El jabalí ya habita en más de 10 millones de hectáreas en el paísEl veterinario Ignacio Celedón advirtió que el problema es cada vez más complejo y que se requieren más herramientas, monitoreo y aprovechamiento sanitario de la carne.
En provincia de Buenos Aires por ejemplo, acaban de anunciar medidas para intentar controlar el avance del jabalí europeo, una especie invasora que desde hace décadas se expande por campos, sierras y humedales, causando estragos en la producción, el ambiente y la salud pública. A través de la Disposición N° 313/2025, el Ministerio de Desarrollo Agrario habilitó la caza plaguicida en todo el territorio bonaerense.
Pero, ¿alcanza con autorizar la caza para controlar una especie que podría llegar a reproducirse a un ritmo de 28 crías por hembra por año y que ya habita más de 10 millones de hectáreas en el país?
"Acá no es solo jabalí, ya son cerdos cimarrones: más grandes, más agresivos y más prolíficos", advierte el veterinario Ignacio Celedón, especialista en inocuidad y calidad agroalimentaria, que desde hace años estudia esta problemática. En diálogo con Zona Campo, Celedón celebró la medida bonaerense pero también remarcó una serie de vacíos y limitaciones que, si no se abordan, podrían poner en jaque la eficacia del plan.
Más que un problema rural: un riesgo sanitario y ambiental
Para Celedón, el chancho cimarrón es hoy una amenaza multidimensional. "Desplaza fauna autóctona, destruye cultivos, genera accidentes de tránsito y puede transmitir enfermedades como triquinosis, leptospirosis, fiebre aftosa o peste porcina africana. Es una verdadera coctelera de patógenos", informó Zona Campo.
Adaptación
Además, por su capacidad de adaptación y su dieta omnívora, el cerdo salvaje puede sobrevivir en casi cualquier entorno. "Donde hay agua, alimento y refugio, va a instalarse y reproducirse. Y si el ambiente se le achica, se desplaza a otras zonas. Por eso hoy hay presencia en zonas o regiones donde antes no se registraban casos", alertó.
Una caza con trampas, no con trofeos
Uno de los puntos centrales de su propuesta es cambiar el enfoque de la caza: "La única manera de reducir población es apuntar a las hembras. Son la materia prima de esta fábrica de plaga. Hay que premiar al cazador que captura hembras, no al que busca trofeos".
En este sentido destacó que la caza con trampas permite atrapar piaras completas (compuestas mayormente por hembras y crías), lo que la vuelve mucho más eficiente. En cambio, la caza con armas o perros, si bien útil en terrenos donde no se pueden instalar trampas, es una herramienta secundaria.
El chancho salvaje tiene un instinto de supervivencia impresionante. Aprende rápido dónde está seguro y se reproduce de manera más tranquila
El especialista propone imitar experiencias como la del Parque Nacional El Palmar, que organiza cacerías controladas dentro de su territorio. "Hay que organizar una caza responsable en reservas, con apostaderos y cazadores registrados. Si no, el corazón del problema va a seguir intacto", sostuvo.
Cazadores registrados y con trazabilidad
Otro aspecto subrayado por Celedón es el control de quienes realizan la caza: "Tiene que haber una red de cazadores autorizados, con documentación, psicofísico, antecedentes, y permisos específicos de cada campo. Hay que identificar los vehículos, saber dónde cazan y cuándo, y tener un registro claro. Solo así se combate el furtivismo y se protege a quienes trabajan en regla".
¿Y la carne? Un recurso desperdiciado
El nuevo plan bonaerense habilita la comercialización de carne de jabalí si está en condiciones. Sin embargo, hoy no existen frigoríficos habilitados para faenar este tipo de animales. "Hay que generar infraestructura: frigoríficos con la inspección veterinaria correspondiente, que realicen el análisis de trichinellosis (dentro del frigorífico o por terceros), y que puedan mantener una trazabilidad del producto y del análisis. Es una carne sana y nutritiva que se desaprovecha", explicó.
Celedón sugiere mirar el modelo de faena de ciervos como ejemplo a replicar. "Se puede hacer, ya existen frigoríficos habilitados por Senasa para procesar ciervos provenientes de la caza Solo falta voluntad para implementarlo y aprovechar una carne que podría ser un recurso en lugar de un desperdicio".
Un enemigo silencioso, una respuesta que debe ser integral
El chancho salvaje es hoy una de las especies invasoras más problemáticas de la Argentina. Su avance no solo implica pérdidas productivas y daños ambientales, sino también riesgos para la salud pública y la biodiversidad.
La medida impulsada por la Provincia de Buenos Aires es un avance importante, pero -como señala Celedón- debe ir acompañada de políticas complementarias: caza en reservas, incentivo a la captura de hembras, control de cazadores y aprovechamiento sanitario de la carne.
"El jabalí ya está en casi todo el país. Si no actuamos ahora, después va a ser más difícil. No es un animal que se puede dejar libre: es un problema que necesita una solución urgente y multidisciplinaria", concluyó.
Fuente: El Cordillerano
El veterinario Ignacio Celedón advirtió que el problema es cada vez más complejo y que se requieren más herramientas, monitoreo y aprovechamiento sanitario de la carne.
En provincia de Buenos Aires por ejemplo, acaban de anunciar medidas para intentar controlar el avance del jabalí europeo, una especie invasora que desde hace décadas se expande por campos, sierras y humedales, causando estragos en la producción, el ambiente y la salud pública. A través de la Disposición N° 313/2025, el Ministerio de Desarrollo Agrario habilitó la caza plaguicida en todo el territorio bonaerense.
Pero, ¿alcanza con autorizar la caza para controlar una especie que podría llegar a reproducirse a un ritmo de 28 crías por hembra por año y que ya habita más de 10 millones de hectáreas en el país?
"Acá no es solo jabalí, ya son cerdos cimarrones: más grandes, más agresivos y más prolíficos", advierte el veterinario Ignacio Celedón, especialista en inocuidad y calidad agroalimentaria, que desde hace años estudia esta problemática. En diálogo con Zona Campo, Celedón celebró la medida bonaerense pero también remarcó una serie de vacíos y limitaciones que, si no se abordan, podrían poner en jaque la eficacia del plan.
Más que un problema rural: un riesgo sanitario y ambiental
Para Celedón, el chancho cimarrón es hoy una amenaza multidimensional. "Desplaza fauna autóctona, destruye cultivos, genera accidentes de tránsito y puede transmitir enfermedades como triquinosis, leptospirosis, fiebre aftosa o peste porcina africana. Es una verdadera coctelera de patógenos", informó Zona Campo.
Adaptación
Además, por su capacidad de adaptación y su dieta omnívora, el cerdo salvaje puede sobrevivir en casi cualquier entorno. "Donde hay agua, alimento y refugio, va a instalarse y reproducirse. Y si el ambiente se le achica, se desplaza a otras zonas. Por eso hoy hay presencia en zonas o regiones donde antes no se registraban casos", alertó.
Una caza con trampas, no con trofeos
Uno de los puntos centrales de su propuesta es cambiar el enfoque de la caza: "La única manera de reducir población es apuntar a las hembras. Son la materia prima de esta fábrica de plaga. Hay que premiar al cazador que captura hembras, no al que busca trofeos".
En este sentido destacó que la caza con trampas permite atrapar piaras completas (compuestas mayormente por hembras y crías), lo que la vuelve mucho más eficiente. En cambio, la caza con armas o perros, si bien útil en terrenos donde no se pueden instalar trampas, es una herramienta secundaria.
El chancho salvaje tiene un instinto de supervivencia impresionante. Aprende rápido dónde está seguro y se reproduce de manera más tranquila
El especialista propone imitar experiencias como la del Parque Nacional El Palmar, que organiza cacerías controladas dentro de su territorio. "Hay que organizar una caza responsable en reservas, con apostaderos y cazadores registrados. Si no, el corazón del problema va a seguir intacto", sostuvo.
Cazadores registrados y con trazabilidad
Otro aspecto subrayado por Celedón es el control de quienes realizan la caza: "Tiene que haber una red de cazadores autorizados, con documentación, psicofísico, antecedentes, y permisos específicos de cada campo. Hay que identificar los vehículos, saber dónde cazan y cuándo, y tener un registro claro. Solo así se combate el furtivismo y se protege a quienes trabajan en regla".
¿Y la carne? Un recurso desperdiciado
El nuevo plan bonaerense habilita la comercialización de carne de jabalí si está en condiciones. Sin embargo, hoy no existen frigoríficos habilitados para faenar este tipo de animales. "Hay que generar infraestructura: frigoríficos con la inspección veterinaria correspondiente, que realicen el análisis de trichinellosis (dentro del frigorífico o por terceros), y que puedan mantener una trazabilidad del producto y del análisis. Es una carne sana y nutritiva que se desaprovecha", explicó.
Celedón sugiere mirar el modelo de faena de ciervos como ejemplo a replicar. "Se puede hacer, ya existen frigoríficos habilitados por Senasa para procesar ciervos provenientes de la caza Solo falta voluntad para implementarlo y aprovechar una carne que podría ser un recurso en lugar de un desperdicio".
Un enemigo silencioso, una respuesta que debe ser integral
El chancho salvaje es hoy una de las especies invasoras más problemáticas de la Argentina. Su avance no solo implica pérdidas productivas y daños ambientales, sino también riesgos para la salud pública y la biodiversidad.
La medida impulsada por la Provincia de Buenos Aires es un avance importante, pero -como señala Celedón- debe ir acompañada de políticas complementarias: caza en reservas, incentivo a la captura de hembras, control de cazadores y aprovechamiento sanitario de la carne.
"El jabalí ya está en casi todo el país. Si no actuamos ahora, después va a ser más difícil. No es un animal que se puede dejar libre: es un problema que necesita una solución urgente y multidisciplinaria", concluyó.
Fuente: El Cordillerano