Patagonia

Nahuel Huapi: Una de terratenientes y compañías inglesas usurpadoras

Los capitales de origen británico contaron con la connivencia de funcionarios del Gobierno nacional para obtener más superficies de las permitidas por la ley.

La forma en que se constituyó la propiedad privada en el noroeste de la Patagonia a fines del siglo XIX y principios del XX tiene ribetes de escándalo. En el libro "Las colonizaciones del Nahuel Huapi. Patagonia-Argentina" (Edición del autor-2017), el agrimensor Cristian Müller desnuda cómo fue la trama que permitió a capitales de origen británico acumular tierras más allá de los límites que establecía la legislación en vigencia.

El autor sostiene que la primera mensura que se hizo en el área que hoy ocupan Bariloche y Dina Huapi se hizo en beneficio de Wilson Bell, un operador al servicio de futuros latifundistas británicos. Müller identificó la treta con solo leer detenidamente los "Antecedentes del expediente". En primer lugar, "un intermediario de la compañía -en este caso, la Argentine Southern Lands Company Limited- solicitaba 80.000 ha en alguna zona del país".

En efecto, "el 24 de septiembre de 1887 se aprueba el proyecto de contrato formulado por la Oficina de Tierras y Colonias, concediendo al señor Gutiérrez y Cía. ochenta mil hectáreas para colonizar en las costas del río Charmate".

Menos de dos meses después se hizo "el traspaso a un operador de la compañía. A veces se aducían excusas como un viaje al exterior, pero en este caso no hubo nada de eso. En efecto, "el 3 de noviembre de este mismo año el señor Gutiérrez y Cía. traspasa este contrato al señor Wilson Bell, quien se compromete y acepta todas las condiciones estipuladas en dicha escritura pública", rehízo el barilochense.

Siguen los antecedentes del expediente: "El 6 de diciembre, propone al agrimensor que suscribe para medir estos terrenos y se acepta el nombramiento con fecha 21 de diciembre del mismo año". Se trata precisamente de Pablo Gorostiaga. Según la reconstrucción de Müller, "el nombramiento del agrimensor se hace indispensable para proceder al siguiente paso que es la solicitud del cambio de ubicación".

La jugarreta continuaba así: "Se alegaba que las tierras otorgadas y luego ubicadas por el mismo (el agrimensor) eran inadecuadas para la colonización. En cierta forma, este pedido se encontraba justificado porque el Gobierno, supuestamente, no tenía un acabado conocimiento de las tierras concedidas, o no se daba información de las mismas y en muchos casos se alegaba la falsedad de los datos suministrados por el Gobierno". No obstante, estableció el investigador que la compañía "ya había hecho la exploración previa y sabía exactamente dónde quería establecerse".

En cuarto lugar, "se solicitaba el cambio de ubicación, justamente a la zona de interés de la compañía". Según el expediente, "el 10 de junio de 1888 se presenta el señor Wilson Bell, solicitando cambio de ubicación por ser inadecuados e inservibles para la colonización los terrenos cedidos sobre las costas del Charmate y le conceden con fecha 19 de junio del mismo año una nueva ubicación en el Territorio del Chubut entre los grados de latitud y longitud indicados más arriba", es decir, 70° a 72° longitud y 41° a 43°45' latitud.

La superficie excedía los límites de Chubut y abarcaba una vasta zona rionegrina, incluso una proporción considerable del lago Nahuel Huapi, en cuya margen sur se levantaría luego Bariloche. En el quinto punto de la trapisonda, "se reciben las nuevas instrucciones de mensura", reconstruyó Müller. "El 20 de noviembre de 1888 recibí de la Oficina de Tierras y Colonias las instrucciones necesarias para poder efectuar la mensura, división y amojonamiento de la concesión; instrucciones que originales acompaño a este expediente", añadía Gorostiaga.

Funcionario de la Dirección de Catastro de Río Negro durante muchos años, el autor observó que "la celeridad de los trámites dentro de la Oficina de Tierras y Colonias es envidiable aun para los estándares actuales, lo que hace sospechar que dentro de la misma existía un facilitador que aceitaba los procedimientos". Sería el entonces titular de la repartición y "conocido colaborador de la Compañía, Nicasio Oroño". Una historia vergonzosa cuyas consecuencias se pagan todavía hoy.

Fuente: El Cordillerano