Política

Conformismo e ideología de Goma Eva: cómo salir de la deuda y cobrarle impuestos a los que se llevan todo

La crisis desatada por el desplazamiento de las inversiones petroleras hacia Vaca Muerta azota a Chubut de manera progresiva. Es evidente que el impacto actual se suma a largos años de desmanejo de la cosa pública y endeudamientos que la hundieron en el fango de la deuda. El proceso es permanente y se profundizará, aunque existen salidas alternativas vinculadas al aumento de los ingresos y a decisiones que corten de raíz la sangría de la deuda. Ambas opciones requieren capacidad y valentía política, ambas ausentes en el discurso de la clase dirigente. La construcción de un poder real basado en la movilización, el consenso y el compromiso social es de vital importancia para poder transformar la realidad. Ese desafío roza lo utópico si tenemos en cuenta la lógica que aplican quienes ocupan actualmente el poder político, pero siempre queda la expectativa de que alguno de los nuevos dirigentes que disputarán el poder este año asuman esa responsabilidad.

Chubut es una provincia rica que genera constantemente divisas para la Nación y esencialmente para el sector privado, ya sea con la explotación de los recursos naturales o con las condiciones muy favorables que ofrecen los campos y demás riquezas provinciales.

En paralelo es una provincia pobre, con altos niveles de pobreza y que se ha acostumbrado a vivir al día con las migajas que recibe del Gobierno nacional o de los magros impuestos que paga el sector privado.

Así como la crisis avanza y se agrava de manera constante empobreciendo todo a su paso, asoma una gama de opciones para destrabar la situación y comenzar a transitar un sendero virtuoso del que Chubut se alejó hace muchos años. La crisis no es nueva, tiene por lo menos diez años de profundización constante; aunque en los últimos dos años ingresó en una fase superior.

A medida que Vaca Muerta vaya avanzado en la consolidación de su infraestructura de transporte y exportación -siempre y cuando los precios internacionales del crudo y del gas se mantengan elevados- Chubut irá sufriendo cada vez más el traspaso de inversiones hacia la Cuenca Neuquina.

Obviamente no se dejarán de explotar los hidrocarburos existentes en los yacimientos chubutenses, pero su ritmo se hará cada vez más lento y por tratarse de una Cuenca madura es inexorable que esas consecuencias críticas adquieran una dimensión aún mayor.

Deuda, regalías y no pago con investigación judicial

Mientras sigan retrocediendo la producción y las exportaciones petroleras habrá menores ingresos para la provincia, todo en un marco de un endeudamiento descomunal que para este año demandará pagos por 120 millones de dólares y el año que viene ascenderán a 135 millones de dólares.

En 2022 Chubut recaudó en promedio 38 millones de dólares mensuales de regalías y este año arrancó levemente por debajo, ya que en enero cobró 37,6 millones. Los pagos de deuda en dólares ascendieron a los 85 millones y representaron el 18% de todo lo recaudado en el año.

Para afrontar los pagos de la deuda en dólares en este 2023 deberá utilizar el 26% de todas las regalías que podrían ingresar en el año. Para 2024 y de mantenerse ese mismo promedio tendrá que destinar 29% de todos los ingresos de este rubro. Es decir que más de un trimestre de regalías se esfumarán en pago de deuda y no podrán ser usadas por Chubut.

Como si todo esto fuera poco, los casi mil millones de dólares en que se endeudaron las últimas gestiones de gobierno en su gran mayoría se desvanecieron sin traducirse en las obras que se comprometieron a la hora de pedir los préstamos internacionales en moneda extranjera. El caso más paradigmático es el Hospital de Alta Complejidad para Comodoro Rivadavia, que jamás se inició.

Investigar y enjuiciar a los actores políticos que llevaron adelante este desfalco para las cuentas públicas de la provincia es un deber y una necesidad moral y ética que la clase política debería encarar. No parece ser el objetivo de ninguna de las fuerzas políticas tradicionales. Por el contrario, todas se cuidan las espaldas entre sí porque de una u otra manera están involucradas en las decisiones.

Dejar de pagar la deuda en dólares es una necesidad imperiosa, y también iniciar una exhaustiva investigación por parte de una comisión de independientes que lleven a los estrados judiciales a los responsables del desfalco.

Muchos políticos chubutenses se llenan la boca hablando pestes del endeudamiento que dejó el macrismo a nivel nacional con las emisiones y el préstamo del FMI -lo cual es claramente verificable- se callan sobre lo que sucedió en la provincia. No solamente el daño es equivalente al provocado por Macri, sino que además resulta agravado porque los fondos tenían destinos preestablecidos que en la mayoría de los casos no se cumplieron y quedaron los vencimientos que luego fueron renegociados por la actual gestión.

La clase dirigente debería ser castigada por lo sucedido. La Justicia provincial ni siquiera se ha encargado de investigar mínimamente lo sucedido y mira para el costado.

Reforma tributaria y aumento de ingresos

Además de no pagar la deuda ilegítima y fraudulenta la provincia necesita imperiosamente un nuevo esquema tributario en el que los sectores más concentrados de la economía y la producción paguen mucho más de lo que pagan en la actualidad.

Chubut está colmada de casos emblemáticos de sectores que obtienen enormes ganancias con los recursos naturales provinciales o se aprovechan de la infraestructura existente, pero que a la hora de tributar lo hacen de manera escuálida y casi inexistente.

Allí es donde asoman el "campo", que no aporta siquiera el 1% de los ingresos propios que recauda la provincia y fueron eximidas por décadas del Inmobiliario Rural; Aluar -que no paga ningún tipo de canon extra por ser la mayor productora de aluminio del Cono Sur- y la pesca, que ni siquiera quiso pagar el Fondo Ambiental Provincial por los inmensos daños que provoca en el mar y las costas provinciales.

También asoman los parques eólicos que se escudan fuera de los ejidos municipales para no tributar mientras siguen beneficiados por la promoción establecida en la Ley Guinle. No escapan de este esquema las propias petroleras, que tributan el 13% de regalías pero en el exterior llegan a pagar hasta el 82%.

El Estado es "bobo" y los poderosos se lo sacan de encima con gambetas a lo Messi en el Mundial, diciéndole "anda p´allá, bobo". Esa situación es responsabilidad de la dirigencia política, que no solo lo permite sino que además lo fomenta y se arrastra detrás los empresarios tal como si fueran sus sirvientes.

No escapan a esa lógica gran parte de la dirigencia sindical, que en lugar de plantarse frente al empresariado busca beneficios para sus inversiones y se contenta con salir en algunas fotos de inauguraciones de obras que se concretan con las migajas que reparte el poder concentrado.

Poder real para una transformación social y económica

Si la próxima gestión provincial que asuma en Chubut se propone afrontar la crisis presente antes de que se convierta en terminal, primero debe rediscutir la Coparticipación Federal de Impuestos inequitativa tras largas décadas de aporte a las arcas nacionales y en ese marco exigir una reparación histórica imprescindible.

En paralelo, debe fijar nuevas pautas tributarias para los grandes sectores de la economía y de la producción para de esa aumentar los ingresos de manera considerable, mientras que debe establecer férreas metas de producción y contralor en el esquema productivo petrolero.

La lógica del ajuste y el achicamiento del gasto público se ha mostrado como un fracaso rotundo. Lo que debería comenzar es el camino virtuoso del incremento de los ingresos, pero para eso hace falta decisión política y construcción de poder real.

El poder no se construye con inauguraciones, fotos cosméticas o declamaciones edulcoradas, tampoco con bots en redes sociales. Allí se ganan votos y no mucho más que eso.

La situación es grave, y se hace imprescindible una transformación rotunda y arriesgada que sirva para dar vuelta la situación en un nuevo sendero de crecimiento, distribución y equidad.

Para algunos esto suena "revolucionario", quizás por el colonialismo mental instalado en gran parte de la clase dirigente. Sin embargo, simplemente se trata de modificar progresivamente los inequitativos esquemas existentes y equilibrarlos.

El poder real debería edificarse sobre la base de una sociedad movilizada e involucrada.

Contentarse la lógica de lo posible, sobre la base de que la correlación de fuerzas no es favorable, es conformismo barato e ideología de Goma Eva. Es posible maniobrar de manera constructiva y sustentable en favor de las mayorías para modificar los desequilibrios con el poder real y cambiar condiciones imperantes de desigualdad.

Algún día quizás, esos sueños utópicos puedan acercarse a la realidad; en tanto ahora no estaría nada mal poder vivir mejor y de manera más equitativa, igualitaria, fraternal y libre.