Petróleo

El Banco Mundial proyecta un escenario con serias amenazas para Vaca Muerta


Por Javier Polvani 

El escenario energético presentado por el Banco Mundial en un informe difundido este martes tiene implicaciones desafiantes para las inversiones en Vaca Muerta. Según el informe de Perspectivas del Mercado de Productos Básicos del Banco Mundial (abril de 2025), los precios de los bienes energéticos, que incluyen petróleo, gas natural y carbón, están en camino de disminuir significativamente en 2025 y 2026.

El trabajo técnico del banco advierte que el mundo de los bienes energéticos está atravesando un momento crucial, marcado por una combinación de cambios estructurales, tensiones geopolíticas y desafíos económicos globales. Las perspectivas para el mercado energético global trazadas por el Banco Mundial no desentonan con las planteadas en trabajos previos sobre el sector, que coinciden en estimar que los precios de las fuentes energéticas evolucionarán a la baja en lo que queda de 2025 y durante el año próximo.

El Banco Mundial proyecta que los precios del petróleo Brent alcanzarán un promedio de $64 por barril en 2025, y $60 en 2026, mientras que el gas natural en Estados Unidos podría experimentar aumentos moderados debido a la exportación de GNL. Este entorno de precios más bajos podría reducir la rentabilidad de los proyectos en Vaca Muerta, dependientes de tecnologías de alto costo como el fracking.

Vaca Muerta enfrenta múltiples tensiones

A medida que los precios globales del petróleo se mantengan bajos, Argentina enfrentará mayor presión para competir con otros productores de shale, como Estados Unidos y Canadá, quienes cuentan con infraestructura avanzada y economías de escala. Esto podría dificultar la atracción de inversiones internacionales hacia Vaca Muerta, además de tensionar las relaciones entre los actores necesarios para la producción de gas y petróleo.

Con la renta amenazada por las reglas globales y la demanda disputada por vendedores más competitivos, las petroleras de Vaca Muerta hace meses se desvelan por una reforma del modelo extractivista que ajuste los costos de producción.

El éxito en esa búsqueda es más que improbable sin un ajuste sustancial en los costos del trabajo, una de las variables de la industria sobre la que tienen mayor capacidad de incidencia las operadoras locales, ajenas por completo en la fijación de los precios y muy dependientes de la competencia en la consolidación de la demanda externa para sus productos. Entonces, no extraña el recalentamiento de las tensiones en la relación de las patronales petroleras con los sindicatos del sector, que advirtieron hace meses el avance de las empresas sobre las condiciones laborales, a la vez que extreman posiciones en la paritaria salarial.

El apuro empresario por bajar los costos antes de que la crisis de los precios torne inviable la actividad sentó las bases para el conflicto gremial que quedó expuesto en las vísperas del último paro general de la CGT, al que la representación sindical de los trabajadores de los yacimientos se plegó a último momento, basada en argumentos particulares del sector más que en los esgrimidos por la central sindical para lanzar la medida. Al mismo tiempo, se alimentó una confrontación entre las gigantes petroleras dueñas de la producción y las empresas de servicios, sometidas a fuertes presiones para que reduzcan la facturación de sus prestaciones.

Desaliento para las inversiones extranjeras

El escenario de desaceleración económica mundial planteado en el informe también puede debilitar el apetito inversor. Las tensiones comerciales y la disminución en la demanda energética global podrían desalentar proyectos a largo plazo, dado el riesgo de volatilidad en la demanda de hidrocarburos. Frente al amenazante contexto global, las políticas públicas y condiciones locales juegan un papel crucial para la suerte del desarrollo energético.

En el caso de Argentina, la volatilidad macroeconómica, los controles cambiarios y las restricciones fiscales profundizan las amenazas externas a la evolución de las inversiones en Vaca Muerta, que ya se había cargado de dudas con la expansión entre las petroleras extrajeras presentes en la formación el interés por la venta de sus activos, mientras las competidoras argentinas estudiaban la ingeniería financiera para comprarlos.

Un par de transacciones concretadas y otras en negociación dejaron en evidencia el proceso de reposicionamiento empresarial en Vaca Muerta que está en pleno desarrollo desde fines del año pasado. Paradójicamente su desarrollo se energizó tras la promulgación de la ley del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que estableció concesiones excepcionales para las empresas que encaren proyectos en áreas estratégicas con inversiones superiores a los cien millones de dólares. Para el gobierno, los beneficios de la ley provocarían un aluvión de inversiones, sobre todo, del capital trasnacional. A seis meses de la entrada en vigencia del RIGI, en el sector energético los resultados contradicen aquel presagio oficial: el capital extranjero en lugar de multiplicarse diluyó su presencia en el país.

De hecho, en Vaca Muerta la estadounidense Exxon y la malaya Petronas concretaron sus planes de desinversión con la venta de sus activos locales a dos empresas lideradas por empresarios argentinos, Pluspetrol, que tiene al frente a Edith Rodríguez, la mujer más rica de argentina, y Vista, presidida por el ex titular de YPF, Miguel Galuccio. Exxon embolsó 2000 millones de dólares y Petronas algo más de 1300 millones de dólares.

La trastienda del avance del empresariado nacional

Las sumas por sí solas agobian por su grandilocuencia, más allá de su peso en contraste con las que se mueven habitualmente en la industria hidrocarburífera. Una medida: con una inversión de dos mil millones de dólares, Tecpetrol, el brazo petrolero del Grupo Techint, encaró el plan de desarrollo masivo de la producción de gas más exitoso de los desplegados en Vaca Muerta en Fortín de Piedra, que en poco más de un año escaló de una posición marginal a ser el bloque shale que más gas entrega.

La expansión del empresariado nacional sobre el extranjero en la explotación de Vaca Muerta tiene entre sus causas principales las diferentes expectativas de unos y otros sobre el potencial de los yacimientos. Los argentinos pagan por los activos más de lo que los extranjeros consideran que su explotación les puede dar. Los vendedores priorizan capitalizarse para encarar nuevos negocios en otros destinos, mientras los compradores no ven mejor apuesta que ampliar sus participaciones en la producción nacional.

Los empresarios argentinos corren con una ventaja frente a los extranjeros en la industria local de los hidrocarburos. En gran medida, la producción se destina al consumo nacional con reglas diferentes para los mercados del gas y el petróleo, actualmente más desregulados que en otras épocas, aunque atados a decisiones políticas en última instancia, una situación que incomoda más a los gerentes de la multinacionales foráneas, que a los líderes de las compañías nacionales, para quienes la negociación con los gobiernos es una variable más para sus negocios, que en muchos casos se cimentaron sobre los beneficios obtenidos en la relación con el Estado.

Fuente: LMNeuquén