Opinión

Una nota atrasada sobre la "eternidad" del peronismo y sus variaciones, tres comienzos y el lógico final


Por Alejandro Bermejo*

"El peronismo existirá siempre, lo que va a desaparecer es el kirchnerismo".

Andrès Malamud, en un reportaje en La Naciòn +.

Hay tres maneras de empezar esta nota, quizás eso la ha demorado y el director esté extrañando este aporte semanal de reflexiones sobre la política que gentilmente me deja publicar. Cuando algún extranjero te pregunta (y me ha sucedido muchas veces, en cuanto congreso en el exterior he participado) "¿qué es el peronismo?" -pregunta fatal para cualquier intelectual- la respuesta es: "cuál peronismo". Porque hay muchos peronismos, tantos como momentos históricos se han vivido.

Primer comienzo (el niño)

Podría empezar con un jovencito de 13 años que le pregunta a su padre, porque hay dos actos separados por una plaza y los dos cantan la marcha peronista. Eran las vísperas de las elecciones para gobernador del año 1966 y las dos fracciones peronistas luchaban por ganarlas.

"Unos dicen ser leales a Perón y los otros aparentemente son más leales que los otros, unos han recibido el apoyo de la concubina del ex presidente (mi papá no era tan educado y se refería a Perón como el "tirano prófugo") y los otros quieren un peronismo sin Perón, y dicen responder a un tal Vandor.

Lo otro fue historia, esas elecciones las ganaron los gansos, como le decían en Mendoza al Partido Demócrata con la fórmula Gabrielli - Aguinaga. Como era verano, en pleno carnaval los niños usábamos pomos de agua azules con la sigla PD, las siglas que identificaban al partido que ganó esas elecciones.

Fue un mandato trunco porque al poco tiempo de asumir esos nuevos gobernadores el golpe militar encabezado por un General Pistarini con el apoyo de sectores civiles, la Iglesia católica, un sector del gremialismo peronista (obviamente el que respondía a Vandor), el apoyo teórico político de un periodista ultracatólico en ascenso (Mariano Grondona) y un editor que empezaba a ser importante para la política nacional (Jacobo Timmerman) cortó la transición democrática. En esa época la mayoría de los gobernadores duraban 3 años en su mandato.

La interna en el peronismo colaboró en mucho para la ejecución de un golpe de Estado contra un gobierno no peronista al que consideraban lento e irresoluto, aunque la historia varios años después lo rescató por su eficiencia y honestidad. Pero esa es otra historia, ahora sólo hablaremos del peronismo.

Segundo comienzo (el joven)

Podríamos comenzar con los años setenta, una década que aún no ha sido superada para muchos políticos argentinos y que sigue dividiendo las opiniones incluso ahora, después de años de un discurso único que estableció por ley la verdad (un caso único en el mundo) mientras lentamente están apareciendo nuevas historias y nuevos historiadores (o viejos historiadores reciclados) que ponen en duda las verdades indiscutibles (por ley).

En esas épocas también había divisiones en el peronismo, por lo menos tres, aunque los dividían las estrategias para asumir el gobierno y qué hacer con él.

Esto es más sabido: el peronismo de izquierda (perdón por la simplificación), el peronismo de derecha (sigue el pedido de perdón) y un peronismo de centro que basculaba entre los sectores.

Definitivamente, esa clasificación que acabamos de hacer es absolutamente simplista y sabemos que la simplificación de la historia solo lleva a cometer errores y a la aparición de contradicciones excluyentes (gracias Mao!).


El gran sector progresista más revolucionario lideró al peronismo en 1973, hasta que la llegada del Líder desde España empezó lentamente a colocar más peso político en la otra balanza.

Vimos cómo amplios sectores que apoyaban a la "Tendencia" rápidamente dejaron ese lugar para ampliar el ala más "ortodoxa". Digamos que dejaron de cantar "Perón-Evita la patria socialista" para cantar "Perón-Evita la patria peronista".

El sector más extremo de la izquierda quedó aislado de las masas y sabemos cómo terminó eso.

Los expulsados intentaron crear un partido, el Peronismo Auténtico, pero su vida fue muy efímera y apenas pudieron participar en una elección de gobernador en Misiones, donde salieron terceros, detrás del Peronismo y de la UCR.

Una mutación a tiempo de las grandes mayorías del peronismo no fue suficiente para detener el golpe que ya se venía gestando desde el 25 de mayo de 1973, y otra vez los dos pensadores ya citados tuvieron su participación en la preparación del ambiente.

Tercer comienzo (el adulto mayor)

La Academia intentó explicar las distintas caras del peronismo. Entre las obras destacadas está el famoso "Los cuatro peronismos" de Alejandro Horowicz, que ya va por la quinta edición; el trabajo de Ricardo Sidicaro "Los tres peronismos" o los escritos del filósofo Juan Pablo Feinmann acerca de las polémicas setentistas del peronismo versus las vertientes desarrollistas.

Todos los autores de una u otra manera han intentado explicar el derrotero político ideológico del peronismo desde su nacimiento, de acuerdo al momento económico en que le tocó gobernar.

Con un Peròn convencido de la inminencia de la tercera guerra mundial y la posibilidad de encontrar con ella los recursos necesarios para salir de la terrible crisis fiscal que azotaba al país en 1952 (son imperdibles los escritos de Perón en el diario Crítica firmados con el seudónimo Descartes, donde analizaba la guerra de Corea como el inicio de otra guerra mundial).

Su más "auténtico" sucesor, Carlos Menem, estaba convencido del fin de la historia y el alineamiento sine-die con lo que se consideraba el Primer Mundo.

Dado que el peronismo sufrió como ningún otro movimiento político los avatares del mundo, sus posicionamientos tendieron a ser extremos, haciendo depender sus políticas externas de las situaciones internacionales.

Por eso, cuando algún extranjero te pregunta (y me ha sucedido muchas veces, en cuanto congreso en el exterior he participado) "qué es el peronismo" -pregunta fatal para cualquier intelectual- la respuesta es: "cuál peronismo". Porque hay muchos peronismos, tantos como momentos históricos se han vivido. Baste citar al peronismo histórico de Perón, a Carlos Menem y Nestór y Cristina Kirchner, versiones disímiles y hasta contradictorias de un mismo credo.

Quizás esa sea la razón por la que los mejores libros sobre el peronismo fueron escritos por extranjeros. Creo que el mejor, el que con más claridad nos permite entender lo que ha sucedido desde "la renovación peronista" hasta el gobierno de Alberto Fernández sea el texto de Steven Levitsky: "La transformación del justicialismo. Del partido sindical al partido clientelista".

Esta costumbre académica de buscar en los libros la luz que el ruido no nos deja ver es quizás un defecto o es quizás la manera de tratar de explicarnos con palabras lo que las imágenes que el gran Héctor Olivera nos regalara en "No habrá más penas ni olvido" -a partir del libro del inolvidable Osvaldo Soriano- cuando el comisario Rubén Llanos (Ranni) ejecuta de un tiro de escopeta al intendente Ignacio Fuentes (Federico Luppi) y ambos gritan al unísono "Viva Perón".

*Sociólogo.