Patagonia
Chubut, más cerca de ser un Estado inviablePor Marcelo García (Especial para EES).
El Estado provincial tiene cada vez menos ingresos y Chubut se encoge en sus principales áreas productivas mientras cuesta horrores generar empleo y valor agregado. El esquema productivo no halle alternativas, la población chubutense deberá convivir y subsistir en una provincia menos poderosa y cerca de ser inviable.
La producción petrolera sigue en franco retroceso. La pesca tuvo un leve repunte pero continúa lejos de los niveles de la década pasada. La producción de aluminio se estancó. El turismo muestra niveles a la baja. Las energías renovables no asoman como una alternativa inmediata.
En el marco general de un país que se achica, reduce su ritmo de consumo interno y expulsa trabajadores de a miles, el panorama para Chubut es cada vez más complicado. Cabe plantearse la urgencia por definir un nuevo esquema económico y productivo, y el poder político debe tomar decisiones urgentes tanto con vistas al futuro inmediato como a largo plazo.
Mientras afrontan una nueva crisis, los gobernantes provinciales y municipales deberían ponerse a planificar el futuro a mediano y largo plazo, elaborar planes productivos sustentables que hagan viable seguir viviendo en una provincia azotada por las políticas nacionales, las crisis internacionales y las propias incapacidades.
Idear, proyectar y plasmar en la realidad el futuro chubutense podría sostenerse en cierto punto por las enormes posibilidades que posee el territorio provincial, tanto en los recursos naturales como en los demás rubros productivos.
Sin embargo, no existe una planificación seria que tenga en el centro de sus prioridades a sus habitantes, sus trabajadores y sus niños nacidos y criados, que deberían tener la oportunidad de un porvenir inclusivo y sostenible, más equitativo social y económicamente.
Durante más de 100 años, primero el territorio nacional y luego la provincia de Chubut se fueron conformando y creciendo a los tumbos. Durante medio siglo fue discrecionalmente manejada por las autoridades nacionales a través de delegados sin gran planificación y apoyados casi exclusivamente en la explotación petrolera que posibilitó la obtención de fondos, trabajo y obras que habilitaron la subsistencia.
Desde la creación de la provincia en 1957, y sacando los largos años de gobiernos de facto que carecieron de autonomía y capacidad, se fueron desarrollando otras actividades productivas como la explotación lanera, la pesquera, la del aluminio y la turística.
Todas tuvieron la característica de generar escaso valor agregado para la provincia, aunque el corazón de la actividad económica siempre estuvo puesto en la explotación petrolera; que tampoco crea grandes volúmenes de valor agregado aunque sí compensa ese desequilibrio con la recaudación de regalías.
Desde Comodoro Rivadavia y los yacimientos del sur chubutense surgieron buena parte de las riquezas que permitieron sobrevivir a los peores momentos provinciales, aunque también afloraron la crisis que golpearon a la zona petrolera e impactaron en el conjunto en Chubut.
En jaque por el petróleo, y endeudados
Las oscilaciones del precio internacional y la desinversión de las petroleras hacen temblar en la actualidad los ingresos del Estado provincial y sus fluctuaciones ponen en jaque a todo Chubut, mientas se incrementa el endeudamiento estatal.
Ninguno de los atajos tomados desde la recuperación de la democracia en 1983 por el peronismo o el radicalismo provincial y nacional -en sus distintas versiones-, ha dado resultados significativos en materia productiva y en el mejoramiento de la calidad de vida.
En el terreno petrolero se sucedieron rotundos y categóricos fracasos a través de las renegociaciones con las operadoras, que no consiguieron aumentar la producción de hidrocarburos ni sostener las fuentes laborales.
Tampoco sirvieron las políticas en materia pesquera ni en ninguno de los otros rubros de la estructura productiva y económica chubutense.
La protección del Estado paternalista nacional que encarnó la ex YPF durante más de 70 años ya no existe, no hay rincón donde cobijarse y los devenires sociales y económicos han quedado en manos de la versión más voraz del capitalismo expoliador y expulsivo.
La liberalización del mercado petrolero y el traspaso de la propiedad de los yacimientos a las provincias las debilitaron ante las grandes operadoras y las colocaron en condiciones desfavorables a la hora de negociar mejores condiciones con las petroleras.
Tajadas mezquinas pero sin desarrollo
Desde el regreso de la democracia en 1983 y en particular desde la privatización de YPF en 1992las clases dirigentes optaron por sacar pequeñas tajadas mezquinas que les posibilitaran mantenerse en el poder y crear una red de clientelismo político que nada tiene que ver con el desarrollo estratégico y sustentable de una provincia rica en posibilidades que padece crisis constantes y sus habitantes -los más necesitados en especial- son los que pagan los platos rotos.
Ese clientelismo impidió crear una estructura productiva sólida en Chubut, que hubiera posibilitado un desarrollo sostenible. Por el contrario, se despilfarraron los 430 millones de dólares cobrados por el radicalismo maestrista en los ’90 como compensación de las regalías petroleras mal liquidadas durante muchos años, luego de apoyar con alborozo la enajenación de YPF.
Las decisiones perjudiciales de un Gobierno nacional que no tiene entre sus prioridades a Chubut –mientras apunta todos sus recursos hacia Vaca Muerta, la minería y la soja– se suman alas que toman los CEOs empresarios de las petroleras que arman sus proyectos a miles de kilómetros de distancia, sin importarles ni sentirse responsables de sus acciones y consecuencias en el aspecto social provincial.
Ese paquete de decisiones político-empresarias llevó a los chubutenses nuevamente hacia una crisis que recién arranca y no se sabe todavía hasta dónde puede llegar.
Ensamblar un nuevo esquema productivo, que sea inclusivo para todos los sectores y en particular que contemple a los excluidos (pobres, indígenas, NyC y foráneos) es un desafío enorme que tiene por delante la dirigencia política; aunque esa responsabilidad recae parcialmente en sus habitantes y su involucramiento.
Saber si la clase política y los habitantes de la provincia estarán a la altura de sus responsabilidades y necesidades, es una incógnita difícil de dilucidar; mientras tanto la declinación continúa y muchos chubutenses comienzan a caerse del mapa social y laboral, otros hacen equilibrio al borde del precipicio, y siempre hay un sector que acumula más allá de la precariedad del contexto social.
Estructura de la economía productiva chubutense
En la economía de Chubut tiene un mayor peso la producción de servicios que la de bienes, que no genera significativos índices de valor agregado. Se puede observar ese rasgo en el formato del Producto Geográfico Bruto (PGB) -comparable al Producto Bruto Interno (PBI) nacional- y las modificaciones que experimentó a lo largo de los últimos 20 años.
La estructura económica y productiva posee una dispersión significativa si se tiene en cuenta su historia esencialmente petrolera. La extracción de hidrocarburos es el rubro de mayor importancia, aunque esa posición de privilegio es compartida por la industria manufacturera a partir de la producción de aluminio.
El tercer rubro en importancia, casi en un pie de igualdad con los otros dos, es el de la construcción. Por detrás se posicionan el transporte y las comunicaciones, las actividades de servicios inmobiliarios y la administración pública.
De las principales actividades productivas provinciales, la extracción de hidrocarburos es la única que aporta fondos al Estado de manera directa a través de las regalías. Todas las demás tributan a través del esquema de impuestos, pero no lo hacen con un canon provincial como el de las regalías.
Las fluctuaciones en el terreno petrolero explican las crisis provinciales que impactan de lleno en la recaudación del Estado provincial, pero también en el ámbito del empleo y la economía en su conjunto como una derivación del consumo en la sociedad chubutense.
Sectores que aportan muy poco
Hay tres rubros que son considerados como significativos en la estructura económica provincial, pero que en el PGB no incidencia de manera significativa. Tanto la pesca como la producción lanera y el turismo –a través de los servicios hoteleros y gastronómicos– poseen una incidencia menor en Chubut, y no logran generar un impacto decisivo en función de sus variaciones.
En los últimos 20 años, el sector que más ha evolucionado en el PGB fue el vinculado al turismo (hoteles y restaurantes) a partir de un crecimiento que se posicionó en el 760% entre 1993 y 2014. Pese a eso mantiene una baja incidencia en el PGB. Más atrás se ubicaron el de la intermediación financiera con el 288% y el sector de transporte y comunicaciones con el 270%.
Los rubros de la salud y el suministro de agua, gas y electricidad junto al de la construcción y la pesca rondaron en incrementos del 180% a lo largo de las dos décadas mencionadas.
Por tratarse de los dos sectores de mayor magnitud en Chubut, los incrementos de la actividad petrolera y la industria manufacturera no han tenido niveles tan elevados, llegando a subas del 75 y 126% respectivamente, retrocediendo el crudo en su incidencia provincial. El único rubro que reflejó una caída en 20 años fue el de la agricultura y ganadería, que retrocedió un 14%.
Producción y empleo
La relación entre los sectores productivos provinciales y el empleo que generan no siempre guarda una estricta relación. La actividad petrolera representó en el cuarto trimestre de 2016 el 12,7% del total del empleo en Chubut, mientras que el rubro de la construcción acaparó el 10% de los trabajadores provinciales.
El comercio minorista generó más empleo que la extracción de petróleo y llegó al 12,8%; seguido por transporte y comunicaciones con el 9%; los servicios jurídicos y contables que concentraron el 5,9%; la pesca con el 4,5%; la producción de alimentos con el 4,2%; la venta y reparación de vehículos con el 3,9%; la hotelería y restaurantes con el 3,7%; los servicios sociales y de salud con el 3,7%; y la agricultura y ganadería con el 3,1%.
Comodoro, la mitad de la economía
Según los informes elaborados por el docente y economista César Herrera a través del Observatorio en Economía de los Recursos Naturales de la Patagonia Sur de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia generó en 2010 el 52% del valor agregado provincial, representando solo la ciudad petrolera más de la mitad del total chubutense. A Trelew le correspondió el 20%, Puerto Madryn el 17%, Esquel el 6% y Rawson el 5% del total del PGB de Chubut.
Herrera determinó que en 2010 el PGB de Chubut era de 48.953 pesos per cápita; aunque esa cifra se incrementaba a los 65.543 pesos por habitante en Comodoro Rivadavia, llegando a 46.676 pesos en Puerto Madryn, 42.596 en Trelew, 36.181 en Rawson y 34.067 pesos en Esquel.
En conclusión, al analizar la conformación de la economía productiva chubutense puede observarse que los tres pilares fundamentales son la explotación petrolera, la construcción y la producción de aluminio.
La actividad vinculada a la construcción se extiende por toda la provincia pero se focaliza en las ciudades con mayor densidad poblacional, mientras que la petrolera se centra en Comodoro y la zona sur, en tanto que la producción industrial de aluminio se concentra específicamente en Puerto Madryn.
Las dos primeras actividades productivas tienen a su favor una fuerte generación de empleo en el terreno provincial, aunque en el caso de los hidrocarburos se debe considerar el esencial aporte de las regalías, que en el presupuesto chubutense del año pasado representaban el 27% del total y el 90% de los ingresos genuinos de Chubut, representando un 4% más que toda la recaudación obtenida por el concepto de Ingresos Brutos provinciales.
Menos petróleo y más despidos
La producción petrolera chubutense viene bajando significativamente en el último año y medio, especialmente desde que se puso en marcha el proceso de liberalización del mercado que terminó con la eliminación de la actual gestión nacional del precio sostén para el barril tipo Escalante.
Hasta 2015, aunque ya se venía produciendo la baja del precio del WTI, la extracción de crudo en Chubut y el conjunto de la Cuenca del Golfo San Jorge se había mantenido creciente. Parecía que aunque la crisis mundial del crudo estaba en proceso de desarrollo las empresas del sector se sentían cubiertas por los subsidios al barril criollo.
En 2015 la producción de crudo fue un 2,7% superior a la del año anterior, a partir de los 1,5 millones de barriles más que se extrajeron en Chubut; aunque en la otra orilla ya se producían retrocesos importantes con un achicamiento del -1,7%, que representaron 670 mil barriles menos producidos en el norte de Santa Cruz.
Cuando el panorama indicaba que los subsidios irían desapareciendo con la llegada del macrismo, las petroleras comenzaron a instrumentar sus políticas de ajuste para bajar costos y al mismo tiempo achicaron sus planes de inversión en el conjunto de la cuenca.
2016 fue el inicio de un fuerte retroceso productivo que impactó de lleno a ambos lados de la CGSJ y se tradujo en un achicamiento de la extracción de crudo que llegó al -5% en toda la cuenca y un total de 4,7 millones de barriles menos. Los porcentajes de de caída fueron casi similares al -5% en Chubut y Santa Cruz norte, mostrando una retracción de 2,9 y 1,8 millones de barriles respectivamente.
Al cierre del primer semestre de este año el retroceso de la producción se duplicó al promedio de 2016 y trepó en toda la CGSJ al -9%, con un retroceso de 4,1 millones de barriles, una cifra similar a la de todo el año pasado completo.
Chubut protagonizó el peor desempeño semestral con una caída del -10,5% y 2,9 millones de barriles menos; mientras que en el flanco norte de Santa Cruz la contracción fue de -6,7% y 1,2 millones de barriles menos.
La otra cara del espejo en el terreno productivo ha sido la pérdida de empleo en el sector petrolero, con epicentro en Chubut y Neuquén, aunque también tuvo alcances importantes en el norte de Santa Cruz.
Aunque se transita el décimo mes del año, el Ministerio de Trabajo de Nación no dio a conocer todavía ningún informe específico sobre la evolución del empleo por rama de actividad en cada una de las provincias, que usualmente se difunden trimestralmente.
A pesar de las demoras, los datos nacionales sin especificar por cada provincia permiten determinar que el sector de Minas y Canteras (que incluye la explotación petrolera y minera) protagonizó la pérdida en todo el país de 10.195 puestos de trabajo desde mayo de 2015 hasta junio de 2017. De esa cantidad de puestos de trabajo destruidos, 7.677 se concretaron desde la asunción del presidente Mauricio Macri.
Tras dos años consecutivos de caída del empleo en el sector, durante los meses de abril de 2016 y febrero de 2017 se generaron la mayor cantidad de despidos, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, registrándose 815 y 1.208 empleos destruidos respectivamente.
Aunque las cifras mencionadas incluyen lo sucedido en los sectores petroleros y mineros, puede inferirse que la casi totalidad involucra a obreros del petróleo, ya que en la minería no se están generando fuertes oleadas de expulsión de trabajadores.
Los datos trimestrales oficiales de 2016 reflejaron que al comparar el cuarto trimestre de 2015 con igual período del año pasado, los puestos de trabajo perdidos en el petróleo fueron de 1.916 en Neuquén, 1.263 en Santa Cruz y 1.085 en Chubut. Esas cantidades se ahondaron en 2017, especialmente entre los petroleros chubutenses y neuquinos.
Los impactos en Chubut desde el sector petrolero llegan por dos aristas. Por un lado, aparecen los despidos y la menor circulación económica; pero por el otro es de estimar que bajen fuertemente las regalías sin poder cubrir los aumentos inflacionarios.
Durante 2015 la caída de las regalías petroleras en dólares fue del -17%, como consecuencia de haber recaudado 81 millones de dólares menos que en 2014. En 2016 se produjo una nueva baja que rondó el -16% como consecuencia de una recaudación que descendió en 62 millones de dólares, aunque gracias a la devaluación las regalías en pesos subieron ese mismo año en 1.147 millones de pesos (un 32% más que en 2015).
Sin nuevas devaluaciones significativas por delante y con un ritmo productivo menor, es muy probable que el Estado chubutense no esté en condiciones de afrontar la suba inflacionaria de los gastos en los próximos presupuestos provinciales. Todo como consecuencia de un estancamiento o inclusive una retracción de las regalías petroleras.
El aluminio bajó en 2016
Por fuera del petróleo y la construcción, los demás rubros productivos importantes de Chubut son la producción de aluminio, la pesquera y las actividades vinculadas al turismo.
La pesca mostró un repunte en los últimos dos años, pero se encuentra muy debajo de los niveles de hace 15 años y más lejos aún de su intensa actividad en los '90.
La producción de aluminio se encuentra estancada y tuvo variaciones a la baja en 2016, mientras que el turismo viene mostrando niveles de retroceso en los visitantes que llegan a la provincia, en particular a Puerto Madryn y Esquel.
La producción de aluminio primario nacional se concentra en su totalidad en la planta que la compañía Aluar posee en Puerto Madryn. Allí se fabricaron en 2014 442 mil toneladas de aluminio, que representaron un aumento del 64% respecto de las 269 mil toneladas del 2002. En 2016 la producción bajó a 425 mil toneladas, tras el punto más elevado que fue alcanzado en 2014.
Las exportaciones de aluminio primario llegaron en 2016 a los 236 mil toneladas, reflejando un repunte respecto de los años 2014 y 2015 cuando se exportaron 220 y 214 mil toneladas respectivamente. Lo exportado en 2016constituye un 18% menos que el récord de 288 toneladas vendidas al extranjero durante 2009.
En el caso del aluminio elaborado, la mayor cantidad de exportaciones se alcanzó en 2012 con un total de 49 mil toneladas, cifra que se contrajo un 23% en 2016, cuando se exportaron 38 mil toneladas.
El consumo de aluminio en el país se contrajo durante 2016 a 178.800 toneladas, contra las 230.000 toneladas registradas en 2011, cuando se alcanzó el pico histórico nacional.
Una situación similar se suscitó con el consumo per cápita nacional de aluminio ya que de los 5,6 kilos por habitante y por año que se registraron en 2011 se bajó a los 4,1 del año pasado; aunque si esa cifra se compara con lade 2002 se observa que en los últimos 15 años el consumo de aluminio por habitante trepó un 100%.
Pesca en leve ascenso
La pesca ha dado algunas pequeñas muestras de recuperación entre el año pasado y el primer semestre de 2017, aunque los volúmenes de captura desembarcados en los puertos chubutenses se mantienen muy alejados de aquellas épocas de esplendor pesquero de los '90.
2016 concluyó con un total de 171 mil toneladas desembarcados en Chubut, que representaron un 6,5% más que en el año anterior; aunque si dicha cifra se compara con los desembarques de hace 15 años, se observa una contracción del 27% debido a que en 2002 fueron de 233 mil toneladas.
El de Madryn sigue siendo el puerto con mayor actividad pesquera de todo Chubut, con el 55% del total provincial. Con 95,5 mil toneladas marcó una merma del 6,4% respecto de las 102 mil toneladas registradas en 2015. En 2002, Madryn había recibido 177,6 mil toneladas y la baja registrada el año pasado fue del 46%.
Rawson es el puerto chubutense que mayor crecimiento viene registrando en los últimos años, concentrando el año pasado el 25% de todos los desembarques provinciales, alcanzando casi 43 mil toneladas. Dicha cantidad resulta un 194% más de lo desembarcado en 2002, cuando se habían registrado 14,5 mil toneladas.
Finalmente, Comodoro Rivadavia posee una incidencia menor en los desembarques pesqueros y apenas capitaliza el 10% del total provincial. Durante 2016 se desembarcaron 17,7 mil toneladas, una cifra que fue casi un 30% más que en 2015 cuando el desembarque fue de 13,6 mil toneladas, pero un 52% menor a las 36,8 mil toneladas que se habían desembarcado en 2002.
La tendencia creciente de los desembarques pesqueros de 2016 se repitió en el primer semestre de este año, aumentando un 12% en todo Chubut, un 75% en Rawson, un 18% en Comodoro y una retracción del 15% en Puerto Madryn. A pesar de ese repunte, el sector pesquero de Chubut perdió 544 empleos entre el cuarto trimestre de 2015 y el mismo período de 2016.
Menos turistas
En el terreno del turismo se observa en los últimos años, en especial en 2016, una abrupta caída de los visitantes a los dos principales atractivos que posee Chubut. El año pasado bajó un 20% la cantidad de viajeros que llegaron a Puerto Madryn, mientras que Esquel recibió un 24% menos de turistas.
Madryn recibió su mayor cantidad de visitantes de los últimos 13 años en 2015, cuando los turistas que pernoctaron en la ciudad costera fueron 193.372; pero en 2016 esa cifra se redujo a 155.041, mostrando una baja de 38.331 turistas y una merma del 20%.
Esquel por su parte había alcanzado su pico histórico en 2011, cuando los turistas que llegaron a la ciudad cordillerana fueron 141.572; pero para 2015 dicha cantidad se redujo a 112.948 visitantes y el año pasado volvió a bajar a 86.173 viajeros, reflejando una contracción de 26.775 turistas y un retroceso de -24%.
El Estado provincial tiene cada vez menos ingresos y Chubut se encoge en sus principales áreas productivas mientras cuesta horrores generar empleo y valor agregado. El esquema productivo no halle alternativas, la población chubutense deberá convivir y subsistir en una provincia menos poderosa y cerca de ser inviable.
La producción petrolera sigue en franco retroceso. La pesca tuvo un leve repunte pero continúa lejos de los niveles de la década pasada. La producción de aluminio se estancó. El turismo muestra niveles a la baja. Las energías renovables no asoman como una alternativa inmediata.
En el marco general de un país que se achica, reduce su ritmo de consumo interno y expulsa trabajadores de a miles, el panorama para Chubut es cada vez más complicado. Cabe plantearse la urgencia por definir un nuevo esquema económico y productivo, y el poder político debe tomar decisiones urgentes tanto con vistas al futuro inmediato como a largo plazo.
Mientras afrontan una nueva crisis, los gobernantes provinciales y municipales deberían ponerse a planificar el futuro a mediano y largo plazo, elaborar planes productivos sustentables que hagan viable seguir viviendo en una provincia azotada por las políticas nacionales, las crisis internacionales y las propias incapacidades.
Idear, proyectar y plasmar en la realidad el futuro chubutense podría sostenerse en cierto punto por las enormes posibilidades que posee el territorio provincial, tanto en los recursos naturales como en los demás rubros productivos.
Sin embargo, no existe una planificación seria que tenga en el centro de sus prioridades a sus habitantes, sus trabajadores y sus niños nacidos y criados, que deberían tener la oportunidad de un porvenir inclusivo y sostenible, más equitativo social y económicamente.
Durante más de 100 años, primero el territorio nacional y luego la provincia de Chubut se fueron conformando y creciendo a los tumbos. Durante medio siglo fue discrecionalmente manejada por las autoridades nacionales a través de delegados sin gran planificación y apoyados casi exclusivamente en la explotación petrolera que posibilitó la obtención de fondos, trabajo y obras que habilitaron la subsistencia.
Desde la creación de la provincia en 1957, y sacando los largos años de gobiernos de facto que carecieron de autonomía y capacidad, se fueron desarrollando otras actividades productivas como la explotación lanera, la pesquera, la del aluminio y la turística.
Todas tuvieron la característica de generar escaso valor agregado para la provincia, aunque el corazón de la actividad económica siempre estuvo puesto en la explotación petrolera; que tampoco crea grandes volúmenes de valor agregado aunque sí compensa ese desequilibrio con la recaudación de regalías.
Desde Comodoro Rivadavia y los yacimientos del sur chubutense surgieron buena parte de las riquezas que permitieron sobrevivir a los peores momentos provinciales, aunque también afloraron la crisis que golpearon a la zona petrolera e impactaron en el conjunto en Chubut.
En jaque por el petróleo, y endeudados
Las oscilaciones del precio internacional y la desinversión de las petroleras hacen temblar en la actualidad los ingresos del Estado provincial y sus fluctuaciones ponen en jaque a todo Chubut, mientas se incrementa el endeudamiento estatal.
Ninguno de los atajos tomados desde la recuperación de la democracia en 1983 por el peronismo o el radicalismo provincial y nacional -en sus distintas versiones-, ha dado resultados significativos en materia productiva y en el mejoramiento de la calidad de vida.
En el terreno petrolero se sucedieron rotundos y categóricos fracasos a través de las renegociaciones con las operadoras, que no consiguieron aumentar la producción de hidrocarburos ni sostener las fuentes laborales.
Tampoco sirvieron las políticas en materia pesquera ni en ninguno de los otros rubros de la estructura productiva y económica chubutense.
La protección del Estado paternalista nacional que encarnó la ex YPF durante más de 70 años ya no existe, no hay rincón donde cobijarse y los devenires sociales y económicos han quedado en manos de la versión más voraz del capitalismo expoliador y expulsivo.
La liberalización del mercado petrolero y el traspaso de la propiedad de los yacimientos a las provincias las debilitaron ante las grandes operadoras y las colocaron en condiciones desfavorables a la hora de negociar mejores condiciones con las petroleras.
Tajadas mezquinas pero sin desarrollo
Desde el regreso de la democracia en 1983 y en particular desde la privatización de YPF en 1992las clases dirigentes optaron por sacar pequeñas tajadas mezquinas que les posibilitaran mantenerse en el poder y crear una red de clientelismo político que nada tiene que ver con el desarrollo estratégico y sustentable de una provincia rica en posibilidades que padece crisis constantes y sus habitantes -los más necesitados en especial- son los que pagan los platos rotos.
Ese clientelismo impidió crear una estructura productiva sólida en Chubut, que hubiera posibilitado un desarrollo sostenible. Por el contrario, se despilfarraron los 430 millones de dólares cobrados por el radicalismo maestrista en los ’90 como compensación de las regalías petroleras mal liquidadas durante muchos años, luego de apoyar con alborozo la enajenación de YPF.
Las decisiones perjudiciales de un Gobierno nacional que no tiene entre sus prioridades a Chubut –mientras apunta todos sus recursos hacia Vaca Muerta, la minería y la soja– se suman alas que toman los CEOs empresarios de las petroleras que arman sus proyectos a miles de kilómetros de distancia, sin importarles ni sentirse responsables de sus acciones y consecuencias en el aspecto social provincial.
Ese paquete de decisiones político-empresarias llevó a los chubutenses nuevamente hacia una crisis que recién arranca y no se sabe todavía hasta dónde puede llegar.
Ensamblar un nuevo esquema productivo, que sea inclusivo para todos los sectores y en particular que contemple a los excluidos (pobres, indígenas, NyC y foráneos) es un desafío enorme que tiene por delante la dirigencia política; aunque esa responsabilidad recae parcialmente en sus habitantes y su involucramiento.
Saber si la clase política y los habitantes de la provincia estarán a la altura de sus responsabilidades y necesidades, es una incógnita difícil de dilucidar; mientras tanto la declinación continúa y muchos chubutenses comienzan a caerse del mapa social y laboral, otros hacen equilibrio al borde del precipicio, y siempre hay un sector que acumula más allá de la precariedad del contexto social.
Estructura de la economía productiva chubutense
En la economía de Chubut tiene un mayor peso la producción de servicios que la de bienes, que no genera significativos índices de valor agregado. Se puede observar ese rasgo en el formato del Producto Geográfico Bruto (PGB) -comparable al Producto Bruto Interno (PBI) nacional- y las modificaciones que experimentó a lo largo de los últimos 20 años.
La estructura económica y productiva posee una dispersión significativa si se tiene en cuenta su historia esencialmente petrolera. La extracción de hidrocarburos es el rubro de mayor importancia, aunque esa posición de privilegio es compartida por la industria manufacturera a partir de la producción de aluminio.
El tercer rubro en importancia, casi en un pie de igualdad con los otros dos, es el de la construcción. Por detrás se posicionan el transporte y las comunicaciones, las actividades de servicios inmobiliarios y la administración pública.
De las principales actividades productivas provinciales, la extracción de hidrocarburos es la única que aporta fondos al Estado de manera directa a través de las regalías. Todas las demás tributan a través del esquema de impuestos, pero no lo hacen con un canon provincial como el de las regalías.
Las fluctuaciones en el terreno petrolero explican las crisis provinciales que impactan de lleno en la recaudación del Estado provincial, pero también en el ámbito del empleo y la economía en su conjunto como una derivación del consumo en la sociedad chubutense.
Sectores que aportan muy poco
Hay tres rubros que son considerados como significativos en la estructura económica provincial, pero que en el PGB no incidencia de manera significativa. Tanto la pesca como la producción lanera y el turismo –a través de los servicios hoteleros y gastronómicos– poseen una incidencia menor en Chubut, y no logran generar un impacto decisivo en función de sus variaciones.
En los últimos 20 años, el sector que más ha evolucionado en el PGB fue el vinculado al turismo (hoteles y restaurantes) a partir de un crecimiento que se posicionó en el 760% entre 1993 y 2014. Pese a eso mantiene una baja incidencia en el PGB. Más atrás se ubicaron el de la intermediación financiera con el 288% y el sector de transporte y comunicaciones con el 270%.
Los rubros de la salud y el suministro de agua, gas y electricidad junto al de la construcción y la pesca rondaron en incrementos del 180% a lo largo de las dos décadas mencionadas.
Por tratarse de los dos sectores de mayor magnitud en Chubut, los incrementos de la actividad petrolera y la industria manufacturera no han tenido niveles tan elevados, llegando a subas del 75 y 126% respectivamente, retrocediendo el crudo en su incidencia provincial. El único rubro que reflejó una caída en 20 años fue el de la agricultura y ganadería, que retrocedió un 14%.
Producción y empleo
La relación entre los sectores productivos provinciales y el empleo que generan no siempre guarda una estricta relación. La actividad petrolera representó en el cuarto trimestre de 2016 el 12,7% del total del empleo en Chubut, mientras que el rubro de la construcción acaparó el 10% de los trabajadores provinciales.
El comercio minorista generó más empleo que la extracción de petróleo y llegó al 12,8%; seguido por transporte y comunicaciones con el 9%; los servicios jurídicos y contables que concentraron el 5,9%; la pesca con el 4,5%; la producción de alimentos con el 4,2%; la venta y reparación de vehículos con el 3,9%; la hotelería y restaurantes con el 3,7%; los servicios sociales y de salud con el 3,7%; y la agricultura y ganadería con el 3,1%.
Comodoro, la mitad de la economía
Según los informes elaborados por el docente y economista César Herrera a través del Observatorio en Economía de los Recursos Naturales de la Patagonia Sur de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Comodoro Rivadavia generó en 2010 el 52% del valor agregado provincial, representando solo la ciudad petrolera más de la mitad del total chubutense. A Trelew le correspondió el 20%, Puerto Madryn el 17%, Esquel el 6% y Rawson el 5% del total del PGB de Chubut.
Herrera determinó que en 2010 el PGB de Chubut era de 48.953 pesos per cápita; aunque esa cifra se incrementaba a los 65.543 pesos por habitante en Comodoro Rivadavia, llegando a 46.676 pesos en Puerto Madryn, 42.596 en Trelew, 36.181 en Rawson y 34.067 pesos en Esquel.
En conclusión, al analizar la conformación de la economía productiva chubutense puede observarse que los tres pilares fundamentales son la explotación petrolera, la construcción y la producción de aluminio.
La actividad vinculada a la construcción se extiende por toda la provincia pero se focaliza en las ciudades con mayor densidad poblacional, mientras que la petrolera se centra en Comodoro y la zona sur, en tanto que la producción industrial de aluminio se concentra específicamente en Puerto Madryn.
Las dos primeras actividades productivas tienen a su favor una fuerte generación de empleo en el terreno provincial, aunque en el caso de los hidrocarburos se debe considerar el esencial aporte de las regalías, que en el presupuesto chubutense del año pasado representaban el 27% del total y el 90% de los ingresos genuinos de Chubut, representando un 4% más que toda la recaudación obtenida por el concepto de Ingresos Brutos provinciales.
Menos petróleo y más despidos
La producción petrolera chubutense viene bajando significativamente en el último año y medio, especialmente desde que se puso en marcha el proceso de liberalización del mercado que terminó con la eliminación de la actual gestión nacional del precio sostén para el barril tipo Escalante.
Hasta 2015, aunque ya se venía produciendo la baja del precio del WTI, la extracción de crudo en Chubut y el conjunto de la Cuenca del Golfo San Jorge se había mantenido creciente. Parecía que aunque la crisis mundial del crudo estaba en proceso de desarrollo las empresas del sector se sentían cubiertas por los subsidios al barril criollo.
En 2015 la producción de crudo fue un 2,7% superior a la del año anterior, a partir de los 1,5 millones de barriles más que se extrajeron en Chubut; aunque en la otra orilla ya se producían retrocesos importantes con un achicamiento del -1,7%, que representaron 670 mil barriles menos producidos en el norte de Santa Cruz.
Cuando el panorama indicaba que los subsidios irían desapareciendo con la llegada del macrismo, las petroleras comenzaron a instrumentar sus políticas de ajuste para bajar costos y al mismo tiempo achicaron sus planes de inversión en el conjunto de la cuenca.
2016 fue el inicio de un fuerte retroceso productivo que impactó de lleno a ambos lados de la CGSJ y se tradujo en un achicamiento de la extracción de crudo que llegó al -5% en toda la cuenca y un total de 4,7 millones de barriles menos. Los porcentajes de de caída fueron casi similares al -5% en Chubut y Santa Cruz norte, mostrando una retracción de 2,9 y 1,8 millones de barriles respectivamente.
Al cierre del primer semestre de este año el retroceso de la producción se duplicó al promedio de 2016 y trepó en toda la CGSJ al -9%, con un retroceso de 4,1 millones de barriles, una cifra similar a la de todo el año pasado completo.
Chubut protagonizó el peor desempeño semestral con una caída del -10,5% y 2,9 millones de barriles menos; mientras que en el flanco norte de Santa Cruz la contracción fue de -6,7% y 1,2 millones de barriles menos.
La otra cara del espejo en el terreno productivo ha sido la pérdida de empleo en el sector petrolero, con epicentro en Chubut y Neuquén, aunque también tuvo alcances importantes en el norte de Santa Cruz.
Aunque se transita el décimo mes del año, el Ministerio de Trabajo de Nación no dio a conocer todavía ningún informe específico sobre la evolución del empleo por rama de actividad en cada una de las provincias, que usualmente se difunden trimestralmente.
A pesar de las demoras, los datos nacionales sin especificar por cada provincia permiten determinar que el sector de Minas y Canteras (que incluye la explotación petrolera y minera) protagonizó la pérdida en todo el país de 10.195 puestos de trabajo desde mayo de 2015 hasta junio de 2017. De esa cantidad de puestos de trabajo destruidos, 7.677 se concretaron desde la asunción del presidente Mauricio Macri.
Tras dos años consecutivos de caída del empleo en el sector, durante los meses de abril de 2016 y febrero de 2017 se generaron la mayor cantidad de despidos, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas, registrándose 815 y 1.208 empleos destruidos respectivamente.
Aunque las cifras mencionadas incluyen lo sucedido en los sectores petroleros y mineros, puede inferirse que la casi totalidad involucra a obreros del petróleo, ya que en la minería no se están generando fuertes oleadas de expulsión de trabajadores.
Los datos trimestrales oficiales de 2016 reflejaron que al comparar el cuarto trimestre de 2015 con igual período del año pasado, los puestos de trabajo perdidos en el petróleo fueron de 1.916 en Neuquén, 1.263 en Santa Cruz y 1.085 en Chubut. Esas cantidades se ahondaron en 2017, especialmente entre los petroleros chubutenses y neuquinos.
Los impactos en Chubut desde el sector petrolero llegan por dos aristas. Por un lado, aparecen los despidos y la menor circulación económica; pero por el otro es de estimar que bajen fuertemente las regalías sin poder cubrir los aumentos inflacionarios.
Durante 2015 la caída de las regalías petroleras en dólares fue del -17%, como consecuencia de haber recaudado 81 millones de dólares menos que en 2014. En 2016 se produjo una nueva baja que rondó el -16% como consecuencia de una recaudación que descendió en 62 millones de dólares, aunque gracias a la devaluación las regalías en pesos subieron ese mismo año en 1.147 millones de pesos (un 32% más que en 2015).
Sin nuevas devaluaciones significativas por delante y con un ritmo productivo menor, es muy probable que el Estado chubutense no esté en condiciones de afrontar la suba inflacionaria de los gastos en los próximos presupuestos provinciales. Todo como consecuencia de un estancamiento o inclusive una retracción de las regalías petroleras.
El aluminio bajó en 2016
Por fuera del petróleo y la construcción, los demás rubros productivos importantes de Chubut son la producción de aluminio, la pesquera y las actividades vinculadas al turismo.
La pesca mostró un repunte en los últimos dos años, pero se encuentra muy debajo de los niveles de hace 15 años y más lejos aún de su intensa actividad en los '90.
La producción de aluminio se encuentra estancada y tuvo variaciones a la baja en 2016, mientras que el turismo viene mostrando niveles de retroceso en los visitantes que llegan a la provincia, en particular a Puerto Madryn y Esquel.
La producción de aluminio primario nacional se concentra en su totalidad en la planta que la compañía Aluar posee en Puerto Madryn. Allí se fabricaron en 2014 442 mil toneladas de aluminio, que representaron un aumento del 64% respecto de las 269 mil toneladas del 2002. En 2016 la producción bajó a 425 mil toneladas, tras el punto más elevado que fue alcanzado en 2014.
Las exportaciones de aluminio primario llegaron en 2016 a los 236 mil toneladas, reflejando un repunte respecto de los años 2014 y 2015 cuando se exportaron 220 y 214 mil toneladas respectivamente. Lo exportado en 2016constituye un 18% menos que el récord de 288 toneladas vendidas al extranjero durante 2009.
En el caso del aluminio elaborado, la mayor cantidad de exportaciones se alcanzó en 2012 con un total de 49 mil toneladas, cifra que se contrajo un 23% en 2016, cuando se exportaron 38 mil toneladas.
El consumo de aluminio en el país se contrajo durante 2016 a 178.800 toneladas, contra las 230.000 toneladas registradas en 2011, cuando se alcanzó el pico histórico nacional.
Una situación similar se suscitó con el consumo per cápita nacional de aluminio ya que de los 5,6 kilos por habitante y por año que se registraron en 2011 se bajó a los 4,1 del año pasado; aunque si esa cifra se compara con lade 2002 se observa que en los últimos 15 años el consumo de aluminio por habitante trepó un 100%.
Pesca en leve ascenso
La pesca ha dado algunas pequeñas muestras de recuperación entre el año pasado y el primer semestre de 2017, aunque los volúmenes de captura desembarcados en los puertos chubutenses se mantienen muy alejados de aquellas épocas de esplendor pesquero de los '90.
2016 concluyó con un total de 171 mil toneladas desembarcados en Chubut, que representaron un 6,5% más que en el año anterior; aunque si dicha cifra se compara con los desembarques de hace 15 años, se observa una contracción del 27% debido a que en 2002 fueron de 233 mil toneladas.
El de Madryn sigue siendo el puerto con mayor actividad pesquera de todo Chubut, con el 55% del total provincial. Con 95,5 mil toneladas marcó una merma del 6,4% respecto de las 102 mil toneladas registradas en 2015. En 2002, Madryn había recibido 177,6 mil toneladas y la baja registrada el año pasado fue del 46%.
Rawson es el puerto chubutense que mayor crecimiento viene registrando en los últimos años, concentrando el año pasado el 25% de todos los desembarques provinciales, alcanzando casi 43 mil toneladas. Dicha cantidad resulta un 194% más de lo desembarcado en 2002, cuando se habían registrado 14,5 mil toneladas.
Finalmente, Comodoro Rivadavia posee una incidencia menor en los desembarques pesqueros y apenas capitaliza el 10% del total provincial. Durante 2016 se desembarcaron 17,7 mil toneladas, una cifra que fue casi un 30% más que en 2015 cuando el desembarque fue de 13,6 mil toneladas, pero un 52% menor a las 36,8 mil toneladas que se habían desembarcado en 2002.
La tendencia creciente de los desembarques pesqueros de 2016 se repitió en el primer semestre de este año, aumentando un 12% en todo Chubut, un 75% en Rawson, un 18% en Comodoro y una retracción del 15% en Puerto Madryn. A pesar de ese repunte, el sector pesquero de Chubut perdió 544 empleos entre el cuarto trimestre de 2015 y el mismo período de 2016.
Menos turistas
En el terreno del turismo se observa en los últimos años, en especial en 2016, una abrupta caída de los visitantes a los dos principales atractivos que posee Chubut. El año pasado bajó un 20% la cantidad de viajeros que llegaron a Puerto Madryn, mientras que Esquel recibió un 24% menos de turistas.
Madryn recibió su mayor cantidad de visitantes de los últimos 13 años en 2015, cuando los turistas que pernoctaron en la ciudad costera fueron 193.372; pero en 2016 esa cifra se redujo a 155.041, mostrando una baja de 38.331 turistas y una merma del 20%.
Esquel por su parte había alcanzado su pico histórico en 2011, cuando los turistas que llegaron a la ciudad cordillerana fueron 141.572; pero para 2015 dicha cantidad se redujo a 112.948 visitantes y el año pasado volvió a bajar a 86.173 viajeros, reflejando una contracción de 26.775 turistas y un retroceso de -24%.