El mundo

Rusia lanza el Poseidón, su dron nuclear capaz de crear tsunamis radiactivos

Por Carolina Gutiérrez Argüelles

Putin anuncia la prueba del torpedo nuclear Poseidón, diseñado para crear tsunamis radiactivos y esquivar cualquier defensa: Cuando escuchas "torpedo nuclear ruso" suena a algo salido de una película de ciencia ficción, pero es completamente real y fue probado hace unos días. Se llama Poseidón, mide 24 metros de largo, puede sumergirse a más de un kilómetro de profundidad y (según Vladimir Putin) no existe tecnología capaz de detenerlo. Lo más inquietante es su promesa: generar tsunamis radiactivos capaces de borrar del mapa ciudades costeras enteras. En un mundo que apenas sale de pandemias y guerras, la idea de un dron submarino nuclear encendió todas las alarmas.

Un monstruo bajo el mar: ¿Qué es Poseidón?

El Poseidón es un híbrido entre torpedo y dron autónomo. Puede recorrer más de 10.000 kilómetros sin ser detectado y está diseñado para desplazarse en silencio por las profundidades. A diferencia de otros misiles, no depende de satélites, sino que usa un sistema de navegación interno, lo que lo hace prácticamente invisible hasta que decide atacar. Putin lo presentó por primera vez en 2018, pero fue este octubre de 2025 cuando anunció su primera prueba exitosa con propulsión nuclear activa.

En sus palabras, es "un logro tremendo" y un arma que "no tiene igual en el mundo". Suena a orgullo nacional... pero para el resto del planeta, suena a miedo y vulnerabilidad global. Lo más perturbador es su autonomía: el Poseidón puede decidir cuándo y cómo desplazarse, combinando inteligencia artificial básica con un reactor nuclear en miniatura. En teoría, podría cruzar el Atlántico sin intervención humana. Es decir, un dron que nada bajo el mar, cargado con una ojiva de dos megatones y sin posibilidad real de interceptarlo.

Tsunamis radiactivos: la nueva pesadilla de la disuasión nuclear

Más allá del poder destructivo de una ojiva, lo que vuelve al Poseidón tan temido es su modo de ataque. Al detonar cerca de la costa, podría generar olas radiactivas de decenas de metros, contaminando ciudades enteras y volviendo inhabitables zonas completas por siglos. El exfuncionario estadounidense Christopher A. Ford advirtió en 2020 que un arma así podría "inundar las ciudades costeras de Estados Unidos con tsunamis radiactivos".

No se trata solo de destrucción instantánea, sino de una herida ambiental permanente: mares envenenados, ecosistemas muertos, costas fantasmas. Incluso sin ser utilizada, su existencia cambia la forma en que el mundo piensa en la guerra. Ya no se trata solo de misiles apuntando desde el aire, sino de armas que pueden emerger desde el fondo del océano, invisibles, silenciosas y letales.

Putin, Trump y el tablero global de 2025

El anuncio del torpedo llega mientras Rusia y Estados Unidos viven un nuevo congelamiento diplomático. Trump canceló una cumbre con Putin en Budapest y lo instó a "terminar el conflicto en Ucrania en lugar de probar misiles". Rusia respondió demostrando músculo militar: dos pruebas nucleares en una semana.

En un contexto donde las sanciones, los bloqueos energéticos y la expansión de la OTAN marcan la agenda, el Poseidón se convierte en una carta política y psicológica. Más que un arma, es un mensaje al mundo: Rusia sigue siendo una superpotencia capaz de redefinir las reglas del miedo.

Este tipo de demostraciones reaviva una nueva carrera armamentista global, donde potencias como China, India y EE. UU. buscan desarrollar o reforzar tecnologías submarinas de disuasión. Mientras tanto, la sociedad civil observa con una mezcla de horror y agotamiento, preguntándose si los supuestos líderes a los que votamos cada tanto realmente están preparados para manejar el poder que tienen entre manos.

Tecnología, poder y miedo: lo que nos deja el Poseidón

El Poseidón representa el lado más oscuro de la innovación: cuando el ingenio humano no busca avanzar, sino intimidar. Nos recuerda que cada salto tecnológico trae un dilema moral, y que la línea entre "progreso" y "peligro" puede ser delgada como una ola atómica. Aun así, vale la pena mirar de frente lo que significa: el futuro de la guerra ya no está en el cielo, sino bajo el mar.

Detrás del espectáculo geopolítico, hay algo más profundo: una pregunta sobre hasta dónde llega la humanidad para sentirse segura. Mientras los gobiernos invierten millones en nuevas armas, los océanos (los mismos que sostienen la vida en la Tierra) se convierten en campos de batalla invisibles. Y cada avance como el Poseidón nos recuerda que el verdadero peligro no está en las máquinas, sino en quién las controla.

El torpedo nuclear ruso Poseidón no es solo un "avance militar" (???) : es un espejo de nuestra era, donde la tecnología avanza más rápido que la empatía. Mientras los líderes hablan de "disuasión", el planeta entero sigue temiendo que una decisión humana pueda desatar el caos oceánico. La pregunta no es si el Poseidón funciona, sino qué tan lejos estamos dispuestos a llegar para demostrar poder.

Fuente: Ecosfera