Las rutas patagónicas y los bitrenes La reciente desregulación que habilita la circulación de camiones bitrenes en todo el país abrió un debate sobre los alcances de la medida y sus consecuencias en la red vial argentina.
En una charla exclusiva con un referente del transporte explicó que estos vehículos de gran porte presentan ventajas logísticas claras. "Un bitrén puede cargar hasta un 65% más que un camión convencional. Eso significa que, en lugar de cinco unidades, podrían circular solo dos, con menores costos de combustible y hasta con una reducción en la emisión de carbono", señaló.
Sin embargo, advirtió que el panorama cambia al analizar la infraestructura disponible. "En una autopista de doble carril, el tránsito se ordena sin mayores inconvenientes. Pero si hablamos de rutas de montaña, con curvas cerradas y calzadas deterioradas, la situación es distinta. Ahí la ecuación se complica", indicó.
El impacto sobre el estado de las rutas es otro de los puntos críticos. "El asfalto argentino no está preparado para soportar de manera sostenida el peso de camiones de 60 a 75 toneladas. Esto puede acelerar el desgaste y multiplicar la cantidad de baches y roturas", subrayó.
La mirada regional también pesa en la discusión. "En Córdoba, Rosario o Mendoza, donde hay autopistas, el sistema puede funcionar. Pero en la Patagonia, con rutas angostas y sin mantenimiento, hablar de bitrenes es hablar de un riesgo", expresó el especialista.
De fondo, aparece una pregunta clave: ¿están las rutas nacionales preparadas para recibir a los bitrenes o la medida responde más a necesidades del transporte de carga en el centro del país que a una planificación integral de la logística nacional?
La reciente desregulación que habilita la circulación de camiones bitrenes en todo el país abrió un debate sobre los alcances de la medida y sus consecuencias en la red vial argentina.
En una charla exclusiva con un referente del transporte explicó que estos vehículos de gran porte presentan ventajas logísticas claras. "Un bitrén puede cargar hasta un 65% más que un camión convencional. Eso significa que, en lugar de cinco unidades, podrían circular solo dos, con menores costos de combustible y hasta con una reducción en la emisión de carbono", señaló.
Sin embargo, advirtió que el panorama cambia al analizar la infraestructura disponible. "En una autopista de doble carril, el tránsito se ordena sin mayores inconvenientes. Pero si hablamos de rutas de montaña, con curvas cerradas y calzadas deterioradas, la situación es distinta. Ahí la ecuación se complica", indicó.
El impacto sobre el estado de las rutas es otro de los puntos críticos. "El asfalto argentino no está preparado para soportar de manera sostenida el peso de camiones de 60 a 75 toneladas. Esto puede acelerar el desgaste y multiplicar la cantidad de baches y roturas", subrayó.
La mirada regional también pesa en la discusión. "En Córdoba, Rosario o Mendoza, donde hay autopistas, el sistema puede funcionar. Pero en la Patagonia, con rutas angostas y sin mantenimiento, hablar de bitrenes es hablar de un riesgo", expresó el especialista.
De fondo, aparece una pregunta clave: ¿están las rutas nacionales preparadas para recibir a los bitrenes o la medida responde más a necesidades del transporte de carga en el centro del país que a una planificación integral de la logística nacional?