Salah, una voz casi solitaria del fútbol frente a la masacre en Gaza Por Ezequiel Fernández Moores
La FIFA, al menos, prefirió guardar silencio. El mismo silencio que tiene Gianni Infantino desde hace muchos años. Pero la UEFA no. En sus redes, la Unión del Fútbol Europeo entendió que debía decir algo sobre la muerte de Suleiman al-Obeid, "el Pelé palestino". Le dio el "adiós" y lo describió como "un talento que dio esperanza a innumerables niños, incluso en los momentos más difíciles". Jamás se imaginó el reclamo que llegaría de parte de Mo Salah, el crack de Liverpool, "el Pelé egipcio". "¿Puede decirnos cómo murió, dónde y por qué?", le pidió Salah a la UEFA. Tarde, la UEFA se dio cuenta que, antes que publicar un mensaje tan banal, habría sido mejor permanecer en silencio.
Suleiman al-Obeid, de 41 años, fue asesinado el miércoles pasado en el sur de Gaza por balas del Ejército israelí, cuando, como tantos otros, fue desesperado en busca de comida a uno de los puestos que maquillan el plan de hambruna impuesto por Israel en el genocidio que sufre Gaza. Su muerte fue informada por la Asociación Palestina de Fútbol (PFA). Es el futbolista número 421 muerto en el conflicto, 103 de ellos niños que jugaban en escuelas. Niños que aspiraban a ser otro Pelé, Messi o Maradona. No son del Primer Mundo, ni figuras promisorias de potencias futboleras. No son futuros Neymar, Luis Díaz ni Messi. Son palestinos. Certificado de omisión.
A la ocupación histórica, a la represión agravada tras la masacre de Hamas del 7 de octubre de 2023, le sigue desde hace semanas un plan de hambruna. Hay registros de cómo se puede planificar matar a un pueblo de hambre. Lo contó días atrás Martín Caparrós en el diario El País. Los registros son del nazismo, la matanza del pueblo judío por parte de Hitler. El diario inglés The Guardian documentó a su vez días atrás el "plan mortal" del Ejército israelí a los puestos de comida que Israel y Estados Unidos organizan en Gaza. "Evidencia visual, balas, datos médicos, patrones de lesiones de dos hospitales, entrevistas con organizaciones médicas y cirujanos, treinta videos, más de dos mil heridos, al menos once días con disparos de ametralladora, cascos de bala recuperados, cuarenta y ocho días de investigación". Todo ello, dice el diario, "parece mostrar un patrón israelí sostenido de disparos contra palestinos que buscan comida".
Exactamente eso buscaba Suleiman al-Obeid, goleador asesinado y a cuya muerte la UEFA publicó su "homenaje" ridículo. Suele servir para estos casos una vieja frase del arzobispo sudafricano Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu: "si eres neutral cuando el elefante aplasta a la hormiga, seguramente la hormiga no apreciará tu neutralidad". Salah es una institución en el fútbol egipcio. Su vida es estudiada en las escuelas. Su voz, casi solitaria en el gran establishment del fútbol, sirve al menos para exponer la hipocresía de la UEFA, que no es exclusiva del fútbol, claro. "Europa -dijo unas semanas atrás el ex presidente español del Parlamento Europeo Josep Borrell- ha perdido su alma en Gaza". Es cierto, la magnitud del desastre comienza a provocar algunas reacciones. En el mientras tanto, se acumulan los muertos.
En las redes algunos parecen correr por izquierda a Salah reprochándole que se acuerda "tarde" de Gaza. Omiten (parte del "troleo") que Salah pide por Gaza desde hace tiempo. Y que dona dinero al pueblo palestino. "Las masacres deben cesar. La ayuda humanitaria a Gaza debe permitirse de inmediato", pidió en un video de hace dos años, tiempo en el cual murieron ya más de sesenta mil palestinos, más de cuatrocientos de ellos futbolistas. Obeid, jugó 24 partidos y tiene dos goles en la selección palestina. Más de cien goles en su carrera. Acaso el apodo de "Pelé palestino" pueda sonar exagerado, se burlan otros en las redes. Son los que repiten también que uno de los cinco periodistas de Al Jazzeera asesinados en las últimas horas era miembro de Hamas. Las propias organizaciones internaciones de periodistas piden pruebas de la acusación. Y como si ello avalara todas las muertes. Cerca de doscientos periodistas han sido asesinados en el conflicto.
Ya no alcanza la carta de "antisemitismo" o "cómplice de Hamas". Las protestas en Tel Aviv crecen. Igual que estallaron el último fin de semana en distintas capitales del mundo, Buenos Aires incluída. En Londres la policía detuvo a cientos. Marcharon también en Chile. Allí, en la Primera división, juega el club Palestino. El viernes pasado, triunfo 2-0 ante Iquique, salieron apenas cuatro de los once jugadores de Palestina al campo de juego. Faltaban siete. Es la cantidad de niños que mueren cada noventa minutos en Gaza. El símbolo elegido para denunciar la masacre.
Fuente: El Destape
Por Ezequiel Fernández Moores
La FIFA, al menos, prefirió guardar silencio. El mismo silencio que tiene Gianni Infantino desde hace muchos años. Pero la UEFA no. En sus redes, la Unión del Fútbol Europeo entendió que debía decir algo sobre la muerte de Suleiman al-Obeid, "el Pelé palestino". Le dio el "adiós" y lo describió como "un talento que dio esperanza a innumerables niños, incluso en los momentos más difíciles". Jamás se imaginó el reclamo que llegaría de parte de Mo Salah, el crack de Liverpool, "el Pelé egipcio". "¿Puede decirnos cómo murió, dónde y por qué?", le pidió Salah a la UEFA. Tarde, la UEFA se dio cuenta que, antes que publicar un mensaje tan banal, habría sido mejor permanecer en silencio.
Suleiman al-Obeid, de 41 años, fue asesinado el miércoles pasado en el sur de Gaza por balas del Ejército israelí, cuando, como tantos otros, fue desesperado en busca de comida a uno de los puestos que maquillan el plan de hambruna impuesto por Israel en el genocidio que sufre Gaza. Su muerte fue informada por la Asociación Palestina de Fútbol (PFA). Es el futbolista número 421 muerto en el conflicto, 103 de ellos niños que jugaban en escuelas. Niños que aspiraban a ser otro Pelé, Messi o Maradona. No son del Primer Mundo, ni figuras promisorias de potencias futboleras. No son futuros Neymar, Luis Díaz ni Messi. Son palestinos. Certificado de omisión.
A la ocupación histórica, a la represión agravada tras la masacre de Hamas del 7 de octubre de 2023, le sigue desde hace semanas un plan de hambruna. Hay registros de cómo se puede planificar matar a un pueblo de hambre. Lo contó días atrás Martín Caparrós en el diario El País. Los registros son del nazismo, la matanza del pueblo judío por parte de Hitler. El diario inglés The Guardian documentó a su vez días atrás el "plan mortal" del Ejército israelí a los puestos de comida que Israel y Estados Unidos organizan en Gaza. "Evidencia visual, balas, datos médicos, patrones de lesiones de dos hospitales, entrevistas con organizaciones médicas y cirujanos, treinta videos, más de dos mil heridos, al menos once días con disparos de ametralladora, cascos de bala recuperados, cuarenta y ocho días de investigación". Todo ello, dice el diario, "parece mostrar un patrón israelí sostenido de disparos contra palestinos que buscan comida".
Exactamente eso buscaba Suleiman al-Obeid, goleador asesinado y a cuya muerte la UEFA publicó su "homenaje" ridículo. Suele servir para estos casos una vieja frase del arzobispo sudafricano Premio Nobel de la Paz Desmond Tutu: "si eres neutral cuando el elefante aplasta a la hormiga, seguramente la hormiga no apreciará tu neutralidad". Salah es una institución en el fútbol egipcio. Su vida es estudiada en las escuelas. Su voz, casi solitaria en el gran establishment del fútbol, sirve al menos para exponer la hipocresía de la UEFA, que no es exclusiva del fútbol, claro. "Europa -dijo unas semanas atrás el ex presidente español del Parlamento Europeo Josep Borrell- ha perdido su alma en Gaza". Es cierto, la magnitud del desastre comienza a provocar algunas reacciones. En el mientras tanto, se acumulan los muertos.
En las redes algunos parecen correr por izquierda a Salah reprochándole que se acuerda "tarde" de Gaza. Omiten (parte del "troleo") que Salah pide por Gaza desde hace tiempo. Y que dona dinero al pueblo palestino. "Las masacres deben cesar. La ayuda humanitaria a Gaza debe permitirse de inmediato", pidió en un video de hace dos años, tiempo en el cual murieron ya más de sesenta mil palestinos, más de cuatrocientos de ellos futbolistas. Obeid, jugó 24 partidos y tiene dos goles en la selección palestina. Más de cien goles en su carrera. Acaso el apodo de "Pelé palestino" pueda sonar exagerado, se burlan otros en las redes. Son los que repiten también que uno de los cinco periodistas de Al Jazzeera asesinados en las últimas horas era miembro de Hamas. Las propias organizaciones internaciones de periodistas piden pruebas de la acusación. Y como si ello avalara todas las muertes. Cerca de doscientos periodistas han sido asesinados en el conflicto.
Ya no alcanza la carta de "antisemitismo" o "cómplice de Hamas". Las protestas en Tel Aviv crecen. Igual que estallaron el último fin de semana en distintas capitales del mundo, Buenos Aires incluída. En Londres la policía detuvo a cientos. Marcharon también en Chile. Allí, en la Primera división, juega el club Palestino. El viernes pasado, triunfo 2-0 ante Iquique, salieron apenas cuatro de los once jugadores de Palestina al campo de juego. Faltaban siete. Es la cantidad de niños que mueren cada noventa minutos en Gaza. El símbolo elegido para denunciar la masacre.
Fuente: El Destape