Política

Jóvenes, precariedad laboral y desconfianza sindical: lazo de seducción y sospecha con Milei

Por Diego Genoud 

A un año y medio de su asunción, la relación de Javier Milei con los trabajadores que lo votaron empieza a entrar en contradicción. Si el ausentismo electoral indica que el rechazo al sistema político ahora incluye al presidente y una parte de sus propios votantes son los que deciden no ir a las urnas, un estudio que acaba de publicarse aporta una mirada más profunda sobre las nuevas identidades laborales y los trabajadores híbridos que se mueven entre la formalidad y la informalidad.

Titulado "Las y los novísimos trabajadores ¿Cuántas changas para un salario digno?", el estudio de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) detalla la conexión de Milei con las nuevas generaciones y también los límites de una adhesión que está a prueba como nunca.

Ante la explosión del trabajo no registrado y la crisis de los modelos de empleo basados en las jerarquías y el encierro, son muchos los jóvenes que rechazan el trabajo como proceso burocrático y repetitivo, que tiene jefes tan despóticos como aburridos, y no permite el progreso individual dentro de la empresa. En ese marco, dice el informe, valores como estabilidad, seguridad o construcción de una carrera a largo plazo se resignifican negativamente. En cambio, el emprendimiento personal, aparece en muchos casos como algo libidinal: aventura, creatividad, maximización del propio potencial y rapidez en la obtención de resultados. Una frase lo resume: "No quiero terminar como mis padres, yo quiero desarrollarme a mí mismo en mi trabajo"

"La extrema derecha dialoga de manera muy eficaz con estas nuevas categorías de trabajadores que dicen ‘el mercado somos nosotros también, no solo los ricos'. La promesa del enriquecimiento rápido, la libertad, el éxito individual, los nuevos modelos aspiracionales que interpelan especialmente a la juventud. Discursos que, paradójicamente, implican un retroceso en los derechos adquiridos, pero movilizan simbolismos y valores que los convierten en muy eficaces sobre todo en contextos de capitalismo periférico", apuntan los autores. La fuerza de ese mensaje se comprobó con el ascenso de Milei y la Libertad Avanza en las elecciones presidenciales.

"La tecnoutopía sitúa a la extrema derecha mirando hacia el futuro, mientras que, con frecuencia, los trabajadores reconocen que los progresismos rescatan fórmulas antiguas o dialogan con "trabajadores que no existen más". Una cierta melancolía progresista que nos deja menos preparados para el futuro (...) Estado/casta es una analogía mucho más fácil de asociar al cotidiano que "sistema neoliberal", apunta el estudio.

Elaborado en base a encuestas cualitativas con trabajadores y trabajadoras de todo el país, que se desempeñan en el ámbito estatal, el sector privado, y el mundo de las plataformas, el trabajo de la Fundación estuvo a cargo de tres especialistas: la doctora en Sociología y docente de la Universidad Federal de San Pablo, Esther Solano; el sociólogo y director de la consultor Circuitos Pablo Romá; y la docente de la UBA y Magister en Ciencias Sociales, Cecilia Feijoo.

La prédica de la extrema derecha sintoniza con la idea del héroe individual, una identidad que se moviliza detrás del salvacionismo económico, la adrenalina especulativa y el milagro neoliberal del enriquecimiento. El mensaje tácito es: "Mi vida es mi mayor proyecto de inversión, por tanto a ella aplicó las lógicas de la empresa. "Empresarizo mi vida" y me convierto en un emprendedor de mí mismo".

Ahí está la paradoja de un proyecto que a través de nuevos líderes y nuevos soportes propone lo mismo de siempre, el sálvese quien pueda. El fundamentalismo del mercado vende la vieja precariedad laboral en un envase seductor y las nuevas generaciones, que no acceden a los beneficios de la organización colectiva, entienden la autoexplotación como liberación individual.

"Las nuevas formas de trabajo empiezan a permear en la subjetividad, donde pesan la audacia, el coraje y la inversión hacia el futuro. Con una realidad de salarios muy bajos, que hay que complementar con ingresos, hoy se siente una responsabilidad individual en términos de la recomposición de los ingresos. Ya no es una cuestión colectiva. Es mi responsabilidad y, frente a esa responsabilidad, estoy solo, no tengo vínculos colectivos", le dijo Pablo Romá, uno de los autores del estudio, a El Destape. En su versión más extrema, el capitalismo se reinventa y se hace carne en generaciones que no conocen el trabajo sindicalizado con derechos garantizados.

En el apartado "El milagro neoliberal: libres de las cadenas colectivas", el informe analiza el reverso de la propaganda oficial. Aunque se oponen a la ciudadanía social porque reemplaza al mérito individual, subsiste en muchos la expectativa de un Estado garante de derechos básicos, como salud y educación. El discurso libertario de Milei amalgama las ideas anticasta, el antiestatismo y la meritocracia individual. Sin embargo, en los trabajadores que votaron a LLA persiste una desconfianza estructural hacia élites empresariales, percibidas como beneficiarias de asimetrías económicas y políticas". Es justamente lo que, cada día, tira abajo la campaña libertaria. Apuntada por Milei candidato, la casta empresaria está entre las grandes beneficiarias de Milei presidente. Los laburantes que votaron a Milei lo ven.

Los autores señalan que uno de los problemas fundamentales es que los trabajadores no encuentran interlocutores válidos para contrarrestar el relato neoliberal: parece no haberlos. Sin embargo, apuntan, las demandas existen y son transversales a sectores de distinta posición ideológica. La lista incluye la reducción de la jornada de trabajo, tiempo y conciliación familiar, mejoras en las condiciones laborales y regímenes de trabajo híbridos, entre lo remoto y lo presencial.

De acuerdo a las encuestas, el vacío en la representación gremial que perciben los nuevos trabajadores permite una politización por derecha de demandas por transparencia, democracia sindical y flexibilización de aportes sindicales y de salud. Los consultados ven que la dinámica gremial está muy lejos de la realidad de los representados por una serie de razones conocidas. Pero también pesan demandas propias de este tiempo, donde las conducciones repiten procesos automatizados y opacos de la vida del sindicato en contextos de proliferación de la comunicación y la información inmediata. Pesa el desprestigio de líderes sindicales emblemáticos pero además una cuestión estructural: los gremios cargan con la condición de ser parte del viejo mundo que la precariedad generalizada viene arrasar. La paradoja está a la vista: pibes y pibas que quisieran acceder a derechos que no tienen, pero rechazan la organización sindical, el vehículo para lograr lo que buscan.

En la conclusión, aparece la relevancia del trabajo que iniciaron desde la FES. "La experiencia de poder de la nueva extrema derecha en un país exponente del capitalismo periférico como la Argentina es un fenómeno dinámico que sincroniza expectativas y deseos, pero también genera tensiones y contradicciones. Entenderlo en toda su complejidad desde una mirada no reduccionista es el primer paso para participar en la presente batalla por el imaginario colectivo; y para enfrentarlo hay que defender las posiciones conquistadas y aventurarse a interpelar la nueva realidad que viven los trabajadores y trabajadoras para comenzar a construir referencias comunes que apunten a fortalecer una salida colectiva".

Fuente: El Destape