El conflicto laboral que atraviesa el frigorífico DICASUR tuvo en las últimas horas un nuevo episodio de máxima tensión: según el delegado sindical Tomás Ríos, el presunto nuevo inversor, identificado como Damián Dadá, fue agredido físicamente en el marco de las disputas por el futuro de la planta.
Ríos vinculó la agresión con la frustración acumulada entre los trabajadores -quienes denuncian demoras en pagos y condiciones laborales inciertas- y aseguró que la llegada del supuesto inversor se produjo con métodos que, en su opinión, incluyen "aprietes" y maniobras intimidatorias.
"Lo googleé -dijo el dirigente- y ha hecho una estafa grandísima en otras provincias; le pido al pueblo que lo googlee a este hombre", afirmó, y pidió a la comunidad que rechace a quienes llegan "a hacerse los buenitos" mientras dañan la dignidad laboral.
El delegado relató que, además de la agresión que habría sufrido Dadá, el empresario comenzó a comunicarse por separado con los empleados para presionarlos.
"Te llaman de a uno, te pegan una apretada y vos terminas haciendo lo que dicen".
"Trabajo hace 30 años en la carne; sé cómo se manejan estas cosas", comentó.
La polémica incluye, además, un plan atribuido al inversor para reducir drásticamente la planta de personal -pasar de alrededor de 60 operarios a 30 o 35- y una oferta que, según el sindicato, no contempla el pago íntegro de las indemnizaciones adeudadas.
Frente a ese panorama, Ríos puso una condición tajante: que se pague la indemnización al 100% y en un solo pago a los sesenta obreros antes de que cualquier nuevo inversor pueda operar la planta. "Mientras no hagan eso no trabaja nadie en el frigorífico", sostuvo.
La bronca acumulada, según el delegado, no solo se explica por la falta de salarios sino también por la precariedad que están viviendo las familias: "La gente ya viene debiendo la luz, el gas; está al borde de que le corten los servicios. Viene masticando mucha bronca", dijo Ríos, y advirtió que si no hay "transparencia y responsabilidad" la situación podría derivar en nuevas confrontaciones.
Desde el sindicato aseguran que continúan abiertos al diálogo, pero que no permitirán "aprietes" ni rebajas en las condiciones ni en las indemnizaciones.