Géneros

La crisis tiene rostro de mujer: un nuevo 8M frente al avance de la derecha

Por Lola Sánchez

En el primer 8M bajo el gobierno de Javier Milei, las desigualdades se profundizan y los reclamos se multiplican. A las ya existentes problemáticas en materia de género, se suma una fuerte desfinanciación y ajuste, amparados por un discurso violento desde al ala libertaria. Durante la campaña, colectivos feministas, de mujeres, diversidades y disidencias expresaron su preocupación ante el avance de las derechas. Ya antes de la elección, Milei y su equipo expresaron su posición contra las políticas de género, haciendo énfasis en la voluntad de eliminar el Ministerio de la Mujer o retroceder en leyes clave como la ESI o la Ley de Interrupción Legal del Embarazo. Hasta el momento, cumplió varias de sus promesas, lo que implicó una reducción significativa de los espacios de gestión pública destinados a erradicar la inequidad de género y eliminó los fondos y el organismo que ayudaba a independizarse a las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar. Otras amenazas del sector libertario todavía generan preocupación -como el supuesto borrador de un proyecto para la derogación de la Ley del Aborto Legal-, y el escenario es de incertidumbre y reorganización estratégica. Mientras tanto, el declive económico afecta más agudamente a mujeres, disidencias y diversidades.

40 años de democracia y feminismo

Desde el primer Ni Una Menos, en 2015, los feminismos tomaron relevancia pública y comenzaron a ocupar espacios centrales en las agendas mediáticas y políticas. Las acciones no hicieron más que cristalizar la participación clave de un sector hasta entonces ignorado: las mujeres y diversidades. Algunos hitos datan de mucho más atrás, como los Encuentros de Mujeres (desde 1986) y la Creación de la Campaña por el Aborto Legal.

"De alguna manera ahora, con la nueva fórmula presidencial y en el contexto actual, vemos como hay una regresión en materia de derechos de las mujeres y diversidades, quienes han tenido un rol muy importante en los grandes hitos, ahora se plantea un retroceso en varios aspectos", expresaba Patricia Sotile, abogada de ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), en diálogo con este medio, a propósito de la creación de una línea de tiempo interactiva con las conquistas de los feminismos en los últimos 40 años de democracia.

Ver el artículo: Milei impone una fuerte regresión en materia de derechos: "sin participación de mujeres no hay democracia"

El equipo visibilizó los logros sociales más destacados desde la vuelta a la democracia, impensados sin la participación de mujeres y diversidades, sin la presencia de los feminismos como eje disruptivo en los espacios de poder. Desde las calles, las instituciones, las escuelas, los hogares y la política, los colectivos feministas fueron impulsando el cambio hacia una sociedad más sensible e igualitaria, bajo una premisa clave: no hay democracia sin mujeres.

La línea de tiempo se abre con la vuelta a la democracia en 1983 y pasa por otros logros no menos destacables. Entre los últimos años, se subrayan la creación de la Campaña Nacional por el Aborto Legal (2005), la aprobación de la ley de ESI (2006), la Ley de Identidad de Género (2012), el primer paro feminista (2016), la Ley de Paridad (2017), la Ley Micaela (2018) y el aborto legal (2020), algunas conquistas fruto de la lucha social y hoy amenazadas por el embate libertario.

Los movimientos de mujeres y disidencias remarcan hoy su papel protagónico en la construcción y robustecimiento de la democracia, un papel que durante las campañas presidenciales del 2023 se hizo carne en los reclamos contra las posturas libertarias, y por la protección de los derechos logrados.

Radiografía del discurso misógino de los libertarios

Gran parte de la campaña de La Libertad Avanza, y en especial de Javier Milei como figura central, se basó en la deslegitimación de los movimientos feministas, y específicamente la crítica hacia los espacios de género institucionalizados: ministerios, secretarías, programas económicos y proyectos que -aunque no siempre suficientes-, buscaron dar respuesta a las necesidades de mujeres y diversidades.

Pese a la creencia de la Libertad Avanza de que el mercado puede regular de manera eficiente y equitativa a la sociedad, los resultados de múltiples estudios en materia de género señalan lo contrario: todos los ámbitos están fuertemente atravesados por desigualdades estructurales que obstaculizan la calidad de vida de mujeres y diversidades. Sin la presencia del Estado y el papel central de los movimientos feministas, las desigualdades no sólo no desaparecen, sino que se profundizan.

Ver el articulo: Milei y la derecha patriarcal: los feminismos frente a una ola que va contra el aborto y la ESI

En este contexto, referentes feministas hablan de un proyecto político concreto que comenzó a gestarse con la presidencia de Mauricio Macri en 2015, en algunas ocasiones entendido como una reacción ante el avance de los derechos de las minorías.

La figura de Javier Milei empezó a tomar relevancia en 2022, y aunque su fuerte era el discurso económico, ganó adeptos entre los varones -especialmente los más jóvenes y de clase media-, al referirse a las "estafas" del feminismo y la inutilidad de las políticas de género, que a su visión resultaban, más bien, un "gasto".

Las pocas mujeres que rodean el círculo libertario se manifestaron en el mismo sentido. La más resonada es, probablemente, Lilia Lemoine, actual diputada por la Libertad Avanza.

Fiel a su postura pro-vida, durante su campaña adelantó que, de resultar electa, su primer proyecto presentado estaría destinado a que los varones pudieran renunciar a la paternidad. "La mujer cuándo se entera del embarazo tiene 15 días para notificar al padre y este puede decidir si va a hacerse cargo del hijo o no", explicó en medios de comunicación, y justificó: "A mi no me parece justo que un hombre tenga que hacerse cargo económicamente de una criatura hasta los 18 años cuándo no lo quiso tener". "Ya que las mujeres tienen el privilegio de poder matar a sus hijos y renunciar a ser madres", entonces "¿por qué los padres por ley tienen que mantener a una criatura?", remató.

Meses más tarde, a pocos días de la asunción del nuevo gobierno, la diputada deslizó algunas declaraciones en torno al acoso callejero, una problemática ya debatida en Argentina, reconocida incluso como delito a partir de 2021.

"Por un piropo, un hombre puede ir preso", expresó Lemoine durante una entrevista televisiva. "Hicieron una ley por la cual si un hombre dice un piropo puede ir preso", agregó y apeló a su propia experiencia: "Me han dicho cosas horribles en la calle que no deberían pasar, pero que un señor, por ejemplo, ‘adiós preciosa'... Los muchachos de las obras. Hay mujeres con mucho resentimiento y no es por atacar a las mujeres, es para defender a los hombres".

Parte de este armado reaccionario ante las políticas de género apareció en la Ley Ómnibus, el fallido megaproyecto libertario, ya que incluía varias modificaciones a leyes que, en su momento, ampliaron derechos. En principio, buscaba eliminar la Ley de Paridad -que fue una conquista histórica del feminismo en la búsqueda de engrosar la representación parlamentaria de mujeres-, e incluía modificaciones a la Ley Micaela y la Ley de los Mil Días, breves pero contundentes en cuanto a la reducción de contenidos.

Para la Ley Micaela, se achicaba la capacitación en materia de género: de todos los trabajadores y trabajadoras de los tres poderes, sólo a quienes trabajaban de manera específica las temáticas de igualdad y violencias. En cuanto a la Ley de los Mil Días, desaparecía la perspectiva de género, las referencias a mujeres y personas con capacidad de gestar, se reforzaba la concepción de la mujer únicamente como "madre", y los "niños, niñas y adolescentes", pasaban a ser sólo "niños", además de eliminar referencias a la obligación del Estado en materia de salud sexual y reproductiva y autonomía en las infancias. Cambios en apariencia pequeños pero que buscaban modificar de manera sustancial parte del bagaje cultural que los feminismos fueron construyendo en la trama social.

En el Foro Económico Mundial de Davos, Milei acabó por darle forma a su discurso contra el feminismo, al que definió como "una pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer", junto a otro par de declaraciones en contra de los movimientos por los derechos de las mujeres, el ambiente, y en general, por los Derechos Humanos.

Una de las últimas medidas fue anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, el 27 de febrero: la prohibición del uso del lenguaje inclusivo y del género femenino junto al masculino en todos los documentos oficiales y las dependencias del Estado. Y habló de la perspectiva de género como un "negocio de la política". Distintos movimientos y colectivos feministas repudiaron la voluntad del Gobierno de legislar sobre cuestiones vinculadas a los cambios de patrones culturales, a las expresiones e identidades de mujeres y disidencias.

Aumentan las violencias y cierran los ministerios

Desde el Observatorio "Ahora Que Sí Nos Ven" anunciaron las últimas cifras de femicidios en Argentina, la primera del año y de la gestión de Javier Milei. Anunciaron que "mientras el gobierno de Milei niega las desigualdades que generan la violencia de género en nuestro país hubo: 23 femicidios en febrero, 1 femicidio cada 29 hs. en lo que va del 2024, 32 intentos de femicidio y 4 intentos de femicidios vinculados."

Por otro lado, criticaron las acciones del gobierno que "empoderan a fuerzas de seguridad y armadas", mientras este año se producían 3 femicidios que tuvieron como responsables a varones de las fuerzas de seguridad de armadas, con 8 víctimas que habían realizado al menos una denuncia y 4 con medidas de protección.

La violencia parece no cesar, y cada nuevo informe pone en evidencia la necesidad de implementar políticas públicas de género.

Si bien ni los programas ni los presupuestos son aún suficientes para dar respuesta, la creación de direcciones, secretarías y ministerios, junto a la confección de programas, y capacitaciones, aumentó la capacidad del Estado y las organizaciones civiles para llevar adelante acciones en pos de la prevención de las violencias.

En este sentido se creó en 2019 el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación, el primero en su clase pero también el resultado de un largo proceso de institucionalización de los feminismos, que comenzó, de manera formal, en 1987 con la creación de la primera Subsecretaría Nacional de la Mujer.

El cierre de este Ministerio fue una de las promesas más resonadas de la campaña de Milei, hecho que despertó gran preocupación entre los movimientos feministas. Ya en 2022 el entonces diputado sostuvo que, de ser electo, cerraría la cartera. "No tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes. No le voy a conceder nada al marxismo cultural. Con esto saben que el Ministerio de la Mujer pierde pista, porque la única igualdad es ante la ley", argumentó.

Finalmente, mediante el Decreto 8/2023 de la Ley de Ministerios (uno de los primeros de la gestión), dispuso el cierre de varias carteras, entre ellas la de las Mujeres, y reorganizó casi todas las áreas más relevantes -como seguridad social, educación y cultura- en el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello.

En la web del Ministerio se lee: "Nuestra misión es desarrollar políticas de protección y fortalecimiento para la sociedad y, en particular, para las poblaciones vulnerables, desde las secretarías de Niñez, Adolescencia y Familia; Educación; Trabajo, Empleo y Seguridad Social y Cultura", varios ejes fundamentales aglutinados en un sólo ministerio. Los derechos de las mujeres no figuran. Y resuena una frase ya conocida para los feminismos: "Lo que no se nombra no existe".

El Ministerio de las Mujeres fue reducido a la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género -a cargo de Claudia Barcia-, que cumple apenas una parte de las políticas de género que vienen exigiendo los feminismos. Las capacitaciones permanentes, la erradicación de las desigualdades, la promoción de espacios de toma de decisión para mujeres y diversidades son ítems que quedan por fuera de la agenda del Gobierno Nacional.

A pocos días de asumir como Secretaría de Género en Comodoro Rivadavia, la investigadora Renata Hiller remarcaba que "la agenda de la violencia es una de las cuestiones que esta Secretaría tiene que abordar, quizás la más urgente, no sé si la prioritaria. Quiero decir que la incorporación de una perspectiva de género en el Estado puede asumir muchas formas", y subrayaba el papel ineludible del Estado en la prevención y concientización: "La frase no es feliz, pero es representativa: no creo que las secretarias de Género, Diversidad y Juventud tengan como misión ponerle curitas al patriarcado, nosotros desde el Estado no estamos para salir a palear las consecuencias indeseadas de un sistema sexo genérico injusto, violento y hostil. Nuestra tarea como Estado es intentar transformar esas relaciones de género."

Esta reorganización se produjo de manera similar en la mayoría de las provincias y municipios, con excepción de algunas dependencias que mantuvieron el espíritu de los espacios públicos de políticas de género, aunque reconocen la limitación de no contar con un presupuesto nacional ajustado a las necesidades de mujeres y diversidades.

La provincia de Buenos Aires es la única de todo el país que hoy mantiene el área de género con rango ministerial. Neuquén también lo sostiene, aunque adosó otros organismos. En el resto de las provincias, el área desapareció, o fue rebajada de rango, a secretaría o subsecretaría.

La crisis tiene rostro de mujer

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora pone énfasis, precisamente, en la dimensión laboral y económica del rol de las mujeres en la sociedad, en aquello que producen y crean y casi siempre es invisibilizado.

Pese a las acciones concretas de retroceso en materia de género, todas las decisiones políticas afectan de manera directa a mujeres y diversidades, quienes suelen ser, además, las más perjudicadas en contextos de crisis, atravesadas por empleos informales, mayor carga de cuidados y menores posibilidades laborales. Registros de organizaciones públicas y privadas de los últimos años grafican de manera elocuente la presencia de la "feminización de la pobreza", un fenómeno presente a escala global.

En Argentina, aquellos empleos con sueldos más bajos, más flexibilización y menor estabilidad suelen estar feminizados: servicios domésticos, cuidados de niños y personas mayores, docencia, servicios sociales y de salud. En contrapartida, los empleos con mejores números y más tendencia a la formalidad están generalmente ocupados por varones, y corresponden a sectores percibidos como más "productivos" para la sociedad: construcción, minería, petróleo, electricidad, gas e industria en general.

Ver el artículo: "La deuda es con nosotras": Chubut y Santa Cruz entre las provincias con mayor brecha salarial de género

De acuerdo a el "Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción" (2023), elaborado por El Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, el 64% de la población de menores ingresos son mujeres, lo que da cuenta del impacto profundo de la crisis sobre este sector. A medida que aumenta el nivel de ingresos, baja la presencia femenina: tan solo el 36% de ese grupo son mujeres. A ello se le suma la precarización laboral, las violencias hacia el interior de los espacios de trabajo, un mayor índice de desempleo y la sobrecarga de las tareas de cuidado.

"Es importante poner énfasis en eso, para seguir ganando terreno. Los discursos y avances ultraliberales únicamente tienen como beneficiarias a las grandes empresas, a los grandes capitales, entonces el objetivo final es la mercancía, y no sostener la vida. Ahí está la disputa central con lo que proponemos y proyectamos los feminismos, con nuestra organización, con toda la diversidad y diferencia que tiene, somos las que estamos entablando las tareas de cuidado para mantener la trama social. Esto los discursos de derecha lo ven, sobre eso avanzan", explicaba la activista local Soledad Cañumil, en un análisis post-PASO.

Otra de las declaraciones reaccionarias de Milei buscó deslegitimar la brecha salarial de género, aludiendo a un argumento simplista repetido en los dos debates presidenciales: "Si las mujeres ganaran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de empleadas, pero como no es así, se puede ver que en cualquier empresa hay mitad varones y mitad mujeres". Dato que contrasta fuertemente con los múltiples estudios al respecto, sumado a las investigaciones de personalidades como Claudia Goldin, recientemente galardonada con el Nobel de Economía.

Si bien se ha reducido en los últimos años, la brecha salarial entre varones y mujeres este 2023 se posicionó en 26,6%. Es decir, mientras que el salario promedio de los varones el año pasado fue de $161.252, el de las mujeres estuvo en $116.584, sin contar otros condicionantes ligados a la informalidad laboral o la carga horaria, mental y física de las tareas de cuidado.

Según el documento "Día Internacional de la(s) Mujer(es) Trabajadora(s): una mirada al interior de las brechas de género", elaborado por el CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) y publicado en marzo del 2023, Las brechas entre mujeres se evidencian de forma clara al observar las trayectorias educativas y laborales según su nivel de ingresos, comparando especialmente a tres grupos poblacionales: un 20% con menores ingresos, un 20% con ingresos medios y un 20% con mayores ingresos.

De acuerdo a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares correspondientes al tercer trimestre de 2022, una de cada dos mujeres de entre 16 y 59 años del sector con menores ingresos no finalizó el secundario, proporción que desciende a apenas una de cada diez en el grupo de mayores ingresos. Esto se traduce en una brecha aún mayor en la educación superior: sólo el 4% de las mujeres de menores ingresos completó estudios universitarios, en comparación con el 51% de las que cuentan con mayores ingresos. Todo ello repercute en la falta de acceso a oportunidades diferenciales en el mercado de trabajo.

"Entre aquellas mujeres que lograron sortear los obstáculos para insertarse en el mundo laboral, las brechas se replican. En el sector de menores ingresos, tres de cada diez mujeres se desempeñan por cuenta propia, proporción que desciende a dos y a una de cada diez en los grupos de ingresos medios y altos, respectivamente. Esta tendencia se asocia a que el cuentapropismo surge por necesidad en los colectivos que enfrentan mayores desafíos para acceder a un empleo en condiciones dignas", señala el informe.

En resumen, "estas brechas redundan en una diferencia notoria en los ingresos promedio que obtienen por su trabajo las mujeres en cada grupo: en el tercer trimestre de 2022, una mujer del 20% más rico de la población femenina ganaba más de diez veces más que una mujer que se encontraba dentro del 20% más pobre".

Los distintos aspectos que hoy perfilan las brechas de género hacen necesario volver a revisar algunos debates pendientes, relacionados a las tareas de cuidado, la distribución de los ingresos y la ausencia de mujeres y disidencias en la medida en que ascienden las jerarquías y posibilidades.

El futuro será feminista o no será

La coyuntura post-elecciones exigió la reorganización y fortalecimiento de las redes feministas a lo largo y ancho de todo el país, e incluso la solidaridad con otros colectivos feministas latinoamericanos que en este momento atraviesan gobiernos conservadores. Las primeras sensaciones eran de desconcierto y angustia, pero pronto primó el acompañamiento, el debate y la acción, en pos del desafío de (re)construir un pacto democrático transfeminista.

Desde las campañas que exhortaban a votar a Massa hasta la participación activa en el paro del 24 de enero de la CGT, los feminismos no fueron ajenos a un resultado electoral con consecuencias profundas en todo el territorio, con un claro ensañamiento contra los derechos conquistados.

Ver el artículo: Los votos de las pibas no son para la derecha: cómo construir un pacto democrático transfeminista

Las mujeres fueron clave en la elección, y aunque la derecha ganó espacios institucionales, la agenda de género no se agota. En medio de la crisis, se revela otra función histórica e invisibilizada de las mujeres: sostener. Desde los hogares y las tareas de cuidado hasta el sostenimiento de comedores y economías populares, suelen ser las protagonistas invisibles en medio de las dificultades económicas.

"En el 2001, en el momento de mayor crisis política, económica, social, ¿quiénes sostuvieron? Fueron las mujeres. En los momentos de crisis y guerra siempre se visibiliza una mayor organización de mujeres. Más allá de los puntos de inflexión, seguimos y en aumento demostrando que somos protagonistas de estos procesos democráticos.. Siempre parece que son sólo cuestiones de género, pero no, yo discuto un proyecto político de país. Las feministas tienen esa visión integral, más allá de las agendas sectorizadas y de género", explicaba Majo Poncino, referente nacional del Frente de Mujeres Evita, en un diálogo con este medio a pocos días del ballotage.

Un nuevo 8M reabre las posibilidades de diálogo, intercambio y acción en todo el país, en un momento particularmente delicado para los movimientos feministas, pero no menos desafiante que otros períodos en donde se conquistaron leyes históricas y se abrieron nuevos paradigmas, con la larga tarea de construir un futuro feminista.