La machi que curaba a la madre de Perón
Por Adrián Moyano
En 1954 una de las fuerzas de seguridad la encarceló por ejercicio ilegal de la medicina. El entonces presidente intercedió por su libertad.
Más allá de los prejuicios y el racismo rampante, machis y curanderas de origen mapuche fueron muy requeridas por gente inclusive poderosa hasta bien entrado el siglo XX. Quizás el ejemplo más célebre fue el de María Epul, quien tuvo entre sus pacientes nada más y nada menos que a la madre de Juan Domingo Perón, a la que trató en repetidas oportunidades. Esa cercanía significó su libertad, en una ocasión en que una fuerza de seguridad quiso encarcelarla.
En "Nosotras somos ellas. Cien años de historias de mujeres en la Patagonia" (EDUCO-2023), las autoras traen a colación algunas historias que, en su momento, llegaron a conocerse a través de la prensa nacional. Por ejemplo, Roberto Arlt consignó en uno de sus escritos la tarea de María Cifuentes, a quien en 1934 ubicó en el área que llamó Departamento de los Lagos, es decir, en el noroeste de la Patagonia.
Según constató el célebre autor de las aguafuertes, "hay curanderas que gozan de un prestigio fenomenal entre las chicas del pago. Tal es, por ejemplo, en el departamento de los Lagos una María Cifuentes, cierta bruja desnarigada, pues el apéndice nasal le ha desaparecido por un cáncer que le invade la cara pavorosa con fijos ojos de lechuza. María Cifuentes no se rodea de mucha teatralidad para ejercer su profesión... en ciertas circunstancias combina la magia con la calistenia", apuntó.
La última especialidad refiere a la utilización de movimientos corporales para lograr la superación de la dolencia. El volumen al que recurrimos tiene como autoras a la historiadora Laura Méndez, a la escritora de cuentos -en este caso- Mónica de Torres Curth y a la poeta Julieta Santos. Además, cuenta con la participación, a través de fotografías, de Natalia Buch y de Fernanda Rivera Luque. Salvo la última, que reside en Ushuaia, vecinas de Bariloche todas.
Pero más allá de las observaciones de Arlt, "entre las más reconocidas se destaca María Epul, cuya vida refleja el rol de las machi en los planos relacional e ideológico que venimos presentando hasta aquí", consigna la investigación. "María Epul vivió en Cerro Negro, en territorio de la actual provincia de Chubut, hasta su muerte en 1960. Tanto la fecha como el lugar de su nacimiento está en discusión: para algunos nació en cercanías del río Collón Curá (actual provincia de Neuquén) en 1867, mientras que otros documentos la hacen chilena y nacida en 1881".
La importancia que adquirió la sanadora en cuestión es un secreto a voces en la Patagonia profunda. Si hasta una obra de teatro hay sobre su persona: "Sueños de agua", creación de la actriz mapuche Andrea Despo. Pudo verse varias veces en Bariloche. "Según decenas de testimonios, el accionar de María Epul transformó el espacio social de Cerro Negro. Su fama traspasó los límites territoriales y convocó a cientos de ´huincas´ que la visitaban -provenientes de diferentes puntos del país y de Chile- en busca de cura a sus enfermedades a través de sus conocimientos sobre hierbas curativas", dice la investigación de Méndez.
Fue un fenómeno masivo. "Caravanas de autos, camiones y caballos llegaban a diario, junto a líneas de colectivos que iban especialmente al lugar. A ello se sumaba un aeródromo que permitía el aterrizaje de un avión pequeño que trasladaba personajes ilustres, entre ellos a Juana, madre de Juan Domingo Perón, paisana de origen, a quien María curó en varias oportunidades", ratifican las averiguaciones.
Esa proximidad hizo que la machi pudiera soslayar la incomprensión de las leyes vigentes por entonces. "En 1954, Gendarmería Nacional detuvo a María por ejercicio ilegal de la medicina y la comunidad regional se organizó para pedir su liberación. La mediación en el asunto del por entonces presidente de la nación, Juan Domingo Perón, permitió a la curandera, ya ciega, volver a curar en lengua mapuche, auxiliada por su hija", añade el texto.
La importancia que adquirió el trabajo curativo de la mujer llegó a incidir en la conformación urbana del paraje. "El movimiento humano que hubo en la región en la primera mitad del siglo XX se evidencia en las ciento cincuenta tumbas de los que María no pudo curar, que actualmente descansan en un cementerio abandonado. De ser un centro cultural, tras la muerte de María, Cerro Negro comenzó un proceso de despoblamiento y hoy es una localidad que alberga a unas pocas familias bajo condiciones de aislamiento social y con cada vez menores posibilidades de supervivencia", lamenta la contribución de la historiadora.
En efecto, "la vida de una mujer y su capacidad de curación, tuvieron mucho que ver en el desarrollo y ocaso de la comunidad, sumergida en el corazón de la meseta chubutense". Otra historia que si bien corre hace tiempo de voz en voz, solo había encontrado lugar en los libros en una ocasión anterior: "Doña María Epul de Cañuqueo. Machi y camaruquera de Cerro Negro", trabajo que impulsó Antonia Ñanco junto con la Secretaría de Cultura de Chubut. Ahora, se multiplica su importancia.
Por Adrián Moyano
En 1954 una de las fuerzas de seguridad la encarceló por ejercicio ilegal de la medicina. El entonces presidente intercedió por su libertad.
Más allá de los prejuicios y el racismo rampante, machis y curanderas de origen mapuche fueron muy requeridas por gente inclusive poderosa hasta bien entrado el siglo XX. Quizás el ejemplo más célebre fue el de María Epul, quien tuvo entre sus pacientes nada más y nada menos que a la madre de Juan Domingo Perón, a la que trató en repetidas oportunidades. Esa cercanía significó su libertad, en una ocasión en que una fuerza de seguridad quiso encarcelarla.
En "Nosotras somos ellas. Cien años de historias de mujeres en la Patagonia" (EDUCO-2023), las autoras traen a colación algunas historias que, en su momento, llegaron a conocerse a través de la prensa nacional. Por ejemplo, Roberto Arlt consignó en uno de sus escritos la tarea de María Cifuentes, a quien en 1934 ubicó en el área que llamó Departamento de los Lagos, es decir, en el noroeste de la Patagonia.
Según constató el célebre autor de las aguafuertes, "hay curanderas que gozan de un prestigio fenomenal entre las chicas del pago. Tal es, por ejemplo, en el departamento de los Lagos una María Cifuentes, cierta bruja desnarigada, pues el apéndice nasal le ha desaparecido por un cáncer que le invade la cara pavorosa con fijos ojos de lechuza. María Cifuentes no se rodea de mucha teatralidad para ejercer su profesión... en ciertas circunstancias combina la magia con la calistenia", apuntó.
La última especialidad refiere a la utilización de movimientos corporales para lograr la superación de la dolencia. El volumen al que recurrimos tiene como autoras a la historiadora Laura Méndez, a la escritora de cuentos -en este caso- Mónica de Torres Curth y a la poeta Julieta Santos. Además, cuenta con la participación, a través de fotografías, de Natalia Buch y de Fernanda Rivera Luque. Salvo la última, que reside en Ushuaia, vecinas de Bariloche todas.
Pero más allá de las observaciones de Arlt, "entre las más reconocidas se destaca María Epul, cuya vida refleja el rol de las machi en los planos relacional e ideológico que venimos presentando hasta aquí", consigna la investigación. "María Epul vivió en Cerro Negro, en territorio de la actual provincia de Chubut, hasta su muerte en 1960. Tanto la fecha como el lugar de su nacimiento está en discusión: para algunos nació en cercanías del río Collón Curá (actual provincia de Neuquén) en 1867, mientras que otros documentos la hacen chilena y nacida en 1881".
La importancia que adquirió la sanadora en cuestión es un secreto a voces en la Patagonia profunda. Si hasta una obra de teatro hay sobre su persona: "Sueños de agua", creación de la actriz mapuche Andrea Despo. Pudo verse varias veces en Bariloche. "Según decenas de testimonios, el accionar de María Epul transformó el espacio social de Cerro Negro. Su fama traspasó los límites territoriales y convocó a cientos de ´huincas´ que la visitaban -provenientes de diferentes puntos del país y de Chile- en busca de cura a sus enfermedades a través de sus conocimientos sobre hierbas curativas", dice la investigación de Méndez.
Fue un fenómeno masivo. "Caravanas de autos, camiones y caballos llegaban a diario, junto a líneas de colectivos que iban especialmente al lugar. A ello se sumaba un aeródromo que permitía el aterrizaje de un avión pequeño que trasladaba personajes ilustres, entre ellos a Juana, madre de Juan Domingo Perón, paisana de origen, a quien María curó en varias oportunidades", ratifican las averiguaciones.
Esa proximidad hizo que la machi pudiera soslayar la incomprensión de las leyes vigentes por entonces. "En 1954, Gendarmería Nacional detuvo a María por ejercicio ilegal de la medicina y la comunidad regional se organizó para pedir su liberación. La mediación en el asunto del por entonces presidente de la nación, Juan Domingo Perón, permitió a la curandera, ya ciega, volver a curar en lengua mapuche, auxiliada por su hija", añade el texto.
La importancia que adquirió el trabajo curativo de la mujer llegó a incidir en la conformación urbana del paraje. "El movimiento humano que hubo en la región en la primera mitad del siglo XX se evidencia en las ciento cincuenta tumbas de los que María no pudo curar, que actualmente descansan en un cementerio abandonado. De ser un centro cultural, tras la muerte de María, Cerro Negro comenzó un proceso de despoblamiento y hoy es una localidad que alberga a unas pocas familias bajo condiciones de aislamiento social y con cada vez menores posibilidades de supervivencia", lamenta la contribución de la historiadora.
En efecto, "la vida de una mujer y su capacidad de curación, tuvieron mucho que ver en el desarrollo y ocaso de la comunidad, sumergida en el corazón de la meseta chubutense". Otra historia que si bien corre hace tiempo de voz en voz, solo había encontrado lugar en los libros en una ocasión anterior: "Doña María Epul de Cañuqueo. Machi y camaruquera de Cerro Negro", trabajo que impulsó Antonia Ñanco junto con la Secretaría de Cultura de Chubut. Ahora, se multiplica su importancia.