Petróleo

Comodoro Rivadavia, ante una de sus amenazas más importantes

Comodoro Rivadavia, la denominada "Capital Nacional del Petróleo", lugar que en 1907 presenció el descubrimiento "no accidental" del oro negro, fue la base histórica y el punto de partida de la explotación estatal de hidrocarburos en la Argentina y el motor principal que definió la creación de YPF en 1922.

Desde sus orígenes, la administración de toda la cuenca petrolera del Golfo San Jorge estuvo localizada en el Yacimiento Fiscal o Campamento Central, hoy barrio General Mosconi. En ese contexto se construyó entre 1917 y 1919 un edificio emblemático, actualmente patrimonio histórico de la ciudad, la icónica Administración de YPF. De hecho la creación de YPF en 1922 no hubiera sido posible sin el impulso previo generado en el territorio local por la División de Minas, Geología e Hidrología de la Nación (entre 1907 y 1910) y por la Dirección General de Petróleo de Comodoro Rivadavia (entre 1910 y 1922).

El yacimiento Comodoro Rivadavia (la "Mina fiscal" como se lo conocía originalmente) fue el ámbito que vio nacer la explotación hidrocarburífera estatal y que también acompañó la génesis de la actividad extractiva privada que se desenvolvió en torno a la reserva estatal.

Comodoro Rivadavia fue también el lugar en el que se puso en práctica, desde 1922, el denominado "modelo mosconiano" que vertebró la historia posterior de la actividad petrolera estatal a lo largo y ancho de la República Argentina en los puntos en los que YPF sostuvo su presencia histórica y que luego, en los años 30, 40 y 50 se proyectó también por toda Latinoamérica.

Sucesivas pérdidas

Pero Comodoro Rivadavia ha vivido a lo largo de sus más que centenaria historia una dinámica de sucesivas pérdidas, mayoritariamente por estar expuesta a definiciones realizadas desde fuera de su geografía, generalmente desde Buenos Aires, y sin las necesarias respuestas locales que permitieran modificar o inhabilitar a algunas de tales determinaciones.

Una de esas primeras grandes pérdidas fue la eliminación de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, con capital en esta ciudad, que desde 1944 y hasta 1955 había integrado el ámbito territorial de la Patagonia Central en resguardo de los yacimientos petrolíferos. Decisiones nacionales ligadas a la Ley de Provincialización de los Territorios Nacionales de 1955 e intereses sectoriales del norte del Chubut y del sur de Santa Cruz por participar de la renta petrolera por la vía de las regalías impidieron la continuidad de esta estructura político-administrativa y con ello la ciudad de Comodoro Rivadavia perdió definitivamente su calidad de capital jurisdiccional.

Otra de las grandes pérdidas estuvo asociada, en la década de los '90 con la privatización parcial, luego total y después la extranjerización de YPF en manos de la compañía española Repsol. Este proceso, de enormes consecuencias socioeconómicas (desempleo, subempleo, empobrecimiento, caída de la actividad comercial, etc.) y socioculturales (desarticulación social, crisis de los proyectos de futuro, expansión de la vulnerabilidad, etc.) arrasó la sociedad local y puso al descubierto viejas fracturas históricas (ypefianos vs no ypefianos) que debilitaron en gran medida la capacidad de respuesta frente a la emergencia generada por la política nacional en complicidad con actores empresariales y sindicales extraregionales. Por esos años Comodoro Rivadavia se convirtió en la "Capital Nacional de la Desocupación".

Hace poco tiempo atrás, en el año 2020 en el contexto de la pandemia de COVID 19, volvió a aparecer en el escenario local la amenaza de otra pérdida de gran contenido simbólico e histórico y que proyectaba consecuencias en el plano económico y social: el posible traslado de la administración de YPF, existente desde sus orígenes en esta ciudad a Las Heras, en la provincia de Santa Cruz. Lo que parecía ser una decisión tomada y anunciada "con bombos y platillos" por la entonces gobernadora santacruceña Alicia Kirchner en todos los medios de comunicación de su provincia dejaba al descubierto la debilidad y/o la "vista gorda" de muchos referentes de la dirigencia local y del marco chubutense por tolerar y/o avalar medidas que podrían perjudicar muy seriamente a la ciudad en su actualidad, su proyección futura y su memoria histórica.

La nueva amenaza

Ahora emerge otra amenaza, ya casi totalmente instalada desde las políticas nacionales y que pareciera no tener retorno: la salida definitiva de YPF de la Cuenca petrolera que la vio nacer para la relocalización de inversiones en la Cuenca Neuquina y, sobre todo, en el yacimiento de Vaca Muerta, orientadas fundamentalmente a la explotación no convencional de petróleo y gas. Esta determinación, definida por actores extraregionales de escaso compromiso con la sociedad local, vuelve a instalar, otra vez, el peligro de una profunda crisis socioeconómica cuyos rasgos ya son visibles con el aumento de la desocupación, la pérdida de fuentes laborales, la ralentización de la actividad económica y comercial y otros factores que vuelven a potenciar los peligros que nos atravesaron en la década de los 90.

Pero ahora, la coyuntura parece ser un punto final con pérdidas que no sólo se vinculan al trabajo y la producción, sino que se asocian también con el alejamiento definitivo de una empresa símbolo para un sector importante de la comunidad local, con las rupturas socioculturales, identitarias e históricas que eso representa. Además, la salida de YPF de sus áreas de explotación en la Cuenca del Golfo San Jorge (su Cuenca "madre") deja expuestas una infinidad de urgencias territoriales y sociales, relacionadas con un enorme pasivo ambiental después de 118 años de actividad extractiva, con la orfandad manifiesta de una gran cantidad de bienes históricos ligados a la presencia de la compañía (edificios, monumentos, sitios, clubes sociales, archivos documentales, etc.) y de terrenos distribuidos a lo largo y ancho del ejido municipal de la ciudad de Comodoro Rivadavia cuya transferencia a otros actores parece, al menos, problemática.

Convalidar este acto de "huida de YPF" de su terruño fundacional, que puede sostenerse parcialmente en argumentos productivos, empresariales o rentísticos de coyuntura, sería aceptar mansamente otra nueva gran pérdida para la ciudad que vivió, casi toda su historia, otorgando enormes dotaciones de recursos energéticos al país y recibiendo muy escasas compensaciones como contrapartida. El tiempo dirá si la sociedad local, sus instituciones y alguna parte de su dirigencia estuvieron a la altura del desafío por evitar la convalidación definitiva de esta emergente amenaza de pérdida, una más o quizás la más traumática, en la compleja historia de inestabilidades, desatenciones y quebrantos, propia de la ciudad de Comodoro Rivadavia.

* Daniel Cabral Marques es historiador de la UNPSJB-UNPA