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La oscura secta del gurú ruso Konstantin: testimonios e imágenes que sacudieron a Bariloche

La detención de ciudadanos rusos en el aeropuerto de Bariloche destapó una red liderada por un gurú condenado por abuso en los tribunales de Moscú. Testimonios e imágenes revelan cómo operaba la secta Ashram Shambala.

El 29 de marzo, la detención de un grupo de personas de origen ruso sacudió a Bariloche. El operativo, realizado en el Aeropuerto Teniente Luis Candelaria, fue solo el comienzo de una trama que incluía trata de personas, drogas, una joven rusa embarazada en el Hospital Zonal y un circuito que dejaba al descubierto el paso de una secta por la ciudad.

A cuatro meses de que el caso saliera a la luz y comenzara la investigación, nuevos testimonios e imágenes revelan el accionar oscuro de Konstantin Rudnev, líder de la organización. Desde su propia biblia hasta el uso de drogas para alcanzar "el desarrollo espiritual".

A pesar de la formulación de cargos contra 21 personas por integrar una organización criminal, el juez de Garantías decidió liberar, a principios de abril, a 20 de los detenidos involucrados en la causa, conocida mediáticamente como "la secta rusa en Bariloche". Konstantin Rudnev, el hombre condenado en Rusia a 11 años de prisión por abusos sexuales, es el único que continúa detenido, alojado en el penal de Rawson (Chubut). Hace semanas, Konstantin solicitó abrigo, comida y un traductor para poder comunicarse. El líder manifestó que no soportaba las bajas temperaturas y solicitó apoyo psicológico.

El caso no solo conmocionó a Bariloche y al país, sino también a Rusia, donde nació la secta Ashram Shambala. Allí, la productora Línea Roja está filmando un documental con testimonios de ex miembros y familiares de víctimas. Con imágenes exclusivas de las prácticas de la secta, fiestas privadas y registros cotidianos del líder, la producción expone una red que llegó a tener más de 20.000 miembros en todo el mundo. "Buscaban tener un alcance global. Lo importante era que los miembros pagaran", relató una de las sobrevivientes.

Konstantin comenzó como integrante de un grupo de hombres mayores que daban clases de yoga. Con barbas y cabellos largos, adoptaban posturas extrañas para captar estudiantes. Rudnev enseñaba gimnasia para los dedos, y luego fue sumando meditación, bailes y masajes. Con el tiempo, al adquirir dos departamentos, empezó a captar jóvenes (en especial mujeres) y a construir su estructura de manipulación.

Uno de sus métodos más conocidos era el trance "non-stop": un ciclo de cuatro canciones (tres de ritmo rápido y una lenta) que se repetían sin pausa para generar un bucle sonoro en la mente.

En los años 90, Rudnev publicó su libro autobiográfico "El Camino del Loco", con fragmentos escritos por mujeres de la secta. El texto relataba sus "aventuras sexuales" y estaba ilustrado con fotos pornográficas. Debido a su contenido explícito, no fue exhibido públicamente, lo que enfureció a Rudnev. En respuesta, lanzó su propia "biblia", donde proclamaba su propósito como "gran iluminado" en la Tierra.

En ese libro, exaltaba el uso de drogas y alucinógenos para alcanzar la "trascendencia mística". En uno de los fragmentos se lee: "Una verdadera zorra azotada desde pequeña puede sobrevivir mejor que una niña de mamá, soñadora e inteligente, que bebe el vinagre del amor no correspondido. [...] Ella puede hacerlo girar rápidamente, hacerse deseable para él, sabe luchar, agradar, adaptarse, picotear la corona de su marido".

Uno de los sistemas de captación consistía en aplicar el llamado "bombardeo amoroso", a los recién llegados se los colmaba de afecto para elevar su autoestima y convencerlos de que su destino era encontrarse con el líder. Luego, eran alejados de sus familias, amistades y parejas.

Publicaban anuncios de clases de yoga en diarios de Moscú y enviaban sobres con folletos para invitar a seminarios tántricos. Cientos de personas respondieron enviando dinero a la dirección remitente para acceder a los cursos y materiales. A medida que crecían los seguidores, aumentaban también las restricciones alimentarias, de sueño y de vínculos personales.

Natalia, una de las víctimas que convivió durante seis años con Rudnev, relató su experiencia:"Tenía rota mi psiquis. Era capaz de matar por él. Tenía una capacidad natural para manipular. Llegamos a sentir celos por él. Tirábamos de cada brazo para estar a su lado".

Para Rudnev, el desarrollo espiritual debía ir de la mano con el alejamiento de las parejas y la negativa a tener hijos:

"En la perspectiva de Konstantin, los niños son malvados. El cónyuge también relentiza el desarrollo espiritual. Obviamente, no quería tener hijos porque, si cada mujer de su harén daba a luz, el gasto económico sería mayor para él", explicó Natalia.

Fuente: El Cordillerano