Ambiente

Sequía global: un enemigo silencioso que avanza sin freno y atenta contra la salud del planeta

El avance de la sequía se consolida como una de las crisis ambientales más graves de las últimas décadas. Afecta a millones de personas en todo el mundo y agrava problemáticas como el hambre, la pobreza y el colapso ecológico. Su impacto, aunque silencioso, deja huellas profundas y duraderas en comunidades enteras.

Un nuevo informe global revela que entre 2023 y 2025 se registraron los episodios de sequía más intensos y extendidos jamás vistos. Desde África hasta América Latina, pasando por Asia y el Mediterráneo, regiones enteras padecen la pérdida de cultivos, escasez de agua y migraciones forzadas.

Los ecosistemas también sufren transformaciones irreversibles. Las sequías prolongadas reducen la biodiversidad, erosionan los suelos y degradan la calidad del aire y del agua. A medida que el calentamiento global avanza, estos eventos se vuelven más frecuentes e intensos.

El documento identifica a los países más afectados y señala los múltiples factores que agravan esta emergencia: falta de planificación hídrica, uso agrícola ineficiente y debilidad en los sistemas de respuesta ante fenómenos climáticos extremos.

Sequía y desigualdad: doble golpe para los más vulnerables

Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la forma desigual en que la sequía afecta a las personas. Mujeres, niñas, adultos mayores y pequeños productores rurales están entre los más perjudicados. La escasez de agua agrava la inseguridad alimentaria, sanitaria y económica en sectores históricamente postergados.

En algunas regiones de África, las sequías provocaron un incremento de matrimonios infantiles como mecanismo de supervivencia. Las comunidades pierden cosechas, ganado y fuentes de ingresos, forzando decisiones desesperadas que perpetúan la pobreza y la violencia estructural.

A su vez, la falta de acceso equitativo a la tierra y al agua limita las posibilidades de resiliencia. Garantizar derechos sobre recursos naturales y mejorar las condiciones de vida es clave para enfrentar una crisis climática que no da tregua.

Revertir la sequía global: cooperación y acción urgente

Los expertos advierten que sin medidas inmediatas, el impacto será devastador y duradero. La transición hacia modelos de agricultura sostenible, mejoras en infraestructura hídrica y métodos de riego eficientes son urgentes y necesarios.

La cooperación internacional emerge como el único camino posible. Iniciativas globales buscan coordinar esfuerzos y crear redes de resiliencia frente a la sequía. El fortalecimiento de alianzas, como la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía, es fundamental.

La sequía ya no es un problema del futuro: es una realidad del presente. Para evitar una catástrofe global, se necesita voluntad política, inversión y un cambio profundo en la relación que las sociedades mantienen con el agua y los ecosistemas.

Consecuencias de este fenómeno: impacto profundo y duradero

La sequía prolongada reduce drásticamente la disponibilidad de agua, afectando cultivos, ganadería y abastecimiento humano. La pérdida de cosechas genera inseguridad alimentaria, incremento de precios y desnutrición, sobre todo en poblaciones rurales y empobrecidas.

También acelera la degradación ambiental: los suelos se erosionan, los ecosistemas colapsan y disminuye la biodiversidad. La flora y fauna nativas desaparecen, mientras que los incendios forestales se vuelven más frecuentes por la falta de humedad.

Además, las sequías intensifican las migraciones forzadas, la pobreza extrema y los conflictos por el acceso a recursos naturales. En muchos casos, los sistemas sanitarios colapsan por enfermedades vinculadas a la falta de agua segura y al deterioro de la calidad ambiental.

Fuente: Noticias Ambientales