Opinión

Daniel Feierstein: "Dejó de dar vergüenza ser mala persona"

En una entrevista concedida al programa "Mover al futuro" (lunes a viernes de 16 a 18 horas por FM La Patriada), el sociólogo e investigador Daniel Feierstein compartió su mirada sobre el momento político y social que atraviesa el país.

Feierstein advirtió que "la trampa de pensar qué es un discurso de odio es creer que se trata solamente de un discurso", y sostuvo que lo que se vive actualmente "no lo hemos experimentado nunca antes en estos términos".

El especialista describió un clima social marcado por "una irradiación muy generalizada de las peores emociones que tenemos", diferenciando el contexto actual del de la última dictadura:

"La dictadura logró más bien imponer el ‘no te metas'; esto, en cambio, es una liberación de lo peor de cada uno de nosotros".

Feierstein también apuntó contra la actitud del actual gobierno nacional, al que describió como "un gobierno que se jacta de ser cruel", y trazó paralelismos con el golpe de 1955, aunque con diferencias clave:

"En aquel momento eran sectores encapsulados en instituciones muy importantes; la diferencia fundamental es a qué sectores afecta hoy y esa capacidad de irradiación".

Aunque reconoció que "son iniciativas fascistas", remarcó que "no toda la gente que se deja atravesar por ellas lo es". En ese sentido, identificó la desaparición de Santiago Maldonado como "un punto de quiebre donde empieza a emerger este proceso".

Feierstein advirtió sobre el riesgo de reducir el análisis a una sola figura: "Si uno lo centra en Javier Milei, no entiende un proceso mucho más profundo". Y agregó: "Ningún proceso es eterno ni inevitable; el problema es cómo lo enfrentamos".

También cuestionó ciertas respuestas del campo opositor: "Algunas iniciativas tratan de hacer lo mismo, pero en dirección contraria, y eso es una trampa infernal".

Finalmente, convocó a construir alternativas colectivas: "Hay que empezar a generar lazos de solidaridad que permitan procesos de resistencia. No creo para nada que la corrección política ni la tibieza albertista sean herramientas válidas. No hay que despreciar el enojo, pero el tema es hacia dónde lo direccionamos".

Con información de APU