Los vehículos particulares concentraron 81,8% de los asaltos. En cuanto a la distribución de siniestros, la Provincia de Buenos Aires concentra el 55,8% del total, seguida por la Capital Federal (17%), Córdoba (4,6%), Neuquén (2,7%), Santa Cruz (2,1%) y Chubut (2%). Tucumán y Santa Fe se ubican en torno al 1,5%, mientras que el resto de las provincias no supera individualmente el 1%.
Tener un vehículo en Argentina se ha convertido en un desafío que va mucho más allá del mantenimiento o los costos de combustible. En un contexto de creciente inseguridad, los conductores deben convivir con el temor constante al robo, una problemática que se mantiene entre las principales preocupaciones urbanas. A pesar de algunos descensos puntuales en los registros de las aseguradoras, los informes de las compañías de rastreo y recuperación vehicular confirman que el delito sigue firme, con modalidades cada vez más violentas y organizadas.
Qué y cuándo roban
El último Indicador Ituran de Robo Vehicular (IRV), elaborado por Ituran Argentina con datos relevados en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, muestra una suba alarmante en septiembre, ya que los robos de autos particulares aumentaron más del 50% respecto al mes anterior. De acuerdo con el reporte, el robo a mano armada continúa siendo la modalidad más utilizada por los delincuentes, representando el 65,38% de los casos. En el 94,12% de los hechos, el escenario fue la vía pública, un patrón que se repite mes a mes y refleja la exposición de los conductores en calles y avenidas, especialmente en horas de alto tránsito.
Según el análisis de la empresa, los automóviles particulares fueron los más sustraídos, con una participación del 81,82%, seguidos por los vehículos utilitarios (7,79%), las pick-ups 4×4 (5,19%) y las motocicletas (5,19%). En cuanto a la distribución geográfica, la zona Oeste del Gran Buenos Aires concentró casi la mitad de los robos (44,87%), seguida por la zona Sur (34,62%), mientras que la Ciudad de Buenos Aires registró un 10,26% y la zona Norte se mantuvo como la menos afectada, con 7,69%.
El estudio también señala que la franja horaria más crítica sigue siendo la tarde-noche (de 18:00 a 24:00), donde se concentra el 51,28% de los hechos. Le siguen las primeras horas de la mañana, entre las 06:00 y las 12:00, con el 23,08%, mientras que la tarde (15,38%) y la madrugada (10,26%) mostraron registros menores. En cuanto a los días de la semana, los jueves fueron los más problemáticos, con el 17,95% de los casos, seguidos por domingo y lunes (15,38%). El sábado fue el día con menor cantidad de hechos (10,26%).
Cabe señalar que más de la mitad de los robos fueron cometidos por dos delincuentes (55,81%), aunque también se registraron casos protagonizados por grupos de cuatro o cinco personas (11,63%). Daniela Medina, gerente de Seguridad y Emergencias de Ituran Argentina, advirtió que "la persistencia del robo a mano armada y la concentración en la vía pública nos obligan a reforzar los hábitos de precaución y aprovechar las herramientas tecnológicas de prevención y recuperación". Por su parte, Franco Taraborelli, gerente general de la firma, remarcó que la tecnología es hoy una aliada clave para anticiparse al delito y brindar información que ayude a fortalecer la prevención.
Bajo porcentaje en Chubut
Sin embargo, el panorama no es uniforme. Un estudio paralelo realizado por el bróker de seguros, sobre los casos reportados en el primer trimestre de 2025, muestra una baja en los robos informados a las aseguradoras, aunque con matices que merecen atención. Según el relevamiento, el porcentaje de robos (totales o parciales) cayó del 17,8% en el primer trimestre de 2024 al 11,4% en el mismo período de 2025. El dato podría interpretarse como una mejora, aunque los especialistas advierten que muchos propietarios optan por coberturas sin protección ante robo parcial, lo que deja fuera del registro un número difícil de estimar de siniestros reales.
El mismo estudio indica, además, que se redujeron los reclamos por rotura de cristales, que pasaron del 9,4% en 2024 al 4% en 2025, aunque esta caída también puede deberse a la modificación de condiciones en las pólizas. En cuanto a la distribución de siniestros, la Provincia de Buenos Aires concentra el 55,8% del total, seguida por la Capital Federal (17%), Córdoba (4,6%), Neuquén (2,7%), Santa Cruz (2,1%) y Chubut (2%). Tucumán y Santa Fe se ubican en torno al 1,5%, mientras que el resto de las provincias no supera individualmente el 1%.
El informe también revela cuáles son las marcas más robadas en el país, con una marcada concentración en cinco fabricantes que representan más del 70% de los casos: Volkswagen (17,3%), Renault (15,1%), FIAT (14,2%), Chevrolet (12,4%) y Ford (11,9%). Ante esto, los especialistas suponen que la elección de los delincuentes responde tanto a la alta demanda de repuestos, como a la facilidad para desarmar ciertos modelos o los hábitos de estacionamiento en zonas más vulnerables.
Más allá de los robos directos, el mercado ilegal de vehículos "mellizos" se ha convertido en un capítulo creciente dentro del delito automotor. De acuerdo con un relevamiento de las ONG Defendamos Buenos Aires y Defendamos la República Argentina, existen más de 80 mil autos mellizos circulando por el país, de los cuales el 80% son camionetas utilitarias y pick-ups.
El modus operandi incluye desde la adulteración del número de chasis y motor hasta la confección de verificaciones policiales apócrifas. Una vez robado, el vehículo se "enfría" -es decir, se mantiene oculto hasta que la policía deja de buscarlo- y luego se revende con una patente que pertenece a un auto legal de iguales características.
El Código Penal argentino prevé penas de tres a ocho años de prisión para quienes falsifiquen o utilicen documentación adulterada de vehículos, aunque la multiplicación de estos casos demuestra que el negocio sigue siendo rentable. Los especialistas recomiendan cerrar las operaciones en el Registro Automotor y verificar personalmente la documentación antes de concretar una compra, ya que la mayoría de las estafas ocurren fuera del horario de atención o a través de transferencias virtuales sin respaldo legal.
Así, entre el aumento de robos violentos, la expansión del mercado ilegal y las estafas con autos mellizos, el panorama del delito automotor en Argentina presenta un desafío complejo que combina inseguridad, impunidad y tecnología. Y es que mientras las cifras fluctúan entre los registros policiales y los informes de aseguradoras, los conductores siguen siendo el eslabón más vulnerable de una cadena delictiva que, lejos de detenerse, se adapta y se perfecciona con cada nuevo mes.
Desafíos del asegurador
El aumento de robos y la inestabilidad económica siguen marcando el pulso del mercado automotor, y a ello se suma un fenómeno que profundiza la complejidad del panorama: el envejecimiento del parque vehicular argentino. De acuerdo con reportes recientes emitidos por la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), la antigüedad promedio de los vehículos que circulan en el país ha alcanzado los 14,3 años. Más aún, se documenta que casi el 60% de la flota total supera la década de antigüedad desde su fecha de fabricación. Esta realidad no es trivial, ya que incide directamente sobre los costos operativos que enfrentan los usuarios, las condiciones de seguridad vial y, de forma particular, sobre la estructura del sistema de seguros nacional.
En este sentido, especialistas del sector, congregados en el 5° Encuentro de Líderes del Mercado de Reposición, han coincidido en señalar la caída sostenida en las ventas de vehículos nuevos como el factor determinante de este fenómeno de envejecimiento. El contraste en las cifras es elocuente, ya que si bien en 2018 se patentaron más de 803.000 unidades, el volumen registrado en 2023 se redujo drásticamente a solo 414.000.
Los efectos de esta antigüedad vehicular se propagan en múltiples direcciones. Para el conductor, el mantenimiento se torna más oneroso y dificultoso, debido a la escasez y al elevado costo de las autopartes originales. Dicha situación a menudo obliga a los propietarios a optar por repuestos alternativos o de procedencia dudosa, comprometiendo potencialmente la seguridad y calidad de las reparaciones.
Paralelamente, el deterioro mecánico propio de los años, sumado a la falta de tecnologías actualizadas, incrementa objetivamente la probabilidad de ocurrencia de siniestros. De hecho, las aseguradoras ya incorporan este riesgo elevado en sus cálculos actuariales. Incluso, en muchos casos, vehículos con más de 10 años de antigüedad son declarados como "destrucción total" aun cuando los daños son reparables, ya que el costo del arreglo supera su valor de mercado residual.
Consecuentemente, esta dinámica repercute de forma directa en el costo de las primas de seguro. Si bien el valor comercial real de algunos vehículos ha podido descender, las pólizas han mantenido una tendencia alcista, lo que genera desconcierto entre los asegurados. En una entrevista con Radio Rivadavia, Daniel Salazar, director ejecutivo de la Asociación de Aseguradores Argentinos (ADEAA), afirmó que la tarificación de las primas no se basa exclusivamente en el valor de tasación del vehículo, sino en un conjunto de factores cuyos costos se han disparado. Entre estos se incluyen el incremento de los robos, la mayor litigiosidad en causas de responsabilidad civil y, crucialmente, el encarecimiento de los repuestos, que en diversos rubros ha superado la suba de los vehículos nuevos.
Gastar menos en el seguro
Como resultado de estas alzas, se ha observado una respuesta defensiva por parte de los asegurados. Se estima que entre el 50% y el 60% ha optado por migrar a coberturas más básicas, reduciendo así el nivel de protección, es decir, se evidencia una notable disminución de personas con seguros amplios que ahora eligen pólizas más elementales, prescindiendo frecuentemente de coberturas como el robo parcial o la rotura de cristales.
Frente a esta coyuntura, y con el objetivo de preservar el equilibrio técnico y la solvencia del sistema, la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) ha emitido la Resolución 589/2025. Esta normativa actualiza las sumas aseguradas y los deducibles del seguro de responsabilidad civil obligatorio (para automotores, vehículos remolcados y transporte público de pasajeros), ajustando los límites conforme a la variación de la tasa de la FACPCE.
A través de esta medida, se ha fijado un límite máximo de $20,8 millones para el seguro obligatorio de responsabilidad civil y de hasta $208 millones para vehículos particulares. En el caso del transporte público, el tope asciende a $676 millones. Adicionalmente, se establecen franquicias obligatorias que, para taxis y remises, alcanzan los $494.000.
La SSN argumentó que la actualización busca preservar la solvencia del sistema asegurador y la protección de los terceros involucrados, adaptando las sumas a la realidad económica del país. En un escenario donde los costos de reparación, los robos y los litigios crecen más rápido que los ingresos de los conductores, el seguro automotor se consolida como un bien esencial, pero también cada vez más difícil de sostener.