Patagonia

A la memoria de Cristian Aliaga

Por Viviana Ayilef*

Dicen que estos días apareció por Dolavon un ciervito blanco. Y yo, que hasta hace poco pensaba que los animales blancos eran cosa buena, ya sentí la pena. Por el pikun conversamos con una lamngen que nos dijo que tantos animales blancos no eran buena seña. "¿Qué más nos puede pasar?", pensé yo. "¿Qué otra pena?"

Seguro que lo que señalaba esa presencia tiene que ver con algo mayor, algo colectivo. Pero hoy pasó otra cosa, una herida personal, una muerte que nos deja en solitario a muchos de nosotros, tan grupales, tan sociables, tan alegres en la comunidad amorosa de poetas. Aunque mejor es decir que nos deja desolados.

Escribí mi primer Arte Poética porque me lo pidió Cristian, hace muchos años. Mi primer ensayo también. Dije mis primeras charlas sobre la poesía mapuche porque él me invitó a hacerlo. Digamos, casi, que me obligó. Me animé y fui animada, y así animé a su vez a otra gente porque la poesía mapuche se enriquece si somos unos cuantos.

Cada tanto tiempo llegaba un correo a yahoo (¿se acuerdan de ese arcaísmo?) o sonaba el Messenger, el mensajito en el celular, el whatsapp. La primera invitación a ser parte de Facebook, que te llegaba en un e-mail, fue de Cristian. "¿Qué estás escribiendo, corazón?" Y ahí estaba yo, re contenta porque alguien me preguntaba cómo andás. No preguntaba "cómo andás", pero preguntarle a un poeta sobre lo que está escribiendo es preguntarle cómo estás, qué te duele, por dónde anda tu corazón.

Si anduve por muchos lugares, fue porque en algún momento él me molestó. Invitarme a un lugar era hace unos años un modo de fastidiarme (exactamente lo contrario de lo que me pasa ahora). Una sola vez lo desoí: al poco tiempo falleció la poeta que me había invitado a ese ciclo en Buenos Aires, tan amada por todos, y yo pensé por primera vez en la muerte de un poeta.

Ahora me toca a mí. Hace un rato tuve que parar porque hay algo en la zona del pecho que no puede más. La vista está muy nublada. Mi memoria hace melodías, pasa fotos, recupera charlas, complicidades, guiño-guiño. La memoria recupera planes a futuro para conquistar el mundo. Esta memoria es tremenda. Sé que mi memoria va a lastimarme con el mal de archivo en los próximos días.

Cristian me dejaba hacer, como dicen. Como me dice mi compañero: "A vos te malcrían. Todos te malcrían". Y Cristian también.

Perdí a mi papá hace unos años. El perro Amigo se fue la otra vez. Me quedaba una sola figura en reemplazo del padre que esté acá para mirar, por ver qué estoy escribiendo, cómo me va en mis cositas, el trabajo, los chicos, ese compañero que pegué. Ahora no hay sustituto. A mi libre albedrío de aquí en más.

Tal vez sea este el camino hacia la madurez, pero quién quiere madurar. No sé cómo sea mañana. Un poquito preparada estaba pero si me pongo a pensar, a quién le voy a mandar un mensaje antes de cada viaje para decirle: "ahora me voy para Esquel", "al Ayün le está yendo lindo", "el otro mes vamos a andar con la Lili y la Daniela Catrileo en la Feria del Libro, con Silvia Mellado también". A quién le va a importar. A quién como a Cristian.

Con el galenso Ariel Williams nos dimos el gusto este año de juntarnos a celebrar. Nuestro plan era seguirla. En cualquier momento, ¿no?

Aprovechen a la gente que aman. Júntense. Revienten los morlacos que les quedan. Hagan como dice el Chelo Candia, formúlense esa pregunta existencial; práctica y existencial; práctica, existencial y política: "¿Y si me hago un asáu?". Hagan recitales con poetas. Compartan. Esparzan por aquí su palabra. Rieguen de ternura esto que ahora nos queda. Que haya en el aire cada día un aroma de promesa.

Que la poesía SEA.

Que su familia encuentre consuelo y alivio al saber lo que su memoria deja: Amor y Gratitud.

¡Salud Ariel Williams, lo hicimos! ¡Salud a esta familia colectiva de poetas y Salud a Espacio Hudson! ¡Salud a quienes lo respetaron, lo acompañaron y le hicieron el aguante porque Cristian siempre estaba haciendo el aguante! De eso se trata la reciprocidad.

Nos duele por todos lados, hoy, y mañana más. Se puso fiero este año. La responsabilidad de hacer mundo en el que quepan muchos mundos. Tremenda labor, poeta. Prometeme que nos vas a estar mirando a la vuelta de la pena.

*Poeta de Trelew