Bandoleros de la Patagonia: Robos, secuestros y masacres de los pistoleros en el Siglo XXPor Adrián Moyano
Aunque el bandolerismo que asoló a la Patagonia en las primeras tres décadas del siglo XX no se concentró en Bariloche, hizo estragos en la zona y también dejó su huella de sangre en la jurisdicción actual de la ciudad, a tal punto que se produjo una espantosa masacre en Puerto Moreno en los últimos tramos de los años 20. Por entonces, uno de los asesinos ya tenía varias cuentas pendientes con la Justicia por haber participado en resonantes sucesos.
"El 14 de marzo de 1928 el sangriento atraco de unos bandidos chilenos al almacén de Fortunato Creide en el Limay, conmocionó a toda la población", corrobora Juan Martín Biedma en "Crónica histórica del lago Nahuel Huapi" (Editorial Caleuche - 2003). Se trata de un suceso relativamente conocido que, además, llegó al cine a través de "Lleno de ruido y dolor" (2020), película de Nacho Aguirre. Fue la primera que se hizo Bariloche en llegar a una plataforma internacional: Prime Video.
El hecho que les costó la vida a los hermanos Creide "no fue un acto esporádico. La paz bucólica de los pobladores se veía violentamente alterada por la presencia de bandoleros que aparecían esporádicamente (sic) tentados por una precaria vigilancia en un extenso territorio", contextualiza el trabajo de Biedma. Antes de que tuviera lugar aquel crimen había andado por aquí gente más celebre.
"A comienzos de siglo hace su aparición un terceto que adquiriría triste fama. Los norteamericanos Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel (Etta Place), decepcionados por las condiciones adversas que el progreso y la persecución ejercía sobre sus ilícitas actividades, deciden emigrar a la Patagonia. Decisión avalada por la fama de tierra de nadie y la presencia de compatriotas dedicados a la ganadería", supuso el autor.
Perseguidos en Estados Unidos, no se arriesgaron a migrar con su verdadera identidad. "Al llegar a la Argentina cambian sus nombres. Butch se hizo llamar James Ryan y Sundance Kid, Harry Place. En Buenos Aires tomaron contacto con los hermanos Newbery, George, vicecónsul norteamericano y Ralph, dentista como su hermano", estableció Biedma. "Ellos les suministraron valiosos informes sobre la zona cordillerana austral donde ellos tenían propiedades".
Aconsejados por los Newbery "los flamantes emigrados se instalaron en Cholila, Chubut. Compraron tierras y se dedicaron a la explotación ganadera. Frecuentaron las vecindades del lago Nahuel Huapi visitando a sus paisanos George Newbery y Jarred Augusto Jones. Tenemos una referencia indudable de su paso, una factura de compra en el boliche de Jones en Nahuel Huapi, en 1902, que se halla en el archivo de Ricardo Vallmitjana", citó el autor. "Regresaron en 1905, pero esta vez para alejarse definitivamente, viajando a Chile".
Cuarenta bandidos
El relato de Biedma no se detiene en las tropelías que otros adjudican a los norteamericanos. "Si bien la vida del pueblo no fue amenazada directamente por el bandolerismo, como en las zonas rurales, no estuvo exento de zozobras, como en julio de 1911". El autor citó unas líneas de La Nación, diario capitalino que tenía corresponsal en Bariloche. "Tres días pasó esta población alarmada por el temor a ser asaltada por unos 40 bandoleros armados de Winchester y seis fusiles Mauser que según noticias periodísticas aparecieron cerca de Ñorquinco amenazando una casa de comercio".
Según Biedma, "en persecución de los bandidos salieron el comisario de Bariloche, José Alaniz, el comisario de Nahuel Huapi y vecinos de Bariloche, entre ellos Tauschek. Doscientos de ellos terminaron detenidos en la comisaría de Bariloche", dice el texto. Llama la atención porque la crónica de La Nación sólo se refería a 40 individuos y, además, ¿dónde ubicarían las autoridades a tantos reclusos?
La narración del investigador vuelve a centrarse en "el caso de los bandidos chilenos" que, en 1928, sí golpeó directamente a todos los vecinos y sembró horror y miedo. Roberto Foster Rojas, Nicolás Román y Atanasio Puchi, chilenos, exconvictos, con la complicidad de un vecino, Adolfo Seguel, el 14 de marzo entraron para robar el boliche de Creide", remarca la narración. "Asesinaron cruelmente a los hermanos Creide, Fortunato y Antonio y a José María Marín, saquearon lo que pudieron y no pudiendo violentar la caja fuerte deciden huir. A Andrés López, propietario de una pequeña chacra y tambo, le parten el corazón de un balazo y le roban 500 pesos", puntualiza la crónica.
El hecho ya fue rescatado por El Cordillerano en varias oportunidades. "Continúan en la zona de Esquel sus tropelías de sangre y depredación. En el paraje Chenqueniyeu (sic) se separan, Román y Puchi al sur y Rojas a Bariloche", dice por su parte la reconstrucción de Biedma. "Los dos primeros fueron rodeados por una partida de policías y vecinos en Los Repollos, cerca de El Bolsón. Puchi murió en el tiroteo y Román, herido en ambas piernas, terminó finalmente internado en un manicomio".
Sin embargo, la banda no se desmembró del todo. "Rojas, con nuevos cómplices, produce una masacre en el hogar de Bernabé Huala en Puerto Moreno. Planeaba el asalto del Banco Nación y del comercio de Primo Capraro en Bariloche cuando fue detenido en Las Bayas el 3 de marzo", aseveró el investigador, sin precisar de qué año. El episodio es el que no se cansa de contar María Isabel Huala, quien en los últimos años alcanzó notoriedad por ser la madre de Facundo Jones Huala.
Prisión perpetua frustrada
Según la mujer mapuche, Bernabé era su tatarabuelo y había nacido en Chillán (Chile). Antes de instalarse en el escenario de la catástrofe hizo varios viajes como carrero a través de la cordillera. Los mayores de los Huala se asentaron en la zona de Casa de Piedra y también en Puerto Moreno, donde los bandoleros no sólo ultimaron al infortunado poblador, sino a tías abuelas de María Isabel.
Otras fuentes aseveran que las fechorías de Foster Rojas finalizaron en Yuquiche, paraje que está a unos 20 kilómetros de Jacobacci. Fue reducido por una comisión policial que lideraron el comisario José Basualdo y los subcomisarios Carlos Argentino de la Silva y Jesús Rodríguez. Todavía tenía en su poder a una joven de la familia Huala, a quien había secuestrado en Bariloche. Biedma finaliza su recorte al informar que fue "condenado a prisión perpetua" pero "salió con libertad condicional en agosto de 1950 por revocación de fallo. Tenía entonces 52 años".
Fuente: El Cordillerano
Por Adrián Moyano
Aunque el bandolerismo que asoló a la Patagonia en las primeras tres décadas del siglo XX no se concentró en Bariloche, hizo estragos en la zona y también dejó su huella de sangre en la jurisdicción actual de la ciudad, a tal punto que se produjo una espantosa masacre en Puerto Moreno en los últimos tramos de los años 20. Por entonces, uno de los asesinos ya tenía varias cuentas pendientes con la Justicia por haber participado en resonantes sucesos.
"El 14 de marzo de 1928 el sangriento atraco de unos bandidos chilenos al almacén de Fortunato Creide en el Limay, conmocionó a toda la población", corrobora Juan Martín Biedma en "Crónica histórica del lago Nahuel Huapi" (Editorial Caleuche - 2003). Se trata de un suceso relativamente conocido que, además, llegó al cine a través de "Lleno de ruido y dolor" (2020), película de Nacho Aguirre. Fue la primera que se hizo Bariloche en llegar a una plataforma internacional: Prime Video.
El hecho que les costó la vida a los hermanos Creide "no fue un acto esporádico. La paz bucólica de los pobladores se veía violentamente alterada por la presencia de bandoleros que aparecían esporádicamente (sic) tentados por una precaria vigilancia en un extenso territorio", contextualiza el trabajo de Biedma. Antes de que tuviera lugar aquel crimen había andado por aquí gente más celebre.
"A comienzos de siglo hace su aparición un terceto que adquiriría triste fama. Los norteamericanos Butch Cassidy, Sundance Kid y Ethel (Etta Place), decepcionados por las condiciones adversas que el progreso y la persecución ejercía sobre sus ilícitas actividades, deciden emigrar a la Patagonia. Decisión avalada por la fama de tierra de nadie y la presencia de compatriotas dedicados a la ganadería", supuso el autor.
Perseguidos en Estados Unidos, no se arriesgaron a migrar con su verdadera identidad. "Al llegar a la Argentina cambian sus nombres. Butch se hizo llamar James Ryan y Sundance Kid, Harry Place. En Buenos Aires tomaron contacto con los hermanos Newbery, George, vicecónsul norteamericano y Ralph, dentista como su hermano", estableció Biedma. "Ellos les suministraron valiosos informes sobre la zona cordillerana austral donde ellos tenían propiedades".
Aconsejados por los Newbery "los flamantes emigrados se instalaron en Cholila, Chubut. Compraron tierras y se dedicaron a la explotación ganadera. Frecuentaron las vecindades del lago Nahuel Huapi visitando a sus paisanos George Newbery y Jarred Augusto Jones. Tenemos una referencia indudable de su paso, una factura de compra en el boliche de Jones en Nahuel Huapi, en 1902, que se halla en el archivo de Ricardo Vallmitjana", citó el autor. "Regresaron en 1905, pero esta vez para alejarse definitivamente, viajando a Chile".
Cuarenta bandidos
El relato de Biedma no se detiene en las tropelías que otros adjudican a los norteamericanos. "Si bien la vida del pueblo no fue amenazada directamente por el bandolerismo, como en las zonas rurales, no estuvo exento de zozobras, como en julio de 1911". El autor citó unas líneas de La Nación, diario capitalino que tenía corresponsal en Bariloche. "Tres días pasó esta población alarmada por el temor a ser asaltada por unos 40 bandoleros armados de Winchester y seis fusiles Mauser que según noticias periodísticas aparecieron cerca de Ñorquinco amenazando una casa de comercio".
Según Biedma, "en persecución de los bandidos salieron el comisario de Bariloche, José Alaniz, el comisario de Nahuel Huapi y vecinos de Bariloche, entre ellos Tauschek. Doscientos de ellos terminaron detenidos en la comisaría de Bariloche", dice el texto. Llama la atención porque la crónica de La Nación sólo se refería a 40 individuos y, además, ¿dónde ubicarían las autoridades a tantos reclusos?
La narración del investigador vuelve a centrarse en "el caso de los bandidos chilenos" que, en 1928, sí golpeó directamente a todos los vecinos y sembró horror y miedo. Roberto Foster Rojas, Nicolás Román y Atanasio Puchi, chilenos, exconvictos, con la complicidad de un vecino, Adolfo Seguel, el 14 de marzo entraron para robar el boliche de Creide", remarca la narración. "Asesinaron cruelmente a los hermanos Creide, Fortunato y Antonio y a José María Marín, saquearon lo que pudieron y no pudiendo violentar la caja fuerte deciden huir. A Andrés López, propietario de una pequeña chacra y tambo, le parten el corazón de un balazo y le roban 500 pesos", puntualiza la crónica.
El hecho ya fue rescatado por El Cordillerano en varias oportunidades. "Continúan en la zona de Esquel sus tropelías de sangre y depredación. En el paraje Chenqueniyeu (sic) se separan, Román y Puchi al sur y Rojas a Bariloche", dice por su parte la reconstrucción de Biedma. "Los dos primeros fueron rodeados por una partida de policías y vecinos en Los Repollos, cerca de El Bolsón. Puchi murió en el tiroteo y Román, herido en ambas piernas, terminó finalmente internado en un manicomio".
Sin embargo, la banda no se desmembró del todo. "Rojas, con nuevos cómplices, produce una masacre en el hogar de Bernabé Huala en Puerto Moreno. Planeaba el asalto del Banco Nación y del comercio de Primo Capraro en Bariloche cuando fue detenido en Las Bayas el 3 de marzo", aseveró el investigador, sin precisar de qué año. El episodio es el que no se cansa de contar María Isabel Huala, quien en los últimos años alcanzó notoriedad por ser la madre de Facundo Jones Huala.
Prisión perpetua frustrada
Según la mujer mapuche, Bernabé era su tatarabuelo y había nacido en Chillán (Chile). Antes de instalarse en el escenario de la catástrofe hizo varios viajes como carrero a través de la cordillera. Los mayores de los Huala se asentaron en la zona de Casa de Piedra y también en Puerto Moreno, donde los bandoleros no sólo ultimaron al infortunado poblador, sino a tías abuelas de María Isabel.
Otras fuentes aseveran que las fechorías de Foster Rojas finalizaron en Yuquiche, paraje que está a unos 20 kilómetros de Jacobacci. Fue reducido por una comisión policial que lideraron el comisario José Basualdo y los subcomisarios Carlos Argentino de la Silva y Jesús Rodríguez. Todavía tenía en su poder a una joven de la familia Huala, a quien había secuestrado en Bariloche. Biedma finaliza su recorte al informar que fue "condenado a prisión perpetua" pero "salió con libertad condicional en agosto de 1950 por revocación de fallo. Tenía entonces 52 años".
Fuente: El Cordillerano