En 1919 una huelga en Plaza Huincul por jornada laboral de 8 horas, salario mínimo y paga en término culminó con la expulsión de su promotor, "de nacionalidad rusa". En 1932 un "individuo de apariencia ruso" presuntamente intentó incendiar la destilería "de los Yacimientos Fiscales". El agitador ruso, el elemento perturbador que instalaba el conflicto; el agitador ruso, un chivo expiatorio en la historia obrera neuquina.
El triunfo de la Revolución Rusa en 1917 llevó hasta los confines de la Tierra el ruido de rotas cadenas, despertando las esperanzas del proletariado y azuzando los miedos de las clases dominantes de ser desplazadas. La burguesía advertía la sombra roja de Moscú en cada demanda, los reclamos por mejores condiciones de trabajo eran asumidos como un cuestionamiento al orden social (que en algunos casos, lo era). El fantasma ruso aparecía en las luchas obreras que se extendían por el país de norte a sur: en las calles porteñas durante la Semana de Enero de 1919 y también en Neuquén. Todo ‘ruso' era, por añadidura, agitador, y viceversa.
Los autores de El Mundo del Trabajo: Neuquén (1884-1930) mencionan que en 1919 y 1921 se registraron huelgas de carácter espontáneo en el yacimiento fiscal de Plaza Huincul. Los obreros reclamaban jornada laboral de 8 horas, salario mínimo y paga en término, demandas similares por las que luchaban sus pares de Comodoro Rivadavia, que en 1917 se organizaron en la Federación Obrera Petrolífera. La primera huelga, destacan los autores de El Mundo del Trabajo, culminó con la expulsión de su promotor, "de nacionalidad rusa".
La figura del agitador ruso desplaza a un segundo plano las condiciones de trabajo como detonante del conflicto, pero también abre el interrogante en torno a quién era (en realidad, quiénes eran) ese presunto ‘ruso' (un gentilicio bajo el que se agrupaba a una diversidad de nacionalidades) supuesto promotor de la huelga.
En 1912 un obrero ferroviario que trabajaba en el tendido de vías hacia Zapala relató, en una carta enviada al periódico La Acción Obrera, que un grupo de trabajadores protagonizó un ‘motín' ante la negativa del ingeniero a cargo de las obras de revisar el método utilizado para liquidar los jornales.1El autor de la carta subrayaba: "es célebre la brutalidad y soberbia de los directores del ferrocarril del Sud en lo que se refiere a su conducta para con los trabajadores"; y pedía al grupo editor del periódico que difundiera su testimonio para que nadie fuera "a hacerse explotar en el Neuquén, pues es una vida que sólo pueden soportar los desgraciados y rudos rusos, armenios, sirios, turcos; los italianos y españoles no son admitidos por la compañía porque dicen que son muy exigentes".
Por esos años no eran los agitadores sino los «desgraciados y rudos» rusos que podían soportar la cruda vida de los campamentos ferroviarios.
De aa a Ushuaia
A principios de la década de 1920 en el territorio del Neuquén los niveles de organización obrera eran bajos, existían expresiones de sindicatos de alcance nacional como el de los ferroviarios, aunque con poca vida.2 En enero de 1919 fue fundado un Centro Obrero, a instancias de militantes socialistas y anarquistas,3 pero un año más tarde mutó en Centro Socialista. En las localidades rionegrinas del valle, en tanto, el activismo era mayor, en torno a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), de orientación anarquista, se organizaron sociedades de resistencia de Oficios Varios en Cipolletti, Allen y Gral. Roca.4
Además, en 1917, 1918 y 1920, muy cerca en el tiempo a las huelgas en los yacimientos fiscales, se registraron conflictos en la otra actividad de mayor concentración de obreros de la región, las obras de irrigación del Alto Valle.5 El agitador ruso, más allá de su instrumentalización como chivo expiatorio, no era una figura aislada sino que era emergente de un proceso de organización obrera incipiente.
El 27 de mayo de 1922 el diario anarquista La Protesta, de Buenos Aires, publicó una lista de aportes procedente de estación Challacó en beneficio de los ácratas rusos Simón Radowitzky, Andrés Babby y B. Herman6, presos en la cárcel de Ushuaia. Radowitzky había matado al Jefe de Policía, coronel Ramón L. Falcón, en un atentado perpetrado en noviembre de 1909; fue la respuesta proletaria a la masacre de obreros del 1º de Mayo de ese año. Babby, en mayo de 1919, protagonizó un intento de expropiación en el barrio porteño de Chacarita que terminó en un baño de sangre, su objetivo era obtener recursos para financiar una publicación revolucionaria.
M. Rabovich organizó la colecta en Challacó y la remitió a la Federación Obrera Rusa Sud Americana (FORSA), en Buenos Aires. En esa federación confluía el grueso de las agrupaciones obreras rusas en Argentina, y allí el anarquismo tenía preponderancia sobre el resto de las corrientes socialistas. Once personas habían hecho aportes, en la publicación porteña aparecen sus nombres, algunas tenían apellidos ‘rusos', como Nesteruk, Antoniuk y el propio Rabovich. No era un número menor en el universo de trabajadores de la naciente comarca petrolera, e incluso del territorio.
La noticia podría quedar como un hecho aislado, si no fuera que en agosto del mismo año la Federación Obrera Provincial de Buenos Aires, junto con las sociedades obreras de valle, todas adheridas a la FORA, anunció que realizaría actos de propaganda tanto en las localidades rionegrinas como también en las neuquinas Senillosa y Challacó.7 Los actos no se concretaron hasta mayo del año siguiente, y en el territorio se realizó solo uno, en la ciudad de Neuquén.8 Sin embargo, el intento fallido da la pauta de que había gente dispuesta a organizarlos.
El 15 de junio de 1923 los rusos de Challacó regresaron a las páginas de La Protesta. El diario anarquista informó el resultado de una colecta organizada por la Agrupación Obrera Rusa - Vía Neuquén en beneficio del Kurt Wilckens, obrero alemán que estaba en prisión por dar muerte al teniente coronel Héctor Varela, militar que comandó la masacre de peones rurales en huelga de Santa Cruz. Nuevamente Rabovich, Nesteruk y Antoniuk aparecen entre los aportantes, un indicador de su permanencia en el territorio, y de que la colecta realizada en mayo del año anterior era una expresión del proceso de organización en ciernes.
La Agrupación Obrera Rusa - Vía Neuquén, adherida a la FORSA, se conformó en Challacó en 1922, la integraban peones ferroviarios, y fue disuelta en 1924, cuando culminaron las obras que realizaban en aquella población neuquina.9 Claramente este grupo fue el que le propuso a la Federación Obrera Provincial de Buenos Aires realizar actos en agosto de 1922. Además, entre 1923 y 1926, en el Alto Valle, funcionó la Agrupación Obrera Rusa de Gral. Roca, también adherida a la FORSA, que se reunía en el local de la sociedad de resistencia de Oficios Varios (FORA). Una de las estanterías de la biblioteca Nueva Senda, que funcionaba en el centro obrero, estaba destinada a libros en ruso.10
Fuegos del Este
En los años siguientes no se produjeron huelgas en los yacimientos fiscales, aunque sí las autoridades denunciaron sabotajes a la producción,11 una expresión del malestar obrero. El fantasma ruso permanecía agazapado. El 1 de mayo de 1927 el periódico anarquista Brazo y Cerebro, de Bahía Blanca, publicó la crónica de una recorrida por los territorios de Río Negro y Neuquén. Según el autor, en "las minas de petróleo de Plaza Huincul" se trabajaba doce horas por día en las perforaciones y nueve y media en las demás dependencias, sin descanso dominical. Además destacaba: "El administrador de los establecimientos fiscales es allí un verdadero señor feudal. En concomitancia con las autoridades hace desalojar del pueblo y zonas que lo rodean, en término de 24 horas a los ‘indeseables' ya sean manifiestos o sospechosos". En el mismo sentido, el historiador policial Tomás Heger Wagner afirma en Guardianes del Orden: "YPF apelaba a cualquier recurso para aplastar la más mínima muestra de protesta, siendo la más frecuente la expulsión del o los perturbadores".
El ímpetu cobrado por el movimiento obrero revolucionario en Argentina en los años siguientes a 1917 decayó antes de la primera mitad de la década del '20, ahogado en un baño de sangre, y tuvo su correlato en la región. El golpe de Estado de septiembre de 1930, encabezado por el Gral. José F. Uriburu, intensificó la represión y desbarató la frágil organización obrera anarquista del norte de la Patagonia. Pero el fantasma permanecía agazapado.
A lo largo de 1932 y 1933, señala Nicolás Gadano en Historia del petróleo en Argentina, la conducción de YPF envió notas al Gobierno Nacional denunciando actividades comunistas en sus campamentos, pedía mayor represión, principalmente en Comodoro Rivadavia. En 1932 la Unión General de Obreros Petroleros, orientada por el Partido Comunista, protagonizó una masiva huelga en los yacimientos chubutenses, que fue duramente reprimida. Las autoridades de la petrolera estatal decidieron profundizar su campaña de argentinización, que desalentaba la contratación de extranjeros por considerarlos sospechosos de propagar ideas revolucionarias y promocionaba el ingreso de obreros criollos, principalmente procedentes de Catamarca y La Rioja. Paradójicamente, el principal dirigente de la huelga había sido el criollo Rufino ‘el Negro' Gómez. Por entonces en Plaza Huincul existía un activo grupo de obreros comunistas rusos y ucranianos, pero sin el nivel de organización de sus pares del Golfo San Jorge.12
En ese contexto, el 14 de mayo de 1932, un obrero polaco que había sido despedido atentó contra el principal tanque de almacenamiento de petróleo de la destilería de en Plaza Huincul. Provocó una fuerte explosión y un incendio de gran magnitud. Según la versión oficial, se suicidó al ser sorprendido. El hecho fue abordado por la Dirección de YPF como un "posible atentado comunista". Días antes se habían registrado incendios menores y, a causa de ello, otro obrero polaco estaba detenido. El 28 de mayo el periódico anarquista Ideas, de La Plata, saludó el atentado como una respuesta proletaria a la represión sufrida por los huelguistas comodorenses.
Aunque el gobierno nacional intentó quitarle connotación política y atribuyó lo ocurrido a un obrero con desequilibrios mentales, se realizaron allanamientos en el campamento y fueron detenidos varios trabajadores polacos. Según relata Gadano, luego de esos hechos, efectivos de la división Orden Social de la Policía de la Ciudad (predecesora de la Federal) se infiltraron entre el personal para investigar el origen de los atentados.
El 29 de julio el secretario de la Gobernación informó al ministro del Interior que esa madrugada un "individuo de apariencia ruso", presuntamente intentó incendiar la destilería de los Yacimientos Fiscales. "Sorprendido por el sereno cruzáronse varios tiros de revólver resultando éste herido y huyendo el incendiario. Inmediaciones del lugar encontráronse trozos de estopa empapados en nafta, material destinado a servir de mecha. Hasta el momento este presunto incendiario no ha sido capturado".
Esa fue la última aparición de la que se tiene registro. El fantasma ruso con los años dejó su lugar a otros fantasmas, también utilizados como chivos expiatorios, que renovaron la pregunta: ¿qué nos dice el espectro?
* Publicado en la revista + Neuquén (abril 2019) y actualizado el 16.07.2025.
Fuentes bibliográficas
Bilsky, Edgardo (1984). La Semana Trágica. Bs. As. Centro Editor de América Latina. Biblioteca Política Argentina, tomo 50.
Bilsky, Edgardo et al. (1987). El movimiento obrero judío en la Argentina. Bs. As. AMIA Comunidad Judía de Buenos Aires.
Gadano, Nicolás (2006). Historia del petróleo en la Argentina. 1907-1955: Desde los inicios a la caída de Perón. 1ra Edición, 1ra reimpresión. Bs. As. Edhasa.
García, Marcelo (2016). Simón, el primer despedido petrolero de 1907, y las lecciones para el feroz ajuste del presente. Comodoro Rivadavia. El Extremo Sur, 14 de diciembre. (on line)
Gómez, Rufino (1973). La Gran Huelga Petrolera de Comodoro Rivadavia (1931-1932). Buenos Aires. Ediciones Centro de Estudios.
Heger Wagner, Tomás (2010). Guardianes del Orden. Primera recopilación de datos y antecedentes históricos de la policía de Neuquén 1879-2000. Neuquén. Edición del autor. Tomo III.
Masés, Enrique et al. (1994). El mundo del trabajo: Neuquén (1884-1930). Neuquén. G.E.Hi.So. Universidad Nacional del Comahue.
Taranda, D.; Masés, E.; y Bonifacio, J.L. (2007). La protesta social en Neuquén. Viejas y nuevas formas. Neuquén. Educo Editorial. Universidad Nacional del Comahue.
Ubertalli, Jorge L. (2010). El enemigo rojo. La Represión al Comunismo en la Argentina, 1ra Edición, Avellaneda, Acercándonos Editorial.
Notas
1 El Cristiano Errante, "Ecos del desierto", en La Acción Obrera, 7 de julio de 1912, p. 2.
3 En La Protesta 29 de enero de 1919 dice al respecto: "En esta localidad se constituyó, por un grupo de compañeros, un centro obrero de instrucción popular, el que hará propaganda entre los trabajadores del campo".
4 Entre 1922 y 1923 funcionó en Roca un sociedad de resistencia de Obreros Panaderos y, en 1927, en la misma localidad fueron fundadas sociedades de Obreros Ladrilleros y de Albañiles, pero tuvieron corta vida.
6 No hallamos registros sobre B. Herman, posiblemente se trate de German Boris Wladimirovich, que participó de intento de expropiación junto a Andrés Babby.
10 La Protesta, 24.04.1923 y 01.11.1923. Más información sobre la Agrupación de Obreros Rusos de Gral Roca en Cartas a Golos Truda.
11 El 4 de marzo de 1925 la Jefatura de Policía del Territorio informó al gobernador Denis que los pozos 12 y 15 de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales habían sufrido daños intencionales causados por personas extrañas. El escueto Parte Diario concluye con el formalismo de rutina: "Practica averiguaciones e instruye sumario". El resultado de esa instrucción es una incógnita. Parte Diario Nº 119, 4 de marzo de 1925. Parte Diario UC 7 1924-1925. Fuerzas de Seguridad. Sistema Provincial de Archivos del Neuquén.
12 Algunas referencias pueden encontrarse en Ubertalli, 2010, pp. 53-54.