La Liga Patriótica en la Patagonia: campaña de persecución y represión contra extranjeros en Bariloche hace 100 añosPor Adrián Moyano
A mediados de la década de 1920 se estableció en el pueblo una filial de la Liga Patriótica, que inició una campaña contra todo extranjero. El empresario elevó sus quejas al gobernador Quaglia y relató algunos atropellos.
Aunque la vecindad fuera reducida si se la compara con las decenas de miles de habitantes que cobija Bariloche en la actualidad, no hay que pensar que el ambiente todavía bucólico de 100 años atrás garantizara ausencia de conflictos. Algunos surgieron como consecuencia de intereses encontrados en el propio pago chico, otros tuvieron que ver con la reproducción a escala local de disputas nacionales. Fue el caso de una llamativa disputa que estalló en 1925.
En efecto, cuando la Liga Patriótica se formalizó en esta ciudad emprendió una campaña para desacreditar a todo extranjero, sin importar qué tan poderoso fuera. Entre ellos, cayó en la volteada Primo Capraro, por entonces columna vertebral de la Compañía Chile-Argentina e integrante de la Comisión de Fomento. En estas latitudes, la misma organización que surgiera de la tristemente célebre Semana Trágica (1919) organizó una campaña de desprestigio en su contra, que también supo de hechos de violencia.
En la región "una gran mayoría de comerciantes, estancieros, profesionales y autoridades locales fueron miembros activos de las brigadas de la Liga" o bien "adhirieron a sus principios", según estableció la historiadora Laura Méndez en "Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche" (Prometeo, 2010). "Sus integrantes, además, tenían gran participación en eventos públicos y en instituciones de la comunidad".
Según la investigadora, "su prédica encontró condiciones favorables de receptividad, pues fue un momento de crisis económica en la región, de conflictividad social en un contexto de agitación obrera a nivel nacional y en el que las medidas adoptadas por el presidente Hipólito Yrigoyen fueron cuestionadas en los territorios sureños". Recordemos que en 1921 tuvieron lugar en Santa Cruz los sucesos que quedaron en la historia como la Patagonia Rebelde.
La organización no demoró demasiado en poner un pie en el pueblo que, a duras penas, florecía a orillas del Nahuel Huapi. "En 1925 conformaron la Liga Patriótica de Bariloche algunos vecinos argentinos, miembros del personal policial y docentes, arribados a mediados de la década de 1920 a la ciudad. La Liga estuvo presidida a nivel local por el médico de Salud Pública, Luis Pastor", consigna la investigación.
También fueron figuras conspicuas de la organización derechista "el comerciante José de García, quien era corresponsal del periódico La Prensa, y los hermanos Gustavo y Héctor Boiza, este último cobrador fiscal. Este grupo observaba con desagrado y desconfianza que (Primo) Capraro y los de Belluno (entre comillas), en su totalidad extranjeros, ocuparan, desde hacía más de una década, todos los cargos de la Comisión de Fomento local".
No parecía posible convivencia alguna. "Muy pronto comenzaron las desavenencias entre la Liga y la Comisión de Fomento, las que hicieron eclosión en 1926 cuando esta última, para paliar la falta de fondos del gobierno comunal, sancionó una ordenanza de impuestos que aumentó los gravámenes a los comercios. Frente a esto, un grupo de vecinos, conformado por liguistas y comerciantes, solicitó al gobernador territoriano la disolución de la Comisión de Fomento y la creación de un Concejo Municipal electivo", según la reconstrucción de la historiadora.
Gobernaba el Territorio Nacional de Río Negro León Quaglia, quien nombró una nueva integración para la Comisión de Fomento, con Cornelio Hageman, Primo Capraro, Gustavo Winkler, Ernesto Schumacher y Herminio Alonso, una vez más, todos extranjeros. El segundo "envió entonces una nota a Quaglia, en la que se quejaba de una sistemática campaña en su contra, que intentaba mostrar a la colectividad italiana como autora de agravios y amenazas a algunos vecinos de la ciudad. Capraro acusó a la Policía de connivencia con los intereses de la Liga Patriótica".
Las que siguen fueron las palabras del empresario: "Ha sido posible sufrir vejámenes de toda índole, hasta los que con infamia llegaron a mi hogar, ha sido posible sufrir la indudable persecución hacia mi persona, con los atropellos a mis empleados. Contemplar la camaradería ostensible y provocativa del señor Comisario con los secuaces del señor Pastor, y sus depuestos (sic) en público, contra el gringo [...] (la omisión está en la cita de Méndez). Ha sido posible el azote de una policía brava, castigando sable en mano a pacíficos extranjeros; cobrando multas fuera de la ley y por causas antojadizas, y hasta ayer mismo, en la demostración de un maestro ascendido, su concurrencia de uniforme y su discurso de carácter político, coartando la libertad de los educacionistas que ejercen el periodismo".
¡Y eso que Capraro era el hombre fuerte de Bariloche! Seguía su queja: "El triunfo más efectivo, cabe reconocerle a la camarilla destructora que contradice y traba el fomento cuantioso que el Gobierno procura a favor de estas zonas, pues se advierten los resultados de su campaña de alarmas, anotando que en el pasado mes, de cien el número de viajeros ha llegado a ser nulo en los últimos dos trenes. Créame profundamente afectado y hasta enfermo, que por segunda vez en pocas semanas ha debido guardar cama", se lamentó.
Estableció Méndez que "las denuncias de Capraro eran contra tres personas: Amadeo E. Benítez por ostentación de fuerzas hecha por la Policía a su cargo y por haber detenido -sin motivo alguno- a súbditos italianos, al doctor Luis Pastor, presidente de la Liga, por haber dirigido una campaña en su contra en la cual se le injuriaba por medio de carteles y caricaturas que se colocaban en el bar de Belarmino García; y contra José de García, por haber este comentado en La Prensa los hechos ocurridos en forma insidiosa en el citado diario". El entorno de Bariloche era todavía bucólico e inspirador, pero debió ser difícil la convivencia ante tanta violencia.
Fuente: El Cordillerano
Por Adrián Moyano
A mediados de la década de 1920 se estableció en el pueblo una filial de la Liga Patriótica, que inició una campaña contra todo extranjero. El empresario elevó sus quejas al gobernador Quaglia y relató algunos atropellos.
Aunque la vecindad fuera reducida si se la compara con las decenas de miles de habitantes que cobija Bariloche en la actualidad, no hay que pensar que el ambiente todavía bucólico de 100 años atrás garantizara ausencia de conflictos. Algunos surgieron como consecuencia de intereses encontrados en el propio pago chico, otros tuvieron que ver con la reproducción a escala local de disputas nacionales. Fue el caso de una llamativa disputa que estalló en 1925.
En efecto, cuando la Liga Patriótica se formalizó en esta ciudad emprendió una campaña para desacreditar a todo extranjero, sin importar qué tan poderoso fuera. Entre ellos, cayó en la volteada Primo Capraro, por entonces columna vertebral de la Compañía Chile-Argentina e integrante de la Comisión de Fomento. En estas latitudes, la misma organización que surgiera de la tristemente célebre Semana Trágica (1919) organizó una campaña de desprestigio en su contra, que también supo de hechos de violencia.
En la región "una gran mayoría de comerciantes, estancieros, profesionales y autoridades locales fueron miembros activos de las brigadas de la Liga" o bien "adhirieron a sus principios", según estableció la historiadora Laura Méndez en "Estado, frontera y turismo. Historia de San Carlos de Bariloche" (Prometeo, 2010). "Sus integrantes, además, tenían gran participación en eventos públicos y en instituciones de la comunidad".
Según la investigadora, "su prédica encontró condiciones favorables de receptividad, pues fue un momento de crisis económica en la región, de conflictividad social en un contexto de agitación obrera a nivel nacional y en el que las medidas adoptadas por el presidente Hipólito Yrigoyen fueron cuestionadas en los territorios sureños". Recordemos que en 1921 tuvieron lugar en Santa Cruz los sucesos que quedaron en la historia como la Patagonia Rebelde.
La organización no demoró demasiado en poner un pie en el pueblo que, a duras penas, florecía a orillas del Nahuel Huapi. "En 1925 conformaron la Liga Patriótica de Bariloche algunos vecinos argentinos, miembros del personal policial y docentes, arribados a mediados de la década de 1920 a la ciudad. La Liga estuvo presidida a nivel local por el médico de Salud Pública, Luis Pastor", consigna la investigación.
También fueron figuras conspicuas de la organización derechista "el comerciante José de García, quien era corresponsal del periódico La Prensa, y los hermanos Gustavo y Héctor Boiza, este último cobrador fiscal. Este grupo observaba con desagrado y desconfianza que (Primo) Capraro y los de Belluno (entre comillas), en su totalidad extranjeros, ocuparan, desde hacía más de una década, todos los cargos de la Comisión de Fomento local".
No parecía posible convivencia alguna. "Muy pronto comenzaron las desavenencias entre la Liga y la Comisión de Fomento, las que hicieron eclosión en 1926 cuando esta última, para paliar la falta de fondos del gobierno comunal, sancionó una ordenanza de impuestos que aumentó los gravámenes a los comercios. Frente a esto, un grupo de vecinos, conformado por liguistas y comerciantes, solicitó al gobernador territoriano la disolución de la Comisión de Fomento y la creación de un Concejo Municipal electivo", según la reconstrucción de la historiadora.
Gobernaba el Territorio Nacional de Río Negro León Quaglia, quien nombró una nueva integración para la Comisión de Fomento, con Cornelio Hageman, Primo Capraro, Gustavo Winkler, Ernesto Schumacher y Herminio Alonso, una vez más, todos extranjeros. El segundo "envió entonces una nota a Quaglia, en la que se quejaba de una sistemática campaña en su contra, que intentaba mostrar a la colectividad italiana como autora de agravios y amenazas a algunos vecinos de la ciudad. Capraro acusó a la Policía de connivencia con los intereses de la Liga Patriótica".
Las que siguen fueron las palabras del empresario: "Ha sido posible sufrir vejámenes de toda índole, hasta los que con infamia llegaron a mi hogar, ha sido posible sufrir la indudable persecución hacia mi persona, con los atropellos a mis empleados. Contemplar la camaradería ostensible y provocativa del señor Comisario con los secuaces del señor Pastor, y sus depuestos (sic) en público, contra el gringo [...] (la omisión está en la cita de Méndez). Ha sido posible el azote de una policía brava, castigando sable en mano a pacíficos extranjeros; cobrando multas fuera de la ley y por causas antojadizas, y hasta ayer mismo, en la demostración de un maestro ascendido, su concurrencia de uniforme y su discurso de carácter político, coartando la libertad de los educacionistas que ejercen el periodismo".
¡Y eso que Capraro era el hombre fuerte de Bariloche! Seguía su queja: "El triunfo más efectivo, cabe reconocerle a la camarilla destructora que contradice y traba el fomento cuantioso que el Gobierno procura a favor de estas zonas, pues se advierten los resultados de su campaña de alarmas, anotando que en el pasado mes, de cien el número de viajeros ha llegado a ser nulo en los últimos dos trenes. Créame profundamente afectado y hasta enfermo, que por segunda vez en pocas semanas ha debido guardar cama", se lamentó.
Estableció Méndez que "las denuncias de Capraro eran contra tres personas: Amadeo E. Benítez por ostentación de fuerzas hecha por la Policía a su cargo y por haber detenido -sin motivo alguno- a súbditos italianos, al doctor Luis Pastor, presidente de la Liga, por haber dirigido una campaña en su contra en la cual se le injuriaba por medio de carteles y caricaturas que se colocaban en el bar de Belarmino García; y contra José de García, por haber este comentado en La Prensa los hechos ocurridos en forma insidiosa en el citado diario". El entorno de Bariloche era todavía bucólico e inspirador, pero debió ser difícil la convivencia ante tanta violencia.
Fuente: El Cordillerano