Cristina condenada: El peronismo y la cárcelPor Ignacio Fidanza
El peronismo es además de un partido, un movimiento que enhebra una historia increíble de persecuciones, corrupción, conquistas sociales, aventureros, héroes, traidores, y en sus mejores momentos: partero de algunos de los cambios más importantes de la Argentina contemporánea.
La decisión de la Corte Suprema de confirmar la prisión para Cristina Kirchner tiene dimensión histórica y abre un proceso cuyos contornos apenas empiezan a insinuarse.
Una lectura rápida puede asimilar este momento al gobierno de De la Rúa, cuando se decidió la detención de Carlos Menem, en medio de una economía que no lograba arrancar y con una crisis de deuda disparada. Ajuste y crisis de deuda.
Pero por suerte, la realidad siempre es más compleja. Si no, sería demasiado aburrido.
La primer pregunta es: ¿Qué impacto tiene esto en el peronismo? ¿Lo fortalece o lo debilita? No lo sabemos, pero lo que sí está claro es que vuelve casi imposible la construcción de un peronismo afín a Milei. El contundente mensaje del tucumano Osvaldo Jaldo, el más mileista de los peronistas, es revelador en ese sentido. Jaldo no sólo condenó el fallo, sino que consideró necesario vincularlo a una impugnación más general del momento actual, donde puso el acento sobre la necesidad que el país encuentre un camino de desarrollo.
Entre las cenizas del fuego actual, aparece así un primer carbón encendido: Desarrollo.
La detención de Cristina y sobre todo la anulación, de por vida, de su derecho a ejercer cargos públicos, favorece en el peronismo el debate de un nuevo rumbo, porque le quita esa tensión que por momentos se volvió asfixiante, donde todo se reducía a estar favor o en contra de Cristina. Una simplificación que ella y sobre todo La Cámpora, agitaron en beneficio propio. Ella ahora se despega de esa pelea y pasa a otro plano, no pierde poder, posiblemente lo sume, pero ya no como eje del dispositivo electoral
La detención de Cristina y sobre todo la anulación, de por vida, de su derecho a ejercer cargos públicos, favorece en el peronismo el debate de un nuevo rumbo, porque le quita esa tensión que por momentos se volvió asfixiante, donde todo se reducía a estar favor o en contra de Cristina.
Cristina ingresa ahora en una dimensión histórica y fusiona su biografía con la tradición de lucha y resistencia del peronismo, como ella misma se encargó de subrayar. Le suma una capa a esa novela argentina que se sigue escribiendo ante nuestros ojos asombrados. Del balcón de Gaspar Campos a la calle San José en Constitución. Prisión domiciliaria, movilización popular, Conurbano, el sur postergado de la Ciudad, todos los elementos de un guión peronista, que es posible que en este mismo instante este pregnando a una nueva generación, que se asoma azorada a algo que tal vez no termina de entender, pero percibe importante.
Lo interesante de este momento es que todo está abierto, una época contraindicada para los ansiosos de las respuestas rápidas. "Hay que desensillar hasta que aclare", proponía Perón con su genialidad simple.
El Gobierno celebra que la decisión de la Corte Suprema de impedir una candidatura de Cristina, disipa la inquietud de los fondos de Wall Street, temerosos de un regreso del kirchnerismo al poder. La consecuencia lógica sería, en su lectura, que baje el riesgo país y así puedan, de una vez, tomar toda la deuda que quieren tomar. Riego país, deuda.
Pero la política es interesante porque se especializa en desarmar los mejores planes. O dicho de otra manera: las soluciones a un problema, en general abren al menos otros dos. Es una ilusión creer que estas imágenes dramáticas de las últimas horas de esta ex presidente, con tanta habilidad para la escenografía pública, en su última cena con los senadores, en la puerta desvencijada del partido, con mal audio, con frío, en el balcón de su departamento de San Cristóbal, no van a tener impacto.
¿Entonces, esto conviene o perjudica al Gobierno? Un poco y un poco. ¿Existió una presión de sectores del establishment, que incluyen a Macri, a grandes medios, detrás de la condena a Cristina? Puede ser. ¿Intentó ella pactar con Milei su candidatura y por eso de cayó Ficha Limpia? También. ¿Son las dos cosas contradictorias? Si y no. Un rasgo interesante de la política es la combinación del tranco largo de la historia, con las maniobras frenéticas del momento.
La causa penal, con sus discusiones de peritos, con el cálculo milimétrico de los sobreprecios pagados en una Santa Cruz olvidada, con sus recursos concedidos e ignorados, es un debate para abogados y periodistas de investigación. La política es otra cosa. Y guste o no, el fallo de la Corte Suprema tiene, sobre todo, una dimensión política y hasta histórica. Que sea difícil de abarcar, no significa que no sea.
Fuente: LPO
Por Ignacio Fidanza
El peronismo es además de un partido, un movimiento que enhebra una historia increíble de persecuciones, corrupción, conquistas sociales, aventureros, héroes, traidores, y en sus mejores momentos: partero de algunos de los cambios más importantes de la Argentina contemporánea.
La decisión de la Corte Suprema de confirmar la prisión para Cristina Kirchner tiene dimensión histórica y abre un proceso cuyos contornos apenas empiezan a insinuarse.
Una lectura rápida puede asimilar este momento al gobierno de De la Rúa, cuando se decidió la detención de Carlos Menem, en medio de una economía que no lograba arrancar y con una crisis de deuda disparada. Ajuste y crisis de deuda.
Pero por suerte, la realidad siempre es más compleja. Si no, sería demasiado aburrido.
La primer pregunta es: ¿Qué impacto tiene esto en el peronismo? ¿Lo fortalece o lo debilita? No lo sabemos, pero lo que sí está claro es que vuelve casi imposible la construcción de un peronismo afín a Milei. El contundente mensaje del tucumano Osvaldo Jaldo, el más mileista de los peronistas, es revelador en ese sentido. Jaldo no sólo condenó el fallo, sino que consideró necesario vincularlo a una impugnación más general del momento actual, donde puso el acento sobre la necesidad que el país encuentre un camino de desarrollo.
Entre las cenizas del fuego actual, aparece así un primer carbón encendido: Desarrollo.
La detención de Cristina y sobre todo la anulación, de por vida, de su derecho a ejercer cargos públicos, favorece en el peronismo el debate de un nuevo rumbo, porque le quita esa tensión que por momentos se volvió asfixiante, donde todo se reducía a estar favor o en contra de Cristina. Una simplificación que ella y sobre todo La Cámpora, agitaron en beneficio propio. Ella ahora se despega de esa pelea y pasa a otro plano, no pierde poder, posiblemente lo sume, pero ya no como eje del dispositivo electoral
La detención de Cristina y sobre todo la anulación, de por vida, de su derecho a ejercer cargos públicos, favorece en el peronismo el debate de un nuevo rumbo, porque le quita esa tensión que por momentos se volvió asfixiante, donde todo se reducía a estar favor o en contra de Cristina.
Cristina ingresa ahora en una dimensión histórica y fusiona su biografía con la tradición de lucha y resistencia del peronismo, como ella misma se encargó de subrayar. Le suma una capa a esa novela argentina que se sigue escribiendo ante nuestros ojos asombrados. Del balcón de Gaspar Campos a la calle San José en Constitución. Prisión domiciliaria, movilización popular, Conurbano, el sur postergado de la Ciudad, todos los elementos de un guión peronista, que es posible que en este mismo instante este pregnando a una nueva generación, que se asoma azorada a algo que tal vez no termina de entender, pero percibe importante.
Lo interesante de este momento es que todo está abierto, una época contraindicada para los ansiosos de las respuestas rápidas. "Hay que desensillar hasta que aclare", proponía Perón con su genialidad simple.
El Gobierno celebra que la decisión de la Corte Suprema de impedir una candidatura de Cristina, disipa la inquietud de los fondos de Wall Street, temerosos de un regreso del kirchnerismo al poder. La consecuencia lógica sería, en su lectura, que baje el riesgo país y así puedan, de una vez, tomar toda la deuda que quieren tomar. Riego país, deuda.
Pero la política es interesante porque se especializa en desarmar los mejores planes. O dicho de otra manera: las soluciones a un problema, en general abren al menos otros dos. Es una ilusión creer que estas imágenes dramáticas de las últimas horas de esta ex presidente, con tanta habilidad para la escenografía pública, en su última cena con los senadores, en la puerta desvencijada del partido, con mal audio, con frío, en el balcón de su departamento de San Cristóbal, no van a tener impacto.
¿Entonces, esto conviene o perjudica al Gobierno? Un poco y un poco. ¿Existió una presión de sectores del establishment, que incluyen a Macri, a grandes medios, detrás de la condena a Cristina? Puede ser. ¿Intentó ella pactar con Milei su candidatura y por eso de cayó Ficha Limpia? También. ¿Son las dos cosas contradictorias? Si y no. Un rasgo interesante de la política es la combinación del tranco largo de la historia, con las maniobras frenéticas del momento.
La causa penal, con sus discusiones de peritos, con el cálculo milimétrico de los sobreprecios pagados en una Santa Cruz olvidada, con sus recursos concedidos e ignorados, es un debate para abogados y periodistas de investigación. La política es otra cosa. Y guste o no, el fallo de la Corte Suprema tiene, sobre todo, una dimensión política y hasta histórica. Que sea difícil de abarcar, no significa que no sea.
Fuente: LPO