Política

Corrupción, política y destino del PJ ¿A quiénes arrastra la debacle K en Chubut?

Por Ángel Castro Daza (Trelew - Especial para EES).

La crisis del kirchnerismo y la hipótesis creciente de su megacorrupción estructural manifiestan sus coletazos en la política vernácula de Chubut. Se evidencian silencios, pases de factura y el eterno retorno del “soy peronista de Perón”. Ahora nadie aparenta haber conocido jamás a De Vido, López ni Lázaro. Esos posicionamientos abundan desde la derrota de Scioli, pero arrecian como un sucio temporal en estas últimas semanas. Sin actores políticos realmente destacados en la culposa oposición, todo se concentra en la figura arrolladora de Das Neves, quien a pesar de su lucha extensa y agotadora contra la enfermedad, sigue poniéndole el pulso, la sustancia y la agenda política a una provincia golpeada por la crisis financiera y económica que heredó del cristinismo-buzzismo.

Desde la difusión de los videos de ‘la rosadita’ –con el obsceno recuento de billetes, cuyo origen no logró precisar la Justicia hasta ahora– hasta llegar al episodio bizarro de los 9 millones de dólares “tirados” por José López –quien no calificaría ni para soplón de una organización mafiosa– la política argentina acentuó su carácter de reality show. No aburre jamás, es cierto, pero cada vez se parece más a una película donde no hay “buenos”, y todo se reduce a la pelea mediática para definir cuál de las corrupciones es más maligna.

La captura del prófugo Pérez Corradi y la bóveda descubierta debajo de la virgen alientan un seguimiento mediático histérico –esa novela canallesca escrita por un loco– que responde a una lógica televisiva del minuto a minuto que arrastra al televidente a mirar cuanto programa periodístico aparezca.

De ahí, cada argentino sale a vociferar en una u otra dirección, y prefiere no mirar cómo se comporta la Justicia, cuánto tardan en definirse las causas de corrupción y cuántos presos de primer nivel ha tenido la dirigencia política desde 1983 hasta ahora.

El fenómeno sociológico no termina ahí, ni mucho menos, sino que expone como nunca a toda la clase política. La sospecha, desde todos sus rincones. Y eso la torna vulnerable en su conjunto.

 

En la provincia

 

Los coletazos mediáticos se hicieron sentir en Chubut, donde el FpV tenía un poder acumulado, principalmente en la Legislatura, que se fue desmenuzando en los últimos meses. López fue enunciado como el límite de muchos, incluso de algunos cuyo discurso sectario rozaba lo ridículo y lo fanático, combinación peligrosa si las hay.

Ya la palabra “kirchnerismo” empezó a perder sus sentidos positivos, y rápidamente devino en el uso neutro de “peronismo”, ejemplo claro del eterno retorno.

El daño simbólico que el kirchnerismo le hizo al polisémico justicialismo–tal como lo provocaran oportunamente el duhaldismo y el menemismo– obliga a los dirigentes que transitaron por esa vereda a reconvertirse con urgencia.

En su histórico afán por crear una nueva versión para volver al poder, la clave de los peronistas es lograr que el exorcismo no surta efecto completo, al menos en la impresión generalizada del votante. Si todo se detiene en López y algunos más, habrán logrado su objetivo.

La cuestión es dilucidar hasta qué punto los dirigentes kirchneristas van a despegarse veozmente de esta matriz de poder y sospecha de corrupción estructural fuertemente objetada.

Todos coquetearon con el kirchnerismo en distintos momentos. En su fulgor, hasta el dasnevista Ricardo Sastre recibió en su casa con todos los honores a Boudou. Ya en su etapa reciente de caída y exposición, Yauhar  –asesor estrella de Maderna e impenitente cortesano, ahora también denunciado por sobreprecios durante su gestión como ministro del gabinete nacional– y Linares –quien no se decide a asumir el rol de opositor central de Das Neves, y amaga con un liderazgo hasta ahora insuficiente– fueron a mostrarse en el primer regreso de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, selfies incluidas.

El propio Das Neves tuvo su coqueteo con el kirchnerismo buscando mejorar sus chances electorales, aunque horas antes del cierre de los acuerdos fue descartado por Scioli, quien terminó dando su apoyo a Buzzi. En el dasnevismo esa herida no termina de cerrar.

Paradójicamente, aquel ninguneo del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires le permite ahora a Das Neves conservar un capital político que no tiene ningún otro político en la provincia, y muy pocos gobernadores en ejercicio..

Ni hablar de la exposición de Carlos Eliceche, uno de los hombres que ha permanecido firmemente como defensor local del ‘modelo’ desde su devoción por Néstor Kirchner. Ahora, solo apela al silencio, a evitar las entrevistas y a tratar de subirse a la estrategia de Linares cual caballo de Troya, tal como lo hiciera con Buzzi.

Todos, milagrosamente, han perdido la memoria, al menos en público. El pasado corre rápido hacia un olvido liberador que les puede permitir reposicionarse nuevamente en el juego político provincial, o buscar algún resquicio en el juego nacional de los opositores a Macri.

 

De alianzas y especulaciones

 

Todos juegan su juego, aunque nadie se anima a mostrar todas sus cartas. Lo que sí se sabe que es con Das Neves adentro, solo se puede mirar el poder desde afuera. Todos lo saben,  tanto sus aliados convencidos, sus aliados interesados y sus opositores. Hoy Das Neves es el límite de poder como ejercicio y el poder como hipótesis o anhelo.

Es por ello que se van tejiendo alianzas que pretenden apostar a la construcción de una alternativa al posdasnevismo –dando por sentado que lo habrá, en algún momento, ya que ahora mismo se está definiendo ese rumbo en los alrededores de Das Neves, con su propio monitoreo –.

De ahí que resurja el puente Comodoro-Puerto Madryn entre Eliceche y Linares, o que se vaya por afuera como pretende el madernismo y la Celeste y Blanca, pactando con figuras altamente discutidas y sospechadas del sindicalismo y del empresariado vernáculo.

Por el lado de Cambiemos, la grieta sigue ensanchándose entre el cimadevillismo, el radicalismo residual y el PRO, también escindido entre el macrismo dasnevista y el de “paladar negro”, también llamado con algo de exceso macrismo “puro”.

La otra estrategia directa es la de sucesión, a la que aspira el intendente de Puerto Madryn, Ricardo Sastre, que espera que le llegue la bendición del gobernador para dar su próximo paso, sea el que sea. Sastre es consciente de que debe esperar, pero también de que el entorno más cercano al actual gobernador –incluyendo a su influyente familia– lo prefiere como hipotético plan B por encima de otros dasnevistas dudosos.

 

Cómo hacer política

 

Evidentemente, el único que supo hacer política sin una gran billetera durante este semestre fue Das Neves, que heredó una situación financiera y económica muy precaria por parte del buzzismo, aunque tuvo cintura suficiente para generar densidad política y marcar territorio propio.

Hoy la situación lleva a todos hagan política con lo puesto, pero el grado de efectividad ha sido bajo en la acumulación simbólica por parte de todos los intendentes con aspiraciones, incluyendo a Maderna, Sastre y Linares. Para empezar, los tres tienen la asignatura pendiente de lograr romper las barreras de su propio pueblo. En una provincia de medios de comunicación y lógicas locales, ninguno es percibido todavía de modo relevante en el imaginario de las otras ciudades con relevancia.

Sin embargo, la situación de Linares difiere parcialmente de la de sus pares del valle, pues Di Pierro dejó en el municipio un arca llena para obras que le permite tener cierta autonomía del gobierno provincial, con el cual suelen aparecer, cada tanto, fricciones.

En cambio, tanto Sastre como Maderna siguen en serias dificultades económicas y financieras. Ambos saben que sin la ayuda de provincia, todo se les haría cuesta arriba, lo cual acentúa su dependencia del Jefe.

El intendente de Comodoro tampoco la tiene fácil a pesar de contar con cierta luz económica, ya que la crisis petrolera puede traerle muchas complicaciones que ineluctablemente repercutirán en lo político.

 

Es el aguinaldo, estúpido

 

Julio será un mes muy difícil para las intendencias chubutenses. A esto habrá que sumarle la evolución en la salud de Das Neves, quien fue operado exitosamente, pero que indudablemente tendrá que estar pendiente al mismo tiempo de esa batalla personal que viene afrontando con mucha hidalguía y de las demandas multiplicadas en la provincia.

Trelew, sin dudas, es el municipio que estuvo más complicado para el pago de aguinaldos, pues el incremento de contratados en la gestión Maderna subió repentinamente y eso le genera constantes latigazos a su economía, que viene en picada con la baja de recaudación y producción industrial.

También la crisis en Servicoop le está trayendo dolores de cabeza al intendente Maderna. El intendente trelewense mostró su alianza política con la agrupación Celeste y Blanca, que pretende “renovar” la política pero que expone como principales figuras a empresarios, sindicalistas y dirigentes muy objetados en términos sociales. Quizá se trate de una renovación de rótulo, pero no de personas ni de conceptos.

Sastre es otro que está preocupado por la merma en el pago de los impuestos, cuyos últimos datos arrojaron una cifra inquietante: solo 3 de cada 10 madrynenses está pagando sus impuestos municipales.