Patagonia

Bariloche: Un refugio para una especie poco estudiada como la lechuza bataraz

El ave es considerada una rapaz especialista de bosque, ya que dependería estrictamente de este tipo de hábitat para nidificar, y ha sido escasamente observada cerca de ambientes altamente modificados por el hombre, como las áreas urbanas. Aunque existen pocos registros de Strix rufipes en los alrededores de áreas urbanas, la presencia es frecuente cerca de las ciudades de Bariloche y San Martín de los Andes.

Sin embargo, dichas ciudades se encuentran ubicadas en una matriz de bosque, y dos de los avistamientos fueron registrados cerca de un área urbana en el ecotono, a más de 20 kilómetros del bosque, y dentro de una ciudad emplazada en la estepa, a 100 kilómetros de distancia del bosque, aproximadamente.

Este tipo de lechuza es inconfundible por su aspecto, su coloración y sus grandes ojos de color oscuro, se la encuentra solitaria o en parejas; vive en los bosques y montes, donde de día permanece oculta y silenciosa en los lugares espesos y sombríos, mostrándose muy activa desde el crepúsculo en adelante. Por su comportamiento tranquilo y callado es difícil encontrarla durante las horas diurnas y, por ello, parece más escasa de lo que es en realidad; al anochecer y durante la noche deja oír sus fuertes gritos.

Es importante ante la presencia del hantavirus ya que se alimenta de roedores, insectos y aves, y localiza sus presas posada en su percha dentro del bosque o volando a poca altura. Nidifica en huecos en los troncos y pone, generalmente, tres huevos de color blanco; la madre y el padre alimentan a sus crías hasta después de que abandonan el nido y aprenden a volar y cazar por sus propios medios.

El bosque templado asociado a la cordillera de los Andes, se extiende desde los 36°S y limita con la estepa a lo largo de toda su distribución, caracterizándose por la presencia dominante de pehuén (Araucaria araucana) y distintas especies de árboles caducifolios y perennifolios del género Nothofagus, así como la de la caña Chusquea culeou que domina el estrato arbustivo del sotobosque.

Si bien Strix rufipes se considera un ave residente en toda su distribución, sus posibles movimientos locales y dispersivos no han sido estudiados. (Con datos de Juan Manuel Girini, Ana Trejo y Diego Montalti).

En un estudio publicado, las profesionales Ana Trejo (Departamento de Zoología, CRUB-Universidad Nacional del Comahue, Bariloche) y Valeria Ojeda (Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente-Universidad Nacional del Comahue y CONICET, Bariloche), consideran que tres especies exclusivas del BTA (aguilucho cola rojiza, lechuza bataraz y peuquito) prácticamente carecen de estudios en Argentina, y que también han sido poco estudiadas en Chile, es prioritario el desarrollo de líneas de investigación conjuntas o coordinadas entre ambos países, para esas especies.

Explican que los acuerdos pueden ser tanto entre gobiernos nacionales o regionales, como entre investigadores particulares; ello dependerá en buena medida del estado de conservación de la especie de interés en cada uno de los países: mientras más amenazada una especie, mayores son las oportunidades de involucrar a las agencias gubernamentales para apoyar proyectos de investigación y conservación. Esto trae a cuenta la utilidad que tendría homologar criterios y categorías de amenaza para la fauna compartida entre Argentina y Chile, siempre que fuera posible y razonable.

Respecto del rol de Argentina en la conservación de aves rapaces del BTA, sus vastas áreas protegidas en la Patagonia andina parecen garantizar la persistencia de muchas especies en el largo plazo.

Asimismo refieren que varios estudios sobre aves rapaces, por ejemplo, cóndor andino, águila mora, lechuza bataraz; desarrollados en el ecotono de nor-Patagonia ya han advertido sobre la incompatibilidad de ciertas prácticas humanas (por ejemplo: uso de cebos tóxicos, presencia de perros, incremento de redes camineras) con la conservación de esas aves, ya sea por acción directa o indirecta sobre ellas. La desprotección de los bosques de transición debería revertirse atendiendo a su exclusividad ecosistémica, y Argentina debería dar un mayor valor a estos bosques y ambientes arbustivos únicos, más allá de la protección de las aves rapaces que los habitan o visitan.

La presente nota refleja sólo un resumen de lo expuesto, y se aclara por último que en esos sitios tan ricos en especies, la contemplación y el estudio de aves rapaces sería una de las actividades con bajo impacto ambiental que podrían fomentarse desde el Estado como una estrategia de sustento económico de los pobladores, complementando o reemplazando actividades ambientalmente degradantes tales como la ganadería, la subdivisión de lotes, o la remoción de matorral para leña.

Fuente: El Cordillerano