La histórica reacción antiperonistaLa mayoría de los presidentes justicialistas sufrieron el exilio o la cárcel. El peronismo doctrinario solo gobernó 16 años en los últimos 80. No pudieron terminar con la vida de Cristina Kirchner mediante un atentado; tampoco pudieron probarle delitos, y sufre una confabulación mediático-judicial.
Por Osvaldo Pellin
Si usted es un dirigente peronista que aspira llegar a Presidente de la República, tiene que saber que al final o en el transcurso de su mandato le espera el exilio o la cárcel. Y si no lo cree, repase el final de algunos de sus compañeros que llegaron a tan digna investidura.
Juan Domingo Perón, desalojado del poder mediante una asonada militar en 1955. Siguió al exilio que duró 18 años.
Héctor José Cámpora: Exilio en México, donde falleció en 1980, luego de dos meses de ejercicio.
María Estela Martínez: Arresto domiciliario durante cinco años, luego de su desalojo del poder por un golpe militar, ocho meses antes de que caducara su mandato constitucional.
Carlos Saúl Menem: Condenado por contrabando de armas a Ecuador, Croacia y Bosnia-Herzegovina. Estuvo con prisión domiciliaria en el domicilio de Carlos Gostanian, ex colaborador de su gestión. Finalmente fue absuelto por su avanzada edad.
Cristina Fernández de Kirchner: Procesada por corrupción, condenada a 6 años de cárcel.
Lógicamente que hay una diferencia en la historia de cada uno de los nombrados. Lo que los une es que todos llegaron al poder por la vía constitucional con la representación del peronismo.
Los más doctrinarios fueron Juan D. Perón, Héctor Cámpora y Cristina Fernández.
El más desviado doctrinariamente, Carlos S. Menem, llevó adelante un gobierno neoliberal con colaboradores muy próximos como Alvaro Alsogaray y Domingo Felipe Cavallo. Y de quien no podría decirse que estuvo detenido por su condición de peronista sino por su grave y probado delito de contrabando de armas.
El arresto domiciliario de María Estela Martínez viuda de Perón, fue por su condición de ser nada menos que la tercera esposa del General Perón y por haber precedido a la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
Cristina Fernández: No se pudo terminar con su vida en un atentado alentado por sus enemigos políticos. No obstante se fraguó mediante una Lawfare una causa por corrupción donde no se pudo probar delito, con lo que le arrebataron arbitrariamente su condición de inocente, no obstante lo cual la condenaron.
Su condena pone en evidencia que las modalidades de destitución fueron cambiando con el tiempo y quizás de acuerdo a los humores que provenían del gran país del Norte. Y lo que antes era un desplazamiento por una asonada militar, en Cristina Fernández se convirtió en una confabulación mediático judicial mediante una Lawfare.
El peronismo, a través de estos presidentes y presidentas, gobernó 16 años. Excluyo deliberadamente las gestiones de Carlos S. Menem, Alberto Fernández e Isabel Martínez, que totalizaron otros 16 años, y que no se caracterizaron por ser doctrinarios en su gestión. Menem neoliberal, Fernández socialdemócrata, Isabel Martínez, origen de la primera presidencia neoliberal en la Argentina con la aplicación del conocido ajuste denominado "Rodrigazo".
Sobre un total de casi 80 años, de 1946 a la fecha, el peronismo doctrinario, que así llamamos al peronismo más tradicionalmente nacional y popular, gobernó 16 años y fue desalojado del poder por asonadas militares o por trampas mediáticas judiciales en las ocasiones más ajustadas a su doctrina, totalizando en esa condición solamente 16 años de gestión incluidos los 8 años de ejercicio del General Perón. Quedan para la historia 64 años de otras gestiones no peronistas, incluidas aquellas que no siguieron su doctrina.
La semejante distribución de responsabilidades en el tiempo nos permite afirmar que no solo el peronismo más genuino no es el responsable de la crisis que vive la República. Habrá que buscar en otras gestiones, de otros partidos y en las interrupciones militares, las responsabilidades que nos conduzcan a un mejor diagnóstico de las causas de nuestras frustraciones políticas.
El reconocimiento de grietas de nuestra historia tiene entonces responsabilidades, llamémosles múltiples, sin apartarse de aquellas que deben asumirse de antemano.
Fuente: Va Con Firma
La mayoría de los presidentes justicialistas sufrieron el exilio o la cárcel. El peronismo doctrinario solo gobernó 16 años en los últimos 80. No pudieron terminar con la vida de Cristina Kirchner mediante un atentado; tampoco pudieron probarle delitos, y sufre una confabulación mediático-judicial.
Por Osvaldo Pellin
Si usted es un dirigente peronista que aspira llegar a Presidente de la República, tiene que saber que al final o en el transcurso de su mandato le espera el exilio o la cárcel. Y si no lo cree, repase el final de algunos de sus compañeros que llegaron a tan digna investidura.
Juan Domingo Perón, desalojado del poder mediante una asonada militar en 1955. Siguió al exilio que duró 18 años.
Héctor José Cámpora: Exilio en México, donde falleció en 1980, luego de dos meses de ejercicio.
María Estela Martínez: Arresto domiciliario durante cinco años, luego de su desalojo del poder por un golpe militar, ocho meses antes de que caducara su mandato constitucional.
Carlos Saúl Menem: Condenado por contrabando de armas a Ecuador, Croacia y Bosnia-Herzegovina. Estuvo con prisión domiciliaria en el domicilio de Carlos Gostanian, ex colaborador de su gestión. Finalmente fue absuelto por su avanzada edad.
Cristina Fernández de Kirchner: Procesada por corrupción, condenada a 6 años de cárcel.
Lógicamente que hay una diferencia en la historia de cada uno de los nombrados. Lo que los une es que todos llegaron al poder por la vía constitucional con la representación del peronismo.
Los más doctrinarios fueron Juan D. Perón, Héctor Cámpora y Cristina Fernández.
El más desviado doctrinariamente, Carlos S. Menem, llevó adelante un gobierno neoliberal con colaboradores muy próximos como Alvaro Alsogaray y Domingo Felipe Cavallo. Y de quien no podría decirse que estuvo detenido por su condición de peronista sino por su grave y probado delito de contrabando de armas.
El arresto domiciliario de María Estela Martínez viuda de Perón, fue por su condición de ser nada menos que la tercera esposa del General Perón y por haber precedido a la dictadura más sangrienta de la historia argentina.
Cristina Fernández: No se pudo terminar con su vida en un atentado alentado por sus enemigos políticos. No obstante se fraguó mediante una Lawfare una causa por corrupción donde no se pudo probar delito, con lo que le arrebataron arbitrariamente su condición de inocente, no obstante lo cual la condenaron.
Su condena pone en evidencia que las modalidades de destitución fueron cambiando con el tiempo y quizás de acuerdo a los humores que provenían del gran país del Norte. Y lo que antes era un desplazamiento por una asonada militar, en Cristina Fernández se convirtió en una confabulación mediático judicial mediante una Lawfare.
El peronismo, a través de estos presidentes y presidentas, gobernó 16 años. Excluyo deliberadamente las gestiones de Carlos S. Menem, Alberto Fernández e Isabel Martínez, que totalizaron otros 16 años, y que no se caracterizaron por ser doctrinarios en su gestión. Menem neoliberal, Fernández socialdemócrata, Isabel Martínez, origen de la primera presidencia neoliberal en la Argentina con la aplicación del conocido ajuste denominado "Rodrigazo".
Sobre un total de casi 80 años, de 1946 a la fecha, el peronismo doctrinario, que así llamamos al peronismo más tradicionalmente nacional y popular, gobernó 16 años y fue desalojado del poder por asonadas militares o por trampas mediáticas judiciales en las ocasiones más ajustadas a su doctrina, totalizando en esa condición solamente 16 años de gestión incluidos los 8 años de ejercicio del General Perón. Quedan para la historia 64 años de otras gestiones no peronistas, incluidas aquellas que no siguieron su doctrina.
La semejante distribución de responsabilidades en el tiempo nos permite afirmar que no solo el peronismo más genuino no es el responsable de la crisis que vive la República. Habrá que buscar en otras gestiones, de otros partidos y en las interrupciones militares, las responsabilidades que nos conduzcan a un mejor diagnóstico de las causas de nuestras frustraciones políticas.
El reconocimiento de grietas de nuestra historia tiene entonces responsabilidades, llamémosles múltiples, sin apartarse de aquellas que deben asumirse de antemano.
Fuente: Va Con Firma