Patagonia

Científicos de la universidad pública buscan la cura del Hantavirus

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Río Negro, encabezado por el médico del Hospital Zonal, docente e investigador Fernando Tortosa, avanza en una línea de investigación que podría marcar un cambio en el tratamiento del Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH), una enfermedad de alta letalidad que se propaga por el roedor colilargo y que desde 1996 se ha cobrado la vida de 64 personas solo en la región andina de la provincia de Río Negro.

El equipo de investigadores ya trató a dos pacientes que tuvieron una buena evolución, mientras que otros cuatro no pudieron acceder al fármaco debido a que fueron diagnosticados de forma tardía. Esperan que en el lapso de cinco años, alcanzar los 30 pacientes y así confirmar la eficacia del medicamento contra la enfermedad.

La propuesta, que cuenta con la aprobación de los comités de ética provinciales y universitarios, busca implementar el uso del Tocilizumab, un medicamento antiinflamatorio potente disponible en Argentina y utilizado en otras patologías febríles graves. El objetivo es frenar la peligrosa "cascada inflamatoria" que produce el virus en los pulmones y el corazón, que puede derivar en una mortalidad de hasta el 50% en los casos graves.

"Avanzar en la cura del hanta es un proyecto que llevamos adelante junto al Ministerio de Salud de la provincia para el tratamiento de pacientes con síndrome en estado grave. Hoy en día no tenemos ningún tratamiento terapéutico. Es una enfermedad desatendida y con una alta mortalidad", explicó Tortosa en diálogo con El Cordillerano.

El Hatnavirus es una enfermedad de baja incidencia pero de aparición esporádica durante todo el año, especialmente en zonas endémicas como la Patagonia andina. En la provincia de Río Negro, se notificaron 96 casos desde 1996. En Chubut se registró uno de los brotes más graves de la historia. En Epuyén, hubo 34 casos y 11 fallecidos en el 2019.

"La idea es poder encontrar alguna estrategia para abordar los casos graves. Esta investigación es solo una rama, no buscamos compararnos con tratamientos pasados. Está bajo un marco ético aprobado por el comité de investigaciones científicas. Tiene que tener un abordaje ético y generar conocimiento. Una vez que sepamos si funciona, tenemos que volver a ponerlo a prueba", detalló Tortosa.

Además del tratamiento experimental, el equipo también trabaja en mejorar la definición de los criterios diagnósticos y pronósticos, recopilando datos de todos los casos positivos y negativos registrados hasta el momento.

"Queremos predecir, al momento del análisis, qué pacientes pueden llegar a tener un peor pronóstico para tomar medidas más precoces. Es fundamental usar mejor los recursos, valorar el pronóstico y enfocar el tratamiento intensivo en quienes realmente lo necesiten", agregó.

Uno de los desafíos es el diagnóstico temprano. "La mayoría se diagnostican en la segunda o tercera consulta. La sospecha clínica juega un rol importante. Estamos en una zona donde hay cientos de síndromes febriles por año, y es clave identificar rápidamente al que pueda ser hanta para actuar a tiempo", explicó.

El médico también remarcó la importancia de no duplicar esfuerzos y trabajar en red: "Intentamos interesar a otros centros para que investiguen sobre el tema, también en otras provincias. Hay muy pocas investigaciones clínicas que se enfoquen en el tratamiento del hantavirus, y queremos darle un empuje desde lo clínico, con todas las consideraciones éticas, para llegar a ayudar a la comunidad" destacó.

Este proyecto abre una ventana investigativa para la cura de una enfermedad poco frecuente pero devastadora, que en cuestión de horas puede pasar a ser grave en los pacientes y con alto grado de mortalidad.

El último caso registrado en la zona fue una mujer de 39 años que murió en el Sanatario San Carlos, en marzo de este año. Según confirmó el director del Hospital Zonal, Dr. Víctor Parodi, la víctima murió luego de una evolución fulminante de la enfermedad, que avanzó en menos de dos días.

Fuente: El Cordillerano