Torres criticó a Milei por el presupuesto y sentenció que "no veo la necesidad de una confluencia entre el PRO y La Libertad Avanza"El gobernador de Chubut habló del panorama electoral y advirtió de los riesgos de subir al ring a Cristina para 2025. Celebró el orden macro, aunque dice que hay peligro de "sobregirarse" y desatender la puesta en marcha de plan productivo.
-¿Cree que va a haber Presupuesto 2025 o Milei lo va a reconducir?
-La falta de un presupuesto impacta más a la Nación que a las provincias. Envía un mensaje negativo a los mercados y al mundo, especialmente en un momento en que el riesgo país ha bajado y hay una política fiscal equilibrada. La previsibilidad es clave para la seguridad jurídica y la calidad institucional que Argentina necesita. Lo que solicitamos los gobernadores no son recursos extraordinarios ni medidas que afecten el equilibrio fiscal. Simplemente pedimos que, si la Capital Federal recibe lo que la Nación le debía por un fallo de la Corte, también se contemple en el presupuesto la deuda que la Nación tiene con las provincias por la falta de transferencia de las cajas previsionales. Este dinero le pertenece a los jubilados de Córdoba, de Chubut y de las otras provincias.
-¿Ve ánimo de negociación en el Gobierno?
-Nosotros lo que sugerimos es descentralizar las arcas de una matriz que consideramos regresiva, distorsiva, centralista y perjudicial para la producción y el trabajo. Milei dice que el gobierno nacional sólo debe encargarse de las relaciones exteriores, de la seguridad nacional y de la macroeconomía. Conceptualmente uno puede estar a favor o en contra. Pero la Nación está cobrando impuestos y recaudando con asignaciones específicas para mantenimiento de rutas, de puertos y tantas otras cosas que no está ejecutando. Hay dos salidas: o eliminamos esos impuestos y hacemos una matriz fiscal más amigable, o los descentralizás y nosotros nos hacemos cargo de lo que no está ejecutando la nación.
-¿Cree que el Gobierno terminará reconduciendo el Presupuesto para tener mayor margen de discrecionalidad?
-Si lo reconduce por discrecionalidad sería un error, una torpeza. Va en contra de lo que ellos mismos predican y sería un mensaje negativo.
-¿Cómo evalúa que la Nación capitalice políticamente el resultado del recorte que, en parte, realizó por la eliminación de partidas para las provincias?
-Ahí hay una falsa dicotomía entre la Nación y las provincias. Las provincias somos la Nación. Los 45 millones de argentinos somos las provincias. Existen dos Argentinas: la Capital Federal y el mal llamado interior. El impacto en las tarifas y el transporte se ha sentido en todo el país por el recorte en los subsidios nacionales. Y consideramos un acto de justicia la quita de subsidios a la zona centro, ya que en provincias como Chubut y Córdoba hace tiempo que tenemos tarifas y transporte más caros. El gobierno ha hecho una épica del equilibrio fiscal, pero el riesgo es sobregirarse y relativizar el resto de las cuestiones, creyendo que la macroeconomía, por ósmosis, soluciona la vida de la gente y las pymes. Este país es pendular y el riesgo es que vuelva el kirchnerismo, algo que nadie quiere. Por eso insistimos en una mirada racional y una agenda de desarrollo que el gobierno actual no tiene.
-Ese plan productivo es un reclamo de muchos gobernadores.
-Es lo único que hará crecer a Argentina. Necesitamos dinamizar la economía y generar una revolución de competitividad para ser más competitivos a nivel mundial. Debemos modernizarnos y eliminar los cuellos de botella que frenan el desarrollo económico del país. Esto implica trabajo y planificación, algo que hoy no existe. Imaginate un país que necesita divisas desesperadamente: tenemos puertos en pésimo estado, rutas nacionales destrozadas, lo cual afecta el turismo y la exportación. Los gobernadores no podemos arreglar las rutas nacionales porque sería malversación de fondos, a menos que nos las transfieran. Debemos discutir estos temas cuanto antes para evitar que los problemas se agraven.
-¿Ve alguna señal de avanzar hacia ese lugar?
-Hubo una curva de aprendizaje, lo cual es lógico. Hoy percibo un modo distinto, mayor pragmatismo, incluso un discurso diferente para los sectores más duros dentro de su propio espacio.
-¿En qué lo observa?
-En la posición con China, por ejemplo. Celebro este pragmatismo, ya que el dogmatismo lleva al fanatismo y ya sabemos cómo termina nuestro país cuando caemos en esos delirios de grandeza místicos. Necesitamos una política económica racional y sostenible, sin refundar el país cada dos años. Me molesta cuando el gobierno cae en un revisionismo berreta setentista, cuando el país necesita mirar al futuro, tener agendas de futuro, enseñar programación a los niños. A veces veo un gobierno más conservador que liberal en algunas cuestiones.
-¿Cómo está su relación con el presidente Milei, después de aquel comienzo complicado?
-Mi relación es coherente. Los chubutenses me eligieron para defender los intereses de la provincia y eso haré siempre, incluso cuando eso implique oponerme al Gobierno nacional. Pero cuando el gobierno hace algo bien, lo vamos a apoyar, como lo hemos hecho con medidas como el Rigi, el capítulo de hidrocarburos o algunas políticas de desregulación. Coincidimos en muchas cosas. Y hay cosas que no entiendo, peleas innecesarias que se podrían haber evitado, como el conflicto con la universidad. Se perdió tiempo en una falsa dicotomía de "educación pública sí, educación pública no", cuando se podía resolver con asignación de partidas y auditorías. No está mal auditar, pero se planteó de manera equivocada. También creo que votar solos contra el mundo en materia de política internacional no envía un buen mensaje. Debemos tener cuidado con la sobreactuación. No necesitamos centralidad en el mundo por cuestiones pintorescas, sino por ser un país normal.
-Se especula con una posible confluencia entre el PRO y la Libertad Avanza. ¿Qué visión tiene de ese vínculo y qué puede pasar para 2025?
-El PRO ha cometido el error histórico de querer enlatar todo. Eso no funciona. Cada distrito es un mundo aparte. En Chubut, por ejemplo, tenemos el frente "Despierta Chubut", que incluye a algunos liberales que forman parte de mi gabinete y con quienes tenemos un acuerdo parlamentario. En Chubut, por ejemplo, no veo la necesidad de una confluencia entre el PRO y Libertad Avanza.
-¿El PRO corre el riesgo de terminar totalmente absorbido por el oficialismo?
-Cuando un espacio político fagocita a otro, pierde su razón de ser. Argentina necesita más democracia, espíritu crítico y debate. Prefiero tener un aliado que me diga: "Cuidado, te estás equivocando" a estar rodeado de alcahuetes. Ojalá aprendamos de los errores del pasado y no caigamos en los mismos vicios que nos boicotean sistemáticamente.
-Entonces no comparte la visión de Patricia Bullrich de que "el PRO ya fue".
-Hay una crisis de representación en todos los partidos: peronismo, radicalismo, liberales. El sello partidario ha perdido fuerza. Lo que se viene son esquemas frentistas donde se discutan ideas y personas. Celebro que el fenómeno Milei haya roto tabúes y la idea de que para ser presidente se necesita una estructura. Hoy cualquier argentino con una idea y la valentía de defenderla puede ser presidente.
-Se lo ve cómodo con Llaryora y con Pullaro. ¿Ve la posibilidad de construir un proyecto nacional para el futuro desde el interior?
-Nos une el federalismo. También nos une una estrategia parlamentaria en la que hemos trabajado juntos en muchas ocasiones. Si esto deriva en un vehículo electoral o no, el tiempo lo dirá. Lo que sí creo es que Argentina necesita una discusión desde la Argentina productiva, desde el interior, para terminar con las asimetrías que tanto daño nos han hecho. Ojalá se concrete.
-Milei parece decidido a polarizar con Cristina Kirchner para 2025. Y el PRO ya sufrió haber tenido una estrategia parecida en 2017, cuando Cristina quedó posicionada aún sin ganar y luego pudo volver después. ¿Le parece riesgoso volver a ponerla en el centro del ring?
-Es clara la estrategia para polarizar, pero es un esquema que solo beneficia a Milei y a Cristina. No le sirve al país. Ya le pasó a Juntos por el Cambio. Ese cuco que levantás, levantás y levantás te termina comiéndote. Si te enfocas en la polarización y las discusiones superficiales en lugar de lo importante, puede que te salga mal. No quiero que vuelva el kirchnerismo. Para evitarlo necesitamos un espacio racional, con espíritu crítico y discutir lo importante, dejando de lado las pavadas de Twitter.
Fuente: La Voz en Córdoba
El gobernador de Chubut habló del panorama electoral y advirtió de los riesgos de subir al ring a Cristina para 2025. Celebró el orden macro, aunque dice que hay peligro de "sobregirarse" y desatender la puesta en marcha de plan productivo.
-¿Cree que va a haber Presupuesto 2025 o Milei lo va a reconducir?
-La falta de un presupuesto impacta más a la Nación que a las provincias. Envía un mensaje negativo a los mercados y al mundo, especialmente en un momento en que el riesgo país ha bajado y hay una política fiscal equilibrada. La previsibilidad es clave para la seguridad jurídica y la calidad institucional que Argentina necesita. Lo que solicitamos los gobernadores no son recursos extraordinarios ni medidas que afecten el equilibrio fiscal. Simplemente pedimos que, si la Capital Federal recibe lo que la Nación le debía por un fallo de la Corte, también se contemple en el presupuesto la deuda que la Nación tiene con las provincias por la falta de transferencia de las cajas previsionales. Este dinero le pertenece a los jubilados de Córdoba, de Chubut y de las otras provincias.
-¿Ve ánimo de negociación en el Gobierno?
-Nosotros lo que sugerimos es descentralizar las arcas de una matriz que consideramos regresiva, distorsiva, centralista y perjudicial para la producción y el trabajo. Milei dice que el gobierno nacional sólo debe encargarse de las relaciones exteriores, de la seguridad nacional y de la macroeconomía. Conceptualmente uno puede estar a favor o en contra. Pero la Nación está cobrando impuestos y recaudando con asignaciones específicas para mantenimiento de rutas, de puertos y tantas otras cosas que no está ejecutando. Hay dos salidas: o eliminamos esos impuestos y hacemos una matriz fiscal más amigable, o los descentralizás y nosotros nos hacemos cargo de lo que no está ejecutando la nación.
-¿Cree que el Gobierno terminará reconduciendo el Presupuesto para tener mayor margen de discrecionalidad?
-Si lo reconduce por discrecionalidad sería un error, una torpeza. Va en contra de lo que ellos mismos predican y sería un mensaje negativo.
-¿Cómo evalúa que la Nación capitalice políticamente el resultado del recorte que, en parte, realizó por la eliminación de partidas para las provincias?
-Ahí hay una falsa dicotomía entre la Nación y las provincias. Las provincias somos la Nación. Los 45 millones de argentinos somos las provincias. Existen dos Argentinas: la Capital Federal y el mal llamado interior. El impacto en las tarifas y el transporte se ha sentido en todo el país por el recorte en los subsidios nacionales. Y consideramos un acto de justicia la quita de subsidios a la zona centro, ya que en provincias como Chubut y Córdoba hace tiempo que tenemos tarifas y transporte más caros. El gobierno ha hecho una épica del equilibrio fiscal, pero el riesgo es sobregirarse y relativizar el resto de las cuestiones, creyendo que la macroeconomía, por ósmosis, soluciona la vida de la gente y las pymes. Este país es pendular y el riesgo es que vuelva el kirchnerismo, algo que nadie quiere. Por eso insistimos en una mirada racional y una agenda de desarrollo que el gobierno actual no tiene.
-Ese plan productivo es un reclamo de muchos gobernadores.
-Es lo único que hará crecer a Argentina. Necesitamos dinamizar la economía y generar una revolución de competitividad para ser más competitivos a nivel mundial. Debemos modernizarnos y eliminar los cuellos de botella que frenan el desarrollo económico del país. Esto implica trabajo y planificación, algo que hoy no existe. Imaginate un país que necesita divisas desesperadamente: tenemos puertos en pésimo estado, rutas nacionales destrozadas, lo cual afecta el turismo y la exportación. Los gobernadores no podemos arreglar las rutas nacionales porque sería malversación de fondos, a menos que nos las transfieran. Debemos discutir estos temas cuanto antes para evitar que los problemas se agraven.
-¿Ve alguna señal de avanzar hacia ese lugar?
-Hubo una curva de aprendizaje, lo cual es lógico. Hoy percibo un modo distinto, mayor pragmatismo, incluso un discurso diferente para los sectores más duros dentro de su propio espacio.
-¿En qué lo observa?
-En la posición con China, por ejemplo. Celebro este pragmatismo, ya que el dogmatismo lleva al fanatismo y ya sabemos cómo termina nuestro país cuando caemos en esos delirios de grandeza místicos. Necesitamos una política económica racional y sostenible, sin refundar el país cada dos años. Me molesta cuando el gobierno cae en un revisionismo berreta setentista, cuando el país necesita mirar al futuro, tener agendas de futuro, enseñar programación a los niños. A veces veo un gobierno más conservador que liberal en algunas cuestiones.
-¿Cómo está su relación con el presidente Milei, después de aquel comienzo complicado?
-Mi relación es coherente. Los chubutenses me eligieron para defender los intereses de la provincia y eso haré siempre, incluso cuando eso implique oponerme al Gobierno nacional. Pero cuando el gobierno hace algo bien, lo vamos a apoyar, como lo hemos hecho con medidas como el Rigi, el capítulo de hidrocarburos o algunas políticas de desregulación. Coincidimos en muchas cosas. Y hay cosas que no entiendo, peleas innecesarias que se podrían haber evitado, como el conflicto con la universidad. Se perdió tiempo en una falsa dicotomía de "educación pública sí, educación pública no", cuando se podía resolver con asignación de partidas y auditorías. No está mal auditar, pero se planteó de manera equivocada. También creo que votar solos contra el mundo en materia de política internacional no envía un buen mensaje. Debemos tener cuidado con la sobreactuación. No necesitamos centralidad en el mundo por cuestiones pintorescas, sino por ser un país normal.
-Se especula con una posible confluencia entre el PRO y la Libertad Avanza. ¿Qué visión tiene de ese vínculo y qué puede pasar para 2025?
-El PRO ha cometido el error histórico de querer enlatar todo. Eso no funciona. Cada distrito es un mundo aparte. En Chubut, por ejemplo, tenemos el frente "Despierta Chubut", que incluye a algunos liberales que forman parte de mi gabinete y con quienes tenemos un acuerdo parlamentario. En Chubut, por ejemplo, no veo la necesidad de una confluencia entre el PRO y Libertad Avanza.
-¿El PRO corre el riesgo de terminar totalmente absorbido por el oficialismo?
-Cuando un espacio político fagocita a otro, pierde su razón de ser. Argentina necesita más democracia, espíritu crítico y debate. Prefiero tener un aliado que me diga: "Cuidado, te estás equivocando" a estar rodeado de alcahuetes. Ojalá aprendamos de los errores del pasado y no caigamos en los mismos vicios que nos boicotean sistemáticamente.
-Entonces no comparte la visión de Patricia Bullrich de que "el PRO ya fue".
-Hay una crisis de representación en todos los partidos: peronismo, radicalismo, liberales. El sello partidario ha perdido fuerza. Lo que se viene son esquemas frentistas donde se discutan ideas y personas. Celebro que el fenómeno Milei haya roto tabúes y la idea de que para ser presidente se necesita una estructura. Hoy cualquier argentino con una idea y la valentía de defenderla puede ser presidente.
-Se lo ve cómodo con Llaryora y con Pullaro. ¿Ve la posibilidad de construir un proyecto nacional para el futuro desde el interior?
-Nos une el federalismo. También nos une una estrategia parlamentaria en la que hemos trabajado juntos en muchas ocasiones. Si esto deriva en un vehículo electoral o no, el tiempo lo dirá. Lo que sí creo es que Argentina necesita una discusión desde la Argentina productiva, desde el interior, para terminar con las asimetrías que tanto daño nos han hecho. Ojalá se concrete.
-Milei parece decidido a polarizar con Cristina Kirchner para 2025. Y el PRO ya sufrió haber tenido una estrategia parecida en 2017, cuando Cristina quedó posicionada aún sin ganar y luego pudo volver después. ¿Le parece riesgoso volver a ponerla en el centro del ring?
-Es clara la estrategia para polarizar, pero es un esquema que solo beneficia a Milei y a Cristina. No le sirve al país. Ya le pasó a Juntos por el Cambio. Ese cuco que levantás, levantás y levantás te termina comiéndote. Si te enfocas en la polarización y las discusiones superficiales en lugar de lo importante, puede que te salga mal. No quiero que vuelva el kirchnerismo. Para evitarlo necesitamos un espacio racional, con espíritu crítico y discutir lo importante, dejando de lado las pavadas de Twitter.
Fuente: La Voz en Córdoba