Fin de la moratoria y las alternativas de indigencia del Gobierno: cerca de 500 mil personas no podrán jubilarse en condiciones dignas El 23 de marzo venció la moratoria previsional, lo que complica el escenario para aquellos que no reúnen los 30 años de aportes. El Gobierno ya había intentado suspenderla a través de uno de los puntos de la Ley Bases, aunque fracasó en su momento. La principal alternativa para quienes no puedan jubilarse es una pensión que no supera el 80% de la jubilación mínima. El Extremo Sur dialogó con Renata Hiller, ex titular del ANSES en Comodoro Rivadavia, quien precisó las consecuencias de esta decisión y analizó el impacto diferencial de los cambios en el régimen jubilatorio sobre las mujeres.
Dos décadas de moratoria previsional
La moratoria fue lanzada en 2005 durante la Presidencia de Néstor Kirchner; fue ampliada, reducida y modificada en los distintos gobiernos, aunque hasta la fecha se había garantizado su continuidad. Esta medida permitía a las personas que no contaban con los 30 años de aporte regularizar sus años faltantes mediante planes de pago.
Luego de que el Gobierno resolviera no continuar con este mecanismo, el pasado 23 de marzo venció la última moratoria, que había sido aprobada durante el gobierno de Alberto Fernández. En Argentina, hay alrededor de 500.000 personas con falta de aportes, por lo que esta decisión los obliga a buscar opciones alternativas.
El ANSES habilitó turnos hasta último momento para quienes quieran inscribirse antes de su vencimiento, por lo que aquellos que hayan solicitado turno antes del 23 de marzo podrán completar el trámite y pagar sus aportes adeudados en cuotas.
Sólo en 2023 el 85% de las altas de jubilación fueron por moratoria, una cifra que fue creciendo exponencialmente en los últimos años. Según datos del Boletín Estadístico de Seguridad Social del ANSES, desde el comienzo de las moratorias en 2005 a a la fecha las jubilaciones y pensiones aumentaron un 125,6%, pasando de 3,1 millones de beneficios a 7,1 millones actuales. De ese total, el 60% fue obtenido a través de moratoria.
En 2024, tres de cada cuatro jubilaciones que otorgó el ANSES fueron a través de moratoria, lo que adelanta un impacto significativo en la población frente a su suspensión. Según un informe de la Secretaría de Seguridad Social, sin la moratoria vigente aproximadamente el 50% de los varones que cumplen 65 años en 2025 y el 69% de las mujeres que cumplen 60 años no podrán acceder a una jubilación contributiva.
Renata Hiller, ex titular del ANSES en Comodoro Rivadavia, se expresa en el mismo sentido, y explica que "efectivamente cuando uno va viendo el derrotero de los últimos 30 años del sistema jubilatorio, nos encontramos con que la proporción de personas que acceden a la jubilación sin completar esos 30 años de aportes, es decir, compensándolos con algún tipo de moratoria es cada vez mayor, pero esto no es porque la gente no quiere aportar, es porque realmente venimos teniendo un mercado laboral cada vez más frágil, y entonces son cada vez más las personas que cuando cumplen esa edad tienen que recurrir a otra a otras maneras de compensar esos 30 años de aportes".
"Esta última ley moratoria es la que se sancionó hace dos años, una ley con poco tiempo de vigencia que decía que a los 2 años tenía que renovarse, reemplazarse o descartarse. Esta ley permitía reconocer aportes hasta el año 2003 y venía siendo la más operativa, tanto para varones como para mujeres", agrega.
Las alternativas
Ante este escenario, quienes no tengan los aportes necesarios tendrán dos alternativas. Una es "comprar" los años de aporte faltantes al contado, lo que implica montos elevados generalmente inaccesibles para el grueso de la población. Comprar 5 años, por ejemplo, cuesta $1.635.720, mientras que 20 años superan los 6 millones de pesos y 25 años los 8 millones.
La alternativa masiva es la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), una pensión creada en 2016 durante el Gobierno de Mauricio Macri, destinada a aquellos adultos mayores que no pueden obtener una jubilación por la falta de aportes. Esta alternativa no exige años de contribución previos pero otorga un haber mucho menor.
El monto de la PUAM equivale al 80% de la jubilación mínima. Hoy, con una jubilación mínima de $349.121 (incluyendo un bono extraordinario de $70.000), la PUAM paga cerca de $279.000 mensuales. Por otro lado, unifica la edad jubilatoria de varones y mujeres en 65 años.
La pensión es incompatible con otros ingresos laborales y beneficios previsionales, es decir, quien la recibe no puede trabajar formalmente ni percibir otra pensión o jubilación. Y a diferencia de las jubilaciones contributivas, no contempla pensión por fallecimiento.
Los debates pendientes sobre el régimen previsional
"Me parece importante mostrar cómo la pérdida de las leyes de moratoria afectan de manera diferencial a varones y a mujeres", afirma Hiller e indica que con este escenario "se va a jubilar 1 mujer de cada 10".
"En el caso de las mujeres podemos pensar en 10 vecinas, y sabemos que hay una que tiene jubilación, obra social, PAMI, los pocos o muchos medicamentos que el PAMI cubre, y las otras nueve no van a tener nada. Pero en el caso de los varones hoy tampoco estamos en un contexto muchísimo mejor", apunta.
Y advierte que "hoy sin leyes de moratoria apenas 4 de 10 llegan a jubilarse con esos 30 años de aportes porque también vienen viviendo la fragilización de este mercado laboral que cada vez genera menos empleo robusto con derechos. Lo complejo de no tener jubilación en Argentina tiene que ver con esto: es no tener un ingreso, no tener una cobertura de seguridad, de salud".
En la misma línea, se refiere a los debates que rodean a la cuestión del sistema previsional, como la transformación del mercado de trabajo, las brechas de género o la baja de la tasa de natalidad de la mano de la extensión de la esperanza de vida: "La verdad es que hay una parte en donde es real que nos debemos una discusión sobre el sistema previsional, por lo menos si tenemos este mercado de trabajo, es decir, si estamos teniendo en cuenta que más del 50% de los trabajadores lo hacen en condiciones de informalidad, una ley que me pide 30 años de aportes dentro de poco tiempo no le va a servir a casi nadie".
En este sentido, se refirió a la PUAM como una alternativa muy reducida: "Es muy restrictiva porque tiene otra lógica, es como pararse en otro paradigma. No está plasmada en términos de un derecho que tiene cualquier persona más allá de los 65 años para cubrir sus contingencias en esa edad, sino que está pensado como una pensión".
"La jubilación es un jubileo que yo merezco después de mi tiempo de trabajo y la pensión es como una prerrogativa que me da el Estado porque es bueno, pero que si no quisiera no me lo da. La muestra más cabal de que esto funciona de esa manera es que la pensión universal por adulto mayor no genera derecho a pensión porque como no es un derecho en sí mismo, mucho menos se lo puedo luego dar a mi cónyuge o a mi hijo mayor discapacitado como así sucedería con la jubilación", remarcó.
El impacto diferencial en las mujeres
La subrepresentación en las áreas mejor pagadas y las altas tasas de informalidad de las mujeres en el mercado laboral hace que tengan múltiples obstáculos a la hora de acceder a una jubilación: la mayoría no cuenta con los 30 años de aportes por dedicarse a las tareas domésticas y de cuidado o por haber transitado buena parte de su trayectoria en empleos informales. La moratoria logró subsanar parte de este problema, permitiendo que muchas mujeres en esta situación pudieran jubilarse.
La Ley Bases amenaza de lleno los derechos laborales y jubilatorios de millones de mujeres
De acuerdo a un informe del CEPA, en 2021 se registraban unas 1,5 millones de personas en edad jubilatoria que no contaban con los 30 años de aportes. De ese número, 906.876 contaban con aportes, pero no los suficientes para iniciar el trámite jubilatorio y 680.724 directamente no contaban con aporte alguno para poder acceder a la prestación.
Allí se apreciaba una notable brecha de género: la mayoría de quienes no contaban con años de aporte suficientes eran mujeres.
Por otro lado, el informe subrayó que "sólo 1 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 varones en edad jubilatoria presentan más de 20 años de aportes y podrían estar eventualmente en condiciones de jubilarse. Dentro de este grupo, los que superan los 25 años de aportes (es decir, quienes podrían jubilarse ni bien cumplan la edad jubilatoria) se reduce a sólo 7 mujeres de cada 100 y 16 hombres de cada 100".
En los últimos años, cerca del 70% de las prestaciones otorgadas por moratoria fueron destinadas a mujeres, por lo que el fin de este régimen aparece con una marcada diferencia de género. En el medio, se impulsaron otras medidas destinadas a reconocer y achicar las brechas, aunque no está garantizado que se les de continuidad.
Hiller se refiere, por ejemplo, a la medida que impulsó ANSES en 2021 al lanzar el reconocimiento de aportes por tareas de cuidado, que no fue establecida por ley ni decreto sino mediante resolución interna del organismo, por lo que puede suspenderse en cualquier momento.
La diferencia de los aportes entre varones y mujeres se explica, en parte, por la carga histórica del trabajo doméstico sobre la población femenina: de acuerdo a una encuesta sobre el trabajo no remunerado y el uso del tiempo realizada por el INDEC en 2021, las mujeres dedican el doble de tiempo en estas tareas que los varones.
Y a pesar de existir el reconocimiento de los cuidados de ANSES, este "carece de sentido si no empalma con una moratoria. El faltante de años de aporte es muy superior a la cantidad de años a computar por hijo, es decir que la vigencia de esta política sola no permitirá jubilarse a nadie", asegura el informe "La cocina de los cuidados", elaborado por el CELS.
Del informe "Densidad de aportes al sistema previsional" elaborado por ANSES, se desprende otra visible brecha de género: dentro de la cohorte de varones que cumplió 64 años en 2024 (187.044 personas), solo el 42% accederá a una jubilación por contar con aportes completos, y en el caso de las mujeres que cumplieron 59 años (216.022 personas), sólo el 17% tendrá derecho a una jubilación contributiva.
Este es el reclamo que encabezan jubilados y manifestantes en las últimas semanas, quienes denuncian además que hoy la jubilación mínima está lejos de poder sostener condiciones dignas de vida. Con un monto que llega apenas a los $285.820 (para quienes no perciben el bono de $70.000), no alcanzan a cubrir una canasta básica que hoy asciende a $1.200.000. Escenario que se agrava con otros cambios recientes como el aumento desmedido de las tarifas de servicios públicos y la falta de cobertura de medicamentos por parte de PAMI.
Y aunque el presidente Javier Milei afirmó que los jubilados constituyen "el segmento etario que menos pobres tiene", de acuerdo el INDEC la pobreza entre los mayores de 65 años se duplicó en el primer semestre de su gestión, en comparación con los seis meses previos: pasó del 17,6% al 29,7%.
Las protestas encabezadas por los jubilados no son un fenómeno novedoso: comenzaron en la década de los ‘90 en reclamo por aumentos del haber jubilatorio durante el gobierno de Carlos Menem. Hoy el escenario se repite y las condiciones se agravan a la luz de un sistema previsional cada vez más restrictivo.
El 23 de marzo venció la moratoria previsional, lo que complica el escenario para aquellos que no reúnen los 30 años de aportes. El Gobierno ya había intentado suspenderla a través de uno de los puntos de la Ley Bases, aunque fracasó en su momento. La principal alternativa para quienes no puedan jubilarse es una pensión que no supera el 80% de la jubilación mínima. El Extremo Sur dialogó con Renata Hiller, ex titular del ANSES en Comodoro Rivadavia, quien precisó las consecuencias de esta decisión y analizó el impacto diferencial de los cambios en el régimen jubilatorio sobre las mujeres.
Dos décadas de moratoria previsional
La moratoria fue lanzada en 2005 durante la Presidencia de Néstor Kirchner; fue ampliada, reducida y modificada en los distintos gobiernos, aunque hasta la fecha se había garantizado su continuidad. Esta medida permitía a las personas que no contaban con los 30 años de aporte regularizar sus años faltantes mediante planes de pago.
Luego de que el Gobierno resolviera no continuar con este mecanismo, el pasado 23 de marzo venció la última moratoria, que había sido aprobada durante el gobierno de Alberto Fernández. En Argentina, hay alrededor de 500.000 personas con falta de aportes, por lo que esta decisión los obliga a buscar opciones alternativas.
El ANSES habilitó turnos hasta último momento para quienes quieran inscribirse antes de su vencimiento, por lo que aquellos que hayan solicitado turno antes del 23 de marzo podrán completar el trámite y pagar sus aportes adeudados en cuotas.
Sólo en 2023 el 85% de las altas de jubilación fueron por moratoria, una cifra que fue creciendo exponencialmente en los últimos años. Según datos del Boletín Estadístico de Seguridad Social del ANSES, desde el comienzo de las moratorias en 2005 a a la fecha las jubilaciones y pensiones aumentaron un 125,6%, pasando de 3,1 millones de beneficios a 7,1 millones actuales. De ese total, el 60% fue obtenido a través de moratoria.
En 2024, tres de cada cuatro jubilaciones que otorgó el ANSES fueron a través de moratoria, lo que adelanta un impacto significativo en la población frente a su suspensión. Según un informe de la Secretaría de Seguridad Social, sin la moratoria vigente aproximadamente el 50% de los varones que cumplen 65 años en 2025 y el 69% de las mujeres que cumplen 60 años no podrán acceder a una jubilación contributiva.
Renata Hiller, ex titular del ANSES en Comodoro Rivadavia, se expresa en el mismo sentido, y explica que "efectivamente cuando uno va viendo el derrotero de los últimos 30 años del sistema jubilatorio, nos encontramos con que la proporción de personas que acceden a la jubilación sin completar esos 30 años de aportes, es decir, compensándolos con algún tipo de moratoria es cada vez mayor, pero esto no es porque la gente no quiere aportar, es porque realmente venimos teniendo un mercado laboral cada vez más frágil, y entonces son cada vez más las personas que cuando cumplen esa edad tienen que recurrir a otra a otras maneras de compensar esos 30 años de aportes".
"Esta última ley moratoria es la que se sancionó hace dos años, una ley con poco tiempo de vigencia que decía que a los 2 años tenía que renovarse, reemplazarse o descartarse. Esta ley permitía reconocer aportes hasta el año 2003 y venía siendo la más operativa, tanto para varones como para mujeres", agrega.
Las alternativas
Ante este escenario, quienes no tengan los aportes necesarios tendrán dos alternativas. Una es "comprar" los años de aporte faltantes al contado, lo que implica montos elevados generalmente inaccesibles para el grueso de la población. Comprar 5 años, por ejemplo, cuesta $1.635.720, mientras que 20 años superan los 6 millones de pesos y 25 años los 8 millones.
La alternativa masiva es la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), una pensión creada en 2016 durante el Gobierno de Mauricio Macri, destinada a aquellos adultos mayores que no pueden obtener una jubilación por la falta de aportes. Esta alternativa no exige años de contribución previos pero otorga un haber mucho menor.
El monto de la PUAM equivale al 80% de la jubilación mínima. Hoy, con una jubilación mínima de $349.121 (incluyendo un bono extraordinario de $70.000), la PUAM paga cerca de $279.000 mensuales. Por otro lado, unifica la edad jubilatoria de varones y mujeres en 65 años.
La pensión es incompatible con otros ingresos laborales y beneficios previsionales, es decir, quien la recibe no puede trabajar formalmente ni percibir otra pensión o jubilación. Y a diferencia de las jubilaciones contributivas, no contempla pensión por fallecimiento.
Los debates pendientes sobre el régimen previsional
"Me parece importante mostrar cómo la pérdida de las leyes de moratoria afectan de manera diferencial a varones y a mujeres", afirma Hiller e indica que con este escenario "se va a jubilar 1 mujer de cada 10".
"En el caso de las mujeres podemos pensar en 10 vecinas, y sabemos que hay una que tiene jubilación, obra social, PAMI, los pocos o muchos medicamentos que el PAMI cubre, y las otras nueve no van a tener nada. Pero en el caso de los varones hoy tampoco estamos en un contexto muchísimo mejor", apunta.
Y advierte que "hoy sin leyes de moratoria apenas 4 de 10 llegan a jubilarse con esos 30 años de aportes porque también vienen viviendo la fragilización de este mercado laboral que cada vez genera menos empleo robusto con derechos. Lo complejo de no tener jubilación en Argentina tiene que ver con esto: es no tener un ingreso, no tener una cobertura de seguridad, de salud".
En la misma línea, se refiere a los debates que rodean a la cuestión del sistema previsional, como la transformación del mercado de trabajo, las brechas de género o la baja de la tasa de natalidad de la mano de la extensión de la esperanza de vida: "La verdad es que hay una parte en donde es real que nos debemos una discusión sobre el sistema previsional, por lo menos si tenemos este mercado de trabajo, es decir, si estamos teniendo en cuenta que más del 50% de los trabajadores lo hacen en condiciones de informalidad, una ley que me pide 30 años de aportes dentro de poco tiempo no le va a servir a casi nadie".
En este sentido, se refirió a la PUAM como una alternativa muy reducida: "Es muy restrictiva porque tiene otra lógica, es como pararse en otro paradigma. No está plasmada en términos de un derecho que tiene cualquier persona más allá de los 65 años para cubrir sus contingencias en esa edad, sino que está pensado como una pensión".
"La jubilación es un jubileo que yo merezco después de mi tiempo de trabajo y la pensión es como una prerrogativa que me da el Estado porque es bueno, pero que si no quisiera no me lo da. La muestra más cabal de que esto funciona de esa manera es que la pensión universal por adulto mayor no genera derecho a pensión porque como no es un derecho en sí mismo, mucho menos se lo puedo luego dar a mi cónyuge o a mi hijo mayor discapacitado como así sucedería con la jubilación", remarcó.
El impacto diferencial en las mujeres
La subrepresentación en las áreas mejor pagadas y las altas tasas de informalidad de las mujeres en el mercado laboral hace que tengan múltiples obstáculos a la hora de acceder a una jubilación: la mayoría no cuenta con los 30 años de aportes por dedicarse a las tareas domésticas y de cuidado o por haber transitado buena parte de su trayectoria en empleos informales. La moratoria logró subsanar parte de este problema, permitiendo que muchas mujeres en esta situación pudieran jubilarse.
La Ley Bases amenaza de lleno los derechos laborales y jubilatorios de millones de mujeres
De acuerdo a un informe del CEPA, en 2021 se registraban unas 1,5 millones de personas en edad jubilatoria que no contaban con los 30 años de aportes. De ese número, 906.876 contaban con aportes, pero no los suficientes para iniciar el trámite jubilatorio y 680.724 directamente no contaban con aporte alguno para poder acceder a la prestación.
Allí se apreciaba una notable brecha de género: la mayoría de quienes no contaban con años de aporte suficientes eran mujeres.
Por otro lado, el informe subrayó que "sólo 1 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 varones en edad jubilatoria presentan más de 20 años de aportes y podrían estar eventualmente en condiciones de jubilarse. Dentro de este grupo, los que superan los 25 años de aportes (es decir, quienes podrían jubilarse ni bien cumplan la edad jubilatoria) se reduce a sólo 7 mujeres de cada 100 y 16 hombres de cada 100".
En los últimos años, cerca del 70% de las prestaciones otorgadas por moratoria fueron destinadas a mujeres, por lo que el fin de este régimen aparece con una marcada diferencia de género. En el medio, se impulsaron otras medidas destinadas a reconocer y achicar las brechas, aunque no está garantizado que se les de continuidad.
Hiller se refiere, por ejemplo, a la medida que impulsó ANSES en 2021 al lanzar el reconocimiento de aportes por tareas de cuidado, que no fue establecida por ley ni decreto sino mediante resolución interna del organismo, por lo que puede suspenderse en cualquier momento.
La diferencia de los aportes entre varones y mujeres se explica, en parte, por la carga histórica del trabajo doméstico sobre la población femenina: de acuerdo a una encuesta sobre el trabajo no remunerado y el uso del tiempo realizada por el INDEC en 2021, las mujeres dedican el doble de tiempo en estas tareas que los varones.
Y a pesar de existir el reconocimiento de los cuidados de ANSES, este "carece de sentido si no empalma con una moratoria. El faltante de años de aporte es muy superior a la cantidad de años a computar por hijo, es decir que la vigencia de esta política sola no permitirá jubilarse a nadie", asegura el informe "La cocina de los cuidados", elaborado por el CELS.
Del informe "Densidad de aportes al sistema previsional" elaborado por ANSES, se desprende otra visible brecha de género: dentro de la cohorte de varones que cumplió 64 años en 2024 (187.044 personas), solo el 42% accederá a una jubilación por contar con aportes completos, y en el caso de las mujeres que cumplieron 59 años (216.022 personas), sólo el 17% tendrá derecho a una jubilación contributiva.
Este es el reclamo que encabezan jubilados y manifestantes en las últimas semanas, quienes denuncian además que hoy la jubilación mínima está lejos de poder sostener condiciones dignas de vida. Con un monto que llega apenas a los $285.820 (para quienes no perciben el bono de $70.000), no alcanzan a cubrir una canasta básica que hoy asciende a $1.200.000. Escenario que se agrava con otros cambios recientes como el aumento desmedido de las tarifas de servicios públicos y la falta de cobertura de medicamentos por parte de PAMI.
Y aunque el presidente Javier Milei afirmó que los jubilados constituyen "el segmento etario que menos pobres tiene", de acuerdo el INDEC la pobreza entre los mayores de 65 años se duplicó en el primer semestre de su gestión, en comparación con los seis meses previos: pasó del 17,6% al 29,7%.
Las protestas encabezadas por los jubilados no son un fenómeno novedoso: comenzaron en la década de los ‘90 en reclamo por aumentos del haber jubilatorio durante el gobierno de Carlos Menem. Hoy el escenario se repite y las condiciones se agravan a la luz de un sistema previsional cada vez más restrictivo.