Ante lo que denuncian como una avanzada autoritaria del gobierno de Javier Milei, más de un centenar de figuras destacadas del mundo académico, cultural y científico argentino conformaron el colectivo Las Fuerzas de la Tierra, un espacio crítico que busca articular resistencias desde distintos sectores sociales. El grupo, que surgió con fuerza tras el discurso homofóbico de Milei en Davos y se consolidó con nuevos pronunciamientos, alerta sobre el debilitamiento de la democracia y la institucionalidad, y convoca a movilizarse frente a lo que consideran una ofensiva contra el pluralismo, la libertad de expresión y el orden constitucional. También repudian el uso de inteligencia estatal contra periodistas y opositores, y critican la pasividad de la dirigencia política frente a estos hechos.
Por Juan Rezzano
Es un clásico: todos los gobiernos tienen, más temprano o más tarde, un grupo de intelectuales que se involucra en la discusión pública que proponen. El que encabeza Javier Milei no es la excepción, aunque con una particularidad: no es una masa crítica de respaldo, sino de oposición. El nombre lo dice todo: "Las Fuerzas de la Tierra".
Al calor de la escalada autoritaria que encarna el Presidente, sobre la que Letra P viene dando cuenta desde antes incluso de que el economista anarcocapitalista fuera mandatado para ejercer esa responsabilidad, un colectivo de personalidades de la ciencia y la cultura crece, suma firmas y se organiza para alertar sobre el riesgo de la consagración de una autocracia en Argentina y convoca a "movilizar" para "ponerle límites políticos y éticos" a la "ofensiva autoritaria" de un gobierno que "desprecia la Constitución Nacional".
En febrero, una veintena de intelectuales salió a escena con una carta en respaldo de la marcha del colectivo LGTBQ+ que repudió el discurso homofóbico que Milei había dado días antes en el Foro de Davos, cuando relacionó a la homosexualidad con la pedofilia.
"En menos de un dia, (el documento) tuvo más de tres mil adhesiones", recuerda la filósofa Maristella Svampa, integrante del puñado de figuras que le dio el primer impulso a la iniciativa junto a Claudia Aboaf, Florencia Abate, Pablo Alabarces, Gabriela Cabezón Camara, Carlos Gamerro, Horacio Tarcus, Hinde Pomeraniec, Enrique Viale, Claudia Piñeiro, Gabriel Kessler, Karina Janello, María Inés Krimer, Dolores Reyes, Patricia Zangaro, Andrea Giunta y Laura Klein. "Hacía tiempo veníamos hablando con varios amigos y colegas del campo cultural de la necesidad de organizarnos para responder a la ofensiva autoritaria del Gobierno e ir articulando de modo transversal con diferentes sectores", agrega la investigadora del Conicet.
Javier Milei y el riesgo de una autocracia
El segundo pronunciamiento (Llamado a las fuerzas de la tierra) se conoció en abril. Letra P dio cuenta de su contenido y de las firmas que lo respaldaban en una nota titulada Con Milei hay peligro de autocracia en Argentina, advierte un grupo de intelectuales. El documento tuvo 3.500 adhesiones que nadie podría vincular con una fuerza política determinada, aunque compartan el universo de lo que, en tren de simplificar, podría identificarse con el progresismo, uno de los blancos predilectos de la "batalla cultural" que libran las derechas extremas que ganan terreno en Europa y América.
Firmaron esa segunda carta Aboaf, Abbate, Alabarces, Ezequiel Adamovsky, Pompeyo Audivert, Feda Baeza, Soledad Barruti, Cristina Banegas, Diana Bellesi, Flavia Broffoni, Martín Bergel, Adriana Bustos, Lucy Caballero, Cabezón Cámara, Martin Caparrós, Albertina Carri, Alicia del Rosario Chalabe Michaud, Flavia Costa, Pablo De Marinis, Juan Carlos Distéfano, Carlos Díaz, Cinthia Edul, Silvina Friera y Andrés Gallina.
También suscribieron Griselda Gambaro, Gamerro, Roberto Gargarella, Giunta, Gabriela Golder, Adrian Gorelik, Eduardo Gruner, Liliana Heker, Mauricio Kartun, Kessler, Klein, Kreimer, Krimer, Jannello, Paula Jiménez España y Julieta Laso.
La lista de firmantes incluyó a Nacho Levi, Alejandra López, Valeria Llobet, Rubén Lo Vuolo, Diana Maffia, Lucrecia Martel, Guillermo Martínez, Juan Mattio, Alejandro Modarelli, Mercedes Morán, Michel Nieva, Ana Ojeda, Julieta Obedman, Sergio Olguin, José Miguel Onaindia, Mario Pecheny y Piñeiro.
También participaron del Llamado a las fuerzas de la tierra Marcelo Piñeyro, Juan Ignacio Piovani, Pomeraniec, Reyes, Martha Rosemberg, Tomás Saraceno, Dardo Scavino, Samanta Schweblin, Cristina Schiavi, Guillermo Schnitman, Mariano Schuster, Rita Segato, Pablo Seman, Graciela Speranza, Lita Stantic, Svampa, Rubén Szuchmacher, Luisa Valenzuela, Viale, Alejandro Tantanian, Tarcus, Juan Tokatlian, Susana Torres Molina y Zangaro.
Una resistencia terrenal a las fuerzas del cielo de Javier Milei
De ese segundo documento surge el nombre -inequívoco en su posicionamiento de contraste respecto del Gobierno- que terminó adoptando el colectivo, que experimentó un crecimiento sostenido y comenzó a darse una dinámica de contacto permanente a través de un grupo de WhatsApp que armó el grupo inicial, además de encuentros a través de plataformas digitales.
Las personalidades que impulsaron la iniciativa y decenas de firmantes de la segunda carta (unas 80 personas) se reunieron el sábado pasado en el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI). "Fue un encuentro privado para conversar cómo seguir y para pensar qué nuevas acciones promover", le contó la escritora Claudia Piñeiro a Letra P.
En ese encuentro, figuras del teatro, de la literatura, de la investigación científica y de la docencia se propusieron encontrar las mejores maneras de "disputar sentidos en una época en que se han corrido todos los límites"; definir "a quiénes interpelar desde el espacio de la cultura con una perspectiva transversal, trascendiendo la defensa corporativa"; "entender cómo y por qué las cabezas cambiaron", "reafirmar la defensa de lo público" y generar "nuevos lenguajes de comunicación", indicó Svampa.
Alerta SIDE: los espías de Javier Milei
El grupo evalúa realizar debates y otras acciones de intervención pública, como "documentos cortos sobre temas puntuales", como el que difundió esta semana a propósito de la revelación de documentos secretos que contienen el llamado Plan de Inteligencia Nacional de la SIDE, La Casa de espías que se jacta de controlar el triangulista de hierro Santiago Caputo.
El proyecto oficial "abrió la puerta para reunir y analizar información sobre periodistas, economistas y otros 'actores' que puedan 'erosionar' la confianza en funcionarios del Gobierno o 'manipular' la opinión pública", según detalló en La Nación el periodista Hugo Alconada Mon, que, inmediatamente después de la publicación de la nota, fue víctima de un plan brutal de acoso a través de advertencias off the record de funcionarios de alto rango, múltiples intentos de hackeo de sus cuentas de WhatsApp y de Twitter y apertura de cuentas a su nombre en sitios de pornografía.
Además de expresar su "rotunda solidaridad" con Alconada Mon, el colectivo condenó el plan de espionaje y denunció que el Gobierno, "en su creciente escalada autoritaria, pone énfasis en una suerte de batalla cultural por 'controlar el relato' y dispone hacer inteligencia interna sobre periodistas, economistas y opositores, en un gesto ilegal e inconstitucional".
El grupo reivindicó "el pluralismo y la libertad de expresión", que consideró "en peligro frente a esta andanada persecutoria", y exhortó "a la sociedad civil y a la clase política" a "rechazar y no naturalizar la ofensiva autoritaria del gobierno".
Un dique transversal al avance de Javier Milei: ¿y la política?
El grupo se propone seguir creciendo y "ampliar hacia las dos puntas" para integrar "a cualquier persona que coincida en el rechazo a este tipo de gobierno", explicó Piñeiro.
Lo que en el principio de los tiempos libertarios fueron gritos que se escuchaban con eco en un desierto de legitimación de lo que amplios sectores de la política y el periodismo aceptaban como la emergencia de un líder "auténtico" y genuino", hoy comienza a generar expresiones de preocupación transversal. El editorial de Joaquín Morales Solá que La Nación ubicó este miércoles en la cima de su portada, titulado Persecución y acoso del mileísmo, podría ser señal de un cambio de clima.
Con todo, las fuerzas políticas que, en el pasado reciente de la Argentina, construyeron poder con el relato de la defensa de la república frente al presunto atropello de los populismos de izquierda, a las que se suman otras de histórica autopercepción como militantes del campo nacional, siguen blindando al Gobierno en el Congreso y mendigando migajas en las listas electorales del oficialismo, como si todo fuera de lo más normal.
El historiador Horacio Tarcus, miembro fundador de Las Fuerzas de la Tierra, reconoce "una expansión de la preocupación por la deriva autoritaria", que "comenzó en los espacios de la universidad y la investigación en 2024, a fines de enero de este año se extendió a los activismos LGBTX+ y al movimiento feminista y en estos últimos días se expandió al universo del periodismo", pero advierte que "las respuestas todavía son sectoriales". "Falta -explicó en diálogo con Letra P- una articulación de todos estos espacios. Esto es lo que normalmente hace la política, articular demandas dispares, pero la política viene fallando" en el ejercicio de ese liderazgo.
"Es notable: los periodistas vinculados al PRO, la UCR y la Coalición Cívica están siendo atacados y responden al Gobierno como pueden, pero sus fuerzas políticas, en lugar de defenderlos, están viendo cómo negocian espacios en la nueva estructura de poder que arma el mileísmo", señaló y agregó: "No sólo los docentes, los investigadores y los trabajadores de la cultura vivimos la falta de apoyo político: también los periodistas del mainstream se sienten librados a su propia suerte".
"Los políticos parecen ciegos ante a esta fractura entre la sociedad y la política, sólo ven cargos posibles", cuestionó y trazó un puente con la crisis que detonó el sistema político hace ya dos décadas y media. "Son incapaces, como los de 2001, de leer que el ausentismo en la participación electoral es un síntoma de su fracaso".