De la Patagonia a Uruguay, un recorrido que confirma una década de estudios
La recaptura de dos tiburones gatopardo en la costa uruguaya permitió verificar, por primera vez, un desplazamiento de más de 1.700 kilómetros entre Puerto Deseado y Rocha. El hallazgo, registrado por pescadores y confirmado por programas científicos de ambos países, respalda un modelo migratorio propuesto para la especie en el Atlántico Sur.
El seguimiento de tiburones en el Atlántico Sur sumó este año una pieza clave. Un ejemplar de tiburón gatopardo (Notorynchus cepedianus), marcado en febrero en la ría de Puerto Deseado por investigadores del Laboratorio de Ecología de Peces del CESIMAR-CONICET, apareció ocho meses más tarde en aguas de Rocha, Uruguay. La recaptura, ocurrida el 10 de octubre, confirmó un viaje de más de 1.700 kilómetros y abrió la puerta a nuevas pruebas sobre los desplazamientos de esta especie.
El hallazgo se produjo gracias al registro de pescadores que colaboran con el programa de seguimiento de pesquerías recreativas marinas de la Unidad de Gestión Pesquera Atlántica (UGEPA), dependiente de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos de Uruguay (DINARA). Al capturar un tiburón cerca del Bajo Falkland, notaron una pequeña marca junto a la aleta dorsal y se acercaron a la UGEPA para reportarla. Los técnicos constataron que se trataba de una hembra de 187 centímetros y 26 kilos, proveniente del programa de marcado argentino.
La sorpresa no quedó ahí. Apenas trece días después, el 23 de octubre, otros pescadores artesanales de Costa Azul, Canelones, encontraron un segundo tiburón gatopardo marcado. El ejemplar, un macho de 191 centímetros y 40 kilos, había sido identificado por primera vez en Bahía Blanca en octubre de 2022. Tres años más tarde, su aparición en la costa uruguaya volvió a revelar la amplitud de los movimientos de la especie.
Ambos registros fueron analizados por técnicos de DINARA, quienes corroboraron que las marcas correspondían a dos iniciativas diferentes: una pertenecía al programa del CESIMAR-CONICET y la otra al proyecto "Conservar Tiburones en Argentina", impulsado por WCS Argentina junto al Museo de La Plata y el Museo Argentino de Ciencias Naturales. Gracias a los códigos únicos que llevan estas marcas, se pudieron reconstruir trayectorias, tiempos y crecimiento de los animales.
Para los investigadores argentinos, las recapturas no solo suman datos: confirman hipótesis. "Casi de un extremo al otro de la distribución de la especie, este registro nos permite cerrar más de diez años de trabajo sobre un depredador del Mar Argentino del que se sabía muy poco", explicó el investigador del CESIMAR, Alejo Irigoyen. "Habíamos propuesto un modelo teórico de migración que unía Argentina, Uruguay y parte del sur de Brasil. Con estas recapturas, ya podemos decir que estábamos en lo cierto".
El itinerario de estos dos tiburones gatopardo aporta evidencia concreta de un corredor biológico que conecta la Patagonia con el Atlántico uruguayo. Un puente marino que recién ahora, gracias a la ciencia y a la colaboración de pescadores, empieza a hacerse visible.
La recaptura de dos tiburones gatopardo en la costa uruguaya permitió verificar, por primera vez, un desplazamiento de más de 1.700 kilómetros entre Puerto Deseado y Rocha. El hallazgo, registrado por pescadores y confirmado por programas científicos de ambos países, respalda un modelo migratorio propuesto para la especie en el Atlántico Sur.
El seguimiento de tiburones en el Atlántico Sur sumó este año una pieza clave. Un ejemplar de tiburón gatopardo (Notorynchus cepedianus), marcado en febrero en la ría de Puerto Deseado por investigadores del Laboratorio de Ecología de Peces del CESIMAR-CONICET, apareció ocho meses más tarde en aguas de Rocha, Uruguay. La recaptura, ocurrida el 10 de octubre, confirmó un viaje de más de 1.700 kilómetros y abrió la puerta a nuevas pruebas sobre los desplazamientos de esta especie.
El hallazgo se produjo gracias al registro de pescadores que colaboran con el programa de seguimiento de pesquerías recreativas marinas de la Unidad de Gestión Pesquera Atlántica (UGEPA), dependiente de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos de Uruguay (DINARA). Al capturar un tiburón cerca del Bajo Falkland, notaron una pequeña marca junto a la aleta dorsal y se acercaron a la UGEPA para reportarla. Los técnicos constataron que se trataba de una hembra de 187 centímetros y 26 kilos, proveniente del programa de marcado argentino.
La sorpresa no quedó ahí. Apenas trece días después, el 23 de octubre, otros pescadores artesanales de Costa Azul, Canelones, encontraron un segundo tiburón gatopardo marcado. El ejemplar, un macho de 191 centímetros y 40 kilos, había sido identificado por primera vez en Bahía Blanca en octubre de 2022. Tres años más tarde, su aparición en la costa uruguaya volvió a revelar la amplitud de los movimientos de la especie.
Ambos registros fueron analizados por técnicos de DINARA, quienes corroboraron que las marcas correspondían a dos iniciativas diferentes: una pertenecía al programa del CESIMAR-CONICET y la otra al proyecto "Conservar Tiburones en Argentina", impulsado por WCS Argentina junto al Museo de La Plata y el Museo Argentino de Ciencias Naturales. Gracias a los códigos únicos que llevan estas marcas, se pudieron reconstruir trayectorias, tiempos y crecimiento de los animales.
Para los investigadores argentinos, las recapturas no solo suman datos: confirman hipótesis. "Casi de un extremo al otro de la distribución de la especie, este registro nos permite cerrar más de diez años de trabajo sobre un depredador del Mar Argentino del que se sabía muy poco", explicó el investigador del CESIMAR, Alejo Irigoyen. "Habíamos propuesto un modelo teórico de migración que unía Argentina, Uruguay y parte del sur de Brasil. Con estas recapturas, ya podemos decir que estábamos en lo cierto".
El itinerario de estos dos tiburones gatopardo aporta evidencia concreta de un corredor biológico que conecta la Patagonia con el Atlántico uruguayo. Un puente marino que recién ahora, gracias a la ciencia y a la colaboración de pescadores, empieza a hacerse visible.

