Política

Edith Terenzi, la senadora que en un mes pasó de Wonder Woman a Cruella de vil

La legisladora chubutense se plantó firme ante las diatribas de Javier Milei y, además de amenazas, obtuvo hace poco más de un mes el reconocimiento de la mayoría de los referentes políticos que apuestan a la democracia como la mejor forma de resolver diferencias. Ahora, desde su propio partido le cuestionan haber acompañado la decisión del Senado de auto aumentarse las dietas.

Por Romina Pavlovic

El paneo de la cámara es de izquierda a derecha. Se ve a la senadora nacional por Chubut, Andrea Cristina, que permanece impávida. No levanta la mano ni pide la palabra para sentar posición. La cámara sigue y se ve un brazo derecho que se levanta y baja con idéntica velocidad; luego aparece el rostro de Edith Terenzi, la otra senadora que representa a Chubut.

Era una perfecta desconocida, fuera del valle, hasta que en las elecciones legislativas de 2021 se convirtió en senadora nacional. Acompañó en la lista a Ignacio Torres y en las PASO de septiembre dejaron en el camino a las fórmulas de Sergio Ongarato-Jacqueline Caminoa y Mario Cimadevilla-Silvia Azocar. Dos meses más tarde superarían en la general a Carlos Linares y Florencia Papaiani.

Desde entonces, Edith Elizabeth Terenzi (64) comenzó su silenciosa tarea en el Senado de la Nación, donde procura aportar en proyectos todo lo que aprendió a lo largo de su vida, en la que se desempeñó como empleada bancaria, docente y taquígrafa de la Legislatura, trabajo que le permitió tomar nota de discursos inaugurales de todos los gobernadores que tuvo Chubut desde 1990, empezando por Néstor Perl.

DISCIPLINA PARTIDARIA, AFUERA

Licenciada en Ciencias Políticas, Terenzi forma parte del bloque Cambio Federal que impulsó Torres apenas llegó al Senado. Allí confluyen legisladores que priorizan las necesidades regionales antes que la disciplina partidaria.

En la última renovación parlamentaria, Terenzi se sumó al bloque de su partido, la UCR, bajo la conducción de Martín Lousteau, con quien tiene varios puntos en común, como la defensa de la educación pública, por ejemplo.

Mientras la reemplazante de Torres, la contadora comodorense Andrea Cristina, se sumó a la bancada del PRO, Terenzi se siente más cerca de las posturas de centro. De hecho, su principal referente en la provincia es Carlos Maestro.

En las pocas votaciones que hubo hasta ahora, Terenzi y Cristina adoptaron posiciones encontradas, como al fijar postura en el tratamiento sobre tablas de un proyecto para tratar la coparticipación del Impuesto al Cheque y con el DNU que expuso crudamente el pensamiento sin sentimientos de Javier Milei.

Lo cierto es que Cristina tiene línea directa con la diputada Ana Clara Romero, quien a su vez sintoniza mejor con Mauricio Macri, siempre dispuesto a tirarle un cable a Milei.

ERA LA MUJER MARAVILLA

En la sesión del 14 de marzo en que se rechazó el DNU de Milei, Terenzi -que aportó su voto en contra- empezó a ser objeto de insultos y amenazas en las redes sociales por presentar una cuestión de privilegio en la que pidió al presidente Milei que se disculpara con el gobernador de Chubut por haberlo agraviado dándole likes a aquellas grotescas imágenes de sus trolls en las que también se burlaban de personas con Down y se festejaban actos de pedofilia y violencia sexual.

Aquellas amenazas que recibió la senadora tuvieron entonces el repudio de la mayoría de la clase dirigente que apuesta a la democracia como forma de vida. Además, se le destacó el gesto de plantarse públicamente en un contexto en el que la agresión a oscuras en las redes es moneda corriente y son pocos los que se atreven a enfrentarla. Era entonces Terenzi la Mujer Maravilla.

MI VILLANA FAVORITA

Sin embargo, hoy la senadora chubutense ha pasado a ser una especie de Cruella de vil por haber apoyado el aumento en la dieta que se dieron para sí los integrantes de la Cámara alta. El último jueves, ella fue una de las que consideró justo que un legislador perciba un salario equivalente al del primer tuitero del Presidente.

En las últimas horas, correligionarios que en su momento nada dijeron, por ejemplo, sobre el súbito cambio de empleo del concejal Tomás Buffa, la emprendieron contra ella. Una de sus críticas es una antigua correligionaria que supo ser diputada provincial entre 1987 y 1991: María Cristina Evans.

En un comunicado que también firmaron el exfuncionario provincial Sergio Sepiurka, Ernesto López, Silvia Azocar y Andrea Rojas, se cuestionó "el trámite legislativo opaco y vergonzoso que ha tenido el aumento de las dietas de los señores senadores, dispuesto el jueves pasado con actitudes clasistas que denotan una falta completa de sintonía con la gran mayoría del pueblo argentino".

Destacaron asimismo que "instamos a todos los representantes de nuestro partido en el Senado de la Nación a revisar y transparentar ante la sociedad su accionar inaceptable en este contexto social y económico tan delicado, solicitando al presidente del Comité Nacional de la UCR que exprese además sus disculpas al Pueblo".