El proceso de concentración de la tierra no es un efecto ignorado en ámbitos gubernamentales. Documentos oficiales, resaltan el potencial que tiene Argentina para la producción a gran escala de hidrógeno bajo en carbono gracias a la "disponibilidad de tierras", sobre todo en la Patagonia. Las cientos de miles de hectáreas de tierras fiscales cedidas en uso por el Gobierno de Río Negro llamaron la atención sobre las extensiones que requieren estos proyectos. Sin embargo, en Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, donde el proceso de acaparamiento de tierras sucede a partir de la compra o el arriendo de campos, no han generado preocupación más allá de las entidades ruralistas.
El anuncio de la inversión de USD 8.400 millones para la producción de hidrógeno y amoníaco verdes, realizado por la compañía australiana Fortescue Future Industries en noviembre de 2021, fue respondido por el Gobierno de Río Negro con la cesión en uso de hasta 650.000 ha de tierras fiscales para la instalación de parques eólicos. La Coordinadora del Parlamento Mapuche Tehuelche repudió la decisión, dado que esas tierras no están vacías, no son un desierto, sino que forman parte del territorio ancestral de ese pueblo, y allí viven comunidades y familias dispersas. Manifestaron el rechazo a un proyecto que les afecta y por el cual se les tendría que haber consultado de manera previa, libre e informada, como establece la legislación vigente. También organizaciones conservacionistas criticaron la cesión de tierras porque afecta el Área Natural Protegida Meseta de Somuncurá, donde en los últimos años fue reintroducido el cóndor andino, un ave en peligro de extinción.
Las cientos de miles de hectáreas de tierras fiscales cedidas en uso por el Gobierno de Río Negro llamaron la atención sobre las extensiones que requieren estos proyectos. Sin embargo, en las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, donde el proceso de acaparamiento de tierras sucede a partir de la compra o el arriendo de campos, es decir, de negocios entre privados, no han generado preocupación más allá de las entidades ruralistas. En el caso de Chubut, los productores consultados no centraron sus cuestionamientos en la creación de latifundios energéticos, sino en que la carrera inmobiliaria agrava la crisis de la ganadería ovina, porque así se vacían y abandonan más campos.
Cabe destacar que el proceso de concentración de la tierra no es un efecto ignorado en ámbitos gubernamentales. Documentos oficiales, elaborados durante el gobierno de Alberto Fernández, resaltan el potencial que tiene Argentina para la producción a gran escala de hidrógeno bajo en carbono gracias a la disponibilidad de tierras.
Tierra de vientos
Actualmente, las provincias de Buenos Aires y de Chubut son las principales generadoras eólicas del país.[i]
En 2023, cuatro de los cinco parques más productivos se encontraban en la Patagonia Central: Loma Blanca I, Loma Blanca III, Loma Blanca II y Loma Blanca VI.[ii] Cabe recordar que Chubut fue pionera en generación eólica: en 1994 se inauguró el Parque Eólico Antonio Morán en Comodoro Rivadavia, que constituyó un hito a nivel sudamericano.
En 2007, durante el primer gobierno de Cristina Fernández, se sancionó la Ley 26190 que estableció que las fuentes renovables debían cubrir el 8 % de la demanda eléctrica en 2016. Dos años después, se puso en marcha el programa de Licitación de Generación Eléctrica a partir de Fuentes Renovables (Genren), y en Chubut fueron adjudicados nueve parques, de los que se construyeron tres: Rawson I y II y Loma Blanca IV (actual P. E. Trelew). No se alcanzaron las metas fijadas en esa ley, y en 2015, hacia el final de la segunda presidencia de Cristina Fernández, se sancionó otra norma de fomento, la Ley 27191, que fijó como meta el aumento progresivo de la generación y la obligación para los grandes usuarios de cubrir el 8 % de su demanda eléctrica con renovables.
La nueva ley dio un marco a las políticas implementadas por su sucesor, Mauricio Macri, quien en 2016 impulsó el Programa de abastecimiento de energía eléctrica a partir de fuentes renovables (RenovAr). Al año siguiente, a través de la resolución 281 del Ministerio de Energía y Minería, el entonces presidente habilitó a los grandes usuarios a elegir a sus proveedores y negociar un convenio de compra, creándose el Mercado a Término de las Energías Renovables (MATER). Desde entonces, se pusieron en marcha los parques Aluar (etapas I, II, III y IV), Chubut Norte (I, II, III y IV), Loma Blanca (I, II, III y VI), Puerto Madryn (I y II), Rawson (III), Malaspina, Manantiales Behr, Garayalde, Kosten y Diadema II.
Actualmente en Chubut hay 170.000 hectáreas afectadas por centrales de generación eléctrica renovable no convencional y térmica, distribuidas en los departamentos Escalante, Florentino Ameghino, Rawson y Biedma.[iii] Esas superficies se adquirieron o arrendaron para montar los parques o las centrales térmicas, aunque no necesariamente fueron intervenidas en su totalidad con la apertura de caminos y la construcción de las infraestructuras necesarias para la generación y transmisión de electricidad.
La mayoría de esos campos ingresaron a la generación eléctrica en los últimos quince años como consecuencia de las políticas de promoción de las fuentes renovables no convencionales. Alrededor de 100.000 de esas hectáreas corresponden a los predios donde se construyeron las diferentes etapas de los parques Aluar, Chubut Norte, Loma Blanca, Puerto Madryn, Rawson y Trelew, en el noreste de la provincia.
Este proceso no despertó críticas en la provincia. La transformación se produjo en el marco de dos procesos convergentes: la mencionada implementación de políticas de impulso a la generación renovable no convencional y la crisis de la ganadería ovina. Según Ricardo Irianni, presidente de la Sociedad Rural del Valle Irrigado del Río Chubut (VIRCh), la instalación de los parques eólicos en el noreste de Chubut no modificó el escenario de la actividad ganadera, porque se realizó en campos que no tenían hacienda o tenían muy poca, por lo que no impactó en el stock ovino.[iv] Esto marca la diferencia con lo sucedido en los últimos años con la compra y el arriendo de campos para la producción de hidrógeno verde.
Compro, compro
La empresa Argentina Fortescue Future Industries S. A. -subsidiaria de la compañía australiana- empezó a comprar campos en el noreste de Chubut en 2022 y extendió sus operaciones hasta fines de 2024. El dirigente rural Ricardo Irianni coincide en que actualmente hay un impasse o "al menos no se da con la intensidad de los últimos tres años". Sin embargo, asegura que siguen acercándose productores a la sede de la Sociedad Rural a plantear que les interesaría contactarse con la empresa para vender su campo.
En los últimos años, la compra y el arriendo de campos para la instalación de parques eólicos vinculados a proyectos de hidrógeno verde genera preocupación entre los ganaderos porque los predios dejaron de ser productivos y quedaron abandonados. Eso profundiza problemáticas actuales como la proliferación de predadores que atacan al ganado, el abigeato y los incendios de pastizales. Según estadísticas oficiales, citadas por el referente de la Federación de Sociedades Rurales del Chubut, Osvaldo Luján, el 30 % de los campos de la provincia están abandonados, mientras que el stock ovino, que en el pasado llegó a ser de 5,5 millones de ovejas, en noviembre de 2024 era de 2,3 millones.[v]
Los ruralistas no se oponen a los proyectos de hidrógeno verde, pero plantean que el Estado provincial debe intervenir para que sea posible la convivencia entre la producción ganadera y la generación eólica. "La soberanía territorial y la ocupación del territorio con actividades productivas es fundamental para el desarrollo de la Patagonia", sostuvo Luján, entrevistado en un programa radial, y advirtió que es necesario "generar proyectos que no solo se enfoquen en la exportación de energía, sino que también beneficien a las comunidades locales".[vi]
Según los técnicos del INTA que fueron consultados al respecto, la superficie de los predios comprados por Fortescue variaba entre las cuatro y las seis leguas cuadradas (entre 9000 y 14.000 hectáreas).[vii] Los dirigentes ruralistas entrevistados, por su parte, señalaron que la compañía no tomaba en cuenta la superficie de los predios, sino su ubicación. Todas las fuentes coinciden en que la cercanía al tendido de alta tensión del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) es una constante, es decir, un factor que pone en valor las tierras. Aunque tampoco fue una regla inquebrantable, aseguran que en la vorágine compradora, la empresa adquirió tierras en Paso de Indios, a unos 200 km del interconectado.
Cuando comenzó a adquirir tierras, Fortescue se concentró en el noreste de Chubut, de la Ruta Nacional 3 hacia el oeste. Según Javier Trucco, presidente de la Federación de Sociedades Rurales del Chubut, Fortescue inicialmente compró campos a USD 16 la hectárea en los departamentos Telsen, Biedma y Gaiman, en un área delimitada por el valle del Chubut hasta el límite con Río Negro, y desde Telsen hasta la costa, sin contar la Península Valdés.[viii]Luego el precio fue aumentando y la empresa también comenzó a arrendar. Estas tierras se encuentran "cerca" de Sierra Grande, donde se anunció que construirían la planta de producción de hidrógeno verde.
En marzo de 2022, meses antes de que la Legislatura de Río Negro sancionara la ley por la que cedió en uso hasta 650 000 ha de tierras fiscales, Fortescue ya había comprado alrededor de 250.000 ha en el noreste de Chubut.[ix] La compra masiva de campos causó preocupación en la Sociedad Rural del VIRCh porque la empresa adquirió tanto campos vacíos, sin actividad productiva, como campos productivos. En la entrevista con Irianni, este citó el caso de un productor que tenía 7.000 ovejas y decidió vender todo. Según la Estrategia Provincial para el Sector Agroalimentario 2023, los productores con más de 5.000 cabezas pertenecen al segmento mejor posicionado en el agro chubutense: representan el 4 % del sector y concentran el 36% del stock ganadero.[x]
El raid inmobiliario de Fortescue continuó al sur del valle del río Chubut; la compañía australiana se concentró en una franja delimitada por el río Chico, la Ruta Nacional 3 y el límite con la provincia de Santa Cruz. Referentes ruralistas aseguran que los campos que quedaron al margen de las operaciones tenían "problemas de papeles", como sucesiones en trámite. "Esos campos, improductivos y abandonados, años atrás, era imposible venderlos, por más que estuvieran regalados", aseguró Trucco. "La compra masiva de tierras hizo que los precios aumentaran; en el sur de la provincia se llegó a pagar cuarenta, cuarenta y cinco dólares la hectárea".
Al boom inmobiliario en Chubut se sumaron otras compañías, como la polaca Green Capital, que arrendó campos en el departamento de Escalante para evaluar su potencial eólico con miras a producir hidrógeno verde y derivados. En medios periodísticos trascendió que la empresa necesita 200.000 hectáreas para desarrollar su proyecto.[xi] Según fuentes consultadas, esta firma propone un esquema diferente a los propietarios de los campos. En lugar de arrendarles por 70 años, como Fortescue, y pagarles un canon preestablecido, alquila los predios durante el período de mediciones de vientos y, en caso de tener interés en instalar un parque eólico, le proponen al dueño asociarse y cobrar un porcentaje de acuerdo a la productividad del parque
Según estimaciones de Irianni, al momento de ser redactado este informe, Fortescue concentra más de 700.000 hectáreas entre campos propios y alquilados. En el término de aproximadamente cuatro años, la compañía pasó de no tener presencia en el país a controlar una superficie equivalente al 3 % de la provincia de Chubut (cerca de dos veces la Península Valdés). Si bien la superficie de los predios comprados o alquilados varía, se trata en su mayor parte de medianos productores, mas no de grandes. Las tierras compradas por Fortescue estaban distribuidas en varias decenas de unidades productivas que ahora pertenecen a una compañía.
"No estamos en contra de la inversión, pero es necesario complementar esto con normativas que impidan el abandono del campo. Se puede trabajar perfectamente en un parque eólico y seguir produciendo, pero hoy hemos visto que se compraron muchos campos y fueron abandonados", sostuvo el dirigente ruralista Osvaldo Luján en una entrevista radial.[xii] "No podemos hacer nada respecto a la propiedad privada, pero sí me parece importante tener una normativa que permita seguir manteniendo la producción y que mantenga a la gente en el campo", subrayó Luján.
El foco de la crítica está puesto en el vaciamiento de los campos y el abandono de la producción como factores que profundizan la crisis de los productores ganaderos. La concentración de la tierra, en sí misma, no es percibida como un problema. Reclaman que el Estado intervenga para garantizar la convivencia (y rentabilidad) de ambas actividades, pero que esas intervenciones no condicionen la propiedad privada.
Molinos para el desierto
El acaparamiento de tierras para la instalación de parques eólicos es un fenómeno que se intensifica con los proyectos de producción de hidrógeno verde y derivados a gran escala. Las extensiones requeridas para estos proyectos no tienen comparación con las ocupadas actualmente por los parques en funcionamiento. Según datos de Cammesa, la compañía a cargo del mercado eléctrico argentino, hasta abril de 2025 había 69 parques eólicos en funcionamiento, con una potencia instalada de 4.342 MW.[xiii] La mayoría de estos parques tiene una potencia inferior a los 100 MW, mientras que los proyectos asociados al hidrógeno verde están planteados en GW (1.000 MW).
Contabilizamos 11 proyectos de producción de hidrógeno verde y derivados distribuidos en las provincias de Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego; los de mayor escala pertenecen a empresas extranjeras. Un cálculo rápido de la superficie comprometida para estos proyectos supera ampliamente los dos millones de hectáreas: tan solo Fortescue concentra alrededor de 700.000, según estimaciones de dirigentes de la Sociedad Rural. En el mismo sentido, de alcanzarse el desarrollo de todos los proyectos, tal cual los promocionan, la potencia instalada de los parques eólicos sería de varias decenas de gigavatios.
En el caso del proyecto Pampas, Fortescue planeaba instalar tres parques eólicos con una potencia combinada de 2 GW. En una escala similar está el proyecto Orkeke, en Santa Cruz, perteneciente a la firma germano-española Nordex-Acciona, con 2,6 GW de potencia instalada eólica. Y en una escala aún mayor se encuentra Gaucho, que la compañía austríaca RP Global proyecta en Santa Cruz; en la etapa final, aspira a alcanzar una potencia eólica de más de 8,7 GW[xiv]. Solo Gaucho duplica la potencia instalada de todos los parques que actualmente están en operación en el país, estimada por Cammesa en 4,3 GW.
Justamente la posibilidad de "escalar" es uno de los atractivos de la región.En la Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno, presentada por el gobierno de Alberto Fernández en 2023, se señala que los proyectos más competitivos tienen al menos 2 GW de generación renovable. Para lograr esa potencia, la disponibilidad de tierras es clave.[xv]
Los resultados preliminares de la Evaluación Ambiental Estratégica de la Economía del Hidrógeno, difundido también en 2023, van en la misma línea. En el estudio -enfocado en el sur bonaerense y las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (AIAS)- no solo se evaluó el potencial de la región para la producción de hidrógeno verde, sino también para la de hidrógeno azul. Según el documento: "La presencia de condiciones ambientales, infraestructura, capacidades industriales, científicas y técnicas, sumadas a una gran extensión de zonas con aptitudes altas o muy altas para el desarrollo de hidrógeno verde (403 mil km2) [40,3 millones de hectáreas] y zonas con aptitudes altas, muy altas o medias para el hidrógeno azul (604 mil km2) [60,4 millones de hectáreas], hacen del área analizada un territorio casi único en el mundo para producir este vector energético de bajas emisiones".[xvi]
Para contextualizar la magnitud de estas cifras, en el informe comparan la "superficie disponible" con el territorio de Alemania, que tiene 357.392 km². En la Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno hacen un ejercicio similar para ilustrar la ocupación territorial de la producción proyectada en el país a 2050. "Si se considera un escenario en el que toda la producción proyectada de hidrógeno de Argentina (5 Mt) se obtiene a partir de electrólisis de agua y energías renovables, se necesitarán 30 GW de electrolizadores y 55 GW de capacidad de energía renovable para 2050. En base a las tecnologías actuales, esto implicaría instalar entre 6.000 y 8.000 aerogeneradores, ocupando una superficie de 11.000 km2, que equivale a 55 veces el área de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la mitad de la superficie de provincias como Tucumán y Tierra del Fuego. En cuanto a la potencia necesaria de electrolizadores, equivale a 30.000 unidades de 1 MW, 10 veces la potencia instalada en la central hidroeléctrica Yacyretá."[xvii]
Cabe destacar que en esta comparación se estima una superficie de 1,1 millones de hectáreas contiguas de parques eólicos y no las superficies adquiridas o arrendadas para la generación eólica, donde se utiliza un porcentaje reducido para montar los aerogeneradores. Por otra parte, en relación a los 55 GW de capacidad de energía renovable, establecida como horizonte, vale decir que la capacidad de energía renovable actual del país es de 6,2 GW, mientras que la capacidad de energía eléctrica es de 43,6 GW. Estas referencias dan la pauta del crecimiento de la generación renovable que es necesario para alcanzar la meta de producción de 5 Mt anuales de hidrógeno verde y derivados, planteada en la Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno: habría que multiplicar por 10 la capacidad de energía renovable actual y más que duplicar la matriz eléctrica.
Alcanzada la meta, según la Estrategia Nacional, el 20 % de la producción se destinará al mercado local, para descarbonizar los usos actuales del hidrógeno (industrias del acero, petroquímica y refino) y atender los nuevos usos (principalmente combustibles sintéticos). En tanto que el 80 % restante se destinará a abastecer el mercado internacional de vectores energéticos de bajas emisiones.[xviii]
*Periodista, investigador del Observatorio Petrolero Sur. (Anticipo del informe: "Chubut: Tierra, viento y alambrados. Latifundios para una transición energética injusta").
[i]Según el informe Generación Renovable Variable de abril 2025, de Cammesa, la potencia eólica instalada de Chubut es de 1316 MW y la de la provincia de Buenos Aires, 1844 MW.
[vii] En los ámbitos rurales de la provincia, cuando se habla de superficies es más común utilizar la legua como unidad de medida (1 legua cuadrada = 2.331,99 ha.).
[x]Los productores que tienen entre 1.000 y 5.000 cabezas representan el 22 % del sector y el 46 % del stock, mientras que el 74 % de los productores tiene menos de mil cabezas y concentra el 18 % del stock ovino.
[xiii] De los 69 parques en generación, 28 se ubican en la región patagónica (Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego AIAS) y suman 1657 MW de potencia; en el sur bonaerense, los parques son 27, con una potencia total de 1843,8 MW. Mientras, en la región del Comahue solo hay cuatro parques, con una potencia total de 253 MW. Cammesa, abril 2025.