Política

Milei e Israel, una saga de sobreactuaciones a la sombra del terrorismo

Por Marcelo Falak 

En el mismo momento en que cientos de misiles y drones kamikaze volaban de Irán a Israel, Letra P se preguntaba si lo que estaba por ocurrir era "un ataque limitado y puesta en escena de una represalia largamente prometida por el guía supremo Alí Jameneí" o, como advertían numerosos analistas, "el inicio de una III Guerra Mundial".

Parecería -parecería, si Benjamín Netanyahu no pierde definitivamente la chaveta- que fue lo primero, lo que supone un alivio enorme, pero, a la vez, una acechanza: ese conflicto nodal y de escala global regresa, ahora recargado, a su habitual cueva oscura, en la que suelen activarse atentados terroristas como los que la Argentina sufrió dos veces en los años 90.

Fue justificado que Javier Milei haya suspendido su gira y regresado al país. Sobre todo, aunque probablemente no lo haya pensado de ese modo, porque eso evitó que se mostrara a lo Top Gun a bordo de uno de los F-16 norteamericanos -usados y descartados por Dinamarca- que comprará su gobierno.

También fue entendible que haya convocado en la noche del domingo a su gabinete en modo "comité de crisis". El precedente de los atentados de 1992 y 1994; el fallo del jueves de la Cámara de Casación Penal, que, según una lectura más profunda y menos operada, no dictaminó la responsabilidad de Irán y Hizbulá en los mismos, aunque la sugirió o la dio por sentada; el giro pro-Israel y pro Estados Unidos de Milei; la permanente sospecha de actividad islamista en la Triple Frontera y la tendencia internacional a ataques de "lobos solitarios" constituyen un combo que justifica el incremento del nivel de alerta de seguridad.

Sin embargo, lamentablemente todo eso se desnaturaliza por la tendencia oficial al histrionismo. En el inicio de la reunión participó el embajador israelí en Argentina, Eyal Sela, lo que hace imposible discernir qué hubo de sustancia en lo que hace al impacto local de la emergencia y qué de fervor de los conversos.

Tras su participación, el diplomático compartió atril con el vocero Manuel Adorni, algo que revela que Argentina está mucho más alineada con el gobierno de ultraderecha de Israel que con los de Estados Unidos y demás potencias del Grupo de los 7, los que, como se verá más adelante, tratan en estas horas de contener una posible contrarréplica. Por sus preferencias personales, Milei arroja a la sociedad en un mar proceloso.

Hipótesis que preocupan

Si se recuerda el atentado de 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires, cabe destacar que el antecedente inmediato del ataque militar iraní fue la voladura, el 1 de abril último, del ala consular de la embajada de Teherán en Siria, que dejó siete muertos, entre ellos el general Mohamad Reza Zahedi, alto comandante de la Fuerza Quds -el cuerpo de operaciones en el exterior de la Guardia Revolucionaria- y enlace con la milicia chiita libanesa Hizbulá. De inmediato, el asesor de Asuntos Militares de Jameneí, Yahya Rahim Safaví, avisó que "ninguna de las embajadas del régimen sionista es ahora segura".

No por nada, Argentina cerró preventivamente varias embajadas en Medio Oriente, en línea con lo hecho por varios países occidentales.

Nada de esto amilana al jefe de Estado, que entiende, como señaló la semana pasada en una extensa entrevista, que "nosotros ya estamos en el mapa (del terrorismo). La diferencia es si somos cobardes o nos plantamos del lado del bien".

Tanto asume como natural que Argentina podría ser blanco de un tercer atentado que la reacción oficial al ataque iraní estuvo en perfecta sintonía con los alineamientos del Gobierno. La bravuconada al palo.

Fuente: Letra P