pillán Mahuiza, en la zona de Corcovado y Carrenleufú(3).

Millán precisa el sentido del término "recuperar" en contraposición al uso frecuente del concepto de "tomas" en ámbitos políticos y jurídicos, y enfatiza que se trata de volver a poseer "algo que te perteneció, te pertenece y te va a pertenecer".

Sin embargo, Millán aclara que "no pretendemos ser propietarios de esas tierras, porque es imposible ser dueño de algo" y que "en nuestro idioma no existe la palabra ?propiedad privada'. Ya no estamos demandando la tierra, ya que la hemos recuperado. Lo que sí estamos demandando al Estado, fundamentalmente al estado provincial, que nos deje vivir en paz. En el momento que nosotros hicimos esta recuperación, hemos visto cómo el poder reacciona a través de sus diferentes canales".

"Nosotros estamos desenvolviéndonos en una sociedad a la cual nadie nos invitó; sino que nos llevaron a ser parte y a someternos dentro de un sistema que no pedimos. En Chubut a los galeses les dieron la oportunidad de ir a un plebiscito. Llegaron de lejos, les otorgaron tierras y les brindaron un plebiscito para preguntarles si querían ser galeses o argentinos. A nosotros esa oportunidad no se nos dio. Nuestra realidad histórica fue totalmente opuesta: usurparon nuestro espacio territorial; tanto los chilenos como los argentinos, resistimos la invasión española y luego la de Argentina y Chile", asegura Millán.

El racismo institucional

Patricia Richards describe en una investigación (4) cómo el racismo institucional se manifiesta en Chile a través de políticas del Estado que son supuestamente multiculturales. Sus conclusiones pueden tomarse como referencia para la situación argentina, aún con diferencias de contexto y visibilidad social. Explica que "el discurso hegemónico de la nacionalidad fue que las naciones latinoamericanas tenían su origen en la mezcla entre los europeos, indígenas y afro-descendientes", pero advierte que "tras ese discurso existía una práctica excluyente y discriminadora.

Comenzando en los 80' y 90' en la región, ha habido un cambio hacia el multiculturalismo, reconociendo los fracasos del discurso del mestizaje. La idea es que el Estado abraza las diferencias étnicas y raciales y las representan a través de políticas, discursos y leyes".

Sin embargo, Richards desmonta ese discurso "ideal" que propaga el Estado, y describe al multiculturalismo

como "una manera de generar consensos para el modelo neoliberal, para comprar el consentimiento de la gente a través de esta política que les da "algo al menos Es como un reconocimiento light".

El Estado chileno, según Richards, mantiene una política fuertemente contradictoria. Reconoce ciertos derechos -como el derecho a la salud o la educación intercultural bilingüe, acceso a la tierra, el desarrollo con identidad y en ciertas formas de autonomía-, pero rechaza permanentemente las demandas más sustantivas: autogobierno, autodeterminación y territorio, porque son vistas como amenazas al modelo neoliberal.

El aporte de Richards resulta sustantivo también en el análisis de las conductas de los actores locales frente a las políticas multiculturales y el movimiento mapuche. A su juicio, reaccionan con tres discursos distintos. En primer lugar, apoyan la construcción de los mapuches como "terroristas". Las elites locales y sus discursos están mostrando consentimiento para la represión, y dan la justificación moral para reprimirlos. Además, rechazan con energía los aspectos más "constructivos" del multiculturalismo. Aseguran que los mapuches no tienen cultura, que "son cosas que vienen de afuera", y que no merecen derechos específicos.

"Indios permitidos" e "indios terroristas"

El tercer discurso es el de la asimilación. En él, para sobrevivir, los mapuches "tienen que cambiar", tienen que ser "igual que todos" y "dejar su cultura y la tierra". Dos conceptos claves en el trabajo de Richards son los de "indios permitidos" e "indios insurrectos", que "provienen de un trabajo de Rosamel Millaman y Charles Hale, aunque fue creado por Silvia Rivera Cusicanqui".

Cusicanqui dijo que "con la política de reconocimiento light están creando un sujeto: el "indio permitido". Es el indio que el Estado quiere ver y usa la palabra "indio" a propósito, porque está tratando de enfatizar que es la forma despectiva en que los Estados tratan a los pueblos.

El "indio permitido" es el sujeto que está aprobado y validado por el gobierno, que acepta sin cuestionar las políticas del Estado que los promueve y que no demanda más allá, lo acepta. Cuando se promueve ese sujeto permitido, a la vez está prohibido el otro, que él llama el "indio insurrecto", que es el que dice que no, que no está de acuerdo con el sistema neoliberal y que "no voy a consentir tus políticas multiculturales que no tienen sustancia".

La conclusión de Richards es clara: "en el caso mapuche esto es aún más fuerte, porque el "indio insurrecto" no solo es etiquetado como insurrecto, sino además como terrorista", ya que "cualquier mapuche que no quiere quedarse dentro del modelo muy restringido del "indio permitido", no tiene voz política ni es validado como interlocutor".

La aplicación del concepto de terrorismo al pueblo mapuche chileno -y los aprestos para hacerlo en Argentina- proviene de que "la guerra antiterrorista de EE.UU. forma un contexto en el que a cualquier movimiento que vaya en contra del Estado se le llama terrorista, y crea un permiso global para llamar a cualquier cosa terrorismo. Así ocurrió durante la guerra fría con el concepto de comunista".

La lucha del presente

Juan Paulo Huirimilla destaca que "los mapuches luchan por la tierra, porque es la madre y el padre a la vez; en cambio, la policía, que representa al aparato del Estado y la sociedad occidental, ve la tierra como un elemento de producción y no como una madre. Si están pisoteando a tu madre debes luchar". (5)

Huirimilla afirma que "el Estado tiene que reconocer al pueblo mapuche como una nación aparte. Eso no significa que los mapuches quieran formar un nuevo Estado. Dentro de la Constitución Política, el Estado plantea la nación de manera unívoca. Dentro del universo mapuche se plantea un Estado pluralista, multicultural o intercultural". Advierte, por otra parte, que "el pueblo mapuche siempre ha creído en la palabra y el diálogo. Lo que pasa es que la sociedad huinca cree en el diálogo con el fuego".

Para Elicura Chihauilaf, "si el Estado sigue embarcado en esto del libre mercado, basando su éxito en esa forma económica, no va a parar en su represión, en golpear a cada uno de los que somos mapuches y a muchas y muchos chilenos sensibles. Esta es una diaria y cotidiana violencia de recibir las noticias de allanamiento a nuestras comunidades y la destrucción de sembradíos y bienes". (6)

Jaime Huenún, escritor mapuche-huilliche, tras señalar que "el Estado y sus instituciones no entienden que el problema mapuche no es únicamente coyuntural", afirma que "el mundo indígena y principalmente el mapuche es mal mirado, despreciado, incomprendido y se le aplica toda la fuerza de la ley cuando se levanta por demandas legítimas". (7)

Historia y contemporaneidad se funden en la realidad del pueblo mapuche. Una parte de la humanidad lucha junto a ellos contra la peligrosa convicción de la desigualdad de las razas y la tiranía cultural. La lucha mapuche enfrenta el mismo fundamento que tuvieron los imperios coloniales, que bien sintetiza Le Clezio: los trabajos forzados -en sus versiones antiguas y modernas-la expropiación de las tierras y su sistematización, y sobretodo esa desorganización deliberada de los pueblos, no sólo con el fin de conservarlos en la inferioridad, sino también de convencerlos de ella". (8)

Jones Huala y el ministro

El 1° de septiembre de 2016 el Juez Federal Guido Otranto dictaminó el archivo del expediente al invalidar la investigación por carecer de independencia y estar viciada de nulidad, rechazando así el pedido de extradición a Chile que pesaba sobre el lonko mapuche Facundo Jones Huala. Además de declarar la nulidad del informe presentado el 10-02-15 por la División Policial de Investigaciones de Esquel de la Policía de Chubut -que dio origen al proceso judicial-quedó en evidencia que como consecuencia directa de esa acción policial el proceso era nulo de nulidad absoluta, y el juez determinó que se investigue el delito de acción pública que habrían cometido el oficial principal Pablo Carrizo, de la Brigada de Investigaciones del Chubut, y el comisario Víctor Velozo, que estuvo a cargo de la comisaría de El Maitén.

Sin embargo, el lonko Jones Huala volvió a ser detenido y permanece preso en la cárcel de Esquel, con la posibilidad de ser juzgado por segunda vez por la misma causa, lo que es evidentemente inconstitucional. El dirigente se considera un "detenido político", y sostiene que el presidente Mauricio Macri lo "quiere afuera del país".

El ministro de Gobierno de Chubut, Pablo Durán, vuelve a encarnar el discurso institucional que prefiere ignorar o soslayar el contexto y la historia de la lucha del pueblo mapuche, al sostener que "hay un grupo de delincuentes que está ensañado con sus propios vecinos, y nosotros no lo podemos permitir" y que "si el objetivo es luchar contra las corporaciones, el medio que utilizan es erróneo". "Hemos mantenido diálogos con muchos loncos y comunidades aborígenes y nada tienen que ver con este grupo (RAM)", dijo el ministro, sin recordar que el gobierno que integra boicoteó todas las instancias de diálogo institucional.

La visión desde Cushamen

En diálogo con un miembro del Pulof en Resistencia de Cushamen, que responde al lonko Jones Huala (9)aseguró que "es un proceso de recuperación territorial difícil de entender, ya que no tiene un límite definido sino que aspira a recuperar todo lo que tiene la multinacional Benetton".

"Tenemos una propuesta política para trabajar con nuestras comunidades con objetivos estratégicos, que implica la reconstrucción del mundo mapuche dentro de un proceso de liberación nacional, y recuperar tierras productivas y sagradas para seguir viviendo como mapuches", dijo.

"Somos conscientes también de que el propio comunismo fue paternalista, y de que una posición dominante puede venir del poder hegemónico pero también de sectores que pretenden ayudar. El sistema capitalista está cavando su propia tumba. No solamente está destruyendo a la propia naturaleza sino que está acabando con la fuerza de trabajo, la especie humana", afirma.

Resistir con fundamentos

"No solo no hay un futuro para la juventud mapuche sino para todos los jóvenes. El resguardo que estamos haciendo frente a las multinacionales -que tienen tierras pero también mineras- es para todos. Este río, que llega hasta el mar, es uno de los pocos que está quedando sano. La lucha no es solamente del pueblo mapuche: estamos defendiendo una calidad de vida", afirma este miembro del Pulof en Resistencia Cushamen, que lidera el lonko Facundo Jones Huala.

NOTAS

1.FRANCO, Luis (1968) La pampa habla, Buenos Aires, Del Candil.

2.LE CLÉZIO, J.-M.G (1992) El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, México, Fondo de Cultura Económica.

3.MILLÁN, MAURO (2009) "¿Si somos argentinos o chilenos?...No tiene sentido esa pregunta". Entrevista en http://www.azkintuwe.org/julio091.htm y www.observatorio.cl y diálogo con el autor de este artículo, Julio de 2017.

4.PAINEMAL, Wladimir (2009) "Entre el indio ?permitido' y el indio ?insurrecto'", entrevista a Patricia Richards. En http://www.azkintuwe.org/agosto191.htm, Agosto.

5.ORELLANA, Antonio y CASTILLO, Pamela (2008) "Artistas mapuches levantan la voz. La otra trinchera". Entrevista a Juan Paulo Huirimilla. En La Nación, 20 de enero de 2008, Santiago de Chile.

6.Ídem anterior. Entrevista a ElicuraChihauilaf.

7.Ídem anterior. Entrevista a Jaime Huenún.

8.LE CLÉZIO, J.-M.G (1992) El sueño mexicano o el pensamiento interrumpido, México, Fondo de Cultura Económica.