Reclamo de Justicia para Chocobar en la Comunidad Indígena de Chuschagasta exige el derecho al territorio ancestralJavier Chocobar, diaguita de Tucumán asesinado el 12 de octubre de 2009, es el centro de la nueva película de Lucrecia Mertel, reconocida directora de cine. Aunque el momento del crimen está filmado, los condenados siguen libres por la burocracia cómplice del Poder Judicial. Viaje a la Comunidad Indígena de Chuschagasta, que exige el derecho al territorio ancestral.
Por Santiago Camuña
Foto: Nicolás Pousthomis
Fue un 12 de octubre, una de las fechas más sentidas para los pueblos indígenas. Ese día asesinaron al diaguita Javier Chocobar. Sucedió en 2009 en el departamento de Trancas (Tucumán). Tenía 68 años y era dirigente de la Comunidad Indígena de Chuschagasta. El ataque armado que sufrieron los comuneros está filmado y fue en el marco de la defensa de su territorio comunitario contra el avance y atropellos de la familia Amin. A dieciséis años del crimen, la comunidad se mantiene organizada, defiende la tierra y, allí mismo, se estrenó una película sobre Javier Chocobar.
Además de Javier Chocobar, aquel día fueron heridos dos comuneros, uno de ellos de gravedad y con secuelas de por vida. Los tres autores del hecho fueron juzgados y condenados en 2018: Humberto "el niño" Gómez (a 18 años), José Valdivieso (a diez años) y el autor del disparo que mató a Chocobar Darío Amín (a 22 años), quien falleció por Covid en 2021. Sin embargo Gómez y Valdivieso estaban libres desde mediados de 2020, por recursos de su defensa, que terminaron en la Corte Suprema de la Nación (que recién el 24 de octubre pasado declaró "inadmisibles" los recursos extraordinarios, los desestimó y quedó la sentencia firme. Los condenados deberían volver en los próximos días a la cárcel).
Condenados y libres
El juicio por el asesinato se realizó en 2018, pero desde 2020 los condenados estuvieron libres a la espera de la condena firme. Audolio es hijo de Javier Chocobar y manifiesta que fue un desafío para ellos no haberse quedado -tras todos estos años-, sólo en el tema del asesinato: "Quedarse ahí y bajar los brazos, sino que al contrario. Hemos podido seguir adelante en conjunto, en comunidad. Hemos podido lograr el objetivo de las condenas. Pero nos hemos sentido perseguidos, porque en el 2019 se vuelve a tener un juicio oral con la madre de Amín. Salió a favor de la comunidad (el juicio era contra el comunero Ismael Chocobar). Nos hemos sentido perseguidos nuevamente por esta gente asesina".
El abogado de la comunidad, Carlos Garmendia, explica que la sentencia condenatoria del juicio había sido impugnada, se había ha planteado primero un recurso ante la Corte Suprema de Tucumán. "Confirmó esa Corte la condena y estuvo desde mayo de 2023 en la Corte Suprema de Nación, estábamos a la espera que resuelva. Los condenados estaban en libertad, ya que pasaron el plazo máximo de prisión preventiva".
Garmendia precisa que el reclamo de la comunidad no era solamente para que quede firme la sentencia, sino que buscaba que resuelva la situación de las tierras que ocupan y en las que siempre han vivido.
El reclamo de que el Estado avance en el reconocimiento de las tierras comunitarias no es nuevo ni exclusivo de Tucumán. Pero en este caso incluso un sector de Chuschagasta es una expropiación estatal, donde nunca se intervino contra los terceros como Amín, quien dice tener mayores extensiones de tierras.
La cacica de la Comunidad de Chuschagasta, Azucena Cata, aborda el tema de la propiedad comunitaria de los pueblos originarios: "Tanto en el Estado argentino, y sobre todo en Tucumán, está todo parado. No se ve voluntad de querer avanzar en ese proceso, pero no perdemos la fe que en algún momento lo van hacer (el relevamiento para la entrega de tierras). Es una deuda que sigue teniendo el Estado con respecto a la propiedad comunitaria. Queremos que las comunidades puedan vivir tranquilas y se terminen los asesinatos y los atropellos que se viven día a día".
Filmar la historia y la comunidad
La cineasta Lucrecia Martel contactó a la comunidad y viajó a conocerla. Recuerda que vio en Youtube el video del asesinato de Javier Chocobar: "Son cuatro minutos de un enfrentamiento entre un propietario o una persona con (supuestos) títulos sobre la tierra y una comunidad indígena. La persona que llevaba la cámara (Amín) tenía un arma y esa situación para una persona que hace cine es sumamente espeluznante, que alguien que va a filmar también tenga un arma".
Luego de conocer la comunidad, Martel empezó a investigar y, casi 14 años después, presentó su película documental "Nuestra Tierra", el 31 de agosto en el Festival de Venecia.
Audolio Chocobar sintetiza un sentimiento por el que atravesaron estos años: "Hay cosas muy importantes en la película, donde se muestra cómo hemos encarado todo después del asesinato, hasta el día de hoy. Pero no solo se muestra lo que ha venido pasando, sino que también los momentos más tranquilos, el compartir en familia y en algunos eventos. Hemos demostrado una vez más que somos y pertenecemos al territorio donde vivimos y que así hemos podido salir adelante".
Antes de ser llevada al Festival de Venecia la película fue proyectada en el salón comunitario en El Ñorco, con presencia de la directora y la Comunidad Indígena de Chuschagasta como público y protagonista. Martel relató en Venecia que "lo que hicimos durante muchos años fue investigar históricamente la comunidad y los documentos que tenían, tratar de entender dónde, cuál es el origen, qué es lo que permite a un ser humano sentirse legitimado para sacar un revólver y disparar a unas personas".
Sobre el contexto histórico y lo que se enseña en las comunidades, Chocobar cuenta que "en la escuela siempre nos decían que los indios han existido por un tiempo y luego han desaparecido, cuando en realidad no ha sido así". Dice que para ellos ha sido algo muy duro ver la película: "Nos ha costado verla, pero sabemos que es algo muy importante para la comunidad. Se refleja todo lo que ha venido sucediendo. No sólo muestra el dolor que ha atravesado la comunidad, sino que también hay momentos donde la gente se reúne en algunos eventos, donde se muestra la comunidad".
Para Azucena Cata la película "es un material fundamental para la comunidad, donde está reflejada la historia de la de lucha de años, hasta que se produce ese terrible asesinato en octubre de 2009".
El deseo de vivir en paz
Audolio Chocobar remarca la importancia de la participación de los integrantes de la comunidad en la película y también que se escuche a la gente mayor, se los vea. "Ellos cuentan cómo han venido sucediendo los hechos, cómo se vive en la comunidad. También hay participación de algunos jóvenes, es algo importante, porque queda reflejado en una película y así pasarán los años, pero está la película. Va a quedar para las nuevas generaciones, para que sepan por todo el proceso que hemos pasado", explica.
Ver su historia contada fue especialmente difícil para la familia Chocobar y doña Hortensia (viuda de Javier). Audolio Chocobar resume el sentir de su madre: "Para ella es algo positivo, aunque le fue duro recordar todos los momentos que ha vivido con mi papá. A través del relato de las fotos ella explica esos recuerdos, además de poder compartirlas con otras personas. Está un poco emocionada, más que nada por el dolor. Por supuesto que hoy en día sigue con ese vacío, pero por otro lado está muy contenta y satisfecha porque cree que esto es algo para el futuro de sus descendientes, sus nietos, sus bisnietos".
El hijo de Javier y Hortensia afirma: "Ella siempre ha querido que de una vez por todas se entreguen las tierras a la comunidad, para poder vivir en paz. Ella quiere eso, poder vivir en paz lo poco que le queda y que las nuevas generaciones estén tranquilas".
COMUNIDAD INDIGENA DE CHUSCHAGASTA .
Foto: Bruno Cerimele
Edición: Darío Aranda
Fuente: Agencia Tierra Viva
Javier Chocobar, diaguita de Tucumán asesinado el 12 de octubre de 2009, es el centro de la nueva película de Lucrecia Mertel, reconocida directora de cine. Aunque el momento del crimen está filmado, los condenados siguen libres por la burocracia cómplice del Poder Judicial. Viaje a la Comunidad Indígena de Chuschagasta, que exige el derecho al territorio ancestral.
Por Santiago Camuña
Foto: Nicolás Pousthomis
Fue un 12 de octubre, una de las fechas más sentidas para los pueblos indígenas. Ese día asesinaron al diaguita Javier Chocobar. Sucedió en 2009 en el departamento de Trancas (Tucumán). Tenía 68 años y era dirigente de la Comunidad Indígena de Chuschagasta. El ataque armado que sufrieron los comuneros está filmado y fue en el marco de la defensa de su territorio comunitario contra el avance y atropellos de la familia Amin. A dieciséis años del crimen, la comunidad se mantiene organizada, defiende la tierra y, allí mismo, se estrenó una película sobre Javier Chocobar.
Además de Javier Chocobar, aquel día fueron heridos dos comuneros, uno de ellos de gravedad y con secuelas de por vida. Los tres autores del hecho fueron juzgados y condenados en 2018: Humberto "el niño" Gómez (a 18 años), José Valdivieso (a diez años) y el autor del disparo que mató a Chocobar Darío Amín (a 22 años), quien falleció por Covid en 2021. Sin embargo Gómez y Valdivieso estaban libres desde mediados de 2020, por recursos de su defensa, que terminaron en la Corte Suprema de la Nación (que recién el 24 de octubre pasado declaró "inadmisibles" los recursos extraordinarios, los desestimó y quedó la sentencia firme. Los condenados deberían volver en los próximos días a la cárcel).
Condenados y libres
El juicio por el asesinato se realizó en 2018, pero desde 2020 los condenados estuvieron libres a la espera de la condena firme. Audolio es hijo de Javier Chocobar y manifiesta que fue un desafío para ellos no haberse quedado -tras todos estos años-, sólo en el tema del asesinato: "Quedarse ahí y bajar los brazos, sino que al contrario. Hemos podido seguir adelante en conjunto, en comunidad. Hemos podido lograr el objetivo de las condenas. Pero nos hemos sentido perseguidos, porque en el 2019 se vuelve a tener un juicio oral con la madre de Amín. Salió a favor de la comunidad (el juicio era contra el comunero Ismael Chocobar). Nos hemos sentido perseguidos nuevamente por esta gente asesina".
El abogado de la comunidad, Carlos Garmendia, explica que la sentencia condenatoria del juicio había sido impugnada, se había ha planteado primero un recurso ante la Corte Suprema de Tucumán. "Confirmó esa Corte la condena y estuvo desde mayo de 2023 en la Corte Suprema de Nación, estábamos a la espera que resuelva. Los condenados estaban en libertad, ya que pasaron el plazo máximo de prisión preventiva".
Garmendia precisa que el reclamo de la comunidad no era solamente para que quede firme la sentencia, sino que buscaba que resuelva la situación de las tierras que ocupan y en las que siempre han vivido.
El reclamo de que el Estado avance en el reconocimiento de las tierras comunitarias no es nuevo ni exclusivo de Tucumán. Pero en este caso incluso un sector de Chuschagasta es una expropiación estatal, donde nunca se intervino contra los terceros como Amín, quien dice tener mayores extensiones de tierras.
La cacica de la Comunidad de Chuschagasta, Azucena Cata, aborda el tema de la propiedad comunitaria de los pueblos originarios: "Tanto en el Estado argentino, y sobre todo en Tucumán, está todo parado. No se ve voluntad de querer avanzar en ese proceso, pero no perdemos la fe que en algún momento lo van hacer (el relevamiento para la entrega de tierras). Es una deuda que sigue teniendo el Estado con respecto a la propiedad comunitaria. Queremos que las comunidades puedan vivir tranquilas y se terminen los asesinatos y los atropellos que se viven día a día".
Filmar la historia y la comunidad
La cineasta Lucrecia Martel contactó a la comunidad y viajó a conocerla. Recuerda que vio en Youtube el video del asesinato de Javier Chocobar: "Son cuatro minutos de un enfrentamiento entre un propietario o una persona con (supuestos) títulos sobre la tierra y una comunidad indígena. La persona que llevaba la cámara (Amín) tenía un arma y esa situación para una persona que hace cine es sumamente espeluznante, que alguien que va a filmar también tenga un arma".
Luego de conocer la comunidad, Martel empezó a investigar y, casi 14 años después, presentó su película documental "Nuestra Tierra", el 31 de agosto en el Festival de Venecia.
Audolio Chocobar sintetiza un sentimiento por el que atravesaron estos años: "Hay cosas muy importantes en la película, donde se muestra cómo hemos encarado todo después del asesinato, hasta el día de hoy. Pero no solo se muestra lo que ha venido pasando, sino que también los momentos más tranquilos, el compartir en familia y en algunos eventos. Hemos demostrado una vez más que somos y pertenecemos al territorio donde vivimos y que así hemos podido salir adelante".
Antes de ser llevada al Festival de Venecia la película fue proyectada en el salón comunitario en El Ñorco, con presencia de la directora y la Comunidad Indígena de Chuschagasta como público y protagonista. Martel relató en Venecia que "lo que hicimos durante muchos años fue investigar históricamente la comunidad y los documentos que tenían, tratar de entender dónde, cuál es el origen, qué es lo que permite a un ser humano sentirse legitimado para sacar un revólver y disparar a unas personas".
Sobre el contexto histórico y lo que se enseña en las comunidades, Chocobar cuenta que "en la escuela siempre nos decían que los indios han existido por un tiempo y luego han desaparecido, cuando en realidad no ha sido así". Dice que para ellos ha sido algo muy duro ver la película: "Nos ha costado verla, pero sabemos que es algo muy importante para la comunidad. Se refleja todo lo que ha venido sucediendo. No sólo muestra el dolor que ha atravesado la comunidad, sino que también hay momentos donde la gente se reúne en algunos eventos, donde se muestra la comunidad".
Para Azucena Cata la película "es un material fundamental para la comunidad, donde está reflejada la historia de la de lucha de años, hasta que se produce ese terrible asesinato en octubre de 2009".
El deseo de vivir en paz
Audolio Chocobar remarca la importancia de la participación de los integrantes de la comunidad en la película y también que se escuche a la gente mayor, se los vea. "Ellos cuentan cómo han venido sucediendo los hechos, cómo se vive en la comunidad. También hay participación de algunos jóvenes, es algo importante, porque queda reflejado en una película y así pasarán los años, pero está la película. Va a quedar para las nuevas generaciones, para que sepan por todo el proceso que hemos pasado", explica.
Ver su historia contada fue especialmente difícil para la familia Chocobar y doña Hortensia (viuda de Javier). Audolio Chocobar resume el sentir de su madre: "Para ella es algo positivo, aunque le fue duro recordar todos los momentos que ha vivido con mi papá. A través del relato de las fotos ella explica esos recuerdos, además de poder compartirlas con otras personas. Está un poco emocionada, más que nada por el dolor. Por supuesto que hoy en día sigue con ese vacío, pero por otro lado está muy contenta y satisfecha porque cree que esto es algo para el futuro de sus descendientes, sus nietos, sus bisnietos".
El hijo de Javier y Hortensia afirma: "Ella siempre ha querido que de una vez por todas se entreguen las tierras a la comunidad, para poder vivir en paz. Ella quiere eso, poder vivir en paz lo poco que le queda y que las nuevas generaciones estén tranquilas".
COMUNIDAD INDIGENA DE CHUSCHAGASTA .
Foto: Bruno Cerimele
Edición: Darío Aranda
Fuente: Agencia Tierra Viva

