Opinión

Hacia el 2030: El choque por los recursos

Por Alberto Carral

El mundo ya no es el mismo. Todo es muy diferente a lo que parecía inamovible hace apenas tres años. Los cambios son tan profundos, que muchos de los soportes que proporcionaban seguridad a las personas parecen desmoronarse, y es difícil discernir cuáles podrían ser los fundamentos de una posible nueva era. La crisis actual, con sus múltiples facetas y peligros, es el reflejo de los límites que ponen en entredicho la continuidad de un modo de organización de la producción y la sociedad que ha sido desbordado por la realidad.

Entre las trabas más evidentes a las que se enfrenta un sistema económico que funciona bajo la premisa del crecimiento perpetuo, se encuentran aquellas que se relacionan con el agotamiento, el desgaste y la pérdida de múltiples bienes comunes y recursos naturales, tales como las energías fósiles y los minerales estratégicos[1], la mayor parte de los suelos aptos para el cultivo, las reservas vitales de agua potable, bosques y selvas, así como numerosas especies de los océanos y las masas continentales que son, naturalmente, irrecuperables.

Tan complejo y caótico escenario ha producido la colisión entre el orden decadente -representado por la llamada Pax Americana- y el naciente nuevo orden multipolar que se abre paso a empellones. Estados Unidos se resiste a perder el predomino global y, motivado por distintas versiones de la consigna Make America Great Again, impulsa una estrategia para tratar de hacer caer a Rusia y ralentizar económica y tecnológicamente a China y a Europa, con el propósito de atraer todo el capital que sea posible hacia su propio territorio. Por su parte, la alianza sino-rusa encabeza ese nuevo orden que despunta, y muestra tener un significativo influjo sobre naciones como India, Irán, Turquía, Siria, Arabia Saudita y Brasil, entre muchas otras, que son atraídas por la unificación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y de la Unión Económica de Eurasia.

El ocaso del crecimiento y de la energía fósil

El factor que con más fuerza está empujando hacia el cambio de época, es la incompatibilidad entre un sistema económico basado en el crecimiento perpetuo y un planeta con límites materiales infranqueables. El modo capitalista de relacionarse con la Tierra es ya insostenible y ha entrado en crisis terminal. Hace doscientos años la convivencia comunitaria comenzó a corromperse y se transformó en un tipo de sobrevivencia fundada en el individuo competitivo y consumista. En algún lugar se extravió la capacidad de los seres humanos para mantener una relación más o menos armónica con el medio natural, y el sentido de la existencia se precipitó en una delirante espiral sin fondo, impulsada por la máquina de vapor, el automóvil y el cohete interplanetario.

La vertiginosa caída en la irracionalidad fue el resultado inevitable de un sistema que para funcionar se ve compelido a multiplicar incesantemente la producción mediante el desarrollo de la productividad del trabajo, y a multiplicar el consumo de lo innecesario a partir de instrumentos perversos como la publicidad manipuladora y la obsolescencia programada. En cada una de sus células el capital lleva el germen de su vocación expansiva: es inherente a su forma de funcionar. Una vez que logra asentarse a escala local, busca crecer y fortalecerse para proceder entonces a ocupar el espacio nacional, regional y global. Está en su naturaleza ensancharse para devorarlo todo. Así emergió y prosperó la creencia en la superioridad del homo Sapiens por sobre el resto de las especies, falaz noción de grandeza a partir de la cual una minúscula y parasitaria élite desplegó su poder absoluto. Esa oligarquía usurera y tecno-obsesiva desangra al mundo y condena a la humanidad a un futuro sombrío, plagado de amenazas; va a lo suyo y no se conmueve ante el clamor desesperado de los otros.

Pero la fantasía de lo ilimitado y la veneración de la tecnología como mecenas del progreso eterno solo lograron imponerse debido a la abundante disponibilidad de combustibles fósiles. Con la difusión de la energía de vapor y la mecanización del proceso productivo irrumpió la primera revolución industrial hacia fines del siglo dieciocho. Junto con nuevos materiales -como el acero-, en las siguientes décadas aparecieron el petróleo y las técnicas para la transformación de la energía fósil en electricidad, que fueron la plataforma sobre la cual surgieron el automóvil y el transporte aéreo, así como las telecomunicaciones y las computadoras. La producción en masa de todo tipo de mercancías comenzó a aumentar de manera exponencial, de tal modo que, en sólo dos siglos, el producto interno bruto (PIB) per cápita pasó de doscientos cincuenta a seis mil quinientos dólares anuales[2].

En los últimos cien años el consumo total de energía se multiplicó exponencialmente. El petróleo es una fuente energética con características únicas, sin las cuales posiblemente el avance del capitalismo hubiese sido más lento, menos destructivo y con un despliegue muy distinto en el territorio. Es una sustancia con una alta densidad energética, lo cual quiere decir que los hidrocarburos líquidos que se obtienen de su refinación son capaces de almacenar una cantidad mayor de energía por unidad de volumen que cualquier otro combustible fósil. Su cualidad más apreciada es la facilidad con la que es posible distribuirlo a cualquier lugar del mundo, de ahí que para el transporte de más del noventa por ciento de las mercancías y las personas se utilicen combustibles derivados del petróleo[3]. La facilidad para la transportación de los hidrocarburos en grandes cantidades hizo posible concentrar actividades productivas en conglomerados urbanos e integrar cadenas de valor completas en territorios reducidos, un fenómeno que favoreció la expansión del capitalismo en todo el mundo[4].

A la par de la producción masiva de mercancías, el consumo global de energía se disparó, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial. Es destacable que, en la actualidad, las energías llamadas renovables apenas si aportan un pequeño porcentaje de la energía total consumida, y más notable aún es el hecho de que no han venido a sustituir a las energías fósiles sino a sumarse a ellas para alimentar la acumulación de capital[5].

No es entonces sorprendente que la emisión de gases de efecto invernadero -como es el caso del CO2-mantenga su tendencia al alza a pesar del "auge" de las energías renovables[6].

Emisiones de CO2 por quema de combustibles fósiles

Inevitablemente, tras casi dos siglos sin pausa, la orgía del derroche energético llega a su fin: el petróleo, el gas natural y el carbón se están agotando en todo el mundo[7]. Con una eficacia incomparable, estas preciosas fuentes de energía lograron que la frenética maquinaria capitalista se mantuviera trabajando a tope hasta conquistar el planeta entero. Pero, como se dice coloquialmente, hay tiempos de tirar cohetes y tiempos de recoger varas: la insaciable voracidad del sistema económico ha encontrado en el tamaño del planeta un límite intransitable, por lo que sus días están contados. La disponibilidad de los combustibles fósiles está declinando de manera acelerada y no se avizora en el horizonte alguna fórmula mágica que sea capaz de sustituirlos -en la escala requerida- para dar continuidad a la reproducción ampliada del capital. La propia Agencia Internacional de Energía (EIA por sus siglas en inglés) advierte: La era de los combustibles fósiles podría terminar muy pronto[8].

En el escenario STEPS, formulado por la EIA en el documento referido, la demanda global de combustibles fósiles decrecerá sistemáticamente en dos exajulios al año desde mediados de la década de 2020 hasta el 2050, lo que es equivalente a un millón de barriles de petróleo equivalente por día o a un yacimiento de petróleo de gran tamaño a lo largo de toda su vida útil. La energía es vital para el funcionamiento del sistema económico, y su relación con el comportamiento del producto interno bruto mundial es evidente. Durante décadas, la participación de los combustibles fósiles en la demanda mundial se ha mantenido en alrededor del 80 por ciento del total; sin embargo, de acuerdo con las proyecciones de la EIA esta tendencia se modificará radicalmente en los próximos años, a tal punto que se espera que dicha participación represente solo el 60 por ciento del suministro total de energía en el año 2050. Es así que, según esta fuente, la demanda de carbón llegará a su punto máximo en uno o dos años, la de gas natural alcanzará una meseta a fines de esta década, y la de petróleo comenzará a declinar a mediados de la década de 2030[9].

Una de las manifestaciones más preocupantes del ocaso de los combustibles fósiles en el mundo es el agotamiento del diésel, dado que solo es posible obtenerlo de tipos especiales de petróleo crudo de buena calidad, es decir, de esos que ya son muy escasos porque en el mercado predominan el petróleo de esquisto, el alquitrán de las arenas bituminosas, y otras especies poco generosas. En tanto que el diésel es considerado "la sangre del sistema", el impacto de su insuficiente oferta es mayúsculo, ya que, además de mover automóviles, camiones, excavadoras, tractores y barcos, es imprescindible en los procesos productivos de la construcción y la agricultura[10].

La cada día más evidente escasez de combustibles fósiles está produciendo una rápida caída de la tasa de retorno energético (energy return on investment o EROI por sus siglas en inglés). La EROI representa la energía obtenida por unidad de energía invertida para producirla, de tal modo que, cuando los recursos son abundantes y se puede disponer de ellos con facilidad, se requiere una inversión de energía relativamente baja para obtener a cambio grandes cantidades de energía nueva. Como se observa en la gráfica siguiente, el pico de la EROI del petróleo (70:1) tuvo lugar alrededor del año 1930, y a partir de entonces ha disminuido hasta casi llegar a 10:1 en 2012[11].

EROI global de: petróleo, carbón, gas y todos los combustibles fósiles 1800-2012

Lógicamente, en la medida que la EROI es menor, el incentivo para invertir también disminuye dado que el riesgo aumenta. Esto es justamente lo que ha sucedido en los años recientes: las inversiones para exploración y producción de petróleo comenzaron a retraerse después del año 2014, hasta reducirse en alrededor de un 40 por ciento entre 2015 y 2022, y se estima que se mantengan deprimidas al menos hasta el 2027. La OPEP proyecta que este bajo nivel de inversión se mantendría hasta el año 2045, aunque con presiones de costos cada vez mayores por el lado de la oferta[12].

Semejante retirada se explica por los considerables déficits de operación que las grandes compañías estaban experimentando desde 2010. Antonio Turiel observa que las empresas petroleras multiplicaron por tres su esfuerzo de inversión entre 1998 y 2014; sin embargo, la creciente dificultad para encontrar más yacimientos de petróleo les ocasionó déficits superiores a los 100 mil MDD al año, y esto a pesar de que se trataba del período histórico de precios más altos, por arriba de los 110 dólares por barril entre 2011 y 2014[13].

De este modo, la producción de petróleo llegó a su pico en el año 2018 y no ha logrado recuperarse desde entonces. En su escenario intermedio (SDS), la Agencia Internacional de Energía plantea que, según la declinación actual observada, podría tener lugar un déficit de hasta 34 MDB/d entre la demanda esperada y el nivel de producción; esto es alrededor del 35% en el 2025[14].

El vuelco hacia las energías renovables

En septiembre de 2014, la fundación Rockefeller Brothers Fund (RBF) anunció su decisión de desinvertir en el negocio petrolero, mismo que durante un siglo y medio fue la mina de oro de la fortuna familiar a través de la Standard Oil. Stephen Heintz, presidente y director ejecutivo del fondo aseguró entonces que la justificación de la inversión continua en gas y petróleo se estaba desvaneciendo rápidamente[15]. Por su parte, Valerie Rockefeller, tataranieta de John D. Rockefeller y presidenta del consejo de administración de RBF, sentenció: Cuando nos unimos al movimiento de desinversión, estábamos convencidos de que se podía construir una cartera de inversiones más rentable y menos riesgosa sin exposición a los combustibles fósiles. El monto de la desinversión de RBF ascendió en ese momento a cincuenta mil millones de dólares; sin embargo, unos pocos años después, el valor total se elevó a más de doce billones dólares y a la operación se sumaron grandes inversionistas como BlackRock y Goldman Sachs.

A través de una exuberante campaña de propaganda y utilizando como plataforma principal el Foro Económico Mundial de Davos[16], la élite del capital financiero promocionó los conceptos de economía verde, gran reinicio y reconstruir mejor con la pretensión de inaugurar una nueva y prolongada era de bonanza para sus negocios basada en las energías renovables. Pero no quieren darse cuenta que su estrategia está condenada al fracaso, porque parte del supuesto de que es posible reinventar el capitalismo del crecimiento incesante, sin detenerse a analizar el hecho de que la crisis multidimensional y última del sistema se explica precisamente por su compulsión expansiva en un planeta con recursos finitos.

Limitaciones de las energías renovables

Como se expuso líneas arriba, las élites capitalistas pretenden enfrentar la declinación estructural en la disponibilidad de energía fósil mediante inversiones masivas en energías renovables. Sin embargo, la producción de paneles fotovoltaicos, turbinas eólicas, vehículos eléctricos, baterías y una larga lista de bienes, servicios, componentes y dispositivos que son ya emblemáticos de lo que se conoce como economía verde, depende del acceso a materias primas que no abundan en el mundo, tales como el cobalto, el níquel, el litio, el cobre, el grafito y las tierras raras, entre otras. Es así que el agotamiento de la energía fósil y la escasez de minerales críticos se erigen como trabas formidables para la expansión de la economía global, por lo que es de esperarse que la transición del sistema energético vendrá acompañada de volatilidad en los precios, interrupciones en el suministro y tensiones geopolíticas[17].

Un informe revela que la producción de grafito, litio y cobalto tendría que aumentar casi 500% al 2050 para satisfacer la creciente demanda de tecnologías de energía limpia. Estima que se requerirán más de tres mil millones de toneladas de minerales y metales para la construcción de las instalaciones de energía eólica, solar y geotérmica y el almacenamiento de energía, que serían necesarias para lograr una reducción de la temperatura por debajo de los 2 °C[18].

El despliegue de estas tecnologías como parte de la transición energética implica un importante aumento de la demanda de minerales. Así, por ejemplo, al fabricar un vehículo eléctrico se consumen casi seis veces más minerales que los requeridos para un automóvil convencional (solo de cobre la necesidad es entre tres y cinco veces mayor que en los tradicionales), y construir una granja eólica marina demanda hasta catorce veces más minerales que una central eléctrica de gas natural[19].

Minerales utilizados en tecnologías de energía limpia seleccionadas

Nota: Notas: kg = kilogramo; MW = megavatio. Los valores para vehículos son para el vehículo completo incluyendo baterías, motores y planeador. Las intensidades para un coche eléctrico se basan en un cátodo NMC (níquel manganeso cobalto) 622 de 75 kWh y un ánodo basado en grafito. Los valores para la eólica marina y la eólica terrestre se basan en el sistema de generador síncrono de imanes permanentes de accionamiento directo (incluidos los cables de matriz) y el sistema de generador de inducción doblemente alimentado, respectivamente. Los valores para el carbón y el gas natural se basan en plantas ultrasupercríticas y turbinas de gas de ciclo combinado. El consumo real puede variar según el proyecto dependiendo de la tecnología elección, tamaño del proyecto y entorno de instalación.

Si se considera que el tráfico rodado representa el 49% de la demanda mundial de petróleo, para la industria automotriz resulta prioritario y urgente reemplazar los vehículos convencionales por eléctricos con la finalidad de hacerle frente a la escasez de carburantes y de reducir las emisiones de CO2. Sin embargo, la insuficiente disponibilidad de recursos representa un obstáculo tan grande, que no será posible alcanzar este objetivo sin disminuir la demanda global de energía.

Según estimaciones recientes, en las siguientes tres décadas los vehículos de combustión solo podrán ser sustituidos parcialmente, pues se espera que en el año 2050 la proporción de vehículos eléctricos ligeros en circulación alcance -en el mejor de los escenarios- el 31% del inventario mundial (672 millones de unidades)[20]. Si los muy optimistas escenarios oficiales no llegan a materializarse -algo bastante factible dada la escasez de materiales y de combustibles fósiles-, el parque vehicular global irremediablemente tendrá que compactarse.

Es cierto que el aprendizaje y las economías de escala reducen algunos componentes de costos, pero también es un hecho que los insumos minerales representan una parte cada vez mayor del costo total de las baterías y de otras tecnologías clave de energía limpia. En los siguientes gráficos se aprecia el número de veces que tendría que crecer la disponibilidad actual de algunos minerales críticos, para que el escenario SDS de crecimiento de las tecnologías de energía limpia en el año 2040 sea factible: la producción de litio tendría que multiplicarse por 42, la de grafito por 25, la de cobalto por 21, la de níquel por 19 y la de tierras raras por 7[21].

Demanda de minerales para tecnologías de energía limpia por escenario

Notas: PV = fotovoltaica; STEPS = Escenario de políticas establecidas; SDS = Escenario de Desarrollo Sostenible.

Pero los problemas no terminan ahí. Dado que de las energías renovables sólo se pueden utilizar para generar energía eléctrica, las limitaciones de la transición son aún mayores en tanto que la electricidad escasamente representa el 20% del consumo final mundial de energía. La rigidez al cambio del otro 80% es un impedimento muy grande en actividades cruciales como agricultura, cemento, siderurgia, plásticos, transporte, entre las más importantes, de tal modo que en Estados Unidos, por ejemplo, el consumo de electricidad generada mediante energía eólica, solar, hidráulica (y nuclear)apenas pasará del 17% al 19% entre el año 2022 y el 2050[22].

Las élites financieras y políticas se resisten a ver la crudeza de sus propios datos y prefieren recurrir al voluntarismo tecno-optimista para tratar de hacer frente a este complejo y peligroso escenario. Como parte de su esfuerzo de auto convencimiento, a través de los medios y de las redes de información han sembrado la idea (falsa) de que a la vuelta de la esquina existen opciones de fuentes de energía virtualmente ilimitada, trátese de la fusión nuclear, los soles nucleares o el hidrógeno. Le aseguran al mundo que todo se encuentra bajo control, y que en poco tiempo el progreso será imparable y la vida volverá a la normalidad. Por desgracia, la realidad camina por una ruta diferente: la fusión nuclear no es lo que nos quieren vender[23], como tampoco lo es el hidrógeno(del color que sea)[24].

La realidad es obstinada. A pesar de que a través de los medios masivos y de las redes sociales las élites oligárquicas y los gobiernos de los países más poderosos aseguran que todo camina sin mayores contratiempos, lo cierto es que entre ellos se disputan furiosamente los pocos recursos disponibles. El choque por los recursos es particularmente sonoro debido a que muchos de los minerales que son vitales para la llamada transición energética están muy localizados en ciertos territorios. En los casos del litio, el cobalto y los elementos de tierras raras, los tres principales productores del mundo controlan más de las tres cuartas partes de la producción mundial. A esta alta concentración geográfica se agregan otros factores que tienden a agudizar las tensiones, tales como los largos plazos para añadir nuevos volúmenes de minerales a la producción actualmente existente, la decreciente calidad de los recursos en algunas zonas, así como los impactos ambientales y sociales derivados de su explotación irracional[25].

Multipolarismo y unipolarismo

Está llegando a su fin la época dorada de la abundancia de recursos y, con ella, la galopante expansión capitalista de los últimos cien años. Como es natural, tan extraordinario fenómeno produce un gran nerviosismo en las alturas, sobre todo en las élites dominantes de Occidente.

En un periodo de tiempo muy corto, una multitud de tensiones entre las grandes potencias han inundado el escenario internacional. Sin duda, las sanciones impuestas por la OTAN a Rusia -derivadas del conflicto en Ucrania- representan el evento de mayor impacto, pues mediante su aplicación Estados Unidos ha logrado apropiarse de una porción muy importante del mercado de energéticos en Europa a costa del bienestar de millones de personas. Pero existen muchos signos del choque que está teniendo lugar a escala global por los recursos, tales como el golpe de Estado auspiciado por la Casa Blanca en Perú con la finalidad de asegurar el acceso a sus preciados minerales, el relajamiento de la presión sobre Venezuela para acceder a su petróleo, los intentos de Olaf Scholz por arrebatarle a China contratos de litio en Argentina, el más que renovado interés por participar de los beneficios que ofrece el territorio africano, las negociaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y México para que el litio solo pueda ser explotado por empresas de Norteamérica, así como los intentos de Washington por sumar aliados en la Unión Europea y el Grupo de los Siete para crear un "club de compradores de minerales críticos", entre otros tantos.

Si bien son abrumadores los síntomas de su inexorable decadencia, por todos los medios a su alcance Estados Unidos se resiste a perder su condición de potencia hegemónica. Su posición de desventaja frente a sus principales adversarios es evidente en ámbitos que, por décadas, representaron los pilares de su indiscutible supremacía. China es ya el mayor poder económico global, y ha desplazado a su otrora invencible adversario del liderazgo en la producción manufacturera y la innovación tecnológica de vanguardia[26]. De la mano de Rusia y del gigante de Oriente, un grupo cada día más amplio de naciones sustituye al dólar por otras divisas en sus intercambios bilaterales, socavando de esta forma los flujos mediante los cuales el Imperio del Norte financia la gigantesca deuda externa que -cada vez con mayores dificultades- mantiene operando su debilitada economía[27]. Por si esto fuera poco, Rusia le ha arrebatado la superioridad en guerra nuclear y también en guerra convencional, como quedó de manifiesto en el conflicto en Siria en el 2015[28].

Si algo ambicionan los estrategas de Washington, son los preciados y cuantiosos recursos disponibles en los diecisiete millones de kilómetros cuadrados de territorio cosaco. Rusia es el corazón geopolítico del mundo[29] y Alemania la bisagra clave para hacer posible el nuevo orden multipolar, deseado por la inmensa mayoría de los pueblos del mundo e impulsado por Vladimir Putin y Xi Jinping[30]. Sin embargo, Estados Unidos tiene otros planes[31] y ha puesto en práctica una modalidad particularmente violenta de "diplomacia de las cañoneras", que ha pasado por encima de Rusia y de la Unión Europea y ya amenaza con extenderse a Taiwán, Irán, Turquía, Pakistán y otros territorios.

Detrás del enfrentamiento geopolítico en curso subyace la escasez de recursos. Este fenómeno ha venido a exacerbar las de por sí agudas contradicciones existentes entre las grandes potencias a escala mundial, a un grado tal que el enfrentamiento militar entre Estados Unidos y Rusia amenaza, como nunca antes, la viabilidad de la especie humana. Las señales indican que el mundo se enfrenta a un cambio de época (Zeitenwende), que impondrá su sello al menos sobre lo que resta del siglo XXI.

Los signos de la transformación se pueden sintetizar en la aceleración de grandes tendencias y contra tendencias, tales como el agotamiento del paradigma económico y la disfuncionalidad de los sistemas productivos, el desplazamiento de la potencia dominante, la emergencia de un nuevo ordenamiento mundial del poder, así como el ascenso de un tipo distinto de organización territorial de la convivencia, entre los más destacados.

Es a raíz de la pandemia que los cambios se precipitaron, debido a la parálisis económica que provocó el encierro decretado en todo el mundo. La interrupción de los suministros -especialmente desde China hacia Estados Unidos- puso de manifiesto el enorme riesgo que el esquema económico de la llamada deslocalización industrial representa para la seguridad nacional de este último país. La emergencia obligó al gobierno estadounidense a replantearse los términos de la mundialización de la producción y de la permanencia de su hegemonía a escala global.

Como resultado de este imperativo geoeconómico y geopolítico, el gobierno de Estados Unidos echó a andar un vasto reacomodo de las cadenas mundiales de valor[32], el cual implica el traslado hacia América del Norte de importantes segmentos productivos -diseminados actualmente en diversas regiones-, con el propósito de asegurar el control y la continuidad de los flujos económicos internos, atraer capital e inversiones al interior de su propio territorio y de su área inmediata de influencia, así como minar el poderío económico de China y Europa.

Tal movimiento estratégico en el ámbito geoeconómico tiene un soporte geoestratégico: la determinación del gobierno estadounidense de no ceder un ápice de su preeminencia mundial. En mayo del 2019, la Rand Corporation publicó un documento en el que arguye que Estados Unidos debe aplicar una estrategia conjunta a largo plazo que aproveche las vulnerabilidades rusas, para lo cual se analizan opciones "no violentas" que podrían ser generadas en áreas económicas, políticas y militares, para tensionar, sobreextender y desequilibrar la economía y las fuerzas armadas de Rusia[33].

Apenas unos días antes del inicio de la operación especial por parte del gobierno ruso en Ucrania, Xi Jinping y Vladimir Putin publicaron una importante y extensa declaración conjunta en la que exponen su propuesta de un nuevo orden multipolar, al margen de la tutela de cualquier poder hegemónico en particular. En ese documento señalan que el mundo está pasando por cambios trascendentales y la humanidad se adentra en una nueva era de rápido desarrollo y profunda transformación, caracterizada por la multipolaridad, la globalización económica, el advenimiento de la sociedad de la información, la diversidad cultural, la transformación de la arquitectura de gobernanza global y el orden mundial, la creciente interrelación e interdependencia entre los Estados, y la tendencia a la redistribución del poder global. Ambos jefes de Estado sostienen que algunos actores, que representan una minoría a escala internacional, continúan abogando por enfoques unilaterales para abordar problemas internacionales y recurren a la fuerza; interfieren en los asuntos internos de otros Estados, vulneran sus legítimos derechos e intereses, e incitan a las contradicciones, diferencias y enfrentamientos, obstaculizando así el desarrollo y progreso de la humanidad, frente a la oposición de la comunidad internacional. Su propuesta política al mundo se sintetiza en cuatro ejes principales: la promoción y protección de la democracia, la paz y la cooperación, un desarrollo global definido por el equilibrio, la armonía y la inclusión, y un liderazgo pacífico[34].

Sin embargo, la élite estadounidense no está dispuesta a compartir el poder. A los pocos días de la publicación del documento sino-ruso, el presidente de Estados Unidos advirtió: Como consecuencia de la crisis de Ucrania va a haber un nuevo orden mundial y tenemos que liderarlo. Tenemos que unir al resto del mundo libre para hacerlo[35].

Violando la promesa hecha por Estados Unidos a Gorbachov un año antes, a partir de 1991 la OTAN comenzó a avanzar sobre catorce países europeos próximos a Rusia. En el 2022 dicha Organización se preparaba para hacerlo sobre Ucrania, en cuya zona oriental habita población mayoritariamente rusa. Hasta ese momento, el presidente Putin se había abstenido de tomar cualquier determinación extrema a pesar de que el gobierno de Estados Unidos operó el golpe de Estado en Ucrania del 2014, y comenzó una guerra de exterminio en contra de las comunidades de origen ruso del Donbás que ocasionó miles de víctimas. Durante esos ocho años, Rusia promovió los acuerdos Minsk I y II para facilitar el diálogo y la resolución de la disputa en el este y el sur de esa nación vecina, pero el gobierno de Estados Unidos mantuvo sin cambios su estrategia de incorporarla a la OTAN con el propósito de desplegar en ella armas nucleares capaces de alcanzar a Moscú en tan solo cinco minutos.

Una vez agotadas todas las opciones pacíficas, el gobierno de Rusia desplegó la Operación Militar Especial para la desnazificación de Ucrania y la defensa de la población rusoparlante en ese país. Desde entonces, el conflicto ha escalado en forma constante, dado el involucramiento directo de Estados Unidos y La Unión Europea. Siguiendo al pie de la letra las recomendaciones de la Rand Corporation, Washington impuso a Europa sucesivos paquetes de miles de sanciones contra Rusia con la finalidad de liquidar su economía mediante el gasto de guerra, la expropiación de millonarios fondos financieros en bancos del exterior, y la disminución masiva de sus exportaciones (sobre todo de gas natural y de petróleo). Según los cálculos de los neoconservadores y straussianos [36] que gobiernan en Washington, a consecuencia de la debacle económica, financiera y militar sobrevendrían revueltas internas y difícilmente Putin podría mantenerse en el poder, lo que abriría finalmente la puerta a Occidente para apropiarse del territorio y de los abundantes recursos naturales de Rusia.

A casi un año de distancia, Rusia no ha colapsado y parece haber resistido con éxito el mayor vendaval de sanciones impuestas por Occidente a cualquier nación en la historia[37]; sin embargo, resultó ser Europa el espacio más afectado en diversos ámbitos. Y esto es así porque el gobierno de Estados Unidos planificó cuidadosamente el debilitamiento de sus aliados europeos, y en el caso de Alemania lo hizo con especial esmero. El propósito de tal estrategia es doble: atraer el mayor volumen posible de capital para ser invertido en su propio territorio, y evitar la consolidación de una alianza económica, financiera y eventualmente política de Alemania con China y Rusia.

Al bloquear el acceso a la energía barata proveniente de Rusia, los precios del gas natural, el petróleo y la electricidad se dispararon, como también lo hicieron los precios de los alimentos y de otros materiales y productos indispensables, que ha dado lugar a crecientes movilizaciones sociales en distintos lugares de Europa y otros países.

El aumento concomitante de los costos -en particular los correspondientes al componente energético- ha orillado a importantes empresas europeas a plantearse la opción de trasladar sus operaciones a Norteamérica y a otros territorios, a lo que se suma el efecto de la nueva Ley para la Reducción de la Inflación aprobada por el gobierno del presidente Biden para favorecer con subsidios a las industrias verdes europeas que opten por migrar a territorio estadounidense. El impacto de estas medidas ha sido tan violento, que ya ha producido el cierre de numerosos negocios, e incluso podría dar lugar a un fenómeno de desindustrialización en zonas estratégicas de Europa[38].

No queda claro hasta dónde pretende llegar el gobierno de Joseph Biden al escalar una guerra híbrida en contra de Rusia, que tiende a transformarse muy rápido en un enfrentamiento esencialmente militar. Tampoco se entiende cómo la Casa Blanca logrará convertir a Estados Unidos en la vanguardia de la "green economy" y en el campeón de la producción de vehículos eléctricos, cuando la disponibilidad de minerales estratégicos en el mundo es a todas luces insuficiente para satisfacer su delirio de grandeza.

El grafito, por ejemplo, es un material que constituye aproximadamente un tercio del peso de las baterías que mueven los vehículos eléctricos. Es un insumo insustituible e indispensable para el funcionamiento del ánodo, que toma y retiene iones de litio durante la carga y los libera cuando se necesita energía. Su producción es tan escasa y concentrada, que está incluido en una lista de treinta y cinco minerales que el Servicio Geológico de EEUU ha considerado críticos para la economía y la seguridad de la nación, lo cual resulta lógico ya que Estados Unidos importa la totalidad del grafito que consume -33% proviene de China, 21% de México, 17% de Canadá, 9% de India y 20% de otros países. A pesar de la crudeza de estos datos, Washington ha declarado la guerra económica a China, país que extrae el 66% del grafito natural del mundo y controla alrededor del 60% de la producción de grafito sintético y casi el 100% de la producción de grafito esférico revestido[39]. La Agencia Internacional de Energía estima que China concentrará el 98% de la expansión en la capacidad de fabricación de ánodos, de aquí hasta el final de la década, y, de acuerdo con Benchmark Mineral Intelligence, la demanda de grafito natural del segmento de baterías podría incrementarse de 0.4 a 3.0 megatoneladas entre 2021 y 2030, y la demanda de grafito sintético aumentaría de 0.3 a 1.5 megatoneladas en el mismo lapso de tiempo[40].¿De dónde vendrá entonces todo ese material? Nadie lo sabe. Pero es seguro que no brotará mágicamente como resultado de los cada día más frecuentes bombazos ordenados desde los oscuros sótanos del poder en Washington, Langley, Londres y Bruselas.

Ciudad de México, 8 de marzo de 2023

Notas:

[1] En diferentes escritos y exposiciones, Antonio Turiel ha mostrado cómo la decadencia en la disponibilidad de energías fósiles, sumada a los graves problemas que enfrenta la transición hacia las energías renovables, son fenómenos que están produciendo una crisis energética de grandes dimensiones que tendrá un severo impacto sobre el crecimiento económico mundial. Al lado de otros expertos de primera línea Turiel analiza con agudeza estos fenómenos, cuya comprensión es crucial para poder planificar el decrecimiento económico que la escasez de recursos y de energía inevitablemente traerán consigo en el corto plazo. A muchos nos han abierto los ojos en esta etapa crítica y decisiva por la que transita el mundo. Entre los importantes escritos que han producido, resulta especialmente recomendable la lectura del más reciente libro de Turiel: Sin energía, pequeña guía para el Gran Descenso, editorial Alfabeto.

[2] World Economic Forum,2,000 años de historia económica en un solo gráfico, 27 oct 2017. Recuperado de https://es.weforum.org/agenda/2017/10/2-000-anos-de-historia-economica-en-un-solo-grafico/ y también https://mises.org/es/wire/la-paradoja-de-la-prosperidad

[3] U.S. Energy Information Administration, International Energy Outlook 2016. Recuperado de https://www.eia.gov/outlooks/ieo/pdf/transportation.pdf

[4] Ramón Fernández Durán y Luis González Reyes, En la espiral de la energía, Volumen I: Historia de la humanidad desde el papel de la energía (pero no solo). Recuperado de https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/adjuntos-spip/pdf/en-la-espiral-de-la-energia_vol-1.pdf

[5] Climate Science, El principal problema climático: hacia las energías ‘limpias'. Recuperado de https://climatescience.org/es/advanced-energy-biggest-problem

[6] BBC News Mundo, Los gráficos que muestran que más del 50% de las emisiones de CO2 ocurrieron en los últimos 30 años. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-59013521 y también https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Global-energy-substitution.png y también https://www.eluniverso.com/larevista/ecologia/por-que-preocupa-que-los-polos-de-la-tierra-sean-cada-vez-menos-blancos-nota/

[7] International Energy Agency; World Energy Outlook 2022. Recuperado de https://iea.blob.core.windows.net/assets/830fe099-5530-48f2-a7c1-11f35d510983/WorldEnergyOutlook2022.pdf

[8] Russia Today, Jefe de la AIE: El mundo se enfrenta a «la primera crisis energética verdaderamente global». Recuperado de https://actualidad.rt.com/actualidad/445891-agencia-internacional-energia-mundo-necesita-petroleo?utm_source=Email-Message&utm_medium=Email&utm_campaign=Email_daily

[9] International Energy Agency, World Energy Outlook 2022, Resumen ejecutivo. Recuperado de https://www.iea.org/reports/world-energy-outlook-2022/executive-summary?language=es

[10] Bloomberg, Diesel Hits Chaos Mode in Fresh Blow for Global Economy. Recuperado de https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-10-15/diesel-hits-chaos-mode-in-fresh-blow-for-global-economy#xj4y7vzkg?leadSource=uverify%20wall

[11] Court, Victor and Fizaine, Florian, Long-term estimates of the Energy-Return-on Investment (EROI) of coal, oil, and gas global productions, Sussex Research Online, 2017. Recuperado de http://sro.sussex.ac.uk/id/eprint/78686/2/Court%20and%20Fizaine%20%282017%29_Long-term%20estimates%20of%20fossil%20fuels%20EROI_Accepted%20manuscript.pdf. Ver también Ver Pedro Prieto (AEREN) Tasa de Retorno Energética de la Energía Fotovoltaica y la interdependencia, 27 de abril de 2022. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=lV3L1OvMovg&t=1597s. Ver También Klaus Meier, ¿Es el hidrógeno una alternativa para la movilidad individual?, 18 de septiembre de2021.

[12] OPEC, World Oil Outlook 2022, pág. 174. Recuperado de file:///C:/Users/USER/Downloads/WOO_2022.pdf

[13]Ver al respecto Antonio Turiel, La transición energética y su impacto en el uso de materiales, Youtube. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=HrgAOydXX6s) , y también el gráfico reproducido por el mismo autor en Ecomandanga: En un mundo con menos petróleo no habrá crecimiento económico (parte I), en https://ecomandanga.org/2019/04/02/antonio-turiel-en-un-mundo-con-menos-petroleo-no-habra-crecimiento-economico-parte-i/

[14] International Energy Agency, World Energy Outlook, 2020. Recuperado de https://iea.blob.core.windows.net/assets/a72d8abf-de08-4385-8711-b8a062d6124a/WEO2020.pdf

[15]Rockefeller Brothers Fund; Five years out of oil, the RBF isn't looking back. Recuperado de https://www.rbf.org/news/five-years-out-oil-rbf-isnt-looking-back

[16] World Economic Forum, Solving the Green Growth Equation, 21 de enero de 2020. Recuperado de https://www.weforum.org/events/world-economic-forum-annual-meeting-2020/sessions/solving-the-green-growth-equation. Además, promueven la idea de que el crecimiento económico es compatible con la protección del medio ambiente en un planeta con recursos finitos; ver, por ejemplo, Alessio Terzi, ¿Es posible un crecimiento económico infinito en un planeta finito?, World Economic Forum, 19 de noviembre de 2021. Recuperado de https://www.weforum.org/agenda/2021/11/green-economy-new-technology-climate-change/

[17] International Energy Agency, The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions, World Energy Outlook Special Report 2022. Recuperado de https://iea.blob.core.windows.net/assets/ffd2a83b-8c30-4e9d-980a-52b6d9a86fdc/TheRoleofCriticalMineralsinCleanEnergyTransitions.pdf

[18] The World Bank, Climate-Smart Mining: Minerals for Climate Action. Recuperado de https://www.worldbank.org/en/topic/extractiveindustries/brief/climate-smart-mining-minerals-for-climate-action#:~:text=World%20Bank%20Group-,Overview,demand%20for%20clean%20energy%20technologies.

[19]International Energy Agency, The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions, World Energy Outlook Special Report 2022, y también Beatriz Olivera, Carlos Tornel y Aleida Azamar, Minerales críticos para la transición energética: Conflictos y alternativas hacia una transformación socioecológica, 2022, una publicación de Fundación Heinrich Böll con la colaboración de Engenera, A.C. y la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Recuperado de https://mx.boell.org/sites/default/files/2022-12/minerales-criticos-e-book-ok.pdf

[20] Administración de Información Energética de Estados Unidos, International Energy Outlook 2021. Recuperado de https://www.eia.gov/todayinenergy/detail.php?id=50096

[21]International Energy Agency, The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions, World Energy Outlook Special Report 2021 y 2022. Recuperados de https://www.igfmining.org/wp-content/uploads/2021/06/IEA-IGF-2-June-2021-Role-of-Critical-Minerals-in-Clean-Energy-Transitions.pdf y de https://iea.blob.core.windows.net/assets/ffd2a83b-8c30-4e9d-980a-52b6d9a86fdc/TheRoleofCriticalMineralsinCleanEnergyTransitions.pdf

[22]Art Berman, El avance de la fusión es un bocadillo nuclear de nada, en Revista 15/15/15, 22 de diciembre de 2022. Recuperado de https://www.15-15-15.org/webzine/2022/12/22/el-avance-de-la-fusion-es-un-bocadillo-nuclear-de-nada/

[23]Ver Antonio Turiel sobre el experimento militar de EEUU con la fusión, 6 de febrero de 2023. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=AgHEZQqDOqM&t=214s

[24]Ver Pedro Prieto (AEREN) Tasa de Retorno Energética de la Energía Fotovoltaica y la interdependencia, 27 de abril de 2022. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=lV3L1OvMovg&t=1597s. Ver También Klaus Meier, ¿Es el hidrógeno una alternativa para la movilidad individual?, 18 de septiembre de 2021.

[25] International Energy Agency, The Role of Critical World Energy Outlook Special Report Minerals in Clean Energy Transitions, marzo de 2022. Recuperado de https://iea.blob.core.windows.net/assets/ffd2a83b-8c30-4e9d-980a-52b6d9a86fdc/TheRoleofCriticalMineralsinCleanEnergyTransitions.pdf

[26]Jamie Gaida, Jennifer Wong-Leung, Stephan Robin and Danielle Cave, ASPI's Critical Technology Tracker: The global race for future power, Policy BriefReport No. 69/2023. Recuperado de https://ad-aspi.s3.ap-southeast-2.amazonaws.com/2023-03/ASPIs%20Critical%20Technology%20Tracker_0.pdf?VersionId=ndm5v4DRMfpLvu.x69Bi_VUdMVLp07jw

[27]Pepe Escobar, The Big Stiff: Russia-Iran dump the dollar, publicado por The Cradle el 9 de febrero de 2023. Recuperado de https://thecradle.co/article-view/21245/the-big-stiff-russia-iran-dump-the-dollar-and-bust-us-sanctions

[28]Thierry Meyssan, "El ejército ruso muestra su superioridad en la guerra convencional", publicado en Red Voltaire el 19 de octubre de 2015. Recuperado de https://www.voltairenet.org/article189042.html

[29]Alberto Carral, "México y los vórtices de la inestabilidad mundial", publicado por Rebelión el 2 de abril de 2016. Recuperado de https://rebelion.org/mexico-y-los-vortices-de-la-inestabilidad-mundial/

[30]Joint Statement of the Russian Federation and the People's Republic of China on the International Relations Entering a New Era and the Global Sustainable Development, 4 de febrero de 2022. Recuperado de http://en.kremlin.ru/supplement/5770?s=08

[31]Joseph Biden, Estamos creando un Nuevo Orden Mundial, publicado en YouTube e, 22 de marzo de 2022. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=hcN0ZUpWxb8

[32]Para conseguir un tipo de reconfiguración de las cadenas de suministro estratégicas que sea favorable a los intereses de EEUU, el 24 de febrero del 2021 el presidente Joseph Biden firmó la Orden Ejecutiva 14017, Executive Order on America´s Supply Chains. Entre las cadenas de valor que son prioritarias para el gobierno de EEUU y susceptibles de compactación espacial, están: la fabricación de semiconductores y el envasado especializado, las baterías de gran capacidad (como las de los vehículos eléctricos), los minerales y materiales críticos, y los productos farmacéuticos e ingredientes farmacéuticos activos.

[33] La Rand Corporation es la fuente por excelencia en materia de inteligencia y análisis político para la Casa Blanca y sus aliados. Ver Rand Corporation, Overextending and Unbalancing Russia, Assessing the Impact of Cost-Imposing Options, septiembre de 2022. Recuperado de https://www.rand.org/pubs/research_briefs/RB10014.html y de https://www.rand.org/pubs/research_reports/RR3063.html

[34]Declaración Conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las Relaciones Internacionales Entrando en una Nueva Era y el Desarrollo Sostenible Global, 4 de febrero de 2022. Recuperado de http://en.kremlin.ru/supplement/5770?s=08

[35] La declaración de Biden tuvo lugar durante la reunión trimestral de directores ejecutivos de la Mesa Redonda de Negocios que se realizó en la Casa Blanca el 21 de marzo del 2022, Biden: «Va a haber un nuevo orden mundial y tenemos que liderarlo, Russia Today, 22 de marzo de 2022. Recuperado de https://actualidad.rt.com/actualidad/424721-biden-nuevo-orden-mundial-liderar

[36] Thierry Meyssan, Los straussianos estadounidenses ponen la Unión Europea de rodillas, Red Voltaire, 13 de septiembre de 2022. Recuperado de https://www.voltairenet.org/article217975.html

[37] Statista, Rusia es actualmente el país más sancionado del mundo, 21 de octubre de 2021. Recuperado de https://es.statista.com/grafico/27016/paises-que-acumulan-el-mayor-numero-de-sanciones-activas/

[38] Yanis Varoufakis, ¿Se desindustrializa Europa?, El Economista México, 26 de enero de 2023. Recuperado de https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Se-desindustrializa-Europa-20230126-0119.html

[39]Liam Denning (Bloomberg), America's EV Ambitions Need a Graphite Plan. Fast., publicado en el Washington Post el 9 de febrero de 2023. Recuperado de https://www.washingtonpost.com/business/energy/americas-ev-ambitions-need-a-graphite-plan-fast/2023/02/09/3289dad0-a874-11ed-b2a3-edb05ee0e313_story.html

[40]China tiene actualmente el 81 % de la capacidad de fabricación de cátodos del mundo, el 91 % de la capacidad de ánodos del mundo y el 79 % de la capacidad de baterías de iones de litio del mundo. Ver Paul Gorman (CEO and Director of Reflex Advanced Materials Corp), Why graphite is essential to the electrification of North America Energy, publicado por Innovation Newsnetwork el 23 de enero de 2023. Recuperado de https://www.innovationnewsnetwork.com/why-graphite-is-essential-to-the-electrification-of-north-america/29109/

Alberto Carral es integrante de Deep Future Institute y socio fundador de Sceneries and Strategy (https://sceneriesandstrategy.com/) y del Centro de Información Geoprospectiva (http://www.geoprospectiva.com/).

Fuente: Rebelión