Política
Gaspar y Gaitán, esos opositores discretosPor Arturo Haffner (Comodoro Rivadavia - Especial para EES).
A un mes de las elecciones donde definirán su destino, el radical José Gaspar y el dasnevista Ricardo Gaitán no se han mostrado hasta ahora como opositores clásicos; esos que le cuentan las costillas al candidato oficialista que lleva las de ganar. Carlos Linares surfea sobre aguas dóciles en su camino hacia la intendencia protegido por el paraguas de Di Pierro, pero sus principales adversarios también eligieron cómodas estrategias para una campaña en la que resultan demasiado amables y corteses, y dan la sensación de que solamente esperan el pitazo final del 25 de octubre para que se consume el triunfo del caballo del comisario. ¿Será que se conforman con el segundo puesto para seguir ocupando una banca en el Concejo? ¿O ahora comenzará su verdadera campaña, y se atreverán a rascar donde realmente pica?
Dieciocho puntos de ventaja le sacó Carlos Linares (FpV) a su escolta en las PASO del 9 de agosto. Y no se trató de un candidato, sino de los votos en blanco. Sí. Muchos comodorenses prefirieron no votar a nadie que hacerlo por el radical-macrista José Gaspar o el dasnevista Ricardo Gaitán, en los hechos tercero y cuarto, respectivamente.
Linares obtuvo 33.040 votos (40,82%); en blanco hubo 23.743 (22,42%); Gaspar cosechó 10.636 (13,14%); y Gaitán juntó 9.564 votos (11,81%). Claro que estos dos últimos –ambos concejales en ejercicio- levantan el porcentaje al sumar los sufragios de quienes los enfrentaron en la interna y en definitiva les aportaron sus votos para el total. En el caso de Gaspar sumó los del liberal Iván Leske (5.680), y Gaitán los de Fernando Vivas (6.010), que en los últimos días volanteó hacia los receptivos brazos de Linares.
Además, en la general del 25 de octubre estarán como candidatos a intendente el contador César Vicente Herrera (Frente Progresistas de Margarita Stolbizer en Nación y Oscar Petersen en Chubut) y el abogado Carlos Jurich, con su partido vecinal Fuerza Comodorense.
De todos modos, todo los datos indican que –salvo una catástrofe o un cambio sideral de los votantes- Linares ganará cómodo y retendrá para el justicialismo ortodoxo las riendas de un municipio que solo una vez en los últimos 30 años manejó la UCR, con Jorge Aubía en 1999, cuando se montó en la “ola de la Alianza” para vencer a un Néstor Di Pierro cuyo estilo de fin de siglo no era del agrado de la mayoría de sus conciudadanos. Al “Tano”, además, aún no lo había tocado la varita mágica de su tocayo Kirchner.
Si Linares parece tenerla tan segura no es esencialmente por mérito propio, sino por lo que le permiten hacer sus principales adversarios, que se parecen a esos defensores que en vez de anticiparse, o salir a cortar la jugada, retroceden de a poco hasta prácticamente su propia línea de gol. Ahí, solo queda esperar la goleada.
La culpa de los otros
El sentido común indica que por más ganas que le pongan, ni Herrera ni Jurich tienen posibilidades de victoria. Incluso este último (actual integrante del Tribunal de Cuentas Municipal) dice por lo bajo que se conforma con ingresar un par de concejales a partir de diciembre, cuando se produzca el recambio. No sería poco.
En Comodoro rige una Carta Orgánica que establece que el candidato a intendente también va como primer aspirante al Concejo, salvo que expresamente renuncie a tal posibilidad. Por eso tanto Herrera como Jurich podrían ser legisladores municipales por los próximos cuatro años. Como también Gaspar y Gaitán.
Al repasar la cotidianeidad política de la ciudad, no son pocos los que creen que en realidad esa es la meta de los principales opositores de Linares, sobre todo luego del duro golpe que les significó que hasta el voto en blanco los superara.
Gaspar
El candidato radical que lleva en lo más alto de su boleta a Mauricio Macri ocupa cargos legislativos desde 1991, algunas veces como concejal, otras como diputado provincial. Conoce los ardides de la tarea como pocos; distingue claramente lo que dice y lo que no muestra, pero históricamente ha facilitado la aprobación de la inmensa mayoría de los proyectos oficialistas.
En su historia de legislador oportuno está el histórico momento en que se votaba la ley de prórroga con PAE por el yacimiento de Cerro Dragón hasta 2047. Ese día estratégicamente se ausentó del recinto porque lo apremiaba ir al toilette. Por eso no lo expulsaron del partido como sí hizo la UCR con los seis que ese día apoyaron al dasnevismo, pero tampoco rompió lanzas con el oficialismo como hicieron los que abiertamente votaron en contra, como el actual candidato a gobernador de Cambiemos-UCR, Carlos Lorenzo.
Gaspar siempre se preocupó por mantener aceitados vínculos con el oficialismo. Tanto que alguna vez, cuando debió sortear una interna para ser reelecto concejal, hasta contó con el apoyo del ahora candidato al Consejo de la Magistratura, Héctor “Cacho” Carmelino, quien le aportó logística para ir a buscar correligionarios afines a sus domicilios.
Hoy, Gaspar muestra un leve cambio de estrategia –muy poco sofisticado por ahora- y prefiere mostrarse un tanto ingenuo y sorprendido por las condiciones de vida de una parte de los habitantes de su ciudad. Es lo que deja traslucir en sus declaraciones cada vez que visita una asociación vecinal o un club para reunirse con quienes aprovechan para hacer catarsis y le cuentan que carecen de cloacas; o que están cansados de los robos; o que les gustaría que el colectivo pase más cerca de sus domicilios.
Gaspar se infla de indignación y dice que no son condiciones de vida digna para quienes habitan la ciudad más rica de la Patagonia sur. Sin embargo, se ha cuidado religiosamente de apuntar sus dardos en cualquier dirección, menos hacia la figura de Di Pierro o Linares. Si se lo apura un poco solo recordará que “el clientelismo es una vieja metodología que se encuentra muy arraigada en el peronismo”.
Curiosamente, se mantuvo en estricto silencio cuando se produjeron los meneados allanamientos en viviendas de funcionarios locales influyentes y en dependencias municipales clave, donde la Justicia federal buscó en enero pruebas sobre una supuesta evasión impositiva y blanqueo de dinero que aún es motivo de investigación por parte de un selecto grupo de contadores que la AFIP envió a Comodoro para apuntalar la tarea de la juez Eva Parcio de Seleme. La causa, hay que decirlo, parece dormir el sueño de los justos. Quizá se reactive cuando pasen las elecciones y las vacaciones de verano.
El caso Gaitán
El caso de Ricardo Gaitán tiene puntos en contacto con el de Gaspar, aunque él debe esforzarse por hacer un equilibrio inestable, ya que estuvo en funciones ejecutivas como mano derecha y gestor de un par de intendentes justicialistas, incluyendo la primera etapa del gobierno de Di Pierro.
Su sueño –o quimera- de gobernar Comodoro se truncó por primera vez en 2011, y ahora todo indica que eso volverá a ocurrir por más de una razón, por lo cual podría seguir siendo concejal, aunque a esta altura es difícil saber si levantará en el futuro las banderas del ChuSoTo.
A partir de un reclamo de su entorno más cercano, Gaitán planteó una redefinición de su campaña y de sus contenidos para cumplir un papel más protagónico –lo que podría significar además un aporte real a las chances de Das Neves-.
Gaitán ya puso la cara por el ex gobernador en 2011, con Ricardo Fueyo como compañero de fórmula, para enfrentar a un Di Pierro que entonces había ganado antes del día de la elección. En ese momento, el candidato del kirchnerismo era imbatible, y ahora parece haberle allanado el camino a Linares, pavimentado o no.
Gaitán hizo entonces algo que el dasnevismo no le perdonaría. Aceptó ser secretario de Gobierno de Di Pierro, con la esperanza de llegar a este momento convertido en su sucesor. Subestimó a Linares y un problema de salud lo terminó de sacar del juego. Herido, volvió al dasnevismo para hacer campaña tímidamente en 2013 por Nely Elia Lagoria, su suegra y candidata a diputada nacional en segundo término, detrás de Das Neves.
Llegado 2015 y al no poder convencer a Mariano Arcioni de que se bajara de la precandidatura a vicegobernador para ir por el municipio, Das Neves terminó aceptando lo que decían sus encuestas y le dio el visto bueno a Gaitán, más allá de que ahora tampoco –como en 2011- aceptó sacarse alguna foto con él.
Su apoyo fue contenido porque hasta último momento confió en que podría sellar una alianza con Di Pierro al quedarse éste sin la candidatura a senador que tanto anhelaba por dentro del Frente para la Victoria.
Para colmo de males, hubo uno de los otros tres precandidatos a intendente que no aceptó resignar su aspiración y le dio pelea a Gaitán en la interna. Alentado por los propios hijos de Das Neves y algún operador intestino, Fernando Vivas sacó 6.000 votos que no son poca cosa si se compara con los 9.500 de quien será candidato del ChuSoTo.
Además, Vivas fue su principal crítico hasta en los días posteriores al 9 de agosto. Ni Gaspar cuestionó tanto a Gaitán como Vivas, quien finalmente fue coherente y desertó del dasnevismo..
Golpeado en todos los frentes, Gaitán pidió licencia en el Concejo y no asiste a las sesiones. Prefiere recorrer barrios y emitir comunicados de prensa de tono crítico donde manifiesta frecuentes contradicciones, como cuando apunta sus cañones a la SCPL de la cual él mismo fue delegado por el municipio cuando trabajaba para Di Pierro. En este sentido juega a lo Gaspar, alegando pretendida inocencia en problemáticas que lo tuvieron como actor principal en los últimos años. La lógica indicaría que en esta recta final debería acelerar y montar una estrategia diferenciada de Das Neves, ya que si aportará a recortar algo de la monstruosa diferencia que le sacó Buzzi podría aspirar a algo más que una jubilación en el Comcejo.
Gaitán se muestra muy poco enfático a la hora de cuestionar a Linares o a su compañero de fórmula, Juan Pablo Luque, alguien a quien conoce bien del Concejo Deliberante. Tampoco Gaitán dijo mucho sobre la investigación federal que podría haber sido el talón de Aquiles del oficialismo, sobre todo por los nexos que a poco de hurgar iban quedando a la vista. El candidato del ChuSoTo optó en este tiempo por otras prioridades, como criticar las visitas a la ciudad de Karina Rabolini.
Linares, el socio del silencio
Carlos Linares es un político atípico. Propietario de una distribuidora mayorista, todos lo conocieron en Comodoro primero por verlo continuamente en la calle. De trato afable y de principios inflexibles a primera vista, quienes lo tratan aseguran que para él la amistad es una virtud con códigos. Por eso suele vérselo con frecuencia en lugares como el Hospital Regional, visitando a conocidos que no atraviesan un buen momento; o se sabe que apela a sus contactos en la SCPL para pedir frecuentemente un ferétro para familias que no están en condiciones de costearlo.
Aunque es visiblemente poco afecto a los flashes y las cámaras, cuando habla no es de los que se cuidan en lo que dicen. Dio muestras de ello al expresar su dolor por las violentas muertes de Oscar Vargas y Héctor Arismendi, ocurridas el sábado 11 de abril con diferencia de pocas horas. Contó entonces que el día anterior él había estado reunido con el padre del primero y con el segundo de los nombrados.
Linares conoce a muchos jóvenes “en situación de riesgo” porque siempre se preocupó por esa problemática y trató de ayudarlos de una u otra forma, dándoles trabajo en su negocio, en la municipalidad o en el club Huracán, del cual es dirigente y ferviente hincha, tanto que fue de los primeros en vilipendiar a Mario Das Neves cuando éste priorizaba su política de apoyo económico a los equipos del valle. Hoy, sin embargo, su relación personal con Das Neves es mucho mejor de la que mantiene con Buzzi.
Di Pierro lo eligió su compañero de fórmula en 2011 porque confiaba ciegamente en su lealtad, aunque no tanto en sus dotes de conductor. Tanto es así que llevó a Ricardo Gaitán como secretario de Gobierno para que fuera intendente virtual durante sus largas ausencias.
Pero al final Linares se ganó por mérito propio su lugar como sucesor. Es que él debió poner la cara en los momentos más difíciles para el municipio y mostrarse como el perfecto conciliador de los intereses en pugna, soportando incluso las presiones de aquellos que se dicen “dipierristas” de la primera hora y que aún sin ocupar cargos públicos influyen en decisiones que a veces pueden resultar polémicas. Son los que ahora temen por lo que puede pasar con ellos el día que asuma Linares y Di Pierro se radique definitivamente en su casa del Tigre.
A un mes de las elecciones donde definirán su destino, el radical José Gaspar y el dasnevista Ricardo Gaitán no se han mostrado hasta ahora como opositores clásicos; esos que le cuentan las costillas al candidato oficialista que lleva las de ganar. Carlos Linares surfea sobre aguas dóciles en su camino hacia la intendencia protegido por el paraguas de Di Pierro, pero sus principales adversarios también eligieron cómodas estrategias para una campaña en la que resultan demasiado amables y corteses, y dan la sensación de que solamente esperan el pitazo final del 25 de octubre para que se consume el triunfo del caballo del comisario. ¿Será que se conforman con el segundo puesto para seguir ocupando una banca en el Concejo? ¿O ahora comenzará su verdadera campaña, y se atreverán a rascar donde realmente pica?
Dieciocho puntos de ventaja le sacó Carlos Linares (FpV) a su escolta en las PASO del 9 de agosto. Y no se trató de un candidato, sino de los votos en blanco. Sí. Muchos comodorenses prefirieron no votar a nadie que hacerlo por el radical-macrista José Gaspar o el dasnevista Ricardo Gaitán, en los hechos tercero y cuarto, respectivamente.
Linares obtuvo 33.040 votos (40,82%); en blanco hubo 23.743 (22,42%); Gaspar cosechó 10.636 (13,14%); y Gaitán juntó 9.564 votos (11,81%). Claro que estos dos últimos –ambos concejales en ejercicio- levantan el porcentaje al sumar los sufragios de quienes los enfrentaron en la interna y en definitiva les aportaron sus votos para el total. En el caso de Gaspar sumó los del liberal Iván Leske (5.680), y Gaitán los de Fernando Vivas (6.010), que en los últimos días volanteó hacia los receptivos brazos de Linares.
Además, en la general del 25 de octubre estarán como candidatos a intendente el contador César Vicente Herrera (Frente Progresistas de Margarita Stolbizer en Nación y Oscar Petersen en Chubut) y el abogado Carlos Jurich, con su partido vecinal Fuerza Comodorense.
De todos modos, todo los datos indican que –salvo una catástrofe o un cambio sideral de los votantes- Linares ganará cómodo y retendrá para el justicialismo ortodoxo las riendas de un municipio que solo una vez en los últimos 30 años manejó la UCR, con Jorge Aubía en 1999, cuando se montó en la “ola de la Alianza” para vencer a un Néstor Di Pierro cuyo estilo de fin de siglo no era del agrado de la mayoría de sus conciudadanos. Al “Tano”, además, aún no lo había tocado la varita mágica de su tocayo Kirchner.
Si Linares parece tenerla tan segura no es esencialmente por mérito propio, sino por lo que le permiten hacer sus principales adversarios, que se parecen a esos defensores que en vez de anticiparse, o salir a cortar la jugada, retroceden de a poco hasta prácticamente su propia línea de gol. Ahí, solo queda esperar la goleada.
La culpa de los otros
El sentido común indica que por más ganas que le pongan, ni Herrera ni Jurich tienen posibilidades de victoria. Incluso este último (actual integrante del Tribunal de Cuentas Municipal) dice por lo bajo que se conforma con ingresar un par de concejales a partir de diciembre, cuando se produzca el recambio. No sería poco.
En Comodoro rige una Carta Orgánica que establece que el candidato a intendente también va como primer aspirante al Concejo, salvo que expresamente renuncie a tal posibilidad. Por eso tanto Herrera como Jurich podrían ser legisladores municipales por los próximos cuatro años. Como también Gaspar y Gaitán.
Al repasar la cotidianeidad política de la ciudad, no son pocos los que creen que en realidad esa es la meta de los principales opositores de Linares, sobre todo luego del duro golpe que les significó que hasta el voto en blanco los superara.
Gaspar
El candidato radical que lleva en lo más alto de su boleta a Mauricio Macri ocupa cargos legislativos desde 1991, algunas veces como concejal, otras como diputado provincial. Conoce los ardides de la tarea como pocos; distingue claramente lo que dice y lo que no muestra, pero históricamente ha facilitado la aprobación de la inmensa mayoría de los proyectos oficialistas.
En su historia de legislador oportuno está el histórico momento en que se votaba la ley de prórroga con PAE por el yacimiento de Cerro Dragón hasta 2047. Ese día estratégicamente se ausentó del recinto porque lo apremiaba ir al toilette. Por eso no lo expulsaron del partido como sí hizo la UCR con los seis que ese día apoyaron al dasnevismo, pero tampoco rompió lanzas con el oficialismo como hicieron los que abiertamente votaron en contra, como el actual candidato a gobernador de Cambiemos-UCR, Carlos Lorenzo.
Gaspar siempre se preocupó por mantener aceitados vínculos con el oficialismo. Tanto que alguna vez, cuando debió sortear una interna para ser reelecto concejal, hasta contó con el apoyo del ahora candidato al Consejo de la Magistratura, Héctor “Cacho” Carmelino, quien le aportó logística para ir a buscar correligionarios afines a sus domicilios.
Hoy, Gaspar muestra un leve cambio de estrategia –muy poco sofisticado por ahora- y prefiere mostrarse un tanto ingenuo y sorprendido por las condiciones de vida de una parte de los habitantes de su ciudad. Es lo que deja traslucir en sus declaraciones cada vez que visita una asociación vecinal o un club para reunirse con quienes aprovechan para hacer catarsis y le cuentan que carecen de cloacas; o que están cansados de los robos; o que les gustaría que el colectivo pase más cerca de sus domicilios.
Gaspar se infla de indignación y dice que no son condiciones de vida digna para quienes habitan la ciudad más rica de la Patagonia sur. Sin embargo, se ha cuidado religiosamente de apuntar sus dardos en cualquier dirección, menos hacia la figura de Di Pierro o Linares. Si se lo apura un poco solo recordará que “el clientelismo es una vieja metodología que se encuentra muy arraigada en el peronismo”.
Curiosamente, se mantuvo en estricto silencio cuando se produjeron los meneados allanamientos en viviendas de funcionarios locales influyentes y en dependencias municipales clave, donde la Justicia federal buscó en enero pruebas sobre una supuesta evasión impositiva y blanqueo de dinero que aún es motivo de investigación por parte de un selecto grupo de contadores que la AFIP envió a Comodoro para apuntalar la tarea de la juez Eva Parcio de Seleme. La causa, hay que decirlo, parece dormir el sueño de los justos. Quizá se reactive cuando pasen las elecciones y las vacaciones de verano.
El caso Gaitán
El caso de Ricardo Gaitán tiene puntos en contacto con el de Gaspar, aunque él debe esforzarse por hacer un equilibrio inestable, ya que estuvo en funciones ejecutivas como mano derecha y gestor de un par de intendentes justicialistas, incluyendo la primera etapa del gobierno de Di Pierro.
Su sueño –o quimera- de gobernar Comodoro se truncó por primera vez en 2011, y ahora todo indica que eso volverá a ocurrir por más de una razón, por lo cual podría seguir siendo concejal, aunque a esta altura es difícil saber si levantará en el futuro las banderas del ChuSoTo.
A partir de un reclamo de su entorno más cercano, Gaitán planteó una redefinición de su campaña y de sus contenidos para cumplir un papel más protagónico –lo que podría significar además un aporte real a las chances de Das Neves-.
Gaitán ya puso la cara por el ex gobernador en 2011, con Ricardo Fueyo como compañero de fórmula, para enfrentar a un Di Pierro que entonces había ganado antes del día de la elección. En ese momento, el candidato del kirchnerismo era imbatible, y ahora parece haberle allanado el camino a Linares, pavimentado o no.
Gaitán hizo entonces algo que el dasnevismo no le perdonaría. Aceptó ser secretario de Gobierno de Di Pierro, con la esperanza de llegar a este momento convertido en su sucesor. Subestimó a Linares y un problema de salud lo terminó de sacar del juego. Herido, volvió al dasnevismo para hacer campaña tímidamente en 2013 por Nely Elia Lagoria, su suegra y candidata a diputada nacional en segundo término, detrás de Das Neves.
Llegado 2015 y al no poder convencer a Mariano Arcioni de que se bajara de la precandidatura a vicegobernador para ir por el municipio, Das Neves terminó aceptando lo que decían sus encuestas y le dio el visto bueno a Gaitán, más allá de que ahora tampoco –como en 2011- aceptó sacarse alguna foto con él.
Su apoyo fue contenido porque hasta último momento confió en que podría sellar una alianza con Di Pierro al quedarse éste sin la candidatura a senador que tanto anhelaba por dentro del Frente para la Victoria.
Para colmo de males, hubo uno de los otros tres precandidatos a intendente que no aceptó resignar su aspiración y le dio pelea a Gaitán en la interna. Alentado por los propios hijos de Das Neves y algún operador intestino, Fernando Vivas sacó 6.000 votos que no son poca cosa si se compara con los 9.500 de quien será candidato del ChuSoTo.
Además, Vivas fue su principal crítico hasta en los días posteriores al 9 de agosto. Ni Gaspar cuestionó tanto a Gaitán como Vivas, quien finalmente fue coherente y desertó del dasnevismo..
Golpeado en todos los frentes, Gaitán pidió licencia en el Concejo y no asiste a las sesiones. Prefiere recorrer barrios y emitir comunicados de prensa de tono crítico donde manifiesta frecuentes contradicciones, como cuando apunta sus cañones a la SCPL de la cual él mismo fue delegado por el municipio cuando trabajaba para Di Pierro. En este sentido juega a lo Gaspar, alegando pretendida inocencia en problemáticas que lo tuvieron como actor principal en los últimos años. La lógica indicaría que en esta recta final debería acelerar y montar una estrategia diferenciada de Das Neves, ya que si aportará a recortar algo de la monstruosa diferencia que le sacó Buzzi podría aspirar a algo más que una jubilación en el Comcejo.
Gaitán se muestra muy poco enfático a la hora de cuestionar a Linares o a su compañero de fórmula, Juan Pablo Luque, alguien a quien conoce bien del Concejo Deliberante. Tampoco Gaitán dijo mucho sobre la investigación federal que podría haber sido el talón de Aquiles del oficialismo, sobre todo por los nexos que a poco de hurgar iban quedando a la vista. El candidato del ChuSoTo optó en este tiempo por otras prioridades, como criticar las visitas a la ciudad de Karina Rabolini.
Linares, el socio del silencio
Carlos Linares es un político atípico. Propietario de una distribuidora mayorista, todos lo conocieron en Comodoro primero por verlo continuamente en la calle. De trato afable y de principios inflexibles a primera vista, quienes lo tratan aseguran que para él la amistad es una virtud con códigos. Por eso suele vérselo con frecuencia en lugares como el Hospital Regional, visitando a conocidos que no atraviesan un buen momento; o se sabe que apela a sus contactos en la SCPL para pedir frecuentemente un ferétro para familias que no están en condiciones de costearlo.
Aunque es visiblemente poco afecto a los flashes y las cámaras, cuando habla no es de los que se cuidan en lo que dicen. Dio muestras de ello al expresar su dolor por las violentas muertes de Oscar Vargas y Héctor Arismendi, ocurridas el sábado 11 de abril con diferencia de pocas horas. Contó entonces que el día anterior él había estado reunido con el padre del primero y con el segundo de los nombrados.
Linares conoce a muchos jóvenes “en situación de riesgo” porque siempre se preocupó por esa problemática y trató de ayudarlos de una u otra forma, dándoles trabajo en su negocio, en la municipalidad o en el club Huracán, del cual es dirigente y ferviente hincha, tanto que fue de los primeros en vilipendiar a Mario Das Neves cuando éste priorizaba su política de apoyo económico a los equipos del valle. Hoy, sin embargo, su relación personal con Das Neves es mucho mejor de la que mantiene con Buzzi.
Di Pierro lo eligió su compañero de fórmula en 2011 porque confiaba ciegamente en su lealtad, aunque no tanto en sus dotes de conductor. Tanto es así que llevó a Ricardo Gaitán como secretario de Gobierno para que fuera intendente virtual durante sus largas ausencias.
Pero al final Linares se ganó por mérito propio su lugar como sucesor. Es que él debió poner la cara en los momentos más difíciles para el municipio y mostrarse como el perfecto conciliador de los intereses en pugna, soportando incluso las presiones de aquellos que se dicen “dipierristas” de la primera hora y que aún sin ocupar cargos públicos influyen en decisiones que a veces pueden resultar polémicas. Son los que ahora temen por lo que puede pasar con ellos el día que asuma Linares y Di Pierro se radique definitivamente en su casa del Tigre.