Minería

Embestida contra la Ley 7722: "En Mendoza, la comunidad empieza a aceptar la actividad minera"

En el mundo moderno, la minería ha sido considerada un motor de desarrollo económico, especialmente en regiones ricas en recursos minerales como Mendoza. Sin embargo, la reciente presentación de Jerónimo Shantal, Director de Minería de Mendoza, sobre el estado de la actividad minera en la provincia, despierta una serie de preocupaciones que van más allá de la simple promesa de crecimiento económico. ¿A qué costo estamos promoviendo la minería, y es realmente lo que quiere la comunidad mendocina?

En su intervención, Shantal destacó el "gran interés para el desarrollo de Malargüe" y la "confianza" como pilar para generar "credibilidad y licencia social". Estas palabras, aunque optimistas, ocultan una realidad compleja y potencialmente dañina. La noción de que la comunidad está "empezando a aceptar la actividad" por "una coyuntura existente" o "cuestiones económicas" sugiere una aceptación más forzada que genuina. La crisis económica puede empujar a las comunidades a aceptar soluciones rápidas y riesgosas que prometen ingresos a corto plazo, pero que podrían comprometer su bienestar a largo plazo.

Shantal menciona que "falta mucho trabajo en educación y comunicación" para que la minería sea parte de la "habitualidad del mendocino". Sin embargo, esta necesidad de "educar" a la comunidad podría interpretarse como un intento de imponer una visión pro-minera sin considerar adecuadamente los riesgos ambientales y sociales. En lugar de promover un diálogo genuino, parece haber un esfuerzo por silenciar las preocupaciones legítimas de la población.

La comparación con San Juan y su supuesto "know-how" minero plantea más preguntas que respuestas. San Juan puede haber crecido económicamente gracias a la minería, pero a menudo a expensas de consideraciones ambientales y sociales. ¿Es este el camino que Mendoza quiere seguir? ¿Debemos repetir los mismos errores en nombre del progreso económico?

Malargüe, presentada como una región ideal para la minería debido a su falta de agricultura y vitivinicultura, es también un lugar con una rica biodiversidad que podría estar en peligro. La promesa de "proyectos de baja altura" y "logística" como beneficios suena hueca frente al potencial daño ecológico que la minería a gran escala podría causar.

El cambio climático y la sostenibilidad ambiental son preocupaciones mundiales que no pueden ser ignoradas. La minería, a menudo presentada como una solución económica, puede ser una amenaza ambiental si no se gestiona con extrema precaución y responsabilidad. Mendoza necesita considerar seriamente si el costo ecológico y social de expandir su industria minera es un precio que está dispuesta a pagar.

En conclusión, mientras Shantal y otros defensores de la minería pueden ver un futuro brillante para Mendoza, es esencial que la comunidad mendocina se pregunte: ¿a qué costo estamos dispuestos a comprometer nuestro medio ambiente y calidad de vida? Es crucial que las voces críticas y las preocupaciones ambientales sean escuchadas y consideradas en cualquier decisión sobre el futuro de la minería en la provincia. El desarrollo económico no debería venir a expensas de un legado ambiental que podría durar generaciones.